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De derechas e izquierdas

La complejidad de las posiciones ideológicas y sus evoluciones obligan a cuestionar la utilidad de la dicotomía derecha-izquierda, especialmente en cuanto a la asociación de las posiciones sobre la economía y justicia social con aquellas sobre los valores, identidades y cultura.

Karolina Gilas | Proceso

México cuenta hoy con un gobierno que se autodenomina de izquierdas y que plantea una narrativa electoral en la clave del enfrentamiento entre la izquierda y la derecha, entre los progresistas y los conservadores, los honestos y los corruptos, aquellos que transforman y aquellos que son reaccionarios. ¿Es realmente así? ¿Qué significa hoy ser de izquierda o ser de derecha?

Históricamente la división del espectro político entre la derecha e izquierda se basaba en las posiciones económicas y de justicia social de los partidos o personas que los sostenían. 

La izquierda pugnaba entonces por una distribución justa de los recursos y oportunidades para todos los miembros de la sociedad, la igualdad de derechos y oportunidades para todos y un papel activo del Estado en la regulación de la economía y la provisión de servicios públicos como educación, salud y seguridad social. 

La derecha, a su vez, defiende el derecho a la propiedad privada y la idea de que los individuos deben ser recompensados por su esfuerzo y éxito, sosteniendo que cada individuo es responsable de su propio bienestar y éxito, y promueve un sistema económico basado en la libre competencia y la mínima intervención estatal.  

En términos de los valores sociales, la izquierda –por definición– se asociaba con las ideas progresistas, mientras que la derecha con las posiciones conservadoras. La izquierda apostaba por la búsqueda del cambio social y político para mejorar las condiciones de vida de las personas y construir una sociedad más justa e inclusiva, mientras que la derecha defendía los valores tradicionales y las instituciones establecidas, como la familia, la religión y la nación. 

Esta manera de organizar o entender el espectro político no ha dejado de ser del todo vigente –los partidos políticos, analistas y ciudadanía la siguen utilizando–, aunque ante los fenómenos recientes resulta ser cada vez menos clara y, quizá, menos útil. ¿Qué ha cambiado? 

En las últimas décadas, especialmente a partir de la caída de la Unión Soviética, se ha dado una convergencia de políticas económicas entre partidos y líderes de izquierda y de derecha: todos se han recorrido hacia posiciones más céntricas. Con ello muchos partidos socialdemócratas y laboristas tradicionalmente asociados con la izquierda han adoptado políticas económicas más centristas, como la promoción del libre comercio, la reducción de la regulación empresarial y la reforma del estado de bienestar (como el Partido Laborista del Reino Unido bajo el liderazgo de Tony Blair o el PSOE, de José Luis Rodríguez Zapatero). 

Al mismo tiempo algunos partidos conservadores y liberales tradicionalmente asociados con la derecha han abrazado políticas que antes se consideraban de izquierda, como la inversión en infraestructura y la intervención estatal para estimular el crecimiento económico (por ejemplo, la CDU de Angela Merkel o el Partido Conservador británico de Boris Johnson).

A la par, han cambiado las preocupaciones y los intereses de los votantes. Los temas como la identidad (con un enfoque creciente en cuestiones como la raza, la etnia, el género, la orientación sexual y la religión), la cultura (con debates sobre temas como la inmigración, la integración, la globalización y el multiculturalismo) y la seguridad han adquirido una mayor importancia en el debate político, llevado a realineamientos políticos en muchos países, con nuevas coaliciones y divisiones que trascienden la dicotomía izquierda-derecha.

Por ejemplo, algunos partidos de izquierda han perdido el apoyo de los votantes de la clase trabajadora que se sienten más atraídos por los llamamientos culturales y de seguridad de los partidos populistas de derecha. Este fenómeno lo experimentó el Partido Socialista francés, perdiendo votantes en favor del Frente Nacional, o el Partido Demócrata estadunidense que ha visto una erosión del apoyo entre los votantes blancos de la clase trabajadora en estados del Medio Oeste que en 2016 votaron por Donald Trump. 

Finalmente, en las últimas décadas han surgido movimientos políticos que desafían la clasificación tradicional de izquierda y derecha, en particular el populismo y el nacionalismo. No es extraño ya encontrar a populistas de izquierda que pueden combinar políticas económicas redistributivas con una retórica antiestablishment (como el partido griego Syriza, liderado por Alexis Tsipras, o Podemos en España), mientras que algunos movimientos populistas de derecha pueden combinar políticas nacionalistas y anti-inmigrantes con críticas al libre comercio y la globalización (es el caso de los republicanos bajo el liderazgo de Trump o el partido húngaro Fidesz de Viktor Orban). 

El nacionalismo de izquierda, a su vez, puede combinarse con políticas económicas proteccionistas y redistributivas (Hugo Chávez en Venezuela y Evo Morales en Bolivia), mientras que el nacionalismo de derecha puede enfatizar la preservación de la identidad cultural y la restricción de la inmigración (Frente Nacional en Francia o el partido Ley y Justicia en Polonia).

Lo que complica aún más la clasificación de estos movimientos en la dicotomía izquierda-derecha es que a menudo combinan elementos de ambas tradiciones ideológicas. Por ejemplo, algunos movimientos populistas y nacionalistas pueden abogar por políticas económicas tradicionalmente asociadas con la izquierda, como el proteccionismo y la redistribución de la riqueza, al mismo tiempo que adoptan posiciones sociales y culturales más conservadoras.

El surgimiento de estos movimientos desafía la noción de que todas las posiciones políticas pueden clasificarse de manera clara y coherente como de izquierda o de derecha. Esto sugiere que la dicotomía tradicional puede no capturar adecuadamente la complejidad del panorama político contemporáneo y que se necesitan nuevas formas de entender y analizar estos movimientos.

La complejidad de las posiciones ideológicas y sus evoluciones recientes obligan a cuestionar la utilidad de la dicotomía derecha-izquierda, especialmente en cuanto a la asociación de las posiciones sobre la economía y justicia social con aquellas sobre los valores, identidades y cultura. 

Existen derechas autoritarias e izquierdas autoritarias, conjugando las posiciones económicas opuestas con el mismo rechazo a las autonomías, diversidades y cambios sociales. También existen derechas e izquierdas democráticas que, aunque se distinguen en las posiciones relativas a la intervención social y visiones de una sociedad justa, reconocen los valores democráticos de la participación política, limitaciones al poder y la pluralidad. 

Ante este galimatías, es cada vez más complejo distinguir las derechas e izquierdas, especialmente si tomamos en cuenta los dos aspectos, el económico y el de valores. En estas situaciones llega a ser, a veces, más sencillo pensar en términos de las exclusiones, preguntándonos ¿qué ideas no corresponden a la visión de la izquierda y de la derecha? 

La derecha no está en favor del progresismo social, del intervencionismo estatal en la economía, del ambientalismo, de la secularización y del relativismo moral, de los procesos de integración, de las acciones afirmativas y políticas de identidad. 

La izquierda ciertamente rechaza el conservadurismo social (los valores tradicionales, las jerarquías sociales establecidas y las instituciones como la familia tradicional, la religión y la nación), el neoliberalismo económico (la desregulación y la reducción de los servicios públicos y las redes de seguridad social, la oposición a las políticas redistributivas y a la intervención del Estado en la economía), el nacionalismo excluyente (políticas de exclusión, discriminación o xenofobia e ideas de superioridad de una nación o grupo étnico sobre otros), el militarismo, el negacionismo del cambio climático.

MOVIMIENTO DE DERECHA EN ALEMANIA

La dicotomía izquierda-derecha, aunque sigue siendo una referencia común, parece haber perdido gran parte de su capacidad para capturar la complejidad del panorama político actual que necesita nuevas formas de entender y nombrar las identidades y proyectos políticos. 

Quizás lo más sensato sea reconocer los límites de las etiquetas y categorías heredadas, y estar abiertos a pensar y dialogar más allá de ellas. También sería conveniente reconocer que los discursos y los proyectos políticos que materializan las personas y los partidos políticos no siempre vienen de la mano y las etiquetas que utilizan no sirven más que para legitimar (o deslegitimar) a las opciones políticas y conseguir los votos. 

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Número cero

Es la estrategia, ¡estúpido!

José Buendía Hegewisch | Excelsior

Al calor del espectáculo, los debates parecen decisivos de las campañas, aunque sea casi imposible contrastar argumentos entre fajadores trenzados en ataques. La idea de que ganan una elección es sobrevalorada, aunque sirven para probar resistencia de los punteros y evitar caídas costosas. Las elecciones se ganan con estrategia, no en los debates. ¿Cuáles son las decisiones clave al cierre de la campaña?

Evidentemente, el foco de atención está en la Presidencia por la lucha entre dos visiones encontradas de país; y en estados en que la oposición, dentro de esa polarización, cree poder arrebatar a Morena bajo el influjo de encuestas que modulan expectativas, muchas veces al mejor postor. Pero también por ser escenario de decisiones importantes para el éxito de la estrategia, como la CDMX y otras plazas con los mayores padrones del país. Si los debates no deciden elecciones, en cambio, son escaparate de sus planes. De rounds memorables apenas se retienen gestos como aquel de López Obrador de cuidar la billetera en 2018 o el “churro” de mota de Chertorivski en la CDMX; pero dejan evaluar objetivos y tácticas del ajedrez de la campaña. Es el caso de la presidencial y de su íntima conexión con la CDMX, como la patria chica de la 4T y primera versión de un gobierno de Sheinbaum. También donde el bloque opositor carga sus baterías para compensar una eventual derrota de Xóchitl y dejar una espina encapsulada en el corazón morenista.

Así las cosas, lo que dejó ver el último debate en la CDMX fue la estrategia de continuidad de Morena y los problemas del plan opositor, como luego enseñaría otro debate, el de la declinación por Xóchitl. El llamado a MC a sumarse a su candidatura como última carta de salvación refleja que su estrategia hace agua porque el voto antimorena no le alcanza para ganar. Y que, lejos de ello, acabó por confrontarlos más.

El objetivo de Clara Brugada es ganar con una oferta de continuidad de la 4T y que, como todo proyecto, se sostiene no sólo en un liderazgo, sino también en un equipo y una perspectiva común. Su cometido fue mostrar que camina codo a codo con Sheinbaum y, como ella, por los trazos de López Obrador. No sólo se mostró serena y, como puntera, resistió embates, sino que de igual forma destacó la unión con la suma de Ebrard, Harfuch y Godoy como asesores para subrayar ese mensaje. En esa línea, antes había trabajado sinergias y una decena de actos en la ciudad de la mano de Sheinbaum para disipar la idea de distanciamiento por fricciones de su candidatura; y cerró el debate con un llamado al voto masivo por las dos, como signo de unidad hacia las urnas.

Por el contrario, Taboada se abstrajo de la estrategia opositora de presentarse como un frente unido y optó por encerrarse en su feudo panista de menos de medio millón de habitantes, como si compitiera separado de sus históricos adversarios del PRI y del PRD, por los que puros del PAN nunca habrían votado, aunque hoy caminan por primera vez juntos en la CDMX. Aislado, también evitó mayor referencia a Xóchitl que la marcha de la Marea Rosa, aunque la estrategia indicaría que colgarse de ella le podría dar puntos. Su llamado es a repetir la elección de 2021, en que el PAN fue solo en la ciudad, aunque las condiciones hoy son distintas.

El problema de origen de la estrategia del frente es atender más a la sobrevivencia de las cúpulas partidistas que a un proyecto e identidad común. Sus cálculos en la CDMX fueron muy simples, si en 2018 hubiesen ido unidos, casi habrían empatado con Sheinbaum, y antes, ganado a Ebrard y a López Obrador. Sin ir más lejos, la campaña panista replica programas de gobiernos anteriores, como le recordó Ebrard sobre su plan de seguridad; pero Xóchitl tampoco tiene un perfil definido más allá de envolverse en el membrete de “candidatura ciudadana” y evocar también programas de gobiernos anteriores, junto con un vago discurso de defensa de la democracia que enarbola una coalición amorfa y sin identidad.

Prueba de ello es que la única salida que vislumbran para abrirse oportunidades en las urnas es lograr que alguien decline, aunque la estrategia del bloque antimorena no ha conseguido los objetivos que esperaban. El problema es la estrategia, ¡estúpido!, para parafrasear la socorrida frase de la campaña de Clinton.

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Juegos de poder

Orange is the New Green

Leo Zuckermann | Excelsior

Declinar o no declinar, ésa no es la cuestión. Y no lo es porque no ocurrirá. Jorge Álvarez Máynez nunca abandonará la carrera presidencial para dejar sola, en la oposición, a Xóchitl Gálvez.

No lo hará porque no tiene ni un solo incentivo para hacerlo. Ni a él ni a su partido les conviene esta opción.

Máynez, como lo han rebautizado, está en el mejor momento político de su vida. La candidatura presidencial le cayó de rebote. Como Samuel García, gobernador de Nuevo León, decidió abandonar la competencia, Movimiento Ciudadano (MC) se quedó sin candidato y tuvo que recurrir a este cuadro poco conocido.

Ni en su sueño más guajiro se imaginaba Álvarez Máynez que tendría la exposición mediática que trae consigo una candidatura presidencial. Súmese a ello las eficaces y pegajosas cancioncitas publicitarias de Moisés Barba González. En este sentido, todo es ganancia para Jorge. De tonto abandona la competencia.

Pero, además, MC está jugando a mantener su registro como partido político, para lo cual requiere 3% de la votación nacional. Esto le permitirá seguir recibiendo el financiamiento público. Este año, MC recibirá nada menos que 646 millones de pesos por actividades ordinarias. Nada mal.

¿Por qué demonios declinaría Máynez en favor de Xóchitl poniendo en peligro el registro del partido con todo el dinero que eso implica?

No, a MC no le importa que la oposición le gane la Presidencia a Morena el próximo 2 de junio. Lo relevante es el interés personal de Máynez pero, sobre todo, el interés de este partido que se dice diferente, sin embargo es igualito a los demás.

Declinar no es una opción para MC. Lo único que hizo Alejandro Alito Moreno es exhibir a Máynez y compañía. El dirigente nacional del PRI —al prometer que renunciaría a la presidencia de su partido y candidatura al Senado en caso de que Máynez declinara a favor de Xóchitl— sabía perfectamente que el candidato presidencial emecista nunca aceptaría esta propuesta y quedaría expuesta la verdad.

¿Cuál?

Pues que a MC no le interesa destronar a Morena.

La pregunta es si existe un pacto implícito o explícito entre MC y el lopezobradorismo para dividir el voto opositor.

Yo soy de los que piensa que sí existe. No tengo evidencia empírica para sustentarlo. Es un asunto de puro olfato.

Me puedo imaginar perfectamente a Dante Delgado, fundador y caudillo de MC, llegando a un acuerdo con López Obrador. Ambos son expriistas de la vieja guardia y comparten la cultura política caciquil del sur del país. Durante años fueron aliados. Se conocen bien y no hacen nada que no les convenga a sus intereses.

El principal promotor de la candidatura de Samuel García a la Presidencia fue el presidente López Obrador. Todo con la intención de dividir el voto opositor. La jugada no le salió porque el PAN y el PRI utilizaron su poder en el Congreso neoleonés para amenazar a García: si se iba como candidato presidencial, ellos, que tenían mayoría en la Cámara de Diputados de Nuevo León, pondrían un gobernador interino que revisaría las cuentas del flamante candidato presidencial. Quién sabe qué cosas tenía que ocultar Samuel que prefirió renunciar a la competencia por la Presidencia para quedarse como gobernador.

Difícil pensar que, si PAN y PRI bloquearon a García, ahora MC decline a favor de su candidata presidencial. Al revés, toda esta historia dejó heridas que tardarán en sanar.

Declinar no es una opción para MC. Lo más que pueden hacer panistas y priistas es exhibir a los emecistas y llamar, como lo está haciendo Xóchitl, al voto útil de los electores de este partido.

Como el Verde a lo largo de su historia, MC está jugando con el partido en el poder para maximizar sus ganancias. En este sentido, Orange is the New Green.

Lo interesante es que también ya está en juego la candidatura de este partido para la Presidencia dentro de seis años. Muy inteligentemente, Luis Donaldo Colosio Riojas se ha mostrado a favor de la declinación del candidato opositor que tenga menos intenciones de voto en las encuestas después del tercer y último debate presidencial. Sabe que esto no va a ocurrir porque ni Dante ni Samuel ni Máynez están en esa tesitura. Y cuando ese partido quede en tercer lugar el 2 de junio, nadie en la oposición podrá tachar a Luis Donaldo de haber apoyado la estrategia de MC como esquirol de Morena y Sheinbaum.

Astuto el muchacho. Mucho más que Máynez, que acabará como un bufón de sonrisa falsa con tenis fosforescentes que se prestó a dividir el voto de la oposición. A lo mejor y le dan un huesito en la próxima administración.

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Astillero

Ante INE, rosa acepta partidismo // Alito, huevos y segundo lugar // Sheinbaum: cierre en el Zócalo // ¿Morelos, Veracruz, CDMX?

Julio Hernández López | La Jornada

Se ha puesto reñida la pelea por el segundo lugar. Alito Moreno, por ejemplo, con su proverbial manejo elegante del idioma, ha hecho saber al súbito objeto de los deseos derrotistas, Jorge Álvarez Máynez, que podría prestarle huevos para que cumpla supuestas ofertas de declinar a favor de la también desesperada Xóchitl Gálvez.

Gálvez, que ha elogiado los arranques retóricos del presidente nacional del PRI, aunque ha percibido que estos episodios escandalosos no le benefician, pues pareciera reconocerse que no va por el primer lugar, sino por el segundo o por no caer al tercero (lo cual le ha sido oportunamente señalado por Claudia Sheinbaum), así que ha tratado de situar las explosiones de testosterona tricolor en un plano de forcejeo entre machos, no tanto en el de la batalla entre dos mujeres.

La estrategia del PAN y lo que queda del PRI y del PRD es notablemente irónica, pues eleva a grado de cuasi necesidad patriótica el que la oposición se una, es decir, que se negocien declinaciones para no dividir el voto anti-4T, pero al mismo tiempo se cree que la mejor manera de conseguir tal propósito unificador es llenando cubetas de insultos y descalificaciones para arrojarlas a los naranjas de por sí esquivos porque consideran que su mayor afinidad (actual) de color se da con el guinda.

La pelea entre fosfo fosfo y gelatinismo tuvo ayer mismo otro episodio chusco, que los caros estrategas propagandísticos promueven como una astucia muy redituable: en un video se inicia con frases y colores identificables con el libreto emecista, para dar un giro de tuerca al final en que un personaje de color rosa les advierte a los hipotéticos naranjas que todo lo que dicen hay que hacerlo votando por Xóchitl. N’ombre, unos genios, diría el cuasi priísta José Antonio Meade.

Y, sin embargo, la maquinaria rosa (rosa en tono Claudio X., ha de precisarse) se mueve. No sólo asistirán Gálvez y Santiago Taboada a la concentración en la plaza capitalina de la Constitución (llamada Zócalo), sino que serán oradores principales. Y tan inocultable se asume ya tal conversión de lo apartidista en pripanperredista que la ingeniera hidalguense ha aceptado que ante el Instituto Nacional Electoral tendrá que reportar formalmente tal reunión como acto de campaña.

No hay treta retórica posible: la sociedad civil, los ciudadanos sin partido, los que sólo defendían al INE y al Poder Judicial, supuestamente sin mayor implicación partidista y electoral, quedarán registrados oficialmente como piezas del engranaje de campaña de los tres partidos que decían repudiar.

Sheinbaum, por su parte, pareciera navegar sin mayores sobresaltos, viendo la pelea en la división de ascenso y afinando sus actividades de cierre, en especial la del mero final, que será obviamente en la Ciudad de México, en la Plaza de la Constitución el 29 del mes en curso. Drones, cámaras convencionales, crónicas periodísticas y comentaristas y analistas en cualquier sintonía partidista habrán de competir para tratar de mostrar cuál exhibición de poder fue mayor.

Aunque, a cómo van las cosas, y a menos que sucediera algo realmente inesperado y sumamente estridente, todo apunta a que el morenismo tendrá una confirmación en las urnas de un sexenio más en la ruta de la llamada 4T (el otro partido de la alternancia de siglas, Acción Nacional, tuvo dos periodos consecutivos en Los Pinos, el foxista de 2000 a 2006 y el calderonista de 2006 a 2012, luego de lo cual volvió el PRI al poder, para luego cederlo ante el gran apoyo a AMLO).

La suerte electoral guinda parece dispareja, y complicada, en Veracruz (donde Rocío Nahle no logra zafarse del golpe patrimonial), en Morelos (donde Margarita González Saravia es afectada por el pésimo gobierno intocado de Cuauhtémoc Blanco) y, en una proporción aún por esclarecerse, en la Ciudad de México, donde la derecha tajadista mantiene esperanzas de extender el negocio a toda la demarcación chilanga.

– – –

México, SA

IED, récord por reinversión // España, furiosa, en el sótano // Xóchitl Gálvez, en caída libre

Carlos Fernández-Vega | La Jornada

La Secretaría de Economía difundió una buena noticia –aunque tiene sus bemoles– que el presidente López Obrador celebró en la mañanera de ayer: Se incrementó la inversión extranjera directa en el primer trimestre del año, como nunca, es un récord histórico; sigue creciendo la llegada de la inversión foránea (IED): 20 mil 313 millones de dólares. Esto es empleo, ingresos para los trabajadores y bienestar. Primer trimestre, no hay estancamiento económico; sigue habiendo progreso con justicia en nuestro país.

Desde luego que el resultado es importante y el monto nada despreciable, pero, como siempre, a la hora del desglose algo falla, porque el grueso de esa inversión (97 por ciento del total) no es nueva inversión proveniente del exterior, no es dinero fresco que se inyecta a la economía nacional, sino reinversión de las utilidades que son generadas aquí por las empresas foráneas que operan en México.

Cierto es que técnicamente se maneja así: todo esto se contabiliza como IED, pero en realidad la nueva inversión, la que por primera vez ingresó al país en el periodo de referencia, apenas sumó 600 millones de dólares y alrededor de 100 millones adicionales son atribuibles a las llamada cuentas entre compañías, es decir, préstamos, cobros y pagos entre empresas mexicanas (en realidad filiales de las foráneas) y extranjeras del mismo grupo corporativo que operan en el país.

La Secretaría de Economía, con Raquel Buenrostro a la cabeza, subrayó que, resultado de la estabilidad económica del país y el buen ambiente de negocios, por segundo año consecutivo la reinversión de utilidades alcanza un nuevo máximo histórico, lo que refrenda la confianza de los inversionistas extranjeros en el país con el objetivo de ampliar, mejorar o trasladar sus procesos productivos. Esta reconfiguración de los flujos de IED, observada en el primer trimestre de 2024, sugiere un adecuado grado de liquidez de las empresas para cubrir las deudas adquiridas con el exterior por la obtención de préstamos, así como para realizar préstamos hacia empresas pertenecientes a su grupo corporativo, ocasionando un efecto cero con las entradas de inversión al país, lo que se ve representado en las cuentas entre compañías.

En el desglose, la citada dependencia revela que de enero a marzo del presente año 52 por ciento de la IED correspondió a corporativos estadunidenses; 9 por ciento a alemanes, 8 por ciento a canadienses y 7 por ciento a japoneses. En orden de importancia se enlistan Argentina (4 por ciento), Suiza (una proporción igual a la anterior), Corea del Sur (3 por ciento), y Países Bajos y Brasil, ambos con montos irrelevantes.

En el penúltimo escalón aparece la IED de España, también con un monto irrelevante (ocupa el penúltimo escalón), país en el que la ultraderecha está encabritada y muy activa en contra del presidente López Obrador, sin olvidar la desinteresada participación de tipejos como Carlos Salinas de Gortari, Felipe Calderón y hasta Enrique Peña Nieto, protegidos de la corona.

Se trata “del último intento desesperado de las derechas españolas por influir en las elecciones mexicanas del próximo 2 de junio con insidias y falsedades, apoyadas por plataformas y lobbies de intoxicación internacionales como Red Atlas América, BlackRock o USAID” (la siempre colonial Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional), como lo denunció Gerardo Pisarello, diputado de la coalición de izquierdas Sumar y secretario del Congreso de los Diputados de aquel país europeo.

Lo anterior no es casual: el gran capital español, junto con su brazo político (la derecha y la ultraderecha) fue acostumbrado por el régimen neoliberal a obtener de todo, todo, a cambio de espejitos, si los entregaba. Pero como se les acabó el festín, se retuerce y ataca.

Las rebanadas del pastel

No se requiere de una bola de cristal, sino dar seguimiento cotidiano y real, para sustentar lo dicho por Claudia Sheinbaum: Lady Gelatinas “seguirá cayendo en las preferencias electorales, porque su estrategia sigue siendo guerra sucia, más calumnias, y eso ya no tiene asidero en el pueblo de México; por eso nuestro llamado a salir a votar, para demostrar la gran diferencia, porque van a querer recurrir al Tribunal Electoral, a la compra del voto, las amenazas y la guerra sucia. Es parte de lo que son. Por eso, precisamente, no tienen el reconocimiento”. Se trata de “evitar que el Prian pueda hacer fraude electoral, lo que trae en su ADN”… Va un fuerte abrazo a los compañeros de Comochi Coyoacán. Gracias por su atención y, sobre todo, su paciencia.

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