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Juegos de poder

¿Para qué la revocación de mandato?

Leo Zuckermann

En diversas ocasiones he dicho que no me disgusta la figura de la revocación de mandato…si se hiciera bien. ¿A qué me refiero?

Primero que nada, que no fuera una simulación o un mero ejercicio de vanidad presidencial. Que sirva para lo que está diseñada, es decir, sacar del poder a un Presidente impopular que ha cometido muchos errores en su gestión.

Lo que esto significaría es que la oposición recabara las firmas para solicitar la consulta popular de revocación de mandato, no el partido en el gobierno, como está sucediendo en esta ocasión.

Surrealismo puro y duro que Morena convoque a esta consulta, lo cual demuestra que no estamos hablando de un ejercicio real, sino de un capricho presidencial para comprobar lo popular que es López Obrador. Si su acuerdo estuviera por debajo del 50%, no estaríamos viendo a Morena presentando las firmas para la convocatoria de esta práctica de democracia directa.

Además, la ley reglamentaria es una basura que no permite que los partidos hagan campaña a favor o en contra de la revocación ni al sujeto que estará en la boleta, es decir, el Presidente. Ridículo.

Pero lo que más me molesta es el mecanismo de sucesión en caso que la gente decida que se vaya el Presidente. La persona que terminaría su mandato sería elegida por una mayoría absoluta del Congreso, donde a fuerza tienen que estar presentes, por lo menos, dos terceras partes de los legisladores. Esto le da un poder inmenso a la oposición.

Se iría un Presidente electo en las urnas y quedaría alguien que pudiera lograr el quórum supermayoritario en el Congreso, es decir, un presidentito pequeñito que no podría hacer nada en dos años. Pésima solución.

En este sentido, me gusta cómo hacen la revocación del mandato en el estado de California. Le preguntan al electorado si quieren que se quede o no el gobernador y, si alguien vota que no, debe responder una segunda pregunta de quién debe reemplazarlo. Sí, que se vaya Fulanito, pero que llegue Perenganito, también elegido por los votantes.

Aquí en México, por el momento, eso no nos importa porque todo el mundo sabe que AMLO va a ganar la revocación de mandato. Tiene la popularidad suficiente para hacerlo. Por eso no pelamos las reglas de sucesión que son malísimas. El Presidente no se va a ir en esta ocasión. ¿Y en sexenios futuros? ¿De verdad queremos que se quede al frente del país un presidentito nombrado por el Congreso?

Esta revocación de mandato, a la mexicana, no me gusta. No le conviene al país. Pero sí a AMLO.

En primer lugar, representa una estupenda oportunidad para seguir haciendo campaña, que es lo que más le gusta al Presidente. Nuevamente tendrá una cita con las urnas y, aunque la ley lo prohíba, aprovechará para hacer campaña a su favor.

La consulta también le está sirviendo para debilitar al Instituto Nacional Electoral (INE). Independientemente del resultado, está atacando a la institución que organiza las elecciones en México. El pretexto es el presupuesto de la consulta y la urgencia de un programa de austeridad en el INE. Con números truqueados, el Ejecutivo ha presentado un posible plan para recortar gastos en el instituto. Yo no dudo que haya grasa que cortar en el INE. Pero tampoco como para encontrar tres mil 800 millones de pesos, que es lo que se requiere para una elección de revocación de mandato hecha y derecha, como lo manda la ley.

El propósito es muy claro: desde el púlpito presidencial pegarle al INE con el fin de ir mermando su credibilidad como árbitro electoral. Echarle la culpa de la baja participación que habrá en la revocación del mandato y presionarlos, todos los días, rumbo a las elecciones de 2022, 2023 y, sobre todo, de 2024. Mejor llegar a la sucesión presidencial con un INE postrado, incapaz de enfrentarse al poder presidencial y Morena que, para entonces, tendrá más de 20 de las 32 gubernaturas del país.

Sumemos otra gran utilidad para AMLO de la revocación de mandato: que quede el precedente. Si la oposición gana la Presidencia en 2024, desde el día uno del próximo gobierno el lopezobradorismo presionará para quitar a dicha persona en la revocación de mandato. Desde su rancho, AMLO lo justificará diciendo que él sí se jugó el puesto en las urnas. Incluso podría influir para que haya revocación de mandato de un Presidente que salga de Morena, pero que, una vez en el poder, se distancie del propio López Obrador.

Sí, a AMLO le conviene la revocación del mandato por muchas razones. Al país, tal y como está diseñado este esperpento institucional, no.

¿Quién quiere la consulta de revocación de mandato?

Max Cortázar

Excelsior

En democracia, todo mecanismo que involucre la participación directa de la ciudadanía debe ser bienvenido… siempre que el ejercicio contribuya a definiciones mayores, donde la toma de decisiones por parte de las autoridades o los marcos normativos que dan orden y sentido a la dinámica social se apeguen a la voluntad de la mayoría. Es decir, estos mecanismos se encuentran diseñados para velar por el interés superior de la pluralidad o dar cauce a la voluntad popular cuando el sistema de partidos se niega a escucharla en la resolución de temas sensibles; mas no están concebidos para salvaguardar objetivos políticos superficiales de un partido sobre el resto.

La experiencia internacional muestra el valor democrático de los mecanismos participativos si tienen razón de ser. Gracias a ellos, ciudades, estados o naciones han podido resolver controversias profundas en temas que suelen dividir a sus ciudadanos a lo largo del tiempo, como puede ser desde la regulación de drogas y la legalización del aborto, hasta reformas de gran calado a los regímenes fiscales e incluso poner a consulta la misma independencia política frente a un poder central. No sólo eso, naciones como Chile definieron en las urnas su dilema entre la continuidad de un gobierno totalitario o la transición a la democracia. Ni cómo olvidar aquel ejercicio participativo de 1988 que marcó la caída del dictador Augusto Pinochet, tras 16 años de mantenerse, a partir de las armas y la represión, en el poder.

Ése es el peso de los temas al que nos referimos cuando se tiene legitimidad probada para convocar a la ciudadanía a las urnas, fuera del calendario electoral ordinario al que obliga el marco constitucional. Por eso la consulta de revocación de mandato resulta un contrasentido a esta experiencia global, así como al contexto político y social mexicano. Resulta un contrasentido al correr una serie de inconsistencias por distintas avenidas; a continuación detallo algunas de ellas.

Primero, se podrá estar a favor o ser opositor del titular del Ejecutivo federal y de las políticas públicas que su administración impulsa, sin embargo, una abrumadora mayoría ciudadana está completamente en contra de que un presidente no concluya el periodo de gobierno para el que fue electo por la vía del sufragio. Justamente esta amplia base de consenso social ha permitido que, a partir de la transición democrática conquistada por los mexicanos en el año 2000 e incluso durante el régimen de partido dominante posrevolucionario, exista plena certeza de la estabilidad política por áspero que sea el debate público.

Segundo, el resultado de la consulta para la revocación de mandato no resolverá ninguna línea de conflicto social adicional. Al estar fuera de duda la continuidad del Presidente en su encargo y no estar atado el voto a definición alguna de política pública, lo único que puede esperarse es una mayor polarización al haber una campaña nacional que, además, se cruza con seis contiendas para renovar gubernaturas. Todo indica que, entre otros efectos como el debilitamiento de la autoridad electoral de cara al 2024, Morena busca con la consulta el distraer la profunda fragmentación que viven sus estructuras, por la inconformidad con la selección de candidaturas que ha despertado entre sus militantes y simpatizantes.

Tercero, en el contexto de una pandemia que no termina por ceder sus graves impactos negativos en la salud de la población y la economía de los hogares, es por demás inquietante que Morena y el gobierno federal insistan en destinar más de tres mil millones de pesos en desarrollar una consulta que —como ya se dijo— no lleva a lado alguno, en lugar de destinarlo a la compra de vacunas contra covid-19 para la población infantil o la reactivación económica.

Además, en la extendida crisis sanitaria, cuyo principal protocolo recomienda evitar el mayor número de interacciones personales posible, puede ser considerada una irresponsabilidad que Morena obligue al Instituto Nacional Electoral a la movilización de más de cinco mil supervisores electorales y personal técnico para visitar a doce millones de ciudadanos en todo el país, a fin de conseguir los 800 mil funcionarios de casilla que se necesitan en la instrumentación de la consulta. Ante la magnitud de los costos, riesgos y falta de materia, ¿quién quiere la consulta?

Astillero

Baraja diplomática grupal // Ex gobernadores PRI en pago // Segmento específico 4T // Otros, equipo de Ebrard

Julio Hernández López

De 16 propuestas de nombramientos diplomáticos que ayer anunció la Secretaría de Relaciones Exteriores, dos tienen abierto tufo a pago de favores electorales (Claudia Pavlovich y Carlos Miguel Aysa), seis corresponden a personajes de abierta relación con la llamada Cuarta Transformación (Laura Esquivel, Pedro Salmerón, Leopoldo de Gyves, Guillermo Zamora, Eduardo Villegas y Alfonso Suárez del Real), cinco forman o han formado parte del equipo operativo de Marcelo Ebrard Casaubón (Amparo Anguiano, Pablo Monroy Conesa, Marcos Moreno, Victoria Romero y Carolina Zaragoza) y tres son embajadores en funciones que pasarían a nuevas sedes (Bruno Figueroa, Norma Pensado y Carlos Peñafiel).

Las invitaciones más discordantes corresponden a Claudia Pavlovich (consulado en Barcelona) y Carlos Miguel Aysa González (embajada en República Dominicana), quienes acaban de dejar las gubernaturas de Sonora y Campeche, respectivamente, bajo constantes acusaciones de haber negociado cargos a futuro a cambio de dinamitar las opciones de relevo desde su propio partido, el Revolucionario Institucional (PRI) en ambos casos, y de otras organizaciones, para dar vía libre a los abanderados morenistas, Alfonso Durazo en la primera entidad mencionada y Layda Sansores en la segunda.

En particular, este par de propuestas suma agresiones a la esperanza de que no se utilizarían más las embajadas y consulados para cubrir adeudos políticos y que no se enviaría ahí a personas con cartas de presentación nulas, si no es que adversas.

Nada sustenta o justifica esos nombramientos, más que el uso maniobrero de los respectivos poderes estatales contra Ernesto Gándara, apodado El Borrego, aspirante de Va por México en la entidad norteña y, en la sureña, contra Christian Castro Bello, priísta y sobrino del líder nacional tricolor, Alejandro Moreno (quien ayer amenazó de nuevo con expulsar de su agrupación a quienes acepten cargos de la 4T sin pedir permiso al partido), y, además, contra Eliseo Fernández Montúfar, de Movimiento Ciudadano, quien quedó a casi seis mil votos de Sansores.

En cuanto a los personajes cercanos a la autodenominada Cuarta Transformación hay perfiles con adecuada presencia cultural, como Esquivel, autora de novelas memorables, a quien seguramente recibirán con beneplácito como embajadora en Brasil, y Suárez del Real (enlace de México en Estrasburgo), quien ha ocupado cargos administrativos relacionados con la cultura.

Además, activistas como De Gyves (fundador de la Coalición Obrero, Campesina, Estudiantil del Istmo, Cocei, a la embajada en Venezuela), el historiador Salmerón (a la embajada en Panamá, a quien su nueva colocación en el escaparate provocó el inmediato reavivamiento de acusaciones de mujeres en su contra). Villegas (embajada de primer nivel, en la Federación de Rusia), por su parte, ha sido coordinador de Memoria Histórica y Cultural de México, cuyo consejo asesor preside Beatriz Gutiérrez Müller. Y Guillermo Zamora (embajada en Nicaragua), periodista de larga trayectoria, siempre definido a favor de causas progresistas.

Las propuestas correspondientes al equipo operativo del canciller, con independencia de su pertenencia o no al Servicio Exterior Mexicano, muestran un sentido de identidad política que agrega puntos rumbo a 2024. Ha de mencionarse que las propuestas no cuentan aún con el beneplácito de los países de adscripción: ya se han presentado las solicitudes, señaló el boletín de prensa correspondiente.

Lo usual es que los nombramientos se anuncien cuando ya se tiene el beneplácito de esos países de adscripción. Recuérdese que Quirino Ordaz, otro priísta sumamente amable en elecciones ganadas por Morena, éstas en Sinaloa, no ha recibido el beneplácito de España, en una morosidad que pareciera mostrar incomodidad con el perfil del embajador propuesto y los modos de darlo a conocer.

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