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Nudo gordiano

¿Mexit?

Yuriria Sierra

Excelsior

Hace unos días, Andrés Manuel López Obrador advirtió que será el próximo 16 de septiembre, durante el desfile militar por la Independencia, cuando conozcamos su postura respecto a la controversia por el T-MEC y los señalamientos que tanto Estados Unidos y Canadá han hecho sobre las políticas energéticas de México. Esto lo expresó casi dos semanas después de la visita a Washington, D.C., que a ojos de algunos no significó un encuentro memorable, y para otros (lo anotamos en este espacio) fue una visita exitosa, porque tampoco fue una colisión. Por el contrario, se trató de una reunión necesaria en la reconfiguración del lazo, tejido con múltiples hilos, que existe entre México y EU.

Y desde que el Presidente anunció esto, llegó también el pronóstico sobre qué será lo que le escucharemos decir. Frente a fuerzas militares, el escenario sería propicio para alimentar una narrativa nacionalista. Sin embargo, quienes aseguran que México sería capaz de dar un mensaje de rompimiento con EU y Canadá, francamente pecan de ignorancia. López Obrador podrá ser muchas cosas (y provocador —a veces gratuito— sí es una de ellas), pero jamás se daría un balazo en los dos pies, manos, hígado, pulmones o algún otro órgano o parte vital, sacando a México de tan importante tratado. De hecho, la reunión fue mucho en otro sentido…

Fuentes de alto nivel confirmaron a esta columna que durante la visita a Washington, D.C., en el desayuno que López Obrador tuvo con Kamala Harris, no se trató ni mucho menos de que se ordenó la captura de Rafael Caro Quintero. Si EU tardó una década en atrapar a Osama bin Laden —quien fuera su enemigo público número uno—, a pesar del alcance de sus brazos de inteligencia, ¿por qué pensaríamos que tratándose de un narcotraficante mexicano bastaría con tres días para agarrarlo? Con todo y la contribución de elementos de la DEA, era una operación que debía realizarse con precisión quirúrgica, que no se alcanza con presión ejercida de parte de ninguno de los involucrados.

La visita a Washington fue también un camino para atajar la controversia. La demanda que hace EU respecto al tema energético del T-MEC, y a la que se sumó Canadá, avanza en la vía marcada y no es la primera vez que se transita. Y López Obrador sabe que México puede perder si llegamos a las controversias. Pero antes de eso vendrán las consultas. Este asunto —que tampoco es nuevo— fue el motivo de que el canciller, Marcelo Ebrard, y la secretaria de Economía, Tatiana Clouthier, fueran parte de la comitiva que acompañó al presidente. Ambos, conocedores de la ruta y los protocolos diplomáticos y de negociación para resolver de la mejor forma posible este diferendo.

El viaje de López Obrador a la capital de EU implicó el fortalecimiento de la relación desde varios frentes. Jill Biden, por ejemplo, posó y se le vio entusiasta con la visita de Beatriz Gutiérrez Müller, con quien acudió a la Biblioteca del Congreso.

Así que para los que andan suponiendo que como López Obrador puso una canción de Chico Che en su mañanera para responder a los empresarios de Estados Unidos o acusó a EU de estar detrás de los ambientalistas que piden la protección de la selva maya en la construcción de su tren, utilizará el desfile militar del 16 de septiembre para anunciar un Mexit o una guerra al sonoro rugir del cañón, están pecando de desconocimiento del modus operandi del presidente de México. El desfile llega durante el lapso de los 75 días que tienen los tres socios comerciales del T-MEC para resolver la controversia por la vía del diálogo y los acuerdos: López Obrador piensa que en ese lapso puede obtener algo que hasta el momento el panorama no le haya otorgado.

Política de principios

El momento del PAN

Juan José Rodríguez Prats

Excelsior

El camino del deber parece ser el indicado para evadirse

de esa desconcertante profusión de decisiones posibles.

Dietrich Bonhoffer.

El PAN se creó en la época del apogeo del partido de Estado, del nacionalismo revolucionario, del estatismo avasallador. El evento se percibía como un acto de ingenuidad política, sobre todo por aquellos que se definían como de izquierda. Contender en lo electoral y confiando en el respeto a la ley y en autoridades imparciales, se veía como una misión imposible. En la elección de 1940 hubo más vidas sacrificadas que años después en el mitin de Tlatelolco el dos de octubre de 1968. De esa magnitud fue la represión a la campaña de Andrew Almazán en su intento por ganar la Presidencia de la República. La historia da cuenta de ello.

La institución que siempre fue una propuesta de Gómez Morin desde la década de los veinte, como se confirma en el debate epistolar con José Vasconcelos, en su persistente anhelo de crear una organización política con doctrina que partiera de la ciudadanía y la preparara para la democracia, fue una abnegada y heroica lucha por defender ideales conformados por la confluencia de la filosofía política social cristiana y el pensamiento liberal. Representados por Efraín González Luna y Gómez Morin y aunque algunos percibieron contradicciones, se empalmaron de manera compatible. En el transcurso del siglo XX muchas iniciativas panistas, tanto políticas como económicas, fueron adoptadas por el gobierno. Castillo Peraza la llamó “victoria cultural del PAN”.

Al paso de los años, la denominada izquierda y los desprendimientos del PRI se fueron sumando a los esfuerzos del PAN por defender el Estado de derecho y la división de Poderes. La decisión en 1988 de aprobar reformas con el gobierno de Carlos Salinas fue crucial para que, por fin, la transición a la democracia permitiera la alternancia del titular del Ejecutivo federal.

El escenario es hoy similar a aquellos años de la fundación y los desafíos siguen siendo los mismos. Así de resistente y terca es la realidad mexicana. Por lo tanto, la actitud debe ser la misma. Como entonces se dijo, es “brega de eternidad”. El romancero José María Gurría Urgel lo tradujo en versos: “El hombre es patria que pasa, la patria es hombre inmortal”.

Ningún partido tiene en estos momentos tan honrosa obligación y tan excelente oportunidad para oponerse a la mayor amenaza que se cierne sobre México como el PAN. Es el que tiene mayor preferencia electoral, representa lo más esencial del pensamiento de la Ilustración que en todo el mundo está en disputa y tendrá que probar que su militancia y dirigencia están a la altura de su tradición y de sus principios.

Tal parece que persiste la obsesión del triunfo electoral, la cual ha mareado siempre a quienes luchan por el poder.

En su paso por México, durante una de las páginas más brillantes de nuestra historia, el periodo de la República restaurada, José Martí escribió: “O se quiere reformar el país, o se anhela el puesto desde que se rige la nación, aquella fuera nobleza que hay siempre modo de cumplir, esto es ambición bastarda que es noble cuando puede ser medio de un bien, pero que, siendo objeto principal, no puede el país sensato respetar y proteger”.

De ninguna manera sugiero no pelear con todo por cada cargo en disputa, pero tampoco creo que el proyecto transexenal vaya a ser exitoso. Tengo la certeza de que el primero de octubre de 2024, aun ganando el partido en el poder, López Obrador, Morena y la 4T se irán juntos al rancho en Palenque. No valdrá la pena continuar con prácticamente nada de lo que deje. Una necesidad prevalecerá inminentemente: corregir, rectificar, rescatar.

Todas las democracias han fortalecido su vida parlamentaria. Basta asomarse a los debates en los regímenes, aun siendo presidenciales, para confirmar que hoy lo urgente es enaltecer la capacidad de deliberación política. Así se toman las decisiones, así se resuelven los problemas.

Astillero

San Francisco de Asís en el erario // Mensaje a otros poderes // También, bandera 2024 // Fox, T2 y corrupción

Julio Hernández López

La Jornada

El Presidente de la República anunció ayer el paso a la etapa superior de la austeridad en el gobierno: la pobreza franciscana. En principio, a reserva de lo que se informe hoy, luego de que el tabasqueño se reúna con su gabinete para informarle de las nuevas medidas, se perfila lo que en otros momentos se denominaría apretarse el cinturón: virtual supresión de viajes al extranjero (salvo lo indispensable) y menos disponibilidad de recursos para la operación de secretarías, direcciones y demás estructura burocrática de nivel ejecutivo.

Ya lo había apuntado a dos meses de haber tomado posesión del cargo, el 1º de febrero de 2019: Estamos en la austeridad republicana y, si se necesita para transferir todos los fondos al pueblo, para que haya desarrollo, trabajo y bienestar, el gobierno va a entrar a una fase superior, vamos de la austeridad republicana a la pobreza franciscana, nada de derroche. La referencia más reciente fue el pasado 2 de junio. Así que nadie puede llamarse a sorpresa.

La opción franciscana tiene como marco político de referencia el largo diferendo con servidores públicos de primer nivel, no del Poder Ejecutivo, que tienen ingresos de dinero público por encima del propio Presidente de la República. Ya el procurador de la Defensa del Consumidor, Ricardo Sheffield (a quien tumbaron a varios de sus subordinados inmediatos por irregularidades no esclarecidas, para ser sustituidos por enviados de Adán Augusto), había preparado el terreno esta semana, al dar a conocer en la mañanera un quién es quién en esos cobros privilegiados.

Al contrastar estas medidas de austeridad extrema del aparato obradorista con la reticencia de otras áreas del Estado mexicano (el instituto electoral y el aparato judicial de élite, por ejemplo), López Obrador agrega banderas políticas a la campaña presidencial de 2024 que está en marcha aunque, para evitarse complicaciones legales, se disfrace o niegue.

Un punto importante en este rediseño de las erogaciones de la administración pública federal es el relacionado con el adecuado y suficiente suministro de obras y servicios a una población que ha visto complicarse el acceso satisfactorio a rubros como la atención médica y la disponibilidad de medicamentos, la seguridad pública (aunque el presupuesto para las fuerzas armadas sí ha crecido) y otros temas socialmente sensibles.

Hay una ola de comentarios críticos sobre la operación de la terminal 2 del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), que parece olvidar las hechuras corruptas y perniciosas de Vicente Fox Quesada (responsable de la construcción de dicha terminal) y magnifica los problemas para tratar de cobrar cuentas al gobierno obradorista por la cancelación del proyecto peñista de Texcoco.

Pero, recuerda Ximena Garmendia, quien fue trabajadora de una aerolínea mexicana y luego se ha especializado en periodismo de temas aéreos, desde que se entregó la terminal 2, desde el momento en que las autoridades hicieron entrega de esta nueva terminal, se detectaron innumerables fallas: en lo que es el aeropuerto, en el propio edificio terminal. Desde cañerías mal colocadas, la cimentación mal hecha, las salidas de emergencia mal diseñadas; hay rampas que tratan de esconder desniveles y se produjeron daños en el sismo del 19 de septiembre de 2017, que las autoridades trataron de ocultar.

Garmendia, responsable del blog Sobrecargo Informa y columnista de SDP Noticias, considera que sí hubo corrupción en la administración de Vicente Fox en cuanto a la terminal 2. El Presidente de la República ha dicho que lo hecho en esa obra estuvo mal y se ha anunciado el propósito de investigar lo sucedido. Mientras tanto, Fox sigue asestando errores de ortografía y de lógica en un desesperado tuiteo contra López y sus políticas.

Y, mientras el Presidente de la República ha cenado con empresarios en Palacio Nacional.

México SA

¿Clausurarán la Terminal 2? // Se hunde edificio principal // Costo se multiplicó por 43

Carlos Fernández-Vega

La Jornada

La Terminal 2 del Aeropuerto Internacional Benito Juárez de la Ciudad de México corre el riesgo de ser clausurada por presentar problemas estructurales desde su construcción en tiempos de Vicente Fox, amén de que fue erigida en la zona de mayores hundimientos en el Valle de México, es decir, en la misma área en que operaría el fallido NAIM, cancelado por la presente administración. No hicieron el trabajo de cimentación adecuado, ahí hubo fallas y es hasta para ordenar una auditoría técnica administrativa, detalló el presidente López Obrador.

En efecto, la construcción de la Terminal 2 comenzó en el sexenio del payasito del Rancho San Cristóbal (con Pedro Cerisola Weber, empleado de Carlos Slim, como titular de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes) y el plan original preveía inaugurarla el 30 de noviembre de 2006, último día del sexenio de Martita Sahagún.

Pero, como siempre, dicho plazo no se respetó y fue hasta marzo de 2008 cuando formalmente Felipe Calderón, ya como fraudulento inquilino de Los Pinos, inauguró dicha terminal, junto al impresentable Luis Téllez como secretario de Comunicaciones y Transportes.

La crónica periodística de entonces ( La Jornada) ofrece un cúmulo de detalles: esta obra también es producto del esfuerzo de la administración del presidente Fox, quien en su momento tomó la decisión e inició los trabajos de esta Terminal 2, y a quien, desde luego, reconocemos su compromiso y su esfuerzo por hacer posible este proyecto, dijo El Borolas; sin aludir a las anomalías detectadas por la Auditoría Superior de la Federación en la construcción de esta obra, Calderón Hinojosa aseguró que esta terminal pondrá a la Ciudad de México nuevamente entre los principales destinos aéreos del mundo.

Con este acto, indica la nota periodística, se formalizó la operación de estas polémicas instalaciones, en las que inicialmente el gobierno foxista iba a invertir 200 millones de pesos y cuyo costo, al final, se elevó a 8 mil 595 millones de pesos (43 veces más que el presupuesto original), y que implicaron la contratación de un préstamo por 400 millones de dólares con cuatro bancos, una larga demora y severos cuestionamientos.

Otro elemento revelador: en noviembre de 2007, Calderón preinauguró la Terminal 2 a sabiendas de que a la obra le faltaba un largo trecho, pero lo hizo, según él, porque “no quisimos dejar de utilizar la infraestructura disponible antes de inaugurar la terminal precisamente para poder brindar servicio a los pasajeros y poder utilizar y redimir, en términos de beneficio social, la inversión cuantiosa que se ha hecho. Estoy orgulloso de entregar un aeropuerto moderno, ciento por ciento funcional, que ayudará notable y sensiblemente a solucionar los problemas de saturación que ya presentaba la Terminal 1. Con esta obra, explicó, se elevará la capacidad del aeropuerto de 24 millones a 32 millones de pasajeros y ‘probablemente más’”.

Ese fue el ambiente de la inauguración anticipada y la formal de la Terminal 2, sin importar las no pocas anomalías detectadas por la Auditoría Superior de la Federación.

Pues bien, 14 años después y con el hundimiento acelerado de la Terminal 2, el presidente López Obrador advierte que “tenemos que resolver cómo evitamos que se derrumbe y que haya desgracias. Una posibilidad es hacerla de nuevo, porque la que hay sí es una falla estructural grave, hay hundimientos diferenciales. Cuando vayan al aeropuerto observen cómo está. Y lo otro es apuntalarlo. Voy a pedir a los técnicos –ya hay un grupo que está trabajando en esto– que veamos la posibilidad de que se apuntale”.

Detalló que ya intervino el Instituto de Ingeniería de la UNAM y se hizo un estudio preliminar sobre las fallas, pero quedamos en revisar todo. Se formaron equipos de trabajo y en una semana ya tenemos un primer resultado, y lo vamos a dar a conocer. Se está invitando a expertos estructuristas, un grupo de ingenieros para que nos digan qué procede. De lo que no hay duda es de que estuvo mal hecho. Bueno, ya hay partes donde se levantaron por completo los pilotes, la cimentación (en el edificio de la Terminal 2), entonces sí tenemos que verlo, pero se apuntala para proteger a la gente.

Las rebanadas del pastel

Mientras la Reserva Federal de nueva cuenta aumenta su tasa de referencia (y todos los bancos centrales la siguen como borregos), va un fuerte abrazo, con mi agradecimiento pleno, para los compañeros y amigos del Colectivo Morena Chilangos (Comochi). ¡Salud!

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