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Arsenal

“En pausa” el diálogo del gobierno con la oposición

Francisco Garfias

Excelsior

Con las mismas palabras que el Presidente utilizó para definir el estado de las relaciones diplomáticas con España, el diputado del PAN, Santiago Creel, definió la situación del diálogo del gobierno federal con la oposición. “Está pausado”, nos dijo.

El panista no tiene información sobre las razones que llevaron a AMLO a dar marcha atrás en la instrucción que el 4 de diciembre le dio al titular de Gobernación, Adán Augusto López: “Escuchar a todos y no actuar con cerrazón.”

Parecía un cambio radical de postura. El abandono de la política de polarización y su substitución por una estrategia incluyente.  El titular de la Segob se reunió con Creel seis días después de recibir la instrucción.

Para el 12 de diciembre, Adán Augusto ya estaba sentado con el jefe nacional del PAN, Marko Cortés; la secretaria general del partido, Cecilia Patrón Laviada y los coordinadores azules en ambas cámaras: el senador Julen Rementería y el diputado Jorge Romero.

Se acordaron mesas de diálogo sobre economía, la reforma eléctrica y una fecha tentativa: el 19 de enero.  

El PAN puso sobre la mesa otros temas: inseguridad, desabasto de medicamentos, polarización, órganos autónomos y creación de empleos.

Pero el nuevo amanecer no llegó. Volvieron las descalificaciones en la mañanera. El sectarismo, la cerrazón, lo blanco y lo negro. Lo de siempre con este régimen.   

“De nuestra parte hay disposición, pero cada vez lo estamos viendo más lejano, porque no hay ánimo realmente del gobierno de sentarse a dialogar. Es increíble que después de más de tres años, el Presidente no haya dialogado con los partidos de oposición y que todavía insista en mantener una pausa de esa naturaleza. “Si la van a mantener hasta el próximo gobierno, que se despreocupen. El próximo gobierno va a ser nuestro y lo primero que haríamos es abrir el diálogo con toda la sociedad”.

Creel ha pedido reunirse con el secretario de Gobernación. Lo ha buscado, pero no ha vuelto a tener contacto.  

“No quiero anticipar vísperas. Mi obligación es favorecer el diálogo por todas las vías, independientemente del tiempo que ha transcurrido y de otro tipo de agravios. Creo que ellos también deben dejar de lado los agravios y dar prioridad a algo que es necesario”, dijo.

* Nos pusimos en contacto con el diputado migrante Raúl Torres Guerrero, quien ha estado en comunicación con mexicanos que están en Ucrania desde que empezaron los bombardeos, y con sus familiares.

Nos cuenta sobre los problemas que ha detectado desde el jueves pasado, a las 5:50 hora local, cuando inició la invasión Rusa a ese país. “Ucrania no tiene la doble nacionalidad. No puedes salir si no tienes pasaporte mexicano. Es un problema para los casados con ucranianos. Más si tienes hijos  

“Los cónyuges no pueden salir del país. No pueden ser evacuados. Si tienes a tu esposo o esposa no la vas a dejar. A los varones los están llamado a tomar las armas. Tampoco los dejan salir. Hay casos de esposos e hijos mayores de 18 años. Pueden ser mexicanos de nacimiento, pero los buscan para la defensa del país.

“También hay problemas con los menores de edad. Por la pandemia, muchos no fueron a solicitar pasaporte mexicano para sus hijos. Es un lío.

“Está el caso de dos mujeres. Una de Chihuahua, la otra de Nayarit. No podían salir porque sus pequeños no tenían los papeles. Lo que hicimos fue hablar con la embajada para que emitieran actas de nacimiento en calidad de urgente.

“Una vez que las tienes puedes sacar el pasaporte mexicano y salir de Ucrania. Eso se hizo en cuestión de ocho horas”, aseguró. El diputado llegó por parte del PAN. Eso no fue obstáculo para que reconociera que ha tenido un “muy buen flujo de comunicación” con la cancillería y con la embajada mexicana en aquel país. En especial con el Instituto de los Mexicanos en el Exterior. A manera de remate, el diputado hace un llamado a los gobernadores y a la jefa de Gobierno de la CDMX para que apoyen como puedan a sus residentes en Ucrania.

* El Consejo Técnico de la Facultad de Derecho de la UNAM cesó definitivamente a Eduardo López Betancourt como presidente del Tribunal Universitario, luego de que un juez lo vinculara a proceso por acoso sexual agravado a María de Lourdes Ojeda, alumna de posgrado.

La UNAM aclara que como medida cautelar y sin desconocer el principio de presunción de inocencia de López Betancourt, así como la salvaguarda física y sicológica de la alumna, acordó también la suspensión provisional del profesor.

Nudo gordiano

¿La tercera militar o la primera ciberguerra mundial?

Yuriria Sierra

Excelsior

“En el corazón de la crisis de Ucrania yace una pregunta fundamental sobre la naturaleza de la historia y la humanidad: ¿es posible el cambio? ¿Pueden los humanos cambiar la forma en que se comportan o la historia se repite sin cesar, con humanos condenados a siempre recrear tragedias sin cambiar nada excepto la decoración?”, es una de las reflexiones de Yuval Noah Harari en su último texto en Economist. Publicado ya en medio de la tensión Rusia-Ucrania. Su lectura hoy subraya esta pregunta. El mundo acomoda su paso tras dos años en el que la emergencia sanitaria nos recordó las múltiples vulnerabilidades que compartimos, pero a ciertos personajes, estos meses no fueron, sino el pretexto para la confirmación de rutas y estrategias.

No se puede ser demasiado optimista. Al momento en que estás líneas toman forma, en la ONU se discuten las posibilidades para resolver el conflicto; pero allá, al este de Ucrania, cientos de personas buscan mantenerse a salvo. El futuro, finalmente, está en manos de un líder que ha sido testigo de varios acontecimientos históricos, el asunto es que no es el primer personaje de este calibre. ¿Hemos aprendido algo? ¿Seguimos siendo esa especie que siempre va detrás de la repetición?

Tal vez no, pero es posible que, si bien este conflicto no escalará en una Tercera Guerra Mundial, sí puede convertirse en la primera que se lucha en el entorno digital. Rusia se preparó como nunca para dar el paso que dio en el territorio de Ucrania, sabe también que esta guerra le generaría sanciones económicas, pero de igual forma conoce, como sus enemigos, el ciberespacio. La historia de ese país habla del conocimiento que tienen en las estructuras de espionaje, en la era digital no son la excepción, por algo el asunto pendiente con Donald Trump y la injerencia en la elección. Rusia, a pesar de lucir tan lejano al ritmo de Occidente, le apuesta a su presente y futuro en sus términos. La vacuna Sputnik V se desarrolló no entre ignorancia, sabían lo que hacían y lo hicieron en tiempo récord.

Tal vez no hemos aprendido del todo al pasado, pero sí nos hemos adaptado a los tiempos.

“La tecnología, la economía y la cultura cambian. El auge de las armas cibernéticas, las economías impulsadas por la Inteligencia Artificial y las nuevas culturas militaristas, podrían dar lugar a una nueva era de guerra, peor que cualquier cosa que hayamos visto antes. Para disfrutar de la paz, necesitamos que casi todos tomen buenas decisiones. Por el contrario, la mala elección de un solo bando puede conducir a la guerra…”, escribe también Harari.

“A pesar de la historia, a pesar de la pobreza y los obstáculos aparentemente insuperables, los ucranianos establecieron una democracia. En Ucrania, a diferencia de Rusia y Bielorrusia, los candidatos de posición reemplazaron repetidamente a los titulares. Cuando se enfrentaron a la amenaza de la autocracia en 2004 y 2013, los ucranianos se rebelaron dos veces para defender su libertad. Su democracia es algo nuevo. Así es la nueva paz…”, porque justo, a pesar del paso del tiempo, el futuro sigue estando en manos de quienes tengan el poder de elección.

No supe

Fabrizio Mejía Madrid

La Jornada

El ex presidente Felipe Calderón dice que no se enteró de que su secretario de seguridad pública trabajaba para el narcotráfico, a pesar de que mandó encarcelar a quien se lo advirtió. Ahora, su esposa dice que ignora que Calderón presionó, mediante el entonces secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont, al magistrado de la Suprema Corte para que sus familiares quedaran impunes por la muerte de los 49 niños en el incendio de la guardería ABC. En muchos sentidos, el calderonato es el sexenio de la amnesia, la ignorancia, y el secreto. Por una decisión de la orwelliana transparencia, no podremos saber de los muertos de su guerra interna hasta 2024. Hay estimaciones que llegan a 300 mil y un número de desaparecidos cercano a 45 mil. Los desplazados podrían sumar hasta 2 millones. Ahí duerme ese secreto. En cuanto a la ignorancia, ésta fue usada como una táctica política para justificar que militares y policías federales se lanzaran a una matanza que trascendió el propio sexenio. Se le dijo a la población que la estrategia de guerra era por el aumento de la violencia en el país. Como sabemos ahora, antes del 2007 la tendencia de homicidios había bajado 20 por ciento y los delitos eran los de la desigualdad: asalto, robos, secuestros. De hecho, desde 2009, Calderón debió retractarse de su estrategia militar porque ese año hubo una ejecución cada hora. Pero usó su propia ignorancia y evasión para insistir. Los medios corporativos mostraron colgados, decapitados, narco-mantas. Luego, presentaron a los narcos, esposados, todos con camisas Polo. García Luna, Luis Cárdenas Palomino, Facundo Rosas, eran presentados como super policías con centros de inteligencia, muchas computadoras, helicópteros artillados, y sonrisas que, en esos años, parecían de satisfacción por el deber cumplido.

Otra justificación fue que las organizaciones criminales querían sustituir al Estado, pero lo que vimos fue que, más bien, eran un brazo armado del narconegocio, subordinadas a presidentes municipales, jefes de la policía, y algunos gobernadores. De hecho, eran el eslabón más débil de la cadena de la ilegalidad. Luego, vino la amnesia: ocultar que casi nueve de cada 10 capos presentados a los medios de comunicación salieron libres. Que la táctica de descabezar a los supuestos cárteles –esas organizaciones casi autónomas del poder político y financiero– trajo consigo lo que el sociólogo Froylán Enciso ha analizado: la estrategia de militarización y choque frontal, al hacer más riesgoso el negocio, hace que el propio mercado desplace del escenario a los menos dispuestos a enfrentar tales operativos. Quedan los más temerarios, los amantes del riesgo y los más violentos. Se trata de olvidar, entonces, que la violencia aumentó. Ahora podemos verificar que los decomisos, masacres, y detenciones siguieron el juego de un secretario de seguridad pública, Genaro García Luna, que era parte del negocio.

De todo esto, Calderón no supo. Le cabe plenamente la definición de ignorancia estratégica que usa Linsay McGoey: acciones que fabrican y explotan lo no conocido para no ser responsables de sus actos y utilizan la ignorancia como una ofensiva para justificar planes a futuro. Calderón aprovechó el no ser electo democráticamente, para no responderle a la ciudadanía –jamás propuso en campaña una guerra–, no sólo por toda una generación que creció en su guerra, sino también por las consecuencias de ésta en las siguientes generaciones. Se ha dicho que Calderón desató esa guerra porque con ella buscaba legitimarse, pero creo que funciona justo al revés: por no tener legitimidad en las urnas podía hacer una guerra que nadie le había exigido.

Su ignorancia actual es para no enfrentar la cárcel y se conoce como el mandato del avestruz o ceguera voluntaria, según los tribunales británicos. Fue en 1861 cuando obtuvo fama como término legal. Se trataba de un particular que fue arrestado por poseer armas propiedad de la Corona. La defensa del abogado parecía infranqueable: no hay alguien que pueda demostrar que el particular sabía que esas armas eran del Estado británico. El juez instruyó al jurado que deliberara si el acusado se abstuvo intencionalmente de adquirir ese conocimiento. En ese caso, la ceguera voluntaria podría ser un delito criminal. Cuando alguien sabe lo que debe ignorar para no ser responsable, la ley exige demostrar si el acusado tenía o no las posibilidades a su alcance de informarse de que sus acciones eran criminales. En el caso de Calderón, su propio comisionado de la policía federal, Javier Herrera Valles, le mandó dos cartas asegurando que García Luna era narcotraficante. Seis meses después, lo metieron a la cárcel. De igual forma, el magistrado de la Suprema Corte ha relatado, desde hace una década, que el entonces presidente Calderón envió a su secretario de Gobernación para no imputarle un delito de homicidio contra los 49 niños quemados y asfixiados en la guardería propiedad de una prima de la entonces primera dama. No hay forma de alegar aquí ceguera voluntaria, sino lo que en Estados Unidos se conoce como ignorancia temeraria, es decir, la de todos esos funcionarios, dueños de compañías eléctricas (como Enron), fondos de inversión (como Madoff), y hasta calificadoras financieras (Merrill Lynch), que escogen no mirar las señales de alerta sobre los crímenes que están cometiendo subordinados. En muchos de estos casos, por supuesto que no existe una orden por escrito del dueño de la empresa para que sus empleados cometan delitos, sino que se trata de una atmósfera de ignorancia temeraria, secrecía y amnesia que siempre protege de la responsabilidad a los de más arriba.

La ignorancia estratégica se ha hecho común entre los que persisten en opinar que la guerra de Calderón fue una política válida. A pesar de sus resultados casi opuestos a lo que se supone que buscaban –reducir la violencia y la inseguridad–, hay todavía quienes piden mano dura y balazos más que abrazos. Su ignorancia es no haber sufrido ninguna muerte, desaparición, masacre en su entorno. Son los que siguen fantaseando en que, para que ellos vivan, los demás merecen morir.

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