Ambrosio Gutiérrez Pérez
El mensaje
“Layda es Layda” escuchamos desde hace mucho tiempo en Campeche, entre el círculo rojo de políticos, partidos, periodistas, comentócratas y muchos, muchos ciudadanos. Y Layda Sansores San Román, la gobernadora, se mostró tal y como es en su mensaje a propósito de su Primer Informe de Gobierno.
Quienes no saben quién es Layda y cómo es, pues ¡se sorprenden! Pero lo más asombroso es que ni siquiera hubo, entre la comentocracia que adora a Alito (Alito$o$, les llaman… jijiji) y odia a Morena, López Obrador y consecuentemente a Layda, una crítica razonada, de fondo… lo que no les gustó fue el formato y que ¡haya bailado!
Cobra fuerza la frase aquella, de un libro de María Scherer (hija de don Julio, el histórico director de Proceso y antes de Excélsior), “El priista que todos llevamos dentro”. Y en Campeche más que en ningún otro lugar pues aquí apenas tiene un año que el Movimiento de Regeneración Nacional y Layda sacaron al PRI del poder después de 90 años.
Layda lo dice y lo hace. Lo reiteró en su mensaje. Seguirá siendo auténtica en su comportamiento (con bailada y todo) pues no sólo no hace daño a nadie sino que rompe esquemas y particularmente las formas y faustos de la era priista; acabó con el “día del gobernador”, le ofrendó el día a sectores tradicionalmente olvidados y otorgó dignidad y oportunidad a quienes (como internos del penal de Kobén, ahora llamados PPL) desempeñan actividades que seguramente les servirán para lograr una verdadera reintegración a la sociedad cuando recobren su libertad y refiero específicamente al grupo musical que actuó y animó la noche.
“Llegará llegará llegará” la canción emblemática de la campaña que la llevó a la gubernatura, y que acompañó Layda pues se sabe perfectamente la coreografía, fue tendencia en tuiter a nivel nacional. Muchos la criticaron, otros la aplaudieron y muchos más lanzaron comentarios hirientes ¡sólo porque bailó! Pero ella, desde el fondo de su corazón, lo dijo con absoluta claridad: “gobernar Campeche es un privilegio”.
“Layda es Layda” y los “alitosos” y “elitosos” en especial deben empezar a acostumbrarse a los nuevos tiempos, al nuevo estilo, que no tiene nada que ver con la buena marcha de la administración pública, con la entrega de resultados a los ciudadanos y con el cumplimiento de los principios de no robar no mentir y no traicionar al pueblo.
Lo más asqueroso
El mensaje diferente, más allá de la saludable participación de los secretarios del gabinete, tuvo momentos reveladores y emotivos. Lo más asqueroso que encontró a su llegada a Palacio de Gobierno fue la corrupción; las compañías “factureras” a través de las que muchos que debieron servir a la ciudadanía se robaban el dinero del pueblo.
Y subrayó “la deplorable, vergonzosa postura de los medios de comunicación, el síndrome del chayote les cambió la mentalidad y perdieron su sentido de responsabilidad, perdieron su mística”. No es nueva la percepción y opinión de Layda sobre el papel de los medios y los periodistas en Campeche, pero valga decir que tampoco es ajena a lo que ocurre en el país entero.
Reveladas las grandes cantidades de dinero que se llevaban algunos medios de consorcios de comunicación (el de la familia Arceo, los comprados por Alito a través de prestanombres) y algunos periodistas y comentócratas “buena onda”, pues sí es vergonzoso e indignante. Y son los mismos medios que hoy mantienen una intensa campaña contra Layda y su gobierno pero no haciendo periodismo sino insultando, denostando e incluso mintiendo.
Hemos subrayado en diversas ocasiones que, independientemente de ese pequeño grupo de medios y periodistas que se llevaban muchísimo dinero a cambio de servir a Alito, la mayoría son periodistas, reporteros, jóvenes, que salen todos los días a cumplir con su trabajo para llevar el sustento a sus hogares.
La pequeña mafia asquerosa a la que se refiera Layda se pinta sola, se evidencia sola y se define sola.
El anuncio
Sonó a campanitas navideñas en los oídos de los periodistas que buscan la nota el anuncio de que volverán los audios de Alito a partir del próximo martes (no olviden que le quedan algo así como 79 horas de grabaciones y más de 80 mil mensajes de watsap por revelar). Lo hará desde su cuenta personal, a título personal, desde su casa particular, invocando el derecho a la información que tienen los ciudadanos mexicanos. Así que ¡agárrate Chencha que vamos a cabalgar!
Lo explicó: el juez federal sentencia que no podemos usar recursos públicos, pero podemos seguir poniendo los audios, apelamos al derecho a la información que tienen los ciudadanos, y ya volvimos a subir todos los videos a nuestra red personal”… y ya de paso insistió en que no se va a comprar caballos ni lamborguinis, es decir, no hará lo que hizo Alito.
Lo emotivo; la guerrera roja
Vivo mi mejor historia, dijo la Gobernadora, pero el universo “trae malas pasadas, Carlis y Maguis (sus hermanos fallecidos recientemente) ya no están, unos días después de la victoria se fue el primero, al año exacto se fue mi hermana”.
No ha habido tiempo de llorar, dijo en medio de una emoción contenida, “tampoco yo tengo porqué llorar, pero también lloro, en silencio… Vamos a seguir sembrando flores en las piedras, para llegar a confirmar que otra historia sí es posible”… y se definió como “la guerrera roja, capaz de dar el corazón y la vida por este pueblo”.
Lo que viene y lo que cuenta
Vale pues: Layda Sansores San Román camina entre definiciones, revelaciones, anhelos y compromisos muy concretos con los campechanos. La mueve, eso sí, su gran corazón, el que tendrá que fortalecer para las batallas políticas que vienen y que todo tocan.
Sus tiempos también son los tiempos de Campeche y de los campechanos. El camino por delante es sinuoso, complicado, y con la desgracia que cae sobre todos los gobernantes del partido que sean, del origen político que sean o de la ideología que quieran: sólo cuentan por sus acciones, no por sus emociones.
En el futuro inmediato vendrá el desgaste político junto con la exigencia de obras, de servicios, de atención… los ojos ciudadanos estarán (están) sobre el desempeño gubernamental, sobre las acciones que impliquen justicia o injusticia; se tendrán que hacer valer (hasta para crear identidad) los principios de no robar no mentir y no traicionar al pueblo.
Se acabaron los plazos, se terminaron las celebraciones y muy probablemente las contemplaciones. No se puede dejar de pensar en la sentencia histórica (quizás injusta, pero exacta): los gobernantes pueden hacer todo el mal que quieran, y aunque quieran apenas pueden hacer el bien… sobre todo en estos tiempos.
Rendijas
–Este lunes 15 empiezan las comparecencias de los secretarios del gabinete estatal. Irán ante los diputados del Congreso local a exponer, responder y aclarar lo que les pregunten los diputados. Digamos de paso que ahí tendrán los opositores (“Alitosos” y “Elitosos”) oportunidad de preguntar y cuestionar lo que quieran.
–Claro, no faltaron los que acudieron al mensaje del informe como en los viejos tiempos de las fórmulas priistas. Es decir, planchaditos y circunspectos, estirando el cuello y buscando la mirada de la Gobernadora o de algunos de los secretarios para la anhelada sonrisa, para el abrazo obligado, para la promesa de llamada en la semana entrante o al menos el ya impreciso “… nos hablamos” que en tiempos políticos puede ser una semana, un mes, un año o el sexenio… Jejeje.
–Esos colegas que no fueron invitados al mensaje, eso dicen, no aguantaron las ganas del reclamo público aunque, evidentemente, lo vieron completito y les alcanzó también para criticar el nuevo formato, el baile, las horas que tardó y todo lo que pudieron… en fin que para eso están.
–La caída de la fachada de una casa del centro histórico, a unos pasos de la plaza central, le mete ruido al turismo y de paso involucra a varias dependencias, aunque el dueño del predio, según el INAH, ya había sido notificado en 10 ocasiones para que le diera mantenimiento al inmueble. No hizo caso y se cayó. Van a interponer denuncia ante la Fiscalía General del Estado por el delito de destrucción al monumento histórico… Y ¿quién es el dueño del inmueble que nunca hizo caso?
