Conoce más de nosotros

Columnas Escritas

Lo que dicen los columnistas

Published

on

Twitter
Visit Us
Follow Me
You Tube
Instagram

Unas “Memorias” y unas declaraciones desafortunadas

Elisur Arteaga Nava

Proceso

La injerencia del gobierno de Calderón en el caso ABC, de haber existido, es grave. El que Arturo Zaldívar haya marcado su distancia y se hubiera negado a recibir la consigna, es laudable; pero, de haber existido ésta, la omisión del ministro al no denunciar raya en complicidad censurable.

En esta colaboración aludo a un incidente desafortunado. Llega a los límites de una agresión injustificada pero políticamente explicable.

En el incidente están inmersos directamente exdiscípulos míos, viejos amigos y colegas: el expresidente de la República Felipe Calderón Hinojosa; el actual presidente de la Suprema Corte, Arturo Zaldívar Lelo de Larrea; y Fernando Gómez Mont y Urueta, exsecretario de Gobernación. Indirectamente también lo está mi querida amiga, colega y exalumna doña Margarita Zavala. Todos ellos personas muy respetadas en el foro, con ascendiente en la sociedad y estimables para mí.

El actual presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y, por lo mismo, cabeza del Poder Judicial Federal, el doctor Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, escribió sus memorias. Las tituló 10 años de derechos, autobiografía jurisprudencial. Aunque las he ojeado con H y sin H, de inicio confieso que todavía no las he leído. Por ello escribo estas líneas, principalmente, con base en lo que se comentó en la prensa.

De inicio reconozco que es raro que un servidor público en funciones, con el trabajo y las muchas responsabilidades que tiene, le alcance el tiempo para meditar y escribir respecto de materias ajenas a su ocupación de juzgador, pero entendibles en alguien que ha ocupado y ocupa posiciones relevantes en el nivel nacional. Tiene mucho que decir. Y, lo más raro, es que también se da tiempo para escribir columnas en un diario de circulación nacional. No entiendo cómo le hace. Mis respetos.

También es raro que un exministro escriba sus memorias. Hace algunos años, un poco más de dos, el ministro en retiro y también expresidente de la Suprema Corte, don David Genaro Góngora Pimentel, escribió y publicó sus recuerdos. Los tituló Memorias de los supremos de la Corte (Editorial Porrúa, México, 2019). Es entendible que las pudiera escribir. Finalmente, cuando las elaboró, ya no desempeñaba la alta función de juzgar y de hacerlo en el más alto nivel. Lo hizo con la tranquilidad y seguridad que da una jubilación.

Por razón de las Memorias y de su presentación (Sergio Sarmiento, Jaque Mate, en Reforma, 28 de febrero de 2022), el señor ministro Zaldívar declaró en público que con relación a un juicio que se ventilaba ante la Corte en 2010, en el que él era ponente, el presidente de la República, Felipe Calderón Hinojosa, por conducto del abogado Fernando Gómez Mont, entonces secretario de Gobernación, lo presionó para que presentara un proyecto de sentencia que favoreciera a una parienta lejana de su esposa, doña Margarita Zavala.

En las declaraciones hay algo que suena raro: si efectivamente durante la Presidencia del abogado Felipe Calderón, el ministro Zaldívar, por conducto del también abogado Gómez Mont, recibió indicaciones de cambiar su proyecto de sentencia en el caso de la Guardería ABC, de ser cierto, insisto, lo que el ministro afirma, aparte de haber sido una intromisión indebida, todo indica que estuvo de por medio un ilícito; éste debió haber sido denunciado ante las autoridades competentes: el procurador general de la República. Al parecer el doctor Zaldívar no lo hizo en el momento oportuno y tampoco lo hizo con posterioridad.

La injerencia, de haber existido, es grave. El que el señor ministro haya marcado su distancia y se hubiera negado a recibir la consigna, es laudable; pero, de haber existido ésta, la omisión del  ministro al no denunciar raya en complicidad censurable.

El que afirma está obligado a probar, dice un principio general de derecho. Me imagino que el ministro Zaldívar, al hacer una afirmación tan grave, cuenta con los elementos para acreditar su dicho. Un servidor público de su nivel, con su experiencia y con sus conocimientos, no puede actuar irresponsablemente e inmiscuir en la comisión de ilícitos a exservidores públicos que ocuparon posiciones relevantes y mucho más lo será si no cuenta con los elementos de prueba suficientes y convincentes. Ojalá y que no sea así y que, a pesar de que, al parecer, el ilícito ya prescribió, las exhiba en su descargo y satisfacción de la sociedad en general.

Por su parte, los que saben derecho coincidirán en que don Fernando Gómez Mont la tiene más fácil; él, con negar que haya formulado las presiones, ya hizo lo suficiente. El que niega no está obligado a probar.

Si Zaldívar afirma que recibió presiones y no aporta pruebas que lo acrediten fehacientemente, es algo grave. Lo que menos habría que suponer es que, de tanto atravesar la calle de Corregidora, se haya contagiado de la enfermedad que acosa a su vecino: acusar a medio mundo, todos los días y sin contar con pruebas. El ministro, como jurista y presidente de la Corte, no lo puede hacer.

El hecho de que haya sido el licenciado Calderón Hinojosa, como presidente de la República, en ejercicio de la facultad que tenía, quien haya propuesto al Senado la terna en la que apareció el nombre de Arturo Zaldívar, no le daba derecho a esperar que, como ministro de la Corte, le guardara agradecimiento y fidelidad y, al resolver los casos sujetos a su juicio, siguiera sus instrucciones o insinuaciones. Denotaría bajeza esperar esa conducta. Es indigno en un ministro, magistrado o juez obedecer o seguir consignas al resolver un juicio sujeto a su jurisdicción. Eso lo entienden todos. El punto medular en el caso es simple: ¿tiene o no pruebas el ministro que acrediten su dicho? Si las tenía, ¿por qué no hizo notorio el ilícito y las exhibió en el momento oportuno?

Desde hace algunos meses he pensado y lo he dicho, que el ministro Zaldívar tiene su “corazoncito” y edad para aspirar a más, para cuando tenga que abandonar la presidencia de la Corte y deje de ser ministro de ella. Sabe derecho, está considerado como una de las máximas autoridades en materia de amparo; también es profundo conocedor del derecho constitucional. Tiene todo para seguir sirviendo a México en cualquier elevada posición para la que sea llamado. No se debe desperdiciar su experiencia ni desaprovechar sus conocimientos.

Está en su derecho de aspirar a lo que quiera, siempre y cuando respete la integridad de las personas, no pisotee el crédito que tienen dentro de la sociedad y respete los plazos constitucionales y legales que le impiden desempeñar su profesión de abogado o de ocupar un cargo dentro de la administración pública federal.

Juegos de poder

Esto no es de izquierda, es una locura

Leo Zuckermann

Excelsior

A mí, con todo respeto, como dice el señor de Palacio, no me vengan a decir que este gobierno es de izquierda. Pues será de una izquierda muy peculiar porque la verdadera izquierda en el mundo siempre luchó a favor de la educación pública como uno de los vehículos más eficaces de movilidad social. Los países que han logrado una mayor igualdad social son aquellos con buenas escuelas públicas.

Aquí, sin embargo, a este gobierno le vale un pepino la educación pública. No sólo le ha recortado el presupuesto, sino que su gestión en la pandemia de covid-19 ha sido un desastre que condenará a toda una generación a un enorme rezago educativo. La más reciente decisión gubernamental es una vergüenza nacional. Me refiero a la cancelación del programa de Escuelas de Tiempo Completo.

Dicho programa comenzó en 2006, durante el último año del presidente Fox. Inició con 500 escuelas. El objetivo era mejorar la formación académica de los estudiantes de primarias y secundarias públicas extendiendo el horario en más de tres horas, para un total de seis y hasta ocho horas por jornada. Para el 2020 ya eran 27 mil escuelas en este programa que atendía a 3.6 millones de alumnos.

Escuelas de Tiempo Completo era una historia de éxito. Las pruebas ENLACE demostraban que los estudiantes de estos planteles tenían un mejor aprovechamiento académico que los de escuelas con horarios regulares. Las encuestas de satisfacción indicaban que alumnos, maestros, directivos y familiares evaluaban de manera positiva el programa. Los reportes del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social eran favorables.

El programa, además, proveía alimentos en dos terceras partes de las escuelas.

De los 27 mil planteles, 19 mil se encontraban en zonas rurales e indígenas, es decir, atendían los municipios con mayores rezagos económicos.

Ni se diga de las externalidades positivas que generaba Escuelas de Tiempo Completo. Uno de los grupos más beneficiados eran las madres de los niños que ya no se tenían que preocupar por ir a recoger a sus hijos abandonando, para tal efecto, sus labores cotidianas. Al mismo tiempo, en un país tan violento como México, los niños se encontraban más seguros en las escuelas que en sus casas o en las calles de sus vecindarios.

Pero llegó la guadaña de la Cuarta Transformación.

El programa no le gustaba al Presidente. Con el mismo modus operandi, acusó que había “irregularidades” y, por tanto, se cancelaba Escuelas de Tiempo Completo para pasar al de La Escuela Nuestra, donde, según López Obrador, el control lo tendrán los padres y madres de familia. A ellos se les entregará el presupuesto y tendrán que constatar si hay horario ampliado y alimentación en las escuelas.

Eso dijo el Presidente. Está por verse porque resulta que la secretaria de Educación Pública, Delfina Gómez, afirmó que se le dará prioridad a la infraestructura de las escuelas porque hay planteles que carecen de agua, sanitarios y otras necesidades básicas. Es cierto. ¿Y no se podrían hacer las dos cosas al mismo tiempo?

El tema, no nos hagamos bolas, es de dinero. El gobierno se está quedando sin recursos. En la medida en que se estancó la economía, no están recaudando los impuestos que proyectaron para este año. Con el incremento al precio del petróleo, ya dejaron de recibir tributos por la venta de las gasolinas. Cada vez es más claro que no les alcanzará para lo que presupuestaron en 2022. El gobierno, además, ya se gastó todos los ahorros que tenía en distintos fideicomisos. Así que ya sacó la guadaña en programas que, aunque exitosos, no le agradaban al Presidente, como Escuelas de Tiempo Completo.

Van a subsidiar la gasolina, lo cual favorece más a las clases medias y altas, pero cancelar Escuelas de Tiempo Completo, que benefician a los más pobres. Así las prioridades de este gobierno.

Va otro dato. El último presupuesto de este programa, antes de que comenzara la pandemia y se cerraran las escuelas, fue de nueve mil 564 millones de pesos en 2019. Ese mismo año, una de las instituciones consentidas del Presidente, Pemex, tuvo pérdidas por 346 mil 135 millones de pesos, ¡3,700% más que todo lo que costó Escuelas de Tiempo Completo! Quieren, supuestamente, “rescatar” a la petrolera mexicana a costa de la educación de los niños.

¿Es eso de izquierda? No, es de locos.

Por cierto, en una medida muy responsable, los gobiernos de Puebla, Michoacán, Querétaro y la Ciudad de México han anunciado que en esas entidades no se cancelarán las Escuelas de Tiempo Completo. Ahí parece que hay gente razonable gobernando, no demagogos que falsamente se presumen de izquierda.

Astillero

8-M: saldo blanco, oportunidad // Acercar posturas // Castigos futboleros // AMLO no pide despidos en medios

Julio Hernández López

La Jornada

Contra los pronósticos generalizados y las prevenciones gubernamentales, en algunos casos extremas (como las vallas metálicas alrededor de Palacio Nacional y la presencia de elementos militares en el resguardo), transcurrió sin incidentes mayores la manifestación anual de mujeres en busca de visibilidad a sus demandas y de justicia en general.

Unas 75 mil personas en la Ciudad de México, según el reporte oficial. Decenas de ellas, encapuchadas y con instrumental preparado, arremetieron contra las vallas de Palacio que cumplieron su función. En varias ciudades del país hubo movilizaciones proporcionalmente cuantiosas, en un grito generalizado contra las agresiones históricas y la persistencia del sistema patriarcal.

En esta ocasión, el Día Internacional de la Mujer tuvo como contexto en México tanto la difusión gubernamental de datos que pudieron promover el miedo como el discurso presidencial que a grupos conservadores atribuyó ánimos de provocación y derrocamiento.
Sería plausible que el saldo relativamente blanco (hubo golpeados, pintas y destrozos) permitiera una reformulación de posturas del gobierno federal y de la masa sin liderazgo definido de las mujeres que exigen seguridad, no más violencia y castigo real a sus agresores (es decir, una política de Estado que las escuche y resuelva).

El discurso de Palacio Nacional no abona al entendimiento de este proceso de lucha de mujeres y le arroja, o cuando menos acerca, a grupos y coberturas ciertamente adversas a las posturas progresistas. Más allá de mítines (con tufo futurista), discursos y cierre de filas del morenismo, sería valioso que López Obrador mostrara solidaridad con esta batalla, una de las más definitorias de todo proyecto político regenerador.

También a contrapelo de lo que era de esperarse, luego de la explosión de violencia vivida en un estadio de Querétaro, los dueños de los equipos de futbol comercial de la máxima liga mexicana prefirieron el efectismo a la hora de castigar al club Querétaro, a los barristas delictivos y al sistema de intereses y lucro que rige ese negocio. Sanciones menores ante riesgos mayores, apariencia correctiva para que el balón de las oscuridades empresariales siga rodando sin gran obstáculo.

Días atrás, en un foro organizado por El Financiero-Bloomberg, el periodista Raymundo Riva Palacio aseguró que el Presidente de la República había solicitado a dueños de medios el despido de comunicadores que le son adversos y, ante la solicitud astillada de que diera ejemplos, mencionó a Ciro Gómez Leyva, conductor de programas en Radio Fórmula e Imagen Televisión. Como presunta prueba de esa petición de despido, Riva Palacio argumentó que en una alocución, el presidente López Obrador había planteado revisar el ejercicio profesional del citado Gómez Leyva.

Ayer, en una entrevista para un programa de Internet, se dio el siguiente diálogo: –¿Ha habido presiones de la 4T, del gobierno federal, para cambiar la línea editorial en tu programa de radio o en el de televisión, Ciro? CGL: Directamente, que yo sepa, no; ninguna, ninguna, cero. –¿Indirectamente? CGL: Bueno, hay un Presidente de la República que casi todas las mañanas hace una referencia a nuestro trabajo, al trabajo de los medios tradicionales, y en muchas ocasiones lo hace directamente a mí, ¿no? Pero una presión directa de que me haya hablado Jesús Ramírez o el secretario de Gobernación, o no sé qué otro funcionario, a mí, ninguna. Y que yo sepa, a mis dos jefes, en Imagen y en Grupo Fórmula, no (https://bit.ly/3KskvAa).

En la entrevista, Gómez Leyva narra en detalle el momento de tensión, y su posterior desahogo, que tuvo en Imagen Televisión a causa del manejo o no de la información presidencial que develó presuntos ingresos millonarios mensuales de Carlos Loret de Mola. También explica las razones de invitar como colaborador semanal de planta, a partir de hoy, a Epigmenio Ibarra, a quien el anfitrión llegó a llamar públicamente Goebbels de cuarta y propagandista del gobierno federal.

Twitter
Visit Us
Follow Me
You Tube
Instagram
Continue Reading
Publicidad
Presiona para comentar

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Publicidad

Lo más Visto

Copyright © 2021 Cauce Campeche. Diseñado por Sin Contexto.