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POR: ROMINA VALLADARES CEJA

LA CREDIBILIDAD, ¿RESISTENCIA, A LA RESISTENCIA CIVIL EN CAMPECHE?

El inicio de un nuevo año identifica en la gran mayoría de los seres humanos, de contar por lo menos, con la esperanza de una nueva oportunidad y posibilidades hacia mejores caminos y acciones.
La historia lleva consigo siempre, un aprendizaje que en muchas ocasiones pretende ser ignorado por conveniencia o convicción, pero ninguna de ellas, podrá desaparecerla o hacer que sea olvidada.

Y es precisamente el querer ignorar que los mexicanos queremos tranquilidad y paz social en el país y en el Estado, luego de dos años de sufrir una problemática de salud por Covid 19, muerte, desempleo, inseguridad, corrupción y por si fuera poco, tras haber vivido un proceso electoral sangriento que dividió al país.

Pero todo indica que la historia política de la entidad y los sucesos que la identifican, no han legado aprendizaje y el 2022 inicia con un movimiento político, que pretende ser identificado como social, pero que le contradice un incipiente apoyo de la gente desde su arranque: la Resistencia Civil, auto justificada con 10 puntos que demandan ser atendidos y encabezada, a la vista, por Álvaro Omar Chiquini Cú y que revela a todas luces, que busca afectar a la administración de la gobernadora Layda Sansores Sanromán.

El mensaje es claro: combatir con la misma estrategia : A una Resistencia Civil, otra con el mismo nombre.
Una “sopa de su propio chocolate” pues.

Pero hay diferencias entre ambos movimientos imposibles de ignorar.
El encabezado por Sansores Sanromán hace más de 20 años defendía un triunfo electoral arrebatado, con miles de seguidores que hoy la siguen respaldando y la llevaron al poder, mientras que la protesta actual no cuaja ante los campechanos ni en veracidad, ni en confiabilidad, aducen que el personaje convocante cuenta con un historial político ampliamente conocido y otros más deducen que el movimiento genera la desconfianza de que hay una “mano que mueve la cuna”, ( que beneficia a varios, por supuesto, acuartelados tras un mismo escudo), pero que la realidad advertida por los campechanos es que el objetivo y en el que se tiene la mira puesta indiscutiblemente, es el proceso electoral del 2024 y la sucesión presidencial.

Layda Sansores, una mujer que desde hace muchos años, sabía que el camino hacia la máxima magistratura del Estado, no sería fácil y que sería aún más difícil, por todos los intereses que afectaría al asumir el poder como lo hizo desde septiembre pasado, tras un proceso, no menos complicado y de todos conocido, pero que a la vez, sería un nuevo comienzo para una serie de ataques y piedras en el camino, promovido por los grupos que ser verían afectados en lo que más les duele: el poder y su economía.

La actual “resistencia civil”cuenta apenas con no más de 10 o 15 participantes en un plantón instalado desde el primer día del año en los bajos del Palacio de Gobierno, en la capital campechana, se realiza en pleno respeto al ejercicio de libre expresión y manifestación que Constitucionalmente corresponde a todo mexicano.
Un movimiento que en 10 puntos manifiesta, entre otros temas, el rechazo a que foráneos ocupen cargos dentro de la administración estatal, (a quienes por cierto, equivocadamente llaman “extranjeros”), ademas que exigen freno a los despidos injustificados, nepotismo y tráfico de influencias., entre otros temas.

Hay que ser claros con la ciudadanía: en Campeche no existe alguna ley que se violente por la contratación de personas oriundas de otro estado de la República para desempeñarse en la administración pública estatal, que, dicho sea de paso, son nacidos en México y no en otro país, por lo que llamarles “extranjeros” es totalmente erróneo.

En efecto, se han dado cambios en la administración, pues es normal, comprensible y legal que cada equipo llegue con su gente de confianza, la propia Gobernadora, como lo han realizado otros gobernantes, requiere colaboradores que le garanticen eficacia, resultados y lealtad hacia las acciones que aplicará en su programa de gobierno.
Tampoco ha sido un secreto que las administraciones estatales y municipales se han identificado por estar conformadas con integrantes de los mismos apellidos de siempre, las mismas familias involucradas con sus cotos de poder e incondicionales saltando de un sexenio o trienio tras otro. No se trata de inventar el hilo negro ni señalar como existente algo que siempre ha sido. De nueva cuenta la credibilidad se cuestiona y se explica el incipiente respaldo ciudadano al movimiento.

Todos y cada uno de los ex mandatarios han hecho lo propio, despedido gente, realizado cambios en las estructuras de la burocracia campechana y hoy parece que el olvido hace presa de algunos., pero también es importante considerar que quizá empleados de menor nivel escalafonario se ha visto perjudicado, pero aquí la pregunta: ¿y dónde está su líder sindical para defender sus derechos?, porque en la “resistencia civil” del 2022, no los vemos.
Es ahí donde la credibilidad hacia el movimiento tambalea, se identifica exprofeso para determinado fin o causa, entonces, carece de congruencia y ello explica la falta de respaldo de la sociedad, inclusive, de a quienes presuntamente defiende, porque tampoco se ve a algún trabajador despedido ahí protestando.

Si bien es cierto que vamos hacia los primeros cuatro meses dela actual administración estatal, pero es de todos sabido que el cierre de año, el proceso de entrega recepción y el ajuste de todo requiere de tiempo, esperando un verdadero arranque con el inicio de éste año, cuando seguramente se dará solución a los temas de la agenda laboral y sindical pendientes. Inclusive, la propia Gobernadora Sansores Sanromán desmintió la versión del despido y afectación de 640 trabajadores que laboraban en Secretarias que desaparecen o se fusionan como parte de la nueva estructura gubernamental que entró en vigor el 1 de enero pasado. Versiones contrarias buscan provocar confusión y división entre los campechanos.
Cierto que el tema de liquidaciones y finiquitos debe ser resuelto con prontitud, porque los ingresos de las familias demandan urgencia, pero también es importante hablarle a la gente, explicarle, dar la cara, porque en esa falta de comunicación surge el oportunismo político que busca denostar, dividir y destruir.

Layda Sansores San Román apenas inicia una administración de 6 años. Es una estructura física e ideológica nueva, que rompe mucho de lo vivido en el Estado en décadas anteriores y este proceso, no será fácil, pero requiere de tiempo y la propia gobernadora ha manifestado su compromiso por atender cada uno de los puntos en la agenda ciudadana.
Hay que darle tiempo, dejarla trabajar y pensar más en que Campeche requiere de trabajo y voluntades, no de más engaños y mucho menos de cobardes que se esconden en el anonimato.

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