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Juegos de poder

Coraje por desaprovechar tan buenas oportunidades

Leo Zuckermann

Excelsior

Hay un aspecto que francamente me desespera de nuestro país: desaprovechar tantas oportunidades que se nos presentan. En este caso, económicas.

La pandemia de covid-19 afectó a muchas empresas estadunidenses que no recibieron sus insumos o productos debido a la lejanía de sus fábricas en países orientales, en particular China. Esto, desde luego, por el confinamiento que obligó al cierre de muchas ciudades y puertos. Perdieron mucho dinero y, con toda razón, prometieron que no les volvería a suceder algo igual.

Fue entonces que se hizo más atractivo el llamado nearshoring, es decir, la producción cerca de los mercados de consumo. De pronto, México se convirtió en un lugar más rentable para poner fábricas gracias a su cercanía con Estados Unidos. Y es que, efectivamente, Ciudad Juárez está más próxima a ese país que Shanghái.

Esto explica por qué actualmente hay una enorme demanda por terrenos industriales en la frontera norte de México. El problema, como me han dicho algunos empresarios, es que hay tierra, pero carecen de los servicios básicos necesarios, en particular electricidad, un insumo ineludible. Ahí, pues, una alta demanda para poner empresas en México frente a una escasa oferta de servicios básicos.

Añádase a esta maravillosa oportunidad que trajo la pandemia (algo bueno tenía que haber dejado el maldito bicho) el creciente enfrentamiento de Estados Unidos, la potencia establecida, con China, la potencia emergente. Estos dos países, que hoy dominan en la economía mundial, cada vez traen más pleito, tal y como el historiador Tucídides predijo hace siglos, es decir, cuando hay una potencia hegemónica en declive y otra en ascenso.

Recordemos que el expresidente Trump les impuso aranceles a los productos chinos como una manera de proteger a la industria estadunidense. Su sucesor, Joe Biden, los sostuvo, lo que demuestra que el enfrentamiento entre las potencias no es una cosa partidista en Estados Unidos. En realidad, existe un consenso político acerca de que ese país tiene que desafiar económica y tecnológicamente a China.

Un ganador de esta pugna podría ser, sin duda, México. A nuestro país se le abren inmensas oportunidades de ganar participación de mercado en la manufactura de exportaciones hacia su principal socio comercial.

En su pasada visita a México, el secretario de Estado, Antony Blinken, invitó al vecino del sur a participar en un plan cuyo objetivo es desarrollar las industrias de semiconductores y electromovilidad de la región de Norteamérica. Estamos hablando de tecnologías de punta que serán apoyadas con miles de millones de dólares por parte del gobierno estadunidense.

Son grandes oportunidades que México está desperdiciando. Si ya las estuviéramos aprovechado, la economía no estaría estancada, sino creciendo al 4% anual, tal y como prometió el presidente López Obrador en su última campaña. Pero no, los mexicanos estamos papando moscas o, peor aún, discutiendo nimiedades.

En los últimos días, el Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco) publicó su Índice de Competitividad Internacional 2022, donde se compara esta variable en las principales 43 economías del mundo.

Resulta que México aparece en el vergonzoso lugar 37. Estamos muy lejos de los países nórdicos, que acaparan los primeros sitios. Pero también de nuestros dos socios comerciales de América del Norte. Chile y Perú están mejor que nosotros. La buena noticia es que Brasil y Argentina están por debajo, digo, por si se quiere ver el lado positivo de este estudio.

Reviso el reporte del Índice y veo los problemas recurrentes de hace muchos años. Nuestro pésimo Estado de derecho, por ejemplo. Lo mal que seguimos en educación. La creciente violencia que tanto afecta al aparato económico. La persistencia de la maldita corrupción. La excesiva dependencia que tenemos de Estados Unidos para nuestras exportaciones.

Han pasado gobiernos priistas, panistas y ahora morenistas y ahí siguen los mismos problemas que nos impiden mejorar la competitividad del país. Este sexenio, incluso, hemos empeorado. La realidad es que la llamada Cuarta Transformación ha sido un fracaso para la economía nacional. Una economía estancada que no crece porque estamos desperdiciando oportunidades de oro. Qué coraje.

De naturaleza política

Constitución en riesgo… ¡otra vez!

Enrique Aranda

Excelsior

Monreal podría estarse jugando su permanencia en la coordinación de la bancada lopezobradorista.

A José Luis y Juan Carlos Romero Hicks, amigos, un abrazo.

No será éste de manera alguna un día fácil ni sin consecuencias en el futuro del anticonstitucional proceso de militarización de México impulsado por el fallido gobierno de Andrés Manuel López Obrador ni, menos aún, para los integrantes de la Cámara alta, que deberán resolver el “galimatías legislativo” generado por la traición manifiesta del priismo a compromisos signados en el marco de la alianza Va por México, con el exclusivo propósito de salvar a su impresentable dirigente, Alejandro A(m)lito Moreno, de pisar la cárcel…

En las próximas horas en efecto, los 75 senadores morenos y sus cómplices del PT y PVEM, así como un número aún indeterminado de sus pares del Revolucionario Institucional (PRI) intentarán sacar adelante la ampliación hasta 2029 de la presencia y participación de las Fuerzas Armadas en tareas de seguridad pública reservadas a civiles al tiempo que, en la contraparte, el autodenominado Bloque de Contención, integrado por militantes de PAN, PRD, MC y del Grupo Plural, más media docena de tricolores renuentes a plegarse a los acuerdos signados por su dirigencia con Bucareli –Miguel Ángel Osorio Chong, Claudia Ruiz Massieu y Sylvana Beltrones, entre otros– harán lo propio para contener tal despropósito…

Aceptemos entonces que no será la de hoy una sesión fácil para nadie en la sede del Senado y, menos, para el titular de la Junta de Coordinación Política (Jucopo) Ricardo Monreal quien, como en su momento dijimos aquí mismo, podría estarse jugando su permanencia en la coordinación de la bancada lopezobradorista, su militancia en el partido del gobierno y su añeja relación con el inquilino de Palacio e, incluso, su incuestionable decisión de contender por la Presidencia en 2024… siempre y cuando ello, como ha mencionado en forma reiterada, no le obligue a dejar de lado sus particulares convicciones y compromiso al asumir como legislador…

Ni un día fácil éste, pues, ni intrascendente de cara al incierto futuro del país, lo que deberá ocurrir durante el mismo. Cerremos filas…

ASTERISCOS

* Otra vez, con objeto de hacer realidad el sueño de avanzar hacia una integración en la cadena de suministros de la industria farmacéutica de México y Estados Unidos, la Amelaf, que lideran Luis Verduzco y Juan de Villafranca, reiteraron la disposición de laboratorios nacionales a aportar al cumplimiento de los acuerdos bilaterales de alto nivel signados entre ambos países…

* Más pronto de lo que muchos pudieran pensar, los gobiernos de la capital neoleonesa, Monterrey, y de Nuevo Laredo, Tamaulipas, podrían cancelar de forma unilateral contratos de recolección y tratamiento de basura que tienen con VEOLIA, dado obvio incumplimiento de los mismos. El problema social en ambas localidades se agrava al paso de las horas…

* Con la participación de los titulares de la Función Pública, Roberto Salcedo, de Bienestar, Ariadna Montiel, el subsecretario de Hacienda Juan Pablo de Botton y de los cuestionados Luisa María Alcalde y Jorge Alcocer, Zoé Robledo instaló la Junta de Gobierno del IMSS-Bienestar que, se sabe, ampliará la prestación de servicios a no derechohabientes…

¿A causa de qué avanza la ultraderecha?

José Steinsleger

La Jornada

Uno. Doble y simultánea conmoción. La primera, perturbadora: el fallido atentado contra la vida de Cristina Fernández de Kirchner (CFK). La segunda, esperanzadora: el inicio del quinto año de la Cuarta Transformación (4T), liderada por AMLO. Hechos que guardan vasos comunicantes.

Dos. ¿Realidades distintas y distantes? Ni tanto. Junto con Lula da Silva, Luis Arce, Gustavo Petro, Francia Márquez, Rafael Correa, Nicolás Maduro, Xiomara Castro, Miguel Díaz-Canel, AMLO y CFK comparten enemigos intercambiables y comunes (leáse: enemigos de la democracia, y empecinados en imponer el caos en América Latina).

Tres. Todos y cada uno de los líderes referidos han atravesado o atraviesan procesos políticos de alta complejidad e incierto decurso. Sin embargo, la voluntad política de sus pueblos ordena la marcha. ¿En cuál dirección? No adelantarse a la síntesis. Valoremos, por ahora, la atinada observación del economista Alfredo Serrano Mancilla, quien propone priorizar el riesgo-pañal por sobre el riesgo-país (leáse: el derecho a la vida).

Cuatro. Qué cosa… En años de celebración del bicentenario de nuestra independencia, 70 por ciento de los habitantes de AL y el Caribe desearían tener el derecho a la vida del restante 30 por ciento. ¿Cómo ha sido posible esto? ¿Y cómo es posible que en un continente con ingentes recursos, 70 por ciento piense en qué comerán sus hijos, y el otro 30 continúe hablando de libertad, democracia, república, garantías individuales, y aquello de que no sólo de pan vive el hombre?

Cinco. Quien hace tal reflexión, vive en la franja social habitada por el referido 30 por ciento. Sin embargo, atento a la crisis terminal de la cultura occidental (EU, Europa, AL y el Caribe), difícilmente otorga mayor credibilidad a poderes ejecutivos cautivos de poderes judiciales hostiles a la justicia, y poderes legislativos pendientes de sus intereses pecuniarios.

Seis. En ese contexto, la agresividad de las clases dominantes obedece a que se han quedado sin proyecto, sin discurso y sin propuestas como las que ellas mismas inventaron, hace más de 200 años (contrato social, división de poderes, tolerancia, etcétera).

Siete. Brevísimo relato anónimo. Un día, la mentira y la verdad decidieron bañarse en el mismo pozo. Poco después, la mentira se vistió con las ropas de la verdad y se fue. Incapaz de vestirse con las ropas de la mentira, la verdad empezó a caminar desnuda, y todos se horrorizaban al verla.

Ocho. ¿”Polarización” sin más? ¿“Discursos de odio sin más? Quizá valga reparar en la opinión de filósofos, sociólogos, politólogos. Pero a nuestro juicio se trata de políticas programadas y muy concretas de embrutecimiento informativo. Políticas que las derechas que se dicen modernas, invisten con las ropas de las viejas mentiras. Contados, muy contados, los políticos que hablan de concentración de la riqueza. Prefieren hablar de la pobreza. Y menos de concentración de los medios. Prefieren hablar de la libertad de expresión.

Nueve. Tomemos en serio las palabras del político neoliberal argentino Ricardo López Murphy, horas antes del atentado contra CFK: O ellos, o nosotros. Así como las comedidas de un analista socialdemócrata de Le Monde Diplomatique, diciendo que el lenguaraz no quiso decir eso. Mira tú… ¿y entonces qué quiso decir?

Diez. Más allá del terrorífico cambio climático que ya empezó, la verdad verdadera radica en algo más terrorífico: el presupuesto militar de Estados Unidos para el año entrante: 850 mil millones de dólares. O bien, en la serenísima declaración de Liz Truss, flamante primera ministra de Gran Bretaña: Estoy lista para apretar el botón nuclear contra Rusia (https://bit.ly/3Ltl9Pv).

Once. Tampoco hay que fingir sorpresa frente a los llamados grupos de odio, calificados de neo (neonazis, neofascistas, neorracistas, etcétera). En enero de 1924, por sus palabras y actos, Hitler fue sentenciado a cinco años de prisión. Pero los puntillosos demócratas burgueses de la República de Weimar (1918-33), lo liberaron nueve meses después. ¿A causa de qué? A causa de ideas democráticas, falazmente entendidas.

Doce. Archisabido: las palabras violentas preceden a la acción. En este sentido, Biden y Truss superan, con creces, a las ultraderechas que en las redes antisociales amenazan de muerte a líderes democráticos y populares. Y el único modo de frenarlas es con leyes que regulen el contenido de los medios.

Trece. Con idéntico lenguaje, sin asco de sí mismos, ejércitos de periodistas profesionales de medios corporativos, degradan la libertad de expresión a mero libertinaje comunicacional. Induciendo, a su vez, a los extremistas que en las redes antisociales potencian sus infundios, con agravios, insultos y amenazas de muerte. Así, las mentiras disfrazadas de verdad, caminan a sus anchas con total impunidad… y pocos se horrorizan.

Confianza o crisis

Luis Linares Zapata

La Jornada

El reconocimiento de críticos y especialistas al buen funcionamiento gubernamental desemboca, con regularidad, en la generación de aceptable clima de confianza ciudadana. Pero no siempre es tan abarcante este fenómeno, eminentemente político. Tal vez su caracterización debía ser sociopolítico. Aunque, con mayor particularidad se trate de un asunto político-financiero. ¿Confianza de quién o de quiénes y para cuál motivo? Por esta vía de razonamiento se plantean numerosas escalas de confianza. Y en igual número de situaciones se originan puntos sobre los cuales se radica ese mismo sentimiento que, muchas veces, pretende ser primordial. No importa que, con la misma regularidad anterior, se presuma que lo resienten sólo algunos cuantos: en particular los inversionistas. Se puede, el clima de confianza, hacer más extenso y abarcar, no sólo el terreno de las inversiones, sino afectar ángulos trascendentes, como la gobernabilidad. Pero puede ampliarse un tanto más la confianza (o desconfianza) hasta tocar aspectos tan sensibles como la sobrevivencia colectiva. Puede, incluso, situarse ante riesgos inmensos como estabilidad, independencia o la que condiciona los llamados estados fallidos.

Hace unos días, el gobierno alemán nacionalizó tres grandes refinerías pertenecientes a la compañía rusa Rosneft. El canciller germano argumentó urgencias energéticas desatadas a raíz de la guerra ucranio-rusa. Lo cierto es que la dependencia alemana de los hidrocarburos rusos (baratos y abundantes) es un tanto más que alarmante. Esa medida se inscribe en la serie de castigos –llamados occidentales– que se han seguido luego de los graves hechos bélicos. Tales acuerdos punitivos fueron diseñados por Estados Unidos y la Unión Europea (y otras naciones) contra Rusia. Se trata de afectar su economía hasta el punto de imposibilitar la agresión emprendida contra Ucrania. Las refinerías no son cualquier bien industrial. Son enormes y valiosos conglomerados que procesan crudo ruso para la economía alemana. Tan crucial medida ha pasado por completo desapercibida para la crítica mundial. Nadie se ha metido a predicar la casi obligada deriva en el desaliento e incremento de la desconfianza que se instalaría en los centros inversionistas. Tal parece que una intervención de este tipo, siempre catalogado de arbitrario, contra la empresa y el capital, ocurriera en el más profundo vacío. ¿Qué ha pasado con las inversiones, locales o extranjeras en Alemania? ¿Se ha caído la bolsa de valores local? ¿Se han devaluado las acciones de empresas germanas en esas bolsas? ¿Acaso expertos visualizan alguna crisis mayor o generalizada? ¿Se rebajó la calificación de la economía? Nada de esto ha sucedido. Ni siquiera se ha sabido de un reclamo de los afectados. ¿Estarán cambiando los criterios que hacen sonar las alarmas de cuidados, de pánico o de prevenciones ocasionales? Tampoco ha sido el caso. Algo verdaderamente extraño ha sucedido entonces. Por mucho menos valor expropiado en Cuba se implantó un bloqueo y se expidieron leyes aplicables extraterritorialmente.

Acostumbrados como estamos, en este país y alrededores, a llamar la atención y desatar una polifonía de opiniones ante cualquier medida que pueda afectar, aunque sea de manera tangencial o leve a las inversiones, ya habría un sonoro concierto de críticas y ejemplaridades extendidas. Pero, se repite: nada de eso siguió a la violenta decisión germana. Parece, entonces, que las reglas para medir la confianza se aplican de manera discrecional y selectiva. Se excluye de los avatares críticos a las economías de países avanzados. Para ellos se siguen pautas distintas.

Capitulemos entonces algunos de los episodios que han afectado recientemente a la confianza en México. Con mayor precisión a cualquier acción o simple rumor de factibles reveses en esa etérea zona de credibilidad, de buen comportamiento y seguridades. Casi de manera inmediata se topa de frente, con la alebrestada posición del grupo difusor nacional, sean éstos comentaristas, apoyados por los llamados especialistas o, con similar intensidad y frecuencia, los mismos medios de comunicación. Son estos estamentos los que originan opiniones de alarma y lanzan consignas de desventuras por ocurrir. Son ellos los que insisten en la baja de confianza, en los daños a los inversionistas, en la pérdida de inversiones futuras. Y, con inusitado espíritu crítico, lanzan las consignas de distanciarse del camino o la ruta optada. ¡Se va por el camino equivocado!, se clama con totalizadora solvencia. Son, qué duda, esta clase de alharacas las que inhiben apoyos de buena parte del capital local, extremadamente temeroso. El inversionista externo, por lo regular, sigue reglas diferentes y tampoco huye con similar facilidad.

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