Columnas Escritas
¡La reforma eléctrica va! (segunda parte)
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3 años atráson
En la entrega anterior, mencionaba que se han expuesto supuestas razones (en realidad falacias) para contraargumentar el objetivo del Presidente Andrés Manuel López Obrador de proceder en aras de la soberanía energética, mismas que pueden resumirse en económicas (que Pemex y la CFE son empresas improductivas, y que el Estado ha demostrado ser un pésimo empresario); ambientales (partiendo de que el máximo contaminador del país es Pemex, que las energías provenientes de combustibles fósiles son obsoletas y generadoras de grandes afectaciones ambientales); sociales (al indicar que la inversión destinada a Pemex y la CFE sería preferible enviada al gasto social), y, por último, que la inercia internacional va en sentido contrario a la política obradorista. Discutamos, refutemos y pongamos en su lugar cada una de las sinrazones que se aducen en contra de la soberanía nacional energética.
A) Estado mexicano es un mal empresario: falso. Los que han demostrado ser pésimos administradores, y en muchas ocasiones viles criminales y traidores a la patria, han sido un cúmulo de altos funcionarios del régimen pasado, mismos que han llevado a la quiebra a grandes proyectos emprendedores nacionales, que desmantelaron el estatus productivo de la nación, sin que la “venta” de los activos nacionales haya influido positivamente en el bolsillo de la población.
B) Por centrarnos en el aspecto energético, hablaremos exclusivamente de Pemex y de la CFE, empresas que, a pesar del continuo quebranto económico del cual han sido víctimas, han sostenido proyectos viables y siguen siendo puntuales en el desarrollo económico de la nación. Hoy por hoy, todo el sector productivo ligado a los hidrocarburos, como el relativo a la electricidad, es de los ámbitos de mayor crecimiento a nivel global, con proyecciones a futuro (mediano y largo plazo) que indican que estas industrias seguirán ocupando un espacio de privilegio en la economía global, no en balde de las más grandes empresas mundiales, se encuentran varias ligadas a estos mercados.
C) La soberanía energética atenta contra el medio ambiente: falso. Se aduce que Pemex es la empresa más contaminante a nivel nacional; esto es cierto en número brutos, pero si la referencia se hace contrastando capital social versus daños ambientales (es decir, en términos proporcionales) veremos que esto no es así, y terminan por ser muchísimo más depredadoras del ambiente las empresas mineras (sin menoscabo de otras diversas industrias, tal como lo es la maquiladora y la agricultura industrial).
Si hay algo que distingue plenamente a Pemex respecto de la mayoría de las empresas privadas trasnacionales, es que sí indemniza y repara los daños producidos, situación diametralmente opuesta a lo que la evidencia nos muestra de las privadas. Por poner un ejemplo ominoso: el derrame tóxico provocado por la minera Buenavista del Cobre, subsidiaria de Grupo México, en Sonora. Esta afectación ambiental, a más de siete de años de haberse producido, sigue sin haberse reparado y sin que haya ni un solo responsable ante la justicia mexicana. Hay corrupción privada y gubernamental en ese asunto que quedo impune.
D) El gasto que se hace en torno a Pemex y CFE sería más redituable en gasto social: Falso. ¿Quién los entiende? Dicen que los programas sociales es dinero improductivo, que es tirar el dinero, pero ahora piden que en lugar de invertir en Pemex y CFE ese dinero se mande a subsidios. Claro que es necesario, importante y prioritario ayudar de manera directa a la población que, de otra manera, podría hasta morir de hambre. Un gobierno que cree en la justicia social no podría ser ciego y distante a esta notable necesidad, pero también sabemos que es menester generar riqueza, promover la productividad y que históricamente las grandes empresas nacionales han sido el motor del desarrollo nacional. Aprovechando la experiencia del pasado, se apuesta a repetir recetas que fueron exitosas (muchas veces bajo circunstancias sociales, políticas, históricas e internacionales, más complicadas que las de la actualidad). Es tiempo de que el presupuesto y los recursos de la nación (dinero de todo el Pueblo mexicano) se gaste (invierta) de manera inteligente, con rumbo y sentido social, atendiendo en primer término al interés de las grandes mayorías y no de grupúsculos.
Ahora bien, me gustaría enunciar 6 puntos de porque es importante la Reforma Eléctrica que ha planteado el Presidente AMLO:
Porque México no debe depender de otros países ni de privados para agendar su propia electricidad.
Porque la CFE desaparecerá y como consecuencia, las empresas fijarán las tarifas eléctricas a su beneficio.
Porque la CFE es la única que no busca ganancias, a diferencia de los particulares que quieren enriquecer.
Porque los privados han abusado y robado a las arcas públicas, pues simulan contratos llamados de autoabasto los cuales no pagan luz a la CFE. Por ej. Oxxo abusó y dejó de pagar 61 millones de pesos, afectando con ello a todos los mexicanos.
Porque el neoliberalismo impide a la CFE generar la electricidad de la que es capaz, y la obliga a comprarla con dinero publico a las empresas privadas a precios caros.
Porque la explotación nacional del litio contribuye a la generación de electricidad a partir de energías limpias y renovables.
E) Finalmente, que la inercia global va en un sentido diverso al proyectado por la 4T también es falso. Pero la explicación a este punto (por falta de espacio) nos demandará una tercera entrega.