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Francisco Javier Vázquez Burgos

La política tributaria y distributiva de México, inentendible amasijo

La reforma fiscal de México es inadecuada, inoperante y no nos referimos a ella de esta manera por los dos puntos que actualmente se discuten y aprobaron en la Cámara de Diputados para luego ser analizados en el Senado, eso sería lo menos malo de esta ley; el tema de incluir a los jóvenes en el control tributario y la disminución de los montos de las donaciones a las organizaciones civiles que se puede deducir, es trágico, muestra a un presidente con carácter dictatorial, controlador, ineficiente en materia económica, que pudiera estar preparando al país para permanecer al frente por seis años más, y a unos panistas y priístas desesperados por oponerse a todo sin mayor argumento teórico, con discursos sin beneficio al grueso de la población, y hasta dejan ver lo que dice AMLO, que defienden el pillaje en que incurren los filántropos, que realmente donan para evadir impuestos, prácticas comunes en el pasado, hechos que hay que erradicar; lo verdaderamente malo, terrible de la reforma fiscal, de las leyes fiscales que se aprobaron y lo inadecuado de ellas en los últimos 70 años, a partir del 54, año en que México dejó de crecer al mismo ritmo o de manera superior a su crecimiento poblacional, es que no cumplen con su objetivo, con su función de estabilizar, generar empleo, frenar la inflación, todo lo que deben de evitar las leyes tributarias ocurre en México y de eso no se dijo nada en la tribuna, lo que demuestra que tenemos diputados con cacahuates en el cerebro, pero los que perdieron salen a decir que no hubo debate, yo les diría que no tuvieron propuesta, y los que ganaron celebran algo que creo ni siquiera entienden y peor vemos a mexicanos, a una masa contenta de que la controlen, mientras que le arrojen, eso sí, migajas, apoyos que no fomentan desarrollo ni crecimiento.
El problema es que las leyes fiscales de México no corresponden a la realidad ni a los cambios que vivimos, para formular las leyes que referimos se estudian las necesidades del gobierno para atender la demanda de obras y servicios, se sacan cuentas de cuanto necesitan y se van por ese camino, pero no se considera que esos recursos tributarios provienen de los procesos económicos de las empresas del país, y no toman en cuenta la situación que se vive, no se estudian ni se adecuan esos impuestos a la realidad complicada que enfrentan las empresas; es decir se aprueban leyes sin considerar la macroeconomía, microeconomía, ni las conductas financieras del resto del mundo, ni atendiendo al análisis económico sino que se antepone a todo el tema ideológico, se trata de darle rostro a una política tributaria, fiscal, de acuerdo a la inclinación del modelo económico que se abrace por la administración en turno, con todas sus corruptelas, sin sentidos, ineficiencias que puedan traer como la que nos ocupa, y como las que se han aprobado desde el año 55 en México en que la economía de México empezó a decaer, por ineficiencia y corrupción, entre otras razones.
Una buena política fiscal dicen los especialistas es aquella que configura el presupuesto, el gasto público, los impuestos, de tal suerte que los puede hacer variar de acuerdo a las necesidades del mercado y las necesidades sociales para asegurar una estabilidad económica, previendo los cambios que puede sufrir la economía por los ciclos, procurando que los ciclos de crecimiento se prolonguen, que haya inversión, que haya empleo, que no haya o se minimice la inflación, considerando los cambios que puede sufrir el empleo, la producción, los precios, entre otros indicadores económicos, pero en las leyes mexicanas no tenemos conocimiento de que esto se considere a la hora de aprobar las normas que rigen lo fiscal y la distribución del recurso, se atienen más a lo ideológico, lo técnico económico no existe y lo ético no lo conocen.
Aunque por la premura del tiempo para abordar el tema no logré ubicar en que cultura o civilización surgen los impuestos, unos mencionan la china, Mesopotamia y egipcia, otros a los romanos y los griegos, me parece que fueron los ingleses que le dan forma y crean la teoría, de manera seria, pero en esos años, cinco mil años atrás, con algunas de las culturas mencionadas y unos poco más de 220 años con los ingleses, se dice que eran abusivas, absurdas, nos parece que no han cambiado las razones que dan forma a las leyes fiscales mexicanas, las tomaron del pasado en las impusieron en el México moderno, sin atender a las características y condiciones de nuestra cultura y entorno.
Se discutió y se aprobó una política fiscal que es una amasijo, que no tiene rumbo, que no estimula la inversión, el empleo, que no combate la inflación, y es que considerando la situación económica que vive el mundo y México, de crisis, lo que se recomienda, lo que dice la teoría de políticas fiscales es que se debe de implementar una política fiscal expansiva, y para ello se recomienda aumentar el gasto público, aumentar la producción y reducir el desempleo, algo que no se contempla; se sugiere igual bajar los impuestos, con lo que se persigue para que la gente tenga más dinero, lo que se espera genere un mayor consumo, una mayor inversión, con esto se mantienen la planta productiva, se cuidan los empleos. No vemos en esta ley que se discute, ni en las últimas 70 pasadas un sentido técnico, lo que prevaleció fue el carácter ideológico y la pillería, leyes a modo para favorecer a los sectores amigos.
El problema es que pronto la nación será improductiva, no tiene ahorros, las inversiones en la bolsa mexicana de valores se están yendo, el desempleo aumenta, la inflación es galopante, no se está estimulando la producción, y aquí está lo grave, si una nación no produce, no genera riqueza, y si no hay riqueza no habrá a quien cobrarle impuestos, es decir vendrá un quiebre fiscal para México, el presidente lo sabe, lo que está haciendo el presidente con esa idea de incluir a todos los jóvenes como causantes es prever que al desaparecer las grandes empresas y no haber causantes, los impuestos los obtendrá de los salarios de sobrevivencia que se pagan en México, con lo que se confirma que estamos caminando a ser una Cuba o una Venezuela, un país igualitario, pero en la pobreza y el atraso.
Si pensábamos que con la corrupción del PRI y la doble moral del PAN dirigiendo México no podíamos estar peor, hoy con la simulación de morena vemos que estábamos equivocados y que sí podemos estar mucho peor. Al tiempo.

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