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La peor arbitrariedad de Alejandro Gertz

Ricardo Raphael

Proceso

En 2015 desembarcó con una orden judicial en el domicilio de su hermano y su cuñada. Llegó acompañado de agentes de la Procuraduría local y también por el Ministerio Público. Lideraba aquel operativo el abogado Juan Ramos, actual subprocurador de la FGR.

Yo no quiero que me ayuden, sino que lean el expediente”, me dijo en entrevista para El Heraldo Radio Alejandra Cuevas Morán, quien está acusada de haber asesinado a Federico Gertz Manero, hermano del fiscal general de la República, Alejandro Gertz Manero.

La imputada exige que se revisen las pruebas, la pobrísima fundamentación de la denuncia, los testimonios y cada una de las circunstancias.

“A mis 67 años estoy injustamente encerrada en el penal de Santa Marta y pesa también una orden de aprehensión en contra de mi madre, Laura Morán Servín, pareja de Federico Gertz, quien actualmente tiene 94 años.”

El viernes 16 de octubre de 2020 Alejandra Cuevas fue detenida a las 5:30 pm mientras circulaba en un vehículo, acompañada de su hijo menor, sobre la avenida Masaryk, en la colonia Polanco de la Ciudad de México.

El auto ocupado por sus captores no llevaba placas y los sujetos que la condujeron al penal de Santa Marta tampoco portaban identificaciones.

Cuenta Alejandra que ella y su hijo, Gonzalo Castillo Cuevas, pensaron que se trataba de un secuestro. Transcurrieron un par de horas antes de saber que un juez había dictado orden de aprehensión en su contra por una denuncia que cinco años antes hubiera presentado el cuñado de su madre, Alejandro Gertz.

Sospechosamente, poco antes de que ocurriera esta detención habría renunciado el abogado que las hubiera representado desde 2015.

Asegura la imputada que Alfonso Jiménez O’Farril argumentó haber llegado al limite frente a las presiones ejercidas en su contra por el fiscal general: “Si lo dices en público, lo voy a negar”, precisó también el cobarde licenciado.

Gertz afirma que su cuñada no hospitalizó a su hermano cuando hizo falta y que tuvo como cómplices de esta “asesina” decisión a sus dos hijas, Laura y Alejandra.

Federico Gertz Manero murió a los 82 años después de haber sufrido una convalecencia de un mes en el hospital ABC de Observatorio. Durante todo ese periodo su hermano Alejandro se encargó de que Laura Morán no visitara al paciente.

Es decir que ni la pareja de su hermano ni Alejandra Cuevas estuvieron cerca del occiso durante su último mes de vida.

Anteriormente a su internamiento, durante cinco días Federico Gertz estuvo delicado de salud y fue atendido en su domicilio.

Lo sucedido durante esa pequeña ventana de tiempo es clave para el caso. Según testimonio de Alejandra Cuevas así transcurrieron aquellos días:

Lunes 24 de agosto de 2015: Laura, que entonces tenía 88, llamó a su cuñado Alejandro Gertz para comunicarle que Federico no iba bien. A las dolencias previas de corazón y la demencia incipiente, se sumó dificultad para respirar y pérdida de equilibrio.

Alejandro Gertz, entonces rector de la Universidad de las Américas (campus CDMX), envió un equipo médico a casa de su hermano y también mandó traer a un eminente

geriatra español de apellido Ceñal. Además de este equipo, Federico Gertz fue asistido por un par de enfermeros contratados por Laura Morán.

Aquel día concluyó sin que ninguno de los galenos sugiriera la hospitalización del paciente.

Martes 24 de agosto de 2015: el doctor Ceñal diagnosticó probable neumonía, recetó medicamentos y estableció tratamiento para el paciente. Alejandra Cuevas visitó la casa de su madre constatando el estado delicado de Federico (ella sólo acudía una vez a la semana a esa residencia).

Miércoles 25 de agosto de 2015: visitaron a su tío Federico las dos hijas de su hermano Alejandro, Victoria y Alejandra Gertz. La familia de sangre y también la política se preocuparon ciertamente por la salud del enfermo, pero nadie creyó que su estado mereciera conducirlo a un hospital.

Jueves 26 de agosto de 2015: visita médica de los doctores. Más instrucciones a los enfermeros. Se encarga una nueva batería de análisis.

Viernes 27 de agosto de 2015: Laura Morán preguntó explícitamente a los especialistas si Federico debía ser trasladado a un hospital, respecto de lo cual obtuvo una respuesta negativa.

Sábado 28 de agosto de 2015: Alejandro Gertz Manero desembarcó con una orden judicial en el domicilio de su hermano y su cuñada. Llegó acompañado de agentes de la Procuraduría local y también por el Ministerio Público. Lideraba aquel operativo el abogado Juan Ramos, actual subprocurador de la FGR. (Alejandra Cuevas no estaba en casa de su madre).

A rastras se llevan al paciente y Laura Morán lloró sin entender lo que estaba sucediendo: su cuñado acusó a esta mujer de 88 años de haber cometido intento de homicidio contra Federico, y también a Laura y a Alejandra, sus hijas, de haber sido cómplices por haberse negado a la hospitalización.

Amenazó con que ninguna de las tres debía presentarse en el nosocomio, o bien procedería penalmente contra ellas.

Un mes después murió Federico Gertz en el hospital ABC.

Entre 2015 y 2019 las pruebas presentadas por Alejandro Gertz relativas al supuesto asesinato de su hermano no prosperaron. Los ministerios públicos responsables de investigar las desecharon por inconsistentes.

No sorprende que cuando Alejandro Gertz fue nombrado fiscal general el caso haya revivido, lo mismo que las órdenes de aprehensión contra Laura y Alejandra.

El pasado lunes 13, 11 meses después de la detención de Alejandra Cuevas, una juez concedió amparar para efectos a la imputada. Ella, que sí dio lectura al expediente, encontró vicios y errores de procedimiento que, a su parecer, dejaron a la mujer incriminada sin derecho a una defensa justa. Ordenó por tanto a la Cuarta Sala Penal del Tribunal Superior de Justicia de la CDMX que revise la legalidad del auto de formal prisión. Se trata de un primer paso hacia su liberación.

Me atrevo a preguntar: “¿Cuál pudo ser el móvil de Alejandro Gertz Manero para fabricar tamaña arbitrariedad?”. Alejandra Cuevas supone, aunque no lo sabe de cierto, que sería una imaginaria disputa sobre la herencia del difunto que sólo ocurrió en la cabeza del fiscal general.

Juegos de poder

“Sí, son dictadores, pero nuestros dictadores”

Leo Zuckermann

Excelsior

Puente vacacional de las fiestas patrias de gran alegría para la izquierda mexicana de la vieja guardia. La que todavía derrama lágrimas de emoción por la Revolución cubana y no ha admitido que ésta derivó en una dictadura opresora. Los que siguen citando a Fidel Castro y al Che Guevara sin importarles la violación a los derechos humanos en la isla. Los que idolatran, de igual manera, a Hugo Chávez, el gran heredero revolucionario en América Latina, aunque se haya convertido en otro dictador que condujo a Venezuela a la quiebra económica y la represión política.

Hoy, sin embargo, ya no están ni Fidel ni su hermano Raúl ni el amigo Hugo. Hoy están burócratas grises que recibieron el poder de sus antecesores históricos. Son los dictadores actuales de Cuba y Venezuela: Miguel Díaz-Canel y Nicolás Maduro. Ambos visitaron la Ciudad de México estos días.

El manual del poder de los presidentes priistas del siglo pasado recomendaba que, para dar muestras de soberanía mexicana frente a Estados Unidos, había que acercarse al régimen revolucionario cubano, tan odiado por Washington. Recibir o visitar a Fidel. Perdonar la deuda externa de ese país y dar un emotivo discurso exigiendo el fin del embargo estadunidense a la isla. Todo un show para “demostrar” la independencia del gobierno mexicano de sus vecinos del norte.

López Obrador ha seguido con puntualidad dicha recomendación. Viejo priista, al fin y al cabo, ha mimado a los actuales dictadores de izquierda, tan distantes de Washington, para demostrar lo soberano que es México.

La realidad es otra.

El Presidente mexicano ha tenido que aceptar la vergonzosa obligación de detener a los migrantes centroamericanos, haitianos y cubanos en México para que no crucen el país y lleguen a Estados Unidos. Miles de tropas de la Guardia Nacional estacionadas en las fronteras sur y norte con la misión de hacerle el trabajo sucio al gobierno de Biden, como antes se lo habían hecho a Trump.

Gente inteligente que apoya a AMLO, como Lorenzo Meyer, lo entiende a la perfección. El siete de septiembre, el profesor emérito de El Colegio de México escribió en su cuenta de Twitter: “Nuestro gobierno manda barcos de su armada con ayuda a Haití, pero también manda al INM y a la Guardia Nacional a impedir, incluso a golpes, que haitianos y otros salgan de Tapachula rumbo al norte. Debe ser fuerte la presión de Washington para obligar a México a esta contradicción”.

De inmediato, el Presidente le respondió: “le digo a mi maestro, con todo respeto, que nosotros no nos dejamos presionar por ningún gobierno extranjero, que nosotros actuamos con apego a los principios de nuestra política exterior. O sea, a lo mejor él imagina que si se dieron estos casos en el sur es porque nos está presionando el gobierno de Estados Unidos. No aceptamos presiones de ningún gobierno, México es un país independiente, soberano y somos más libres que nunca. Entonces, sí tenemos esa situación que nos preocupa y que estamos atendiendo, pero no es porque estemos de peleles o de empleados del gobierno de Estados Unidos, es que estamos poniendo orden y ayudando, protegiendo. Porque, la verdad, yo sí sostengo y puedo probar que si abrimos y pasan libremente hacia el norte corremos muchos riesgos, ellos corren muchos riesgos, no podemos garantizar sus vidas, su seguridad”.

Ahora resulta que los reprimimos en la frontera sur para que no lleguen a la peligrosa frontera norte. ¡Por favor!

Es triste, pero hay que aceptarlo. Como dice Meyer, esto es a consecuencia de las presiones estadunidenses. Sí, México se ha convertido en el empleado de Washington. Y, para salvar algo de cara, López Obrador recurre a la vieja práctica priista de acercarse a los dictadores de la izquierda latinoamericana para demostrar lo contrario.

La Casa Blanca y el Departamento de Estado ya se saben este viejo truco mexicano y lo toleran. Está bien, hombre, que reciban a Díaz-Canel y lo dejen hablar en el Día de la Independencia mientras ellos sigan haciéndonos el trabajo sucio al sur de nuestra frontera. Que nos exijan con fervor el levantamiento del embargo y luego abracen, también, a Maduro. Ya se quejarán algunos congresistas republicanos, particularmente los de Florida, que no entienden este juego de máscaras de los mexicanos.

Y aquí, en México, muchos se creen este cuento. Particularmente los izquierdistas de la vieja guardia quienes quedaron extáticos este fin de semana. Avivaron su flama revolucionaria porque, sí, a lo mejor son unos dictadores, pero son nuestros dictadores.

Astillero

Iglesia retoma activismo // Convoca a marcha por la vida // AMLO: posición más a la izquierda // Cuba, Celac, Maduro ¿y EU?

Julio Hernández López

La Jornada

Dos hechos han acelerado la polarización nacional y precisan los términos de una confrontación política, ideológica y electoral que tendrá su momento cumbre en los comicios de 2024, sobre todo en cuanto al relevo en la Presidencia de la República.

La derecha y la ultraderecha mexicanas fueron agitadas por la visita de Santiago Abascal, el dirigente del fascistoide partido español Vox, pero el resorte que les movió fue la prevista cancelación, en la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), de castigos penales a mujeres que decidan suspender sus embarazos.

El 2 del mes en curso la atención pública se concentró en la Carta de Madrid que firmó la mayoría de los senadores panistas, pero el motivo oficial de ese encuentro fue el Foro Internacional 2021 De la mujer embarazada en estado vulnerable, organizado por los mismos panistas ultra y en el que participaron el propio Abascal, el argentino Agustín Laje e incluso el calderonista y zavalista Luis Alberto Rosas, conocido en las redes sociales digitales como Tumbaburros, quien cerró su discurso advirtiendo a los jóvenes que si desean frenar esta marea progresista, asquerosa y asesina que se viene para todos nuestros países, es desde la trinchera política, y señores, vamos a ganar porque es el plan de Dios.

Estos prolegómenos han sido clave para crear las condiciones para movilizaciones y aglutinamientos en rechazo a la despenalización del aborto voluntario. Ayer, en todo el país, sacerdotes a cargo de misas católicas leyeron un documento impulsado por la Conferencia del Episcopado Mexicano (@IglesiaMexico, en Twitter) para invitar y animar a los feligreses a que participen en una marcha a favor de la mujer y la vida que se realizará el domingo 3 de octubre del Auditorio Nacional al Ángel de la Independencia, en la Ciudad de México. Ya tienen cuenta en Twitter, @afavormujervida, portal y un número telefónico correspondiente al área de Cadereyta, Nuevo León.

Por otra parte, se realizó en México la reunión de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) y que, junto con la visita del presidente cubano, Miguel Díaz-Canel (quien incluso pronunció un discurso ante las fuerzas armadas mexicanas el 16 de septiembre) y la llegada de última hora del venezolano Nicolás Maduro a la sesión de la Celac, agudizó la reacción de opositores al gobierno obradorista por recibir a esos jefes de Estado en una reunión institucional, en la que incluso los presidentes de Uruguay y Paraguay objetaron las presencias cubana y venezolana.

Más allá de los detalles específicos de esta reunión, y de la invitación a Díaz-Canel, lo trascendente para México no está en sus resultados formales (por ejemplo: no se pudo avanzar en el propósito de decir adiós a la Organización de Estados Americanos, OEA), sino en un posicionamiento del obradorismo, tan presuroso como aún nebuloso, en el explícito flanco izquierdo latinoamericano, a contracorriente de las posturas de Estados Unidos.

De golpe, el Presidente de México recibió y dio especial trato y tribuna al mandatario cubano (lo cual generó un rechazo inmediato de políticos asentados en Florida); auspició el intento de extremaunción a la OEA (aunque también propuso formar una especie de Unión Americana, a semejanza de la Europea, tema que implicaría más cesiones a favor del país dominante, Estados Unidos); propició un discurso a distancia del presidente de China (el principal adversario actual de Estados Unidos) y dio material para la narrativa de sus adversarios en cuanto a comunismo, socialismo y autoritarismo.

Por lo pronto, lo único más o menos claro es que las posiciones de las dos partes nacionalmente contendientes van quedando más definidas y más polarizadas. Y, mientras el zapatismo, a través del subcomandante Galeano, advierte: Chiapas, al borde de la guerra civil (https://bit.ly/3nKKCtW), con duras críticas, sobre todo al desgobierno de Rutilio Escandón.

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