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La insuficiente reforma laboral

Alejandra Ancheita *

Proceso

Se hace indispensable un sistema de justicia laboral expedito y mecanismos de inspección laboral eficientes y con suficiencia de recursos para garantizar un modelo laboral sostenible y con condiciones mínimas. Esto último no está ocurriendo.

Cerramos 2022 con grandes y profundas preocupaciones para el próximo año y, sin duda, el desempleo, la falta de seguridad social para la mayoría de la población y el aumento de la precariedad en todos los espacios de la vida nos proyectan un 2023 con más preocupaciones que certezas de bienestar.

El Coneval publicó recientemente el Diagnóstico sobre el derecho al trabajo 2022 y las cifras arrojan inquietantes signos de muy bajo cumplimiento de los marcos normativos laborales en el país, un avance nulo de las obligaciones estatales frente al derecho al trabajo y, en muchos sentidos, un franco retroceso.

Esto significa que la reforma laboral, uno de los principales estandartes de la actual administración, se hace insuficiente y se ha quedado más en las formas que realmente en los fondos complejos de la desigualdad y abusos del mundo laboral en nuestro país.

El diagnóstico señala retrocesos en la disminución de la informalidad e inestabilidad en el empleo, crecientes brechas en las condiciones laborales entre las personas trabajadoras, perjudicando principalmente –como es frecuente– a las personas jóvenes, las mujeres, las personas que pertenecen a pueblos indígenas y las trabajadoras migrantes.

Algunas cifras dan muestra de estas problemáticas. Sobre el acceso a la seguridad social, el diagnóstico muestra que seis de cada 10 personas “ocupadas” no tienen dicho acceso y que incluso entre los trabajadores asalariados formales, tres de cada 10 aún carecen de ella. Los datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) también señalan que la tasa de informalidad laboral persiste en 56.7%, porcentaje que no ha disminuido en más de cinco años.

En cuanto al desempleo, la comparación con años anteriores muestra incluso que la tasa se incrementó entre 2020 (cuando era de 3.4%) y el primer trimestre de 2021 (que alcanzó 4.4%). El documento esclarece además el hartazgo de muchas y muchos en el país, ya que muestra, además, que la tasa entre la población ­inactiva disponible para trabajar que desistió o no buscó empleo por considerar que no tenía posibilidades creció de 14.9% a 20.1% entre 2020 y 2021.

Sobre las brechas en las condiciones laborales, tomando en cuenta diferentes sectores de la población, hay algunos datos interesantes. Las personas jóvenes, por ejemplo, se encuentran sobrerrepresentadas en el desempleo, prácticamente duplicando las tasas de otros grupos etarios. El porcentaje de desempleo en los grupos más jóvenes oscila entre 5.9% y 3.1%, mientras que en el grupo de mayor edad registra entre 1.9% y 0.9%.

Sobre la brecha entre salarios de hombres y mujeres en 2020, se observa que los hombres ocupan los puestos con los mejores salarios en comparación con las mujeres, que están sobrerrepresentadas en los empleos de menor ingreso. Sólo 17% de los hombres recibe menos de un salario mínimo, mientras que las mujeres ocupan hasta 30%. En el grupo de salarios más altos, 62.5% de los asalariados percibe entre uno y hasta tres salarios mínimos, mientras que la proporción de asalariadas con este nivel de ingreso es de 55.4%.

En contraposición, se destaca que las trabajadoras del hogar cada vez se encuentran más representadas en el grupo de hasta un salario mínimo (49.9%), así como en el de uno y hasta tres salarios mínimos (43.4%), y tienen una casi nula presencia en el grupo de más de tres salarios mínimos.

Los datos del diagnóstico hablan claro. Las reformas laborales recientes no han sido suficientes para mejorar la precaria situación de millones de trabajadoras. Se hace indispensable un sistema de justicia laboral expedito y mecanismos de inspección laboral eficientes y con suficiencia de recursos para garantizar un modelo laboral sostenible y con condiciones mínimas. Esto último no está ocurriendo.

Aunque se han intentado mejorar las funciones de la inspección laboral a través de cambios mínimos, no se han logrado atender las debilidades en las capacidades estatales de fiscalización, especialmente en cuanto al número de inspectores laborales y los materiales disponibles.

Según señala el diagnóstico del Coneval, sólo 3% de las empresas se fiscaliza debido a la insuficiencia de inspectores. El estándar internacional sobre el número de inspectores por número de trabajadores estima que, como mínimo, el país debería contar con un inspector por cada 40 mil trabajadores (OIT, 2006).

Actualmente la STPS, según la información publicada en su sitio web, cuenta con 39 inspectores a nivel federal, mientras que en México existen alrededor de 20 millones de empleos formales registrados en el IMSS; es decir, harían falta por lo menos 500 inspectores para cumplir los estándares mínimos.

La apuesta actual de la reforma laboral basada únicamente en la democratización sindical y la legitimación de contratos colectivos queda muy corta como política de mejora en las condiciones laborales. Los últimos datos publicados por la propia STPS indican que sólo 9 mil 237 contratos colectivos de trabajo han sido legitimados, de un universo de contratos en el país calculado en 530 mil. El 100% de los contratos debe legitimarse, según lo prometido por la reforma, para el 1 de mayo de 2023, y no se ha llegado ni a 2%.

Incluso si la inspección laboral se consolida y el nuevo sistema de justicia laboral logra despegar sin tropiezos, aún quedan más de 20 millones de trabajadores en la informalidad que quedarían al margen de todos los beneficios de esta transición de paradigma.

La reforma laboral es a todas luces insuficiente y, en una de las áreas centrales donde se ha puesto más énfasis (libertad sindical), existe un abismo tan grande que, a la luz de las cifras actuales, no parece que vaya a cumplirse.

La responsabilidad de gobiernos y empresas para generar mínimas condiciones de bienestar para las y los trabajadores sigue siendo una obligación legal y un imperativo político. Los retos del mundo laboral para 2023 son aún grandes y en diferentes temas, mucho más allá de los alcances de la exigua reforma. Pero sobre esos desafíos hablaremos en la próxima entrega.

* Directora ejecutiva de Prodesc.

Sextante

MT

Federico Reyes Heroles

La única simplicidad que vale la pena conservar

es la del corazón… la que acepta y goza.

G. K. Chesterton

¿Simple, sencilla? No. Graciosamente compleja y muy clara de corazón. Quizá todo esté en el origen.

Nacida en Egipto, con educación francesa en la médula, mexicana por selección, creció y vivió en la diversidad. Entonces, ¿tenía su corazón dividido? No, al contrario, estuvo en todo lo que amó: a su familia, a la belleza en todas sus formas, a los amigos, a la magia artesanal. Ese amor, le brotaba. Eso le permitió estar en todas partes, pero sólo en sí misma. La complejidad goza de inmerecida mala fama. En ella era parte de su gracia.

Llegó muy joven a México, por los sesenta. La recuerdan como una hippie que sacudía con su presencia. Quiero imaginarla con unas sandalias que sí le vi, con algún vestido holgado, descalza en privado, que también le vi, y con un desparpajo envidiable, del que fui testigo. Delgada, guapa, con una sonrisa que le venía de adentro. Descrita así, suena quizá superficial. Para nada. MT no tenía la menor dificultad para cambiar e ir al enojo y la severidad. Cuentan que en una cena formal y rígida –eso imagino– alguien osó lanzar una expresión despectiva hacia los árabes. Su volcán interno hizo erupción. Nací en Egipto –nadie lo sospechaba–, ustedes no conocen esa cultura –hablaba árabe, pero tenía la ere francesa–, Nueva York no es todo. Desconcierto en la mesa. ¿Inoportuna?, no. ¿Impertinente?, sólo para quien no tolere la discrepancia. Fue auténtica. Lo creía, lo pensaba. Pero entonces, ¿cómo explicar a la muy conocida mujer del mundo social?

¿Quién usaba a quién? Le gustaba salir en las revistas de sociales, de seguro. Sabedora de su encanto, coexistió cómodamente con esos rituales. No era tema. ¿Entonces, quizá los usaba? Se inventó una pasión –el arte popular– dicen quienes no la conocieron. Esa pasión era real. Viajábamos por Costa Rica, la carretera estrecha y sinuosa, el vehículo tan divertido como incómodo. Todos los pasajeros con ánimo de llegar. De pronto, dijo:  “Por favor, deténgase”. Con dificultades el conductor lo logró. Ella descendió con ansiedad. Minutos después llegó con artesanías entre las manos. Las enseñó con orgullo y describió el origen. Las pescó al paso. Su refugio tropical es un museo artesanal desde hace décadas. Su pasión era real y antigua. Por eso dedicó tanto tiempo, tanta vida, a crear un museo sobre el arte popular, por eso convocaba sin cansancio para allegar recursos, por eso toleró maltratos institucionales, sin perder la sonrisa. Decir arte popular con frecuencia distrae. Detrás de cada objeto están los artesanos explotados que viven de sus creaciones. Vivió varios mundos simultáneos.

No tuvo problemas para lidiar con lujos, de hecho, se burlaba de ellos: “Vaya, ahora sí me siento rica”, lanzó al estrenar vehículo. ¿Cómo evaluar una existencia, por los estereotipos y apariencias? Para algunos, la creatividad y capacidad –lo público– condona todo. Seres humanos, horrendos, pero… destacados. Para otros, termómetro es la solidez en la vida personal. La primera lectura acepta la miseria humana. La segunda coquetea con la mediocridad. Los extremos buscan absurdas etiquetas. El equilibrio es el reto. MT escapó a todas. No sólo vestía elegante, lo era. Que me perdone Einstein, no es un asunto de sastres. MT era elegante en todas las esferas. Portaba educación y delicadeza, piel sensible, sindéresis, diría la RAE. El trato hacia los que atienden, es una radiografía muy precisa de la madera de una persona. Calificación: 10.

Simple de corazón, compleja por formación y sensibilidad, MT reunió tres ces: corazón, complejidad –¡desde los acentos de su nombre!– y… carácter. Irremplazable.

Por acá andamos Marie Thérèse, hiciste feliz a un gran caballero, diste vida a dos hijas, creaste una institución para valorar a los artesanos. Vaya vida. Te recordaremos por tu sonrisa y… lo que había detrás.

Oye, ¿de verdad fuiste muy hippie? Ah, ya entiendo.

México SA

Comunicadores: memoria ausente // AMLO: no tienen autoridad moral // Calladitos y alineados con Borolas

Carlos Fernández-Vega

La Jornada

De moda está que una fracción de comunicadores abiertamente contrarios al actual gobierno se rompan las vestiduras en defensa, dicen, de la libertad de expresión, en la creencia, la suya, de que ese derecho no es circular, sino de una sola vía: si el presidente López Obrador les reclama o critica por la difusión de noticias falsas, es represión, pero si ella lo hace, entonces es libre ejercicio de las garantías constitucionales.

El tema ha sido recurrente en la presente administración y ayer no fue la excepción. La Jornada (Emir Olivares y Alonso Urrutia) lo reseñó así: “algunos de los más visibles ‘comunicadores’ que hoy se confrontan con el gobierno ‘no tienen autoridad moral’, pues apoyaron el ‘pacto de silencio’ para callar en los impactos que tenía la llamada guerra contra el narcotráfico emprendida por Felipe Calderón, aseveró el presidente López Obrador, quien se refirió al llamado ‘Acuerdo para la Cobertura Informativa de la Violencia’, promovido por la administración calderonista y que se dio a conocer el 24 de marzo de 2011, cuando algunos medios informativos y periodistas se comprometieron, en palabras del propio ex mandatario, a dar ‘un manejo de la información vinculada a la violencia en el país’”.

En efecto, se trata de los abajo firmantes de todo tipo de panfletos ligados a lo que suelen llamar libertad de expresión, la suya, que, según ellos, es violentada por el presidente López Obrador cuando ejerce ese mismo derecho. Por ello, dijo el mandatario en la mañanera de ayer, pueden sacar un manifiesto diario, y pueden seguir atacándonos en periódicos, en radio, en televisión, pero no tienen autoridad moral. Nosotros no vamos a reprimir a ningún medio de comunicación, no lo hemos hecho ni lo haremos, por convicción. Entonces, necesitamos hacer el contraste sin enfurecernos, serenos, tranquilos, pero sí informar para que nunca más se silencie a los medios de información, ya sea por intereses políticos o intereses económicos, que la prensa sea verdaderamente libre, distante lo más que se pueda del poder y lo más cercano que se pueda al pueblo.

Y ya que el mandatario hizo referencia al citado acuerdo, promovido por Borolas, vale la pena recordar de qué se trató ese enjuague. La siguiente reseña fue publicada en La Jornada (25 de marzo de 2011), bajo la firma de Fabiola Martínez: “En un gran set de televisión montado en el patio del Museo Nacional de Antropología, poco más de 50 directivos de medios de comunicación firmaron el Acuerdo para la Cobertura Informativa de la Violencia, que los insta a seguir un decálogo de criterios editoriales para no interferir en el combate a la delincuencia, dimensionar adecuadamente la información y no convertirse en voceros involuntarios de los criminales.

“Los objetivos del pacto son proponer líneas comunes para que la cobertura informativa de la violencia que genera la delincuencia organizada con el propósito de propagar el terror entre la población no sirva para esos fines. Añade: en ninguna circunstancia, los medios debemos justificar las acciones y los argumentos del crimen organizado y el terrorismo, señala el punto uno del acuerdo firmado ayer en el que, a diferencia del texto original, se realzó el objetivo de que los medios no conviertan en víctimas o héroes públicos a presuntos delincuentes y omitir y desechar información que provenga de los grupos criminales con propósitos propagandísticos. Asimismo, compromete a los signatarios a evitar el lenguaje y la terminología empleados por los delincuentes y da pautas para la difusión de imágenes y fotografías de actos de violencia y terrorismo que definan cuándo y cómo se deben publicar o difundir, en qué espacios y cuántas veces.

“Al final del acto, reporteros que cubrían la nota –incluso de medios de comunicación signantes– comentaban con sorna el decálogo y en especial el punto que se refiere a la protección a periodistas y al cuidado del lenguaje. ‘¿Cómo le vamos a poner ahora?, ¿dos decapitados con poquita violencia? No, decapitados por gente poco amable. Mejor, esa gente antisocial esparció las extremidades de la víctima, quien no sufrió. Qué tal que mejor vamos a cubrir un operativo en bola con el acuerdo en mano’. A diferencia del año pasado, esta vez no hubo ningún representante gubernamental en el anuncio; los organizadores deliberadamente no los convocaron”.

Las rebanadas del pastel

Calladitos y alineados, por instrucción de Borolas, y ninguno se acordó de la libertad de expresión.

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