Columnas Escritas
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Número cero
La 4T más cerca que nunca de la reforma eléctrica
José Buendía Hegewisch
Excelsior
El gobierno de la 4T trae el casco abollado por el descalabro de la justicia y la seguridad en el país. Para superar el bache, pisa el acelerador de la reforma eléctrica que relance su legitimidad en una batalla en varios frentes, uno de ellos, el externo con EU, que además le imprime un sello de gesta nacionalista. El momento es propicio porque los cambios en la geopolítica mundial le abren una ventana de oportunidad a su promesa de rescatar a la CFE y la autosuficiencia energética, que se debate en el Congreso, tras languidecer casi un año atorada en la Corte.
EU lleva un año de esfuerzos disuadiendo a López Obrador de la reforma con advertencias como la pérdida millonaria de inversiones o sanciones por violar las obligaciones del T-MEC, pero ninguna ha hecho diana. El último intento del encargado de la Casa Blanca para el Cambio Climático, John Kerry, tampoco obtuvo éxito ante la mayor fuerza negociadora de México por el descontrol del mercado energético mundial.
Con la reforma hay mucho en juego porque es un mercado que vale más de 400 mil millones de pesos anuales. Para el gobierno es urgente demostrar capacidad de sacar adelante su programa como mensaje a sus bases hacia la revocación de mandato y las elecciones estatales de este año. La última tentativa se libra, al mismo tiempo, en el Congreso y en la Corte, en uno u otro sitio deberá resolverse justo después de la consulta. La fecha es clave porque el revocatorio podría exhibir averías en la maquinaria de Morena para movilizar a las urnas por el deterioro de las expectativas ante el aumento de la inflación y la falta de resultados en la inseguridad y el bache de la justicia.
La reforma eléctrica, que devuelve el monopolio eléctrico a la CFE, es una catapulta para salir del atolladero de los escándalos del fiscal Gertz con la justicia, las disputas internas como revelan su affaire con el exabogado de Palacio Nacional, Julio Scherer, y las secuelas de las acusaciones de corrupción en el entorno familiar del Presidente. Ahora, la desestabilización del mercado energético mundial por la guerra en Ucrania le ofrece mayor fuerza para resistir presiones externas, cuando EU busca alternativas en la región para sustituir el petróleo y el gas ruso, incluso con su acercamiento a Venezuela.
El Presidente, por ejemplo, en su reunión con Kerry se negó a hacer cambios a la reforma y también a crear un grupo para supervisar la negociación en el Congreso. Kerry no pudo llevarse nada más que observar el proceso legislativo, donde todavía podría modificarse la propuesta. Ante el desacuerdo, Kerry cuidó de traducir su preocupación en confrontación, y postergar el choque al litigio internacional en los paneles del T-MEC.
El endurecimiento del gobierno de Biden parece rebajarse. La energía es vital para la competitividad del bloque de Norteamérica y manzana de la discordia de empresas europeas, canadienses y estadunidenses por un mercado que crece tres puntos por encima del PIB. De todas formas, la cancelación de contratos sin indemnización, como declaró López Obrador, obliga a EU a salir en defensa de sus empresarios, aunque no es el mayor inversor extranjero en el sector. Deja abierta la puerta a demandas millonarias –algunos las ponderan en 800 mil millones de dólares– en tribunales internacionales para obligar al país a pagar por incumplimientos con las reglas y garantías del T-MEC.
Pero eso no arredra al gobierno para aprovechar la oportunidad de relanzar su proyecto insignia, sobre todo, hacia la sucesión presidencial. El compromiso con energías limpias, aunque la reforma camina en sentido contrario, puede ayudar a despresurizar la votación en el Congreso, donde le faltan 50 votos para lograr la reforma. Algo que resultaría innecesario, si consigue antes los cuatro votos en la Corte para librar la ley eléctrica de los amparos que la atan hace un año. Este apunta a ser el camino más fácil para la 4T, debido a las reticencias de la oposición de avalar una reforma que desplome sus expectativas en las elecciones estatales, principalmente del PRI que está en riesgo de quedarse con sólo una o dos gubernaturas en todo el país si Morena le tuerce la mano para votarla.
Pero hoy, la 4T podría decir que nunca la ha visto más cerca…
La inmaculada percepción
Un chiste que se cuenta solo
Vianey Esquinca
Excelsior
El próximo domingo será un día normal para millones de mexicanos, pero para el presidente Andrés Manuel López Obrador y su partido Morena será crucial, porque observarán qué tanto músculo tienen para seguir movilizando gente y si rindieron fruto sus estrategias y trampas.
Y es que finalmente se llevará a cabo el proceso de revocación de mandato que, en esencia, debería ser: “el instrumento de participación solicitado por la ciudadanía para determinar la conclusión anticipada en el desempeño de la persona titular de la Presidencia de la República, a partir de la pérdida de la confianza”, pero que realmente se convirtió en: “el instrumento impulsado por el Presidente para poder hacer campaña y demostrar que todavía tiene popularidad”.
Por el manoseo que se hizo a esta jornada, hay más razones por las que no se antoja ir a perder el tiempo el 10 de abril.
1. Este proceso se convirtió en un pretexto para que el Presidente siguiera en campaña en un año convenientemente electoral, pues se eligen 6 gubernaturas.
2. La consulta debería ser democrática y ciudadana. Sin embargo, no fueron los ciudadanos quienes espontáneamente convocaron a este ejercicio, como lo manda la ley, sino que fue un ejercicio patrocinado, auspiciado e impulsado por Morena. Ellos fueron quienes juntaron las firmas requeridas para obligar al INE a realizarlo.
3. La consulta les vino como anillo al dedo al Presidente y a su partido para atacar a las instituciones electorales como el INE o el Tribunal Electoral. Sus ataques constantes tienen como único fin socavar su independencia y autonomía, como lo ha ido haciendo con otros organismos autónomos.
4. El proceso ha sido una completa simulación. Los mismos morenistas que aprobaron la ley para llevarla a cabo fueron quienes la violaron. Incluso emitieron un decreto inconstitucional y realizaron un proselitismo descarado, aunque estuvieran impedidos de hacerlo. Son ellos quienes quisieron hacer pasar este proceso como una ratificación y no como una revocación.
5. Este capricho presidencial le costó al país casi mil 700 millones de pesos. Es criminal haber insistido en la realización de esa consulta, con tantas carencias en el país, sabiendo que no será vinculatoria, porque no hay manera en que se llegue a los 37 millones de votantes; que además no fue solicitada por la gente y que tendrá un resultado más cantado que las canciones de Juan Gabriel.
6. Por la irresponsabilidad de legisladores y funcionarios públicos que, en lugar de mantenerse en su puesto haciendo la labor para la que fueron elegidos, prefirieron pedir licencia y hacer campaña a favor del mandatario.
7. Porque se la pasaron haciendo trampas y burlando a la autoridad. Los espectaculares que abarrotaron el país fueron un derroche de recursos ilegales, lo mismo que engañar a la gente diciéndole que se van a quedar sin apoyos si no sale a votar.
El proceso de revocación de mandato fue prostituido desde Palacio Nacional, y por todo eso, la mejor manera de decirle al Presidente y su partido que así no se juega sería seguir las recomendaciones que hizo en Twitter el usuario @guille_gos: “Tomemos el tema de la consulta de revocación de mandato, como ellos tomaron el tema del uso del cubrebocas: 1. No estamos obligados a participar; 2. No hay evidencia científica que pruebe que sirve de algo la consulta; 3. Mejor quedémonos en casa”.
Sin embargo, Morena se la va a jugar el todo por el todo y, seguramente, veremos las viejas prácticas de acarreo y movilización de los años más grises del país en procesos electorales. Todo para demostrar que el Presidente “no está solo”.
Reforma energética: la última
José Antonio Rojas Nieto
La Jornada
Cerremos la docena de notas que hemos compartido a propósito de la reforma energética en curso. Sin duda se abrirá de nuevo la discusión, el asunto exige decisiones que trascienden el corto plazo sexenal.
En un marco de amplia visión y larga duración. ¿Cómo lograrlo? ¿Un ejemplo? Con visión al año 2100 hay una interesante herramienta de simulación diseñada por técnicos del MIT (https://en-roads.climateinteractive.org/scenario.html?v=22.3.0). Identifica condiciones para lograr objetivos climáticos con cambios en energía, uso de la tierra, consumo, agricultura, industria, tecnología y otros. Se centra en efectos de cambios en PIB, eficiencia energética, innovación tecnológica y precios del carbono.
¿Qué efectos? Emisiones, temperatura global y otros más. Ofrece resultados de medidas de eficiencia, penetración eléctrica en transporte, en hogares, en servicios o de impulso a portafolios de fuentes renovables y limpias.
¿Otras bases? Inhibición de fósiles, deforestación o reforestación, impuestos al carbono, control de fugas de metano, desarrollos tecnológicos, por ejemplo. Ahí, y en otros casos, sobresalen amplia visión y larga duración integradas en principios que orientan el esfuerzo social.
¿Qué principios en nuestro caso? Algunos de los plasmados en los artículos 25, 27 y 28 de la Constitución: 1) exclusividad de la nación en áreas estratégicas y, sin embargo, aliento al desenvolvimiento del sector privado para que contribuya al desarrollo económico nacional; 2) propiedad originaria de la nación de recursos naturales y su usufructo en términos de un aprovechamiento nacional de sus rentas en petróleo y electricidad y minería estratégica; 3) responsabilidad estatal en prestación integral del servicio público de electricidad; 4) consecuentemente, carácter estratégico de petróleo y electricidad, minerales radiactivos y litio.
¿Qué significa retomar hoy estos lineamientos constitucionales? ¡Que el Estado garantice la seguridad energética, merced al impulso de un justo e integral proceso de transición energética! Sí, proceso que obliga a diversos objetivos sustanciales: 1) seguridad energética en un marco de lucha contra la desigualdad económica y social; 2) descarbonización de nuestra matriz energética; 3) creciente eficiencia, en producción, transporte, consumo y utilización de energía, para abatir costos y emisiones de gases de efecto invernadero (GEI); 4) creciente penetración de electricidad en usos finales de energía y procesos intensivos en GEI, antes, durante y después del consumo; 5) creciente participación de renovables y limpias, con justa ingeniería económica y de costos de integración; 6) impecable operación del despacho eléctrico; 7) honesta ingeniería económica que indique posibilidades y condiciones de costos decrecientes; 8) peso decreciente de factura energética en PIB y de gasto en energéticos en el gasto de familias y unidades productivas; 9) participación conjunta de lo público, lo privado y lo social; 10) creciente responsabilidad social. Entre otros.
Ideas compartidas en mesa universitaria de nuestra Facultad de Economía de la UNAM, en ocasión de la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería. (http://filmineria.unam.mx/feria/43fil/streamings-dia07.html) con nuestro director Eduardo Vega y nuestro compañero investigador Luis Miguel Galindo. Reconocimos que el gobierno ha tenido el mérito de pausar –gusta decir– la reflexión sobre el sector eléctrico necesario para México. Y advertimos el riesgo de fracasar si no se retoman la visión integral y perspectiva de largo aliento con amplia participación social. De veras.
NB ¡Se nos fue el compañero profesor de la UNAM Manuel Coello Castillo! ¡Abrazo a su familia!
