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Juegos de poder

Populismo educativo

Leo Zuckermann

Excelsior

La Secretaría de Educación Pública (SEP) ha ordenado no reprobar a ningún alumno de primaria y secundaria. Independientemente de su aprovechamiento, todos obtendrán una calificación mínima de seis y, por tanto, pasarán de grado.

No sólo eso. También, por disposición de la SEP, se ha eliminado la obligación  de tener el 80% de asistencia a las clases para estudiantes de 3º a 6º grado de primaria y de 1° a 3er grado de secundaria. Los maestros ya no estarán obligados a pasar lista de asistencia.

Estas dos nuevas directrices también aplicarán para las escuelas particulares que tengan reconocimiento de validez oficial de estudios por la SEP.

Entiendo el gran reto que ha significado para el Estado la pandemia del covid-19 en materia de educación. Sin lugar a dudas, hay un enorme rezago educativo producto del confinamiento de los niños durante tantos meses y el posterior regreso presencial tan caótico. Hoy sabemos, por ejemplo, que muchos estudiantes que están en tercero de primaria siguen siendo analfabetos. No pudieron, durante sus dos primeros años de educación básica, aprender las letras. Ya están, sin embargo, en un nivel donde tendrían que leer y escribir. Ahora, por disposición de la SEP, pasarán a cuarto.

Es horrible esto de “reprobar” a niños. Se trata de un estigma muy duro de superar. El que repite año se convierte, en el mejor de los casos, en “el reprobado” y, en el peor, en “el burro”. Pero hay una lógica detrás de la no acreditación de los conocimientos básicos que debieron aprenderse durante el año. Si se deja pasar al siguiente grado, el que sufrirá más será el estudiante, que tendrá que alcanzar a sus compañeros en una lucha contra el tiempo hasta que, como suele ser el caso, tire la toalla y abandone la escuela.

Para escribir esta columna consulté a un experto en educación. Esto me dijo sobre la decisión de la SEP: “Más allá de reprobar o no a nuestros estudiantes, el diálogo, después de dos años de pandemia que ha generado una brecha educativa significativa, debería enfocarse en generar estrategias para asegurar el aprendizaje y la comprensión que no se ha logrado. Sin embargo, esta decisión tiene riesgos serios para los que las comunidades y autoridades educativas deben prepararse. En la medida que pasen alumnos sin los conocimientos necesarios, el trabajo de los docentes de los siguientes grados se volverá más complicado. Con ello, se podría perpetuar y ampliar el rezago educativo, a menos que se cuente con un plan aterrizado y herramientas eficientes para recuperar conocimientos de forma progresiva”.

La SEP, me parece, se fue por la decisión más fácil pero, en algún momento, explotará la bomba del rezago educativo. Probablemente será el próximo sexenio. Típica decisión política: aventarle la papa caliente al siguiente.

Sobre el tema de ya no pasar lista de asistencia a los alumnos, el experto lo considera un problema más complicado: “Aunque poco conocido en nuestro país, diversas investigaciones nos enseñan la importancia de la asistencia y las consecuencias de no medirla. La realidad es que no se puede trabajar con quien no está. Un estudiante no aprende si no asiste a la escuela. El término para este gravísimo problema es ‘ausentismo crónico’ y es una de las causas principales de un bajo rendimiento escolar y de la deserción. El término se utiliza a nivel internacional para definir la ausencia en, al menos, el 10% de los días del ciclo escolar”.

La asistencia, además, no sólo permite valorar el aprendizaje cotidiano. También es un buen indicador de lo que le está pasando al niño/adolescente: “¿No queremos conocer por qué nuestros estudiantes no se han presentado? ¿Están enfermos? ¿No tienen el recurso necesario para asistir a la escuela? ¿Han sido víctimas de violencia doméstica?”.

En Estados Unidos, de acuerdo con estudios académicos, el ausentismo escolar está relacionado con la pobreza. Los estudiantes no van por problemas familiares, violencia doméstica, abuso de sustancias, enfermedades y todo tipo de situaciones por falta de recursos económicos. Sospecho que lo mismo pasa en México. El pase de lista en la escuela es una manera de saber y de, potencialmente, ayudar a los más pobres del país.

El experto que entrevisté concluye: “Los estudiantes no pueden reprobar y, peor aún, los docentes no pueden tomar asistencia. ¿Qué bonito se escucha verdad? Los niños primero, no vayamos a lastimarlos”.

Sí, muy bonito. El gobierno, al irse por la decisión fácil, acabará lastimándolos más.

Nudo gordiano

“Campaña” y contradicciones

Yuriria Sierra

Excelsior

No es ni será el sexenio de la transformación. Está dicho y trazado. La promesa de Andrés Manuel López Obrador de hacer de su gobierno un nuevo episodio en nuestro país, uno que la historia coloque junto a otros momentos, como la Independencia, la Reforma y la Revolución, dista mucho de convertirse en una realidad. Aunque él mismo haya forzado esta comparación para erigir estelas conmemorativas en la refinería de Dos Bocas. Este gobierno, pese a lo anunciado la noche del 1 de julio de hace cuatro años, no movió su eje de operación a una administración en activo, se quedó y avanza bajo los lineamientos de una campaña electoral. En los primeros meses de gobierno, para darse oportunidad de asentarse en Palacio Nacional; después, para tener pretexto ante la falta de resultados y, ahora, también para adelantar el proceso de sucesión. No importa lo que suceda en el territorio mexicano. La prioridad es seguir con la estrategia de la eterna campaña.

Y esto lo confirman integrantes de la 4T. La lealtad se mancha cuando se ven afectados intereses personales. Este lunes, Gerardo Fernández Noroña reclamó a López Obrador el no haberlo invitado a la inauguración de la refinería, que fue escenario para sus presidenciables. Lo dijo así: “El compañero Presidente ya dio las señales suficientes de quién cree que lo puede relevar, quién le gustaría a él (…) Yo no soy corcholata, soy un hombre libre que aspiro legítimamente…”. Esto, un día después de que Claudia Sheinbaum declaró que no hay nada de campañas adelantadas, que se trata, más bien, de tareas ordenadas por López Obrador. Lo expresó desde Querétaro, a donde acudió a uno de los festejos que Morena organizó por los cuatro años del triunfo electoral. Bajo esa lógica, por eso la vemos en foros y eventos especiales en el interior de la República, aunque la duda está en si se toman a cuenta de sus horas de trabajo o como parte de su tiempo libre, como también ya lo sugirió el mandatario. Lo mismo ocurre con el secretario de Gobernación, Adán Augusto López, quien desde el previo a la consulta de revocación de mandato ha desfilado en varios escenarios junto a políticos locales en varios puntos del país. Acaso quien salva su exposición de esta dinámica es el canciller, Marcelo Ebrard, quien ahora se encuentra en Corea del Sur, como parte de sus diligencias de canciller. Pero incluso, a pesar de no considerarse corcholata, a Ricardo Monreal ya le hicieron una canción en la que cuentan su historia de vida.

No hay campaña, dicen, menos actos anticipados, afirman; pero sí hay “tareas” asignadas y foros innecesarios donde los presidenciables de la 4T se pasean para activar el aplausómetro que encienda ánimos rumbo a las encuestas con las que decidirán quién aparecerá en la boleta electoral de 2024.

Aquí estamos, en eso está la agenda y el aparato del gobierno federal. No está, las condiciones del país lo dicen, en el armado de nuevos programas para combatir la inseguridad y la violencia; tampoco en el redireccionamiento de políticas económicas que contengan el impacto del momento histórico pospandémico que atraviesa el mundo; menos en un nuevo trazado estratégico para el sector de salud o educativo. La Cuarta Transformación está en campaña: adelantando procesos e inaugurando obras de infraestructura a medio terminar, un aeropuerto internacional sin vuelos internacionales o una refinería que dará su primer barril dentro de varios meses, si bien le va… ah, y también en las declaraciones incendiarias que llenan tiempo en la mañanera y prometen titulares, como la iniciativa para desmontar la Estatua de la Libertad en NY, en protesta ante la condena que reciba Julian Assange, porque la 4T también es de contradicción, ¿qué diría López Obrador si desde EU opinaran sobre un tema que atañe sólo a México?

Astillero

Cateo político a Va por México // ¿Materiales y cuadros políticos? // Alito, pájaro de cuenta // Solalinde apunta a jerarquía

Julio Hernández López

La Jornada

El realizado antier en Campeche es, en su vertiente política, también un cateo a la coalición opositora denominada Va por México (PRI, PAN y lo que queda del PRD). El objetivo del hipotético cateo bis sería, en extrapolación de lo buscado en aquella ciudad sureña por el fiscal del Estado, saber de qué material está hecha tal coalición y cuáles son los cuadros (políticos, no de arte) que la engalan.

Ya se sabía, pero ahora queda confirmado: Alito es lo que en la jerga del periodismo policiaco suelen llamar un pájaro de cuenta, concepto este que el diccionario de la Real Academia Española define, hasta con amabilidad, como una persona a quien por sus condiciones hay que tratar con cautela.

El diccionario de español usado por Google, como servicio de Oxford Languages, es más descriptivo: persona a quien conviene tratar con mucha cautela o desconfianza debido a su mala conducta e ilustra con un ejemplo de cómo se usa: está claro que tu tío es un pájaro de cuenta, sería capaz de estafar a su propia madre.

Sin embargo, la gerencia general de Va por México, a cargo del empresario de la política, Claudio X. González, su subgerente regional, el panista Marko Cortés, y el director del fideicomiso de liquidación del Partido de la Revolución Democrática, Jesús Zambrano, han tenido explicable, más no justificable, falta de cautela a la hora de sumar a sus esfuerzos de construcción de una candidatura presidencial a un pájaro de cuenta de tres colores.

Podría entenderse que en los propios receptores, Claudio, Marko y Chucho, con sus respectivos primeros círculos, no habría condiciones reales para repeler a un congénere. ¿Quién arrojaría la primera piedra contra el flamígero aliado, el tribuno sin miedo del dictador, en ciernes o ya consolidado, que dicen que es López Obrador? ¿Enriquecimiento ilícito, transas, corrupción galopante de Alito? Bueno, pero se necesita al PRI, dijeron los constructores del edificio de futurismo electoral al que ahora le están sacando sus trapotes al sol por la vía del ex gobernador campechano.

El punto en contra, para la coalición Va por México, es que en esta seca batalla política-electoral, en la que se están aprovechando judicialmente los flancos débiles del adversario (la gobernadora de Campeche, Layda Sansores, entrega semanalmente una audiograbación incriminatoria de Alito, a sabiendas de que es ilegal tal difusión institucional de una filtración), el historial, el armado y los elementos constitutivos de quien todavía es presidente nacional del PRI son transferidos en automático a la mencionada coalición que con estas prendas escandalosas de la corrupción del pasado pretende convocar a construir un futuro distinto.

Por otra parte, resulta caricatural la desesperada recurrencia de Alito al expediente del perseguido político. En un país donde ha habido persecución y represión en serio, Moreno Cárdenas suena tragicómico a la hora de pretender instalarse ropajes de luchador social castigado por sus ideas y no por su corrupción.

Válido de tal coartada, Alito anunció que viajará por el extranjero (lo cual es una forma de colocarse a distancia de las muy cantadas acciones judiciales en su contra), para denunciar ante los principales órganos internacionales las presuntas injusticias cometidas en su contra. Pues allá que se lo crean los anfitriones extranjeros.

Y, mientras el padre Alejandro Solalinde señala (https://bit.ly/3OHQcYx) que en la actual crisis de violencia hay responsabilidad de la jerarquía católica que mantuvo relaciones de complicidad y se benefició de la corrupción con gobiernos priístas y panistas, un alto clero que era más peñista que Peña Nieto y un hampón enviado durante el salinismo como delegado apostólico, Girolamo Prigione, ya difunto. Solalinde también reconoce el déficit del gobierno obradorista en materia de combate a la delincuencia, aunque considera que el enfoque es cristiano, de redención.

México SA

¿Y la Bicentenario, apá? // Calderón, impúdico // Refinería de saliva

Carlos Fernández-Vega

La Jornada

Muy activo anda el Borolas critique y critique la construcción, primero, e inauguración, el viernes pasado, de la Refinería Olmeca en Dos Bocas, Tabasco. Duro que te dale contra esa grandiosa obra de infraestructura tan necesaria para reforzar nuestra soberanía energética. Con brutal cinismo, a Calderón se le llena la boca, y avienta ajos y cebolla, pero es la fecha que no da una explicación sobre el porqué nunca concretó lo que él mismo calificó en su momento como la obra más importante de mi gobierno: la fantasmal Refinería Bicentenario.

En la mañanera de ayer el presidente Andrés Manuel López Obrador comentó de pasadita lo que fue el denominado proceso de selección del estado de la República en el que la tan cacareada refinería de saliva se construiría y todos aplaudieron como focas. Borolas puso a pelear a varios gobernadores priístas y panistas, para que al final de cuentas se pronunciara a favor de Hidalgo, en ese entonces presidido por Miguel Ángel Osorio Chong, quien a los habitantes de esa entidad endeudó con mil 500 millones de pesos, destinados –supuestamente– a la compra de los terrenos en los que se construiría lo que nunca se edificó. Es la fecha, pues, pero Calderón y sus secuaces no pierden oportunidad para arremeter contra la Refinería Olmeca. De hecho, desde el anuncio presidencial de que se construiría en Dos Bocas, Tabasco, y fijó plazos de edificación y fecha de inauguración (el 22 de julio de 2022), el tal Borolas aseguró que se trataba de la crónica de un desastre anunciado, es decir, inconscientemente se refirió a su propio fracaso con la Bicentenario, cuya construcción pomposamente anunció en no menos de cinco ocasiones, en cada caso como si fuera novedad, y no colocó ni un tornillo.

El primer anuncio –el original, por decirlo así– lo hizo el 18 de marzo de 2008, paradójicamente en Paraíso, Tabasco: he girado instrucciones a la secretaria de Energía (Georgina Kessel) y al director general de Pemex (Jesús Reyes Heroles González) para que, sin dilación, inicien los estudios y analicen la factibilidad técnica, financiera y logística que nos permita construir una nueva refinería en el territorio nacional. Esta es una buena manera de celebrar el 70 aniversario de la expropiación petrolera. Cuatro años después, de la Bicentenario el gobierno calderonista no había puesto un tornillo. Sólo medio construyó la barda perimetral, con un costo verdaderamente escalofriante (620 millones de dólares), mientras daba largas y más largas para el inicio de la obra. Reyes Heroles González dejó la dirección de Petróleos Mexicanos y en su relevo llegó Juan José Suárez Coppel (el mismo que inicio el fracasado rescate –léase negocio- de los astilleros españoles) quien aseguró que dicha refinería es un compromiso de Felipe Calderón, no un proyecto político.

Paralelamente, aseguró que a más tardar en abril de 2011 comenzará la obra y estimó que “hacia mediados de 2013 habrán concluido los trabajos de preparación del sitio y entonces empezará la licitación de los paquetes de obra, a fin de que 42 o 45 meses después comience a operar la refinería, que a precios actuales tendrá un costo de 11 mil 600 millones de dólares. Los planes de Pemex plantean un periodo de siete años (inicio: agosto 2009, término: septiembre 2016). En los hechos, ni un tornillo, amén de que la Bicentenario permanecía en el éter. Para el 72 aniversario de la expropiación petrolera (18 de marzo de 2010), Calderón aseguraba que todo está listo para iniciar la construcción de la Refinería Bicentenario en Hidalgo. Pero no sólo él mentía, porque el otro funcionario que recibió instrucciones –versión oficial– fue la secretaria de Energía, Georgina Kessel (hoy al servicio de Iberdrola), quien en su momento juró que no hay retrasos ni está en duda la construcción de la Bicentenario; sólo algunos ajustes en las fechas; la fase de ingeniería finalizará en el primer semestre de 2011 y la construcción se licitará en el primer semestre de 2012, para estar en posición de iniciar la operación en 2015.

Concluyó el sexenio calderonista y el compromiso (Suárez Coppel dixit) lo retomó Enrique Peña Nieto, quien durante su campaña electoral también se comprometió, ante notario público, a construir la Bicentenario, sólo para que en octubre de 2014 el entonces secretario de Energía, Pedro Joaquín Coldwell, cancelara tal posibilidad.

Las rebanadas del pastel

Eso y mucho más, pero el cara dura de Calderón despotrica contra lo que él no pudo hacer.

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