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Ante el aborto, la Iglesia sin autoridad moral

Bernardo Barranco V.

Proceso

Pregonan proteger la vida de los no nacidos, cuando muchos depredadores clericales mancillan y destruyen la existencia de niños y niñas ante el amparo, el disimulo y la impunidad de esta jerarquía que ahora quiere dar lecciones de moralidad.

Alguien le tiene que decir a los obispos que está muy cuestionada su iniciativa de movilizar a la población en torno a las decisiones de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN). Quieren salvar la vida de los no nacidos cuando no son capaces de proteger a los menores de los abusos sexuales que el propio clero comete. Pregonan proteger la vida de los no nacidos, cuando muchos depredadores clericales mancillan y destruyen la existencia de niños y niñas ante el amparo, el disimulo y la impunidad de esta jerarquía que ahora quiere dar lecciones de moralidad.

En el portal de la CEM apareció un artículo del respetable obispo Felipe Arismendi. Ahí cuestionó con cólera el fallo de la SCJN: “Nuevamente ha demostrado que no es de justicia, sino sólo de constitucionalidad, de legalidad; es decir, que sus decisiones no son para implantar justicia, sino sólo para declarar que las leyes o normas son o no, acordes con la Constitución. Eso, por tanto, significa que sus decisiones son sólo expresión de legalidad, no necesariamente de justicia. ¡Deberían cambiar el nombre de la Corte!”.

Con todo respeto le preguntaría, al señor obispo: ¿por qué la Iglesia católica en México no ha hecho justicia con las miles de víctimas de abuso sexual? Siendo el abuso sexual un crimen penado por las leyes seculares y por la propia Iglesia, por qué se sigue con la deplorable práctica de encubrimiento y complicidad hacia sus depredadores con sotana. Sigue la Iglesia sin ser sensible ni tener el enfoque en las víctimas. La doctrina Sergio Obeso se impone al haber sentenciado: “La ropa sucia se lava en casa”, así lo afirmó hace 20 años cuando empezaban los escándalos de pederastia clerical. No quiero aparecer como un talibán anticatólico, pero los hechos se imponen. Me pregunto: ¿tiene la Iglesia el peso moral para proclamar sus principios?

El 13 de septiembre de 2021 los obispos mexicanos convocaron para el 3 de octubre a una gran marcha bajo el provocador emblema de “por la mujer y por la vida”. En el texto señalan que la SCJN resolvió dos acciones de inconstitucionalidad relacionadas con la despenalización del aborto y el derecho humano a la vida en el código penal de Coahuila y en la constitución de Sinaloa, y sentencian: “Ya nos hemos pronunciado al respecto. Ahora debemos estar abiertos a las acciones que conlleva nuestro pronunciamiento”. En una democracia moderna es plausible que se expresen todas las voces y me parece apropiado que los obispos manifiesten sus agravios y den una respuesta política, movilizando sus bases y feligresías para protestar. Sin embargo, contravienen en esta convocatoria el artículo 130 constitucional, en el inciso e, a la letra dice: “(Los ministros de culto) tampoco podrán en reunión pública, en actos del culto o de propaganda religiosa, ni en publicaciones de carácter religioso, oponerse a las leyes del país o a sus instituciones, ni agraviar, de cualquier forma, los símbolos patrios”. Siendo estrictos, los obispos están transgrediendo normas constitucionales que les prohíbe cuestionar, criticar y oponerse a leyes o instituciones del país.

¿Pero quién va a atreverse a hacer valer la ley ante el peso político de las Iglesias? Hay una tensión latente entre la libertad religiosa y la laicidad del Estado que deberá actualizarse. Es decir, a mayores libertades mejor laicidad. Una segunda observación de la convocatoria de la CEM es su deliberada poca claridad. Los obispos refieren la

“despenalización del aborto”. Y no es correcto, los 10 magistrados votaron por la inconstitucionalidad de penalizar a una mujer por interrumpir el embarazo. A la SCJN no le corresponde legislar a favor del aborto sino a los congresos. Pero la narrativa de los obispos sobre la despenalización resulta más dramática y provocadora para congregar un gran sector de la población que se opone al aborto.

Con esta acción valiente de la Suprema Corte, los ministros suprimen la transgresión punitiva hacia las mujeres que por diversos motivos han interrumpido su embarazo. El Grupo de Información de Reproducción Elegida (GIRE) lleva la cuenta de miles de mujeres que han padecido sanciones, en diversos casos de hasta cinco años de prisión (https://criminalizacionporaborto.gire.org.mx/#/).

Otro factor que llama la atención de la convocatoria de la CEM para manifestarse en contra del fallo de la Suprema Corte es el perfil de las organizaciones manifestantes. El texto de los obispos dice: “Diversos laicos de distintas organizaciones sociales, católicos y no católicos, se han acercado a nosotros para proponer una presencia masiva en la Ciudad de México con el fin de manifestar el aprecio y la protección de la vida humana de la mujer y de su hijo en toda circunstancia”. ¿Qué debemos leer? que toda la fauna ProVida se hará presente. Que el Yunque además de haber ejercido alta presión entre los magistrados, como lo denunció el ministro presidente Arturo Zaldívar, va a movilizar las feligresías más conservadoras de México. Además se sumarán grupos evangélicos, operados por el PES, que tienen una amplia base social. La jerarquía se apoya en la ultraderecha sea del integrismo católico como del fundamentalismo pentecostal. ¡Qué honor! O ¿Qué horror? Con todos los escándalos de VOX en México, la jerarquía recurre a grupos homófonos, racistas, antinmigrantes, supremacistas, negacionistas, a antiderechos de las mujeres y propietarios de un catolicismo arcaico.

AMLO y la 4T tienen la convicción de que existe una crisis de valores en todos los estratos de la sociedad. El tejido social está profundamente dañado. Violencia, inseguridad y corrupción son reflejos de esta decadencia. Igualmente, en el ámbito público, hay una fractura entre los valores y la política, entre la ética y el poder. Para reconstruir el tejido social es necesario utilizar la reserva moral religiosa presente en las Iglesias. Sin embargo, olvida la 4T, la crisis de valores no sólo es secular, es también una debacle religiosa. Las Iglesias, en especial la católica, son igualmente responsables de la degradación de la crisis de principios y de la corrupción imperante en el país. Por ello, tampoco son una garantía absoluta de una renovación moral ni de fortalecer la ética en la sociedad. La objeción de conciencia amerita otro capítulo aparte.

La Iglesia católica envuelta en diversos escándalos de abusos, pederastia, corrupción y de poder ¿tendrá la autoridad moral suficiente para emprender una cruzada impetuosa contra el aborto?

De naturaleza plítica

Morena: en ruta al cisma…

Enrique Aranda

Excelsior

A favor de la mujer y la vida,

marcha dominguera…

Prácticamente desde la confirmación de su triunfo electoral en 2018, en forma recurrente, Andrés Manuel López Obrador gusta externar ante sus afines su decepción y creciente

malestar, incluso —“es lo único que (ya instalado en Palacio) me quita el sueño”, diría— por la práctica inexistencia de unidad e ineficacia operativa de Morena, Movimiento Regeneración Nacional que él fundó, dirije aún hoy y, paradójicamente, lo catapultó a la Presidencia.

En las última semanas, y luego del evidente fracaso en que derivó el operativo montado con miras a “enjuiciar” a sus antecesores en la posición en especial, el cada vez más evidente proceso de erosión, auténtica ruptura interna del partido del gobierno parece haberse profundizado y acrecentado los niveles de confrontación entre los distintos grupos-tribus por la recepción y control de posiciones y cargos políticos, más lo que éstos traen aparejados: influencia, exposición pública y presencia mediática y lo más importante, dinero… ¡mucho dinero!

Pretender negar el “triste espectáculo” que a la vista del anunciado proceso de “radicalización por agotamiento” de la fallida administración y sus principales actores que insisten en mantener posiciones de mayor relevancia en el gabinete o el Legislativo ofrece ahora el oficialismo, es tanto como ignorar la permanente tentación de López Obrador de valorar y apoyar la creación de nuevas estructuras partidistas, potencialmente sustitutas de Morena, como se hizo en otro momento en casos como Fuerza Social por México, de Pedro Haces; las Redes Sociales Progresistas, de Elba Esther Gordillo, o el “nuevo” Encuentro Solidario (PES), de Hugo Eric Flores, de efímera existencia.

La previsible ruptura, un cisma, incluso por abandono de algunas de sus figuras actuales más relevantes, ignoradas o “minimizadas”, al menos de cara a la sucesión de 2024 entonces, permite adelantar problemas mayores a nivel oficial que, de no rendir frutos el plan de “reafiliación-reestructuración” encargado al ebrardista Mario Delgado, pondría en riesgo sí, la existencia del partido oficial y más aun el proceso de supuesta transformación, reversión en realidad, de YSQ…

Asteriscos

* A la vista el ridículo a que expuso, merced a la persecución política, que alentado por la inestable Elena Álvarez Buylla inició contra 31 científicos, a quienes pretende equiparar con delincuentes de altos vuelos, el cuestionado fiscal carnal Alejandro Gertz considera ya, dicen, dar “carpetazo” al asunto…

* La resistencia de colectivos en defensa del medio ambiente llegó a Chapultepec para, a nombre de “Red Resistencia Jalisco”, denunciar las graves afectaciones provocadas por inmobiliarias protegidas por el emecista Enrique Alfaro que ocurren diariamente en aquella entidad: Parque Resistencia Huentitán, donde hasta un desalojo violento hubo, el más reciente…

* Infructuoso en lo esencial, el impresentable Jaime Bonilla decidió engrosar la legión de promotores de ocurrencias y estupideces de la 4T y ayer firmó un decreto para cambiar el nombre del Mar de Cortés —¡fuchi, caca!, se dirían en Palacio— por el de Golfo de California. Brillante, gracias…

Dogmatismos

Luis Linares Zapata

La Jornada

Una buena tarde, aunque también durante cualquier mañana –incluyendo a las mejores cuando son tibias– la crítica terminal y profunda de los opositores al gobierno aparece irredenta y despiadada. Han encontrado algunas llaves, las creen maestras, que les

permiten ir y venir con frases moldeadas al canto y para cualquier ocasión. No dudan, ponderan y echan todo el peso de sus laureles, reconocimientos y amplias bocinas, para enfatizar su maestría. Al golpe de cientos de artículos, horas inacabables de comentarios y alegatos en los medios de comunicación, van levantando muros de condenas, en especial contra el Presidente de la República. Sujeto privilegiado éste de sus palabras y pensamientos, acuden a su ya manido repertorio, en verdad, para celebrarse a sí mismos. Se admiran, extasiados, como celosos guardianes del bien decir, la democracia y otras supravirtudes.

No dan pausa a su entusiasmo por ejercitar su agudeza. Ahí van en tropel persiguiendo a un hombre al que apedrean con altisonantes frases a cada movimiento que hace. Lo sepultan ahora hasta con libros que, piensan, inclinarán la historia en su contra. De esa lapidaria colección de retoques a la personalidad de AMLO va surgiendo un monstruo de peligrosas aunque seductoras imágenes. Lo ven con desplantes continuos de autoritarismo, plagado de señales ensimismadas sin posible interlocución con sus semejantes. Lo tildan de oficiante de un culto hermético, con tintes mágicos, sólo apto para seguidores doblegados por su carisma.

Los altivos oráculos de la opinión difundida han concluido en los riesgos que implica ese su continuo trajinar por las mañaneras. Ahí radica, según ellos, el mero huevo de la serpiente que enroscará a la libertad de expresión. Es, sin duda, la más rijosa práctica difusiva, cotidiana y avasallante, que atora las demás libertades. Una variada cantidad de ellas, preciadas para quienes desean una continuidad modélica, conocida por concentradora.

Es por ello que se atrevieron a traer al mejor de sus adalides mundiales, un predicador incansable de libertades a modo suyo, simplón aunque repetitivo: Vargas Llosa. El Nobel escritor, laureado predicador para que, desde la tribuna del cacique jalisciense (UDG) conduzca a la tribu oidora local por los reales senderos de santificada democracia bajo cuestión.

Es así como, de acuerdo con estas íntimas visiones de tan serenas y cultivadas mentes de la sociedad civil, se va cincelando un poliforme monstruo que ahora gobierna, alejado de todos y sólo cercano a sí mismo. Un yo recóndito, desconocido por los demás y, ciertamente, aseguran, también por él. Esta alta opinocracia se ve como la única maestría que, en verdad, lo conoce. Lo ha espulgado en sus pulsiones más sentidas. Estas ideas fuerza, ya han sido sembradas por aquí y por allá con desparpajo hasta inconsciente. Al juntarlas en columnas periodísticas, artículos, libros y reseñas, afirman que condensarán la frustrada y pequeña historia de este sexenio. Y lo harán para escarmiento futuro, de una época trágica, sin remedio, castigada por los dioses de la sabiduría convencional. Y, lo peor, contradictoria e incongruente con lo mil veces prometido de velar por los de abajo.

Mientras esta manera abierta de defensa a ultranza de un modelo injusto y conservador de peores males se deleita en su crítica, suceden, por lados insospechados, acciones transformadoras. No de superficie, sino de raigambre política profunda, popular. Cambios que trabajan en la dirección preconcebida de un modelo alternativo y justiciero. No obstante, rememoran, a cada rato, la cancelación de un aeropuerto y la tildan premonitoria y autoritaria. No pueden pensar en que ese malhadado proyecto en Texcoco no llevaba a ningún buen resguardo. No era un simple negocio grupal, de sexenio, sino de todo un régimen de gobierno medularmente corrupto.

No había detalle alguno que se salvara de los arreglos cupulares, utilidades desmedidas y cínicos apañes del tipo ya muy conocido. Fue por ello el dolor profundo, la irreparable herida que causó. El Felipe Ángeles les tardará en convencer, si alguna vez recapacitan, de sus conveniencias innegables. Similar destino lleva la Guarda Nacional, sustituta de una Policía Federal mal concebida, peor armada y desvalijada. Los índices delictivos

actuales apoyan, con datos ciertos, lo atinado de su formación. Pertenecer al Ejercito no desmejora ni pervierte sus funciones o eficacia.

La sustitución del Seguro Popular por el Insabi y el propósito, en vías de concreción de la máxima de salud para todos ya se percibe como realidad. Y así por el estilo se van sumando logros muy a pesar de los estragos pandémicos. El billón y casi medio más de pesos, obtenidos sin mayores impuestos y pronunciada caída económica, es de necios ignorarlo.

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