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AMLO, un príncipe maquiavélico

Elisur Arteaga Nava

Proceso

Dice Maquiavelo que quienes en el pasado se han opuesto a un príncipe, esperando, por ello, ser castigados y, en cambio, reciben un premio, por razón de esa deferencia son más fieles que aquellos que siempre lo han acompañado y servido.

AMLO es un ente político. Lo es en un ciento por ciento. No más. Vive para hacer política: dominar, ejercer el poder, mandar y ser obedecido, hacerse temer sin retirar la mano de “amistad”; es paciente: sabe jugar, no tiene prisa. Los fracasos le enseñaron a esperar; en la espera llegó a conocer a sus adversarios y, sobre todo, a sus aliados y “amigos”.

No le interesan la música, la literatura, la buena comida o, en general, las artes. Al parecer le gusta la historia, la de México, la de los escritores tradicionales: don Gregorio Torres Quintero; la que ve en el pasado exclusivamente buenos y malos. No hay otra. No conoce la Historia moderna de México que dirigió don Daniel Cosío Villegas. Desprecia, por ensalzar a los que él considera antihéroes, la obra de Lucas Alamán.

Su concepto del futuro son los programas políticos y económicos que en dos etapas del pasado concibieron Lázaro Cárdenas y Adolfo López Mateos. Los considera válidos. Para él las circunstancias no han cambiado.

Contrariamente a lo que pudieran desear sus adversarios y, por qué no reconocerlo, sus muchos enemigos, no es frívolo ni dado a las mujeres o al alcohol. En esas actividades se pierde mucho tiempo, energía y salud.

Entre los griegos se desconfiaba de los abstemios, y con razón: les sobra tiempo para estar maquinando cosas malas y algunas buenas; son dados a “innovar”, en el sentido de cambiar la naturaleza y forma de lo público. Según sus palabras, no le importa el dinero. Para desgracia de muchos, es austero; se conforma con un vivir discreto. Estoy hablando de él, no de los que lo rodean o rodearon.

Conoce las reglas de la política. Sabe sumar. Cuando es necesario restar, quienes son preferidos de su entorno no han mostrado un resentimiento radical. Saben que pueden ser reciclados en cualquier momento.

Inventa encuestas y datos. Para cooptar a alguien le dice: “Las encuestas te favorecen en el distrito donde vives. Quiero que seas diputado y que sirvas a la Patria, a México, a mi proyecto”. Ese es un gran halago.

Dice Maquiavelo que quienes en el pasado se han opuesto a un príncipe, esperando, por ello, ser castigados y, en cambio, reciben un premio, por razón de esa deferencia son más fieles que aquellos que siempre lo han acompañado y servido.

A algunos políticos priistas, en activo o en receso, los ha reciclado. Aunque tengan cola que les pisen, no se quedarán sin chamba. Algunos de ellos, esperando ser procesados por sus malos manejos, se han encontrado con que el señor les está

tendiendo la mano y con posiciones nada despreciables. AMLO, con esta maniobra, está dejando sin líderes a esa parte de la “oposición”.

Los priistas, para el proceso electoral de 2024, consideran que tienen dos opciones válidas que presentar como candidatos a sus socios de la coalición: Alfredo del Mazo Maza, actual gobernador del Estado de México; y Enrique de la Madrid, hijo del expresidente Miguel de la Madrid, “El Pequeño”.

Se hacen falsas ilusiones: Del Mazo, en el momento oportuno, para no quedar sin chamba o enjuiciado, aceptará ser parte de un enroque: al dejar el gobierno del estado, aceptará asumir la Secretaría de Educación Pública a cambio de permitir que llegue a la gubernatura de su entidad la profesora Delfina Gómez Álvarez. Pudiera aceptar otra posición. El PRI, con esa maniobra, perdería a su mejor candidato y al mayor reducto de votos que tiene.

Dice Maquiavelo: Cuando hay un bien cierto y un mal incierto, más vale optar por lo seguro. Él y los morenistas de nuevo cuño: Quirino Ordaz Coppel y Antonio Echaverría García, sabiendo que las organizaciones políticas que los llevaron a ocupar una posición de poder no están en posibilidad de ofrecerles otra que les sea interesante, han optado por lo seguro.

Enrique de la Madrid Cordero se conformará con una embajada. Dados sus antecedentes familiares y méritos propios, no puede aspirar a más. Así, llegado el momento, el PRI no tendrá candidatos; apoyará al que resulte de las negociaciones que haga con los otros miembros de la coalición.

AMLO no es aficionado a los juegos de azar. Ricardo Anaya no lo ha querido entender. Sigue en su infantil postura de plantearle retos. Lo hizo en uno de los debates. Lo sigue haciendo. Pretende hacer caer en su juego a alguien que no tiene ludopatía; que no apuesta. Anaya nunca será llamado a subir al tren gubernamental. No lo quieren ni de garrotero. Como dice el dicho: “Ni para eso lo crió el atole”. Sigue siendo “Riqui, riquín, pillín”. Tiene un rictus de amargura en su rostro. No goza el juego de la política. Lo sufre. AMLO, en cambio, para desesperación y desgracia de sus adversarios, lo goza; siempre tiene una sonrisa en su cara. Nunca se le ve tenso o desesperado. Es un gran actor.

El que no sea aficionado al juego no le impide que en mucho de lo que emprende esté de por medio una apuesta. Un ejemplo: sabe que la reforma eléctrica que presentó no será aprobada en sus términos; no importa. Finalmente cederá; se aprobará lo que él quiere: reforzar el papel de la Comisión Federal de Electricidad en el rubro que le interesa.

Trae pleito con las empresas españolas y otras por el trasfondo político y de corrupción que les dio intervención en el rubro eléctrico. Con lo que se apruebe de la reforma energética se cobrará las cuentas que tiene pendientes. No va a abandonar la Presidencia sin haber alcanzado su propósito.

Dice Maquiavelo: a un príncipe no es necesario que crea en una religión, pero es importante que aparente creer; si lo hace por la prevaleciente, mejor. No sé si AMLO sea creyente; me temo que no cree en nada, salvo en el Poder. Juega y utiliza los símbolos de las religiones en su provecho. Para su salud y seguridad dice confiar en la imagen del Sagrado Corazón; asistió a una misa que ofició el Papa en Guanajuato, acciones que reprueba cualquier reformado o evangélico. Acepta que se ore por él y que se le pongan las manos en señal de consagración, conducta que reprueban los católicos. Se presta a ser objeto de una limpia, acción

que rechazan todos los que se dicen cristianos, sin importar el credo. Juega con todas las creencias.

AMLO sabe cuándo prescindir de sus amigos. Los que se apartan, lo hacen en el momento en que él quiere o le conviene. Nadie se va antes. Tampoco después. Los que se han retirado no hablan mal de él. Pudieran ser llamados de nuevo o salir a la luz su “expediente”. Algunos, tal vez, hicieron un juego propio o negocios al amparo del poder. En la actual administración “eso no se vale”.

De naturaleza política

Alienta 4T el “oposicionismo”…

Enrique Aranda

Excelsior

Al igual que otros dictadores, ¡Evo es “ejemplo”!

Un día sí y otro también, la eventualidad de avanzar en la unión de las diferentes fuerzas de oposición —partidos y organizaciones sociales— con miras a dar forma a un frente amplio que permita enfrentar con posibilidades reales de éxito al oficialismo en los procesos electorales por venir, en 2024 de manera especial, consolida avances relevantes al tiempo que, paradójicamente, identifica resistencias y hasta muestras de obvio rechazo.

El que así suceda resulta explicable y lógico. Más cuando, al paso de los días u horas incluso, atestiguamos el cotidiano embate del gobierno de la 4T y de Andrés Manuel López Obrador desde su púlpito mañanero en particular, contra organizaciones, sectores o personajes del ámbito empresarial, cultural, eclesiástico y más recientemente universitario —¡contra la UNAM, en cuyos pasillos y amplios jardines “deambuló” él durante 14 años!—, cuyo “delito” no parece ser otro que no aceptar la propuesta populista-socialista impulsada desde Palacio o, peor, mantener una posición crítica respecto de su, hasta ahora, infructuosa gestión.

Ahí están, a manera de ejemplo, la regresiva reforma eléctrica que, en cuestión de días, será debatida y augura no sólo un “negro y sucio” futuro a México en esta materia —además de altísimos costos para la industria y la población consumidora de energía—, la inexplicada decisión de obligar el registro de los jóvenes de 18 años o más ante el SAT —“para contar con un padrón que permita controlarlos”, a decir de no pocos— o el absurdo de limitar los niveles de deducibilidad de los donativos que pondrá contra las cuerdas, literal, a miles de organizaciones altruistas cuyo única intención es aportar a causas que, por diversas razones, el Estado no puede o no está entre sus políticas atender.

La aprobación por parte de mayorías parlamentarias a nivel federal y estatal, y de sus aliados (de ocasión) en la otrora respetable Suprema Corte, de políticas contrarias a la vida y a la familia, el explícito desprecio a hacer frente a la incontenible escalada de inseguridad y violencia que cotidianamente “tiñe de rojo el territorio” y más, mucho más, abonan a la causa oposicionista aunque, sobra

decir, subsisten quienes desde posiciones de poder —igual en partidos que en organizaciones sindicales, por ejemplo— siguen privilegiando el interés personal o de grupo sobre el bien común que, a la fecha, parece desterrado de México…

ASTERISCOS

* Si bien persiste el jaloneo entre quienes este viernes elegirán a quien encabezará el Instituto Electoral de la Ciudad de México los cinco próximos años, todo apunta a que el explícito aval externado por el mandamás del INE, Lorenzo Córdova, en favor de la candidatura de Patricia Avendaño acabará definiendo el asunto…

* La titular de Gas Natural y Etano de Pemex, Beda Carreto, optó por no comparecer ante la Fiscalía III-4, en Córdova, Veracruz, para responder cargos por negligencia y abuso de funciones que empresarios locales afectados por la entrega del monopolio para surtir gas natural en la zona a Gas del Noroeste que, por cierto, hace lo mismo en La Laguna. La nueva cita es el 13 de noviembre…

Ley dura para empresas vs. ley suave para derechos humanos

Manuel Pérez Rocha Loyo*

La Jornada

En mi entrega pasada escribí que así como sugiere Andrés Manuel López Obrador que hay que sustituir a la OEA, es y seguiré escribiendo sobre la importancia de sustituir al Centro Internacional de Arreglos de Diferencias Relativas a Inversiones (Ciadi) por un mecanismo regional, autónomo del Banco Mundial.

Pese al llamado de cientos de organizaciones a suspender todas las demandas de inversionistas a estados cuando la capacidad de todos los gobiernos debe centrarse en la respuesta a la pandemia (https://bit.ly/3jbtvhC), el Ciadi presume en su último informe que “administró un total de 332 casos en el ejercicio fiscal 2021 […] y que esta constituye la cifra más alta de casos administrados en el Ciadi en un solo ejercicio fiscal” en el que se registró también una cifra récord de 70 casos nuevos (https://bit.ly/3mYqjqU). De éstos, 18 fueron contra países de América Latina y el Caribe, la región con más demanda a escala global.

Son muchas las razones para abandonar al Ciadi. Primero, es un organismo por su naturaleza totalmente sesgado en favor de corporaciones trasnacionales.

En el informe arriba citado el presidente del Banco Mundial, David Malpass, dice que en los casos gestionados por el Ciadi, el objetivo es que las diferencias internacionales en virtud de contratos, leyes y tratados se resuelvan de manera imparcial. Agrega que ofrece servicios de resolución de diferencias sin paralelo a estados e inversionistas.

Son dos mitos. El Ciadi no es imparcial ni ofrece servicios a estados, sino que los manda al banquillo de los acusados. El sistema de disputa inversionista-Estado (mejor conocido como ISDS, por sus siglas en inglés) es un mecanismo de una sola vía, en que el primero puede demandar al segundo, pero no al revés. Como escribí hace años (https://cutt.ly/7RUoOne), es tan absurdamente injusto como

sería jugar futbol en tan sólo mitad de la cancha y sólo un equipo ataca y el otro se defiende.

Es así como empresas sustraen multimillonarias compensaciones por el lucro incesante de inversiones muchas veces ni siquiera hechas (bajo la cláusula de expropiación indirecta). Y menos imparcialidad hay cuando las demandas se dirimen en tribunales secretos bajo total subjetividad y discrecionalidad de tres árbitros privados.

El sistema ISDS institucionaliza el capitalismo depredador de la naturaleza y violador de derechos humanos en el planeta dotado de mecanismos obligatorios de aplicabilidad (ley dura), al tiempo que los regímenes internacionales de derechos humanos se degradan cada vez más al nivel de ley suave sin fuerza vinculante.

Ejemplo de este contraste lo brinda el recién publicado informe de la Caravana sobre los impactos sociales y ambientales de las empresas trasnacionales y el libre comercio en México ( #ToxiTourMéxico), que tuvo lugar en diciembre de 2019, con la participación de organizaciones de personas afectadas en México, integrantes del Parlamento Europeo y Vasco, del Senado de Minnesota, y expertos de muchos países de América Latina, Europa y Estados Unidos (ver reporte de Sayda Chiñaz Cordova, La Jornada Veracruz, 19/10/21). En esta gira se atestiguó cómo empresas eu­ropeas y estadunidenses, apoyadas por sus gobiernos y amparadas por tratados de libre comercio e inversiones, generan conflictos socioambientales con total impunidad (https://bit.ly/3aS504Q).

En el informe del Toxitour se expone cómo en las últimas tres décadas “México se ha convertido en uno de los principales paraísos industriales a escala planetaria (y) uno de los laboratorios más avanzados para el libre comercio y la desregulación. Arguyendo la necesidad de atraer inversiones a toda costa para generar ‘desarrollo’ y empleo, en el marco de acuerdos comerciales como el Tratado de Libre Comercio de América del Norte o el Acuerdo entre la Unión Europea y México, se ha profundizado y sofisticado un proceso de desvío de poder (y) se ha impuesto un régimen en el cual la ley ha permitido la autorregulación ambiental, social y laboral por parte de las empresas trasnacionales (ETN)”. Se documenta cómo “gran parte del territorio mexicano ha sido sometido a una dinámica de densos corredores industriales interconectados, donde han proliferado industrias de alto riesgo, actividades agroindustriales extensivas y operaciones extractivas. Estas áreas coinciden con espacios urbanizados, sin un seguimiento de los impactos sobre la salud de las poblaciones locales, convirtiéndose en lo que V. M. Toledo, ex secretario de Medio Ambiente– denominó infiernos ambientales en un contexto de violentos despojos de territorios de comunidades destruyendo su salud y tejidos sociales, económicos y culturales.

Pero el Ciadi es ciego. Es completamente parcial, pues escucha sólo a las empresas. No hay tribunales internacionales como el Ciadi donde demandar a empresas violadoras de derechos ambientales, como Ibedrola, Aguas de Barcelona, Abengoa y muchas expuestas en el informe del Toxitour.

Es vital lograr la supremacía de los derechos humanos y el cuidado de la naturaleza sobre los derechos de los inversionistas. El camino está en la negociación del Tratado Vinculante de Naciones Unidas sobre Empresas Trasnacionales en Materia de Derechos Humanos (https://bit.ly/3n7BFJ5) y en

sustituir al Ciadi por un organismo regional que eleve los derechos humanos a rango de ley dura.

*Investigador del Institute for Policy Studies de Washington D.C. www.ips-dc.org.

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