Los monólogos de la Martina y las rimas del tal Nico

Nicolás Canto González

Agosto, mes de extrema violencia en Campeche; 12 asesinados. Todo un récord plusmarquista. Algo nunca visto en los más de 90 años de gobiernos priístas.

Esto ocurre en el epílogo de los sexenios compartidos y cómplices del todavía líder nacional del P.R.I. y diputado federal plurinominal Alito, alias Alejandro Moreno Cárdenas, y de su delfín y mozo de estoques, Carlos Miguel Aysa González.

A lo largo de 6 años, después de las frustradas y muy polémicas maquetas de Alito, que fueron el gran distractor para entretener a Juan Pueblo y acallar su grito de ¡al ladrón, al ladrón!, el tema de la seguridad en Campeche fue, o al menos intentó ser, el argumento justificante de la gobernanza de Alito y Aysa en Campeche.

Hoy, las estadísticas (oficiales) nos hablan de la falsedad del mito que a lo largo de 6 años se nos intentó vender a los campechanos en los ¿gobiernos? de Alito y Aysa en torno al delicado y doloroso tema de la inseguridad, el que más le pega a la gente, al hombre y mujer infortunados que han sufrido la pérdida de un hijo, de una madre, de un padre, de un hermano, de cualquier otro familiar; de un ser querido, de un amigo.

Y es que nada bueno ni fecundo puede construirse en ningún lado, en ninguna parte del mundo, desde la inseguridad.

Y en Campeche, a 3 días y horas de que concluyan los 6 años de Alito y Ayslito, la terca realidad indica que la inseguridad empieza a hacernos su presa.

Van mis rimas. Sarcásticas … pero también desesperadas.

Esta es la pura verdad
Y son cifras oficiales
Muy poca … seguridad
Y funcionarios venales

Ya se va con mucha prisa
A sólo unas cuantas lunas
El casi ex gober Aysa
Protegiendo sus fortunas
Dejando en el pavimento
Un titipuchal de muertos

Pero sigue repitiendo
Y hasta exclamando, ¡os lo juro!
Desde luego que mintiendo
Que Campeche es muy seguro

Y que aparece Juan Pueblo
Y mi compadre pichetas
Pa’ decir con gran ingenio
Y con enorme verdad
Que el renglón seguridad
Muy junto de las maquetas
Fue el gran cuento del sexenio

Y que también fue un gran mito
Embustes del interino
Que no supo a lo que vino
Tan solo que “se rayó”
Y que sólo obedeció
Las instrucciones de Alito