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Se cayó el sistema!

Ambrosio Gutiérrez Pérez

En diciembre se me venció la licencia de automovilista y empezó la preocupación. Ese tipo de preocupación que se parece mucho a la piedrita en el zapato, caminas pero no deja de estar chingando. Entre el hoy y el mañana de siempre, las ocupaciones y fines de semana que no laboran los módulos para renovar, llegué invicto al 20 de enero (igual que México ante Trump que este día asumió el poder).
La Rebe me chismeó que entre las 4 y 6 de la tarde, el módulo de Palacio de Gobierno tenía menos demanda. La decisión fue tomada: 4:30pm en punto llegué a la fila. Y sí, no había las decenas en la fila, apenas seis delante de mi… mi ánimo subió, será rápido pense, pero una ojeada al interior de la oficina de Finanzas derrumbó mi optimismo: al menos 40 ya estaban cómodamente sentados esperando turno.
Bueno, comenté con mi vecino de fila que venía preparado para la ocasión con zapatos cómodos, pantalones cortos y camisa polo y una gran resignación, ojalá no todos vengan por licencia… puede ser, me respondió, ojalá.
El optimismo subió y la plática, obligada para matar tiempo, derivó en anécdotas de detenciones y policías… pero habían pasado 30 minutos y la fila no avanzaba.
Qué pasará? Estarán comiendo? Vimos a dos o tres salir y se movió un poco, pero se detuvo de nuevo. Casi le grité a la señora que encabezaba la fila externa: –oiga, por qué no pasa? Y mi vecino me informó: no, ese que está ahí, me dijo apuntando, en la primera banca, es el que va diciendo para pasar… Ah chingá… pero el tipo, que se ve profesional en eso de la burocracia, ni se inmutaba… me asomé y le pregunté… apenas sonrió con esa sonrisita de superioridad informativa: –Se cayó el sistema, nos dijo con tranquilidad absoluta, y va tardar una media hora en conectarse.
–Nos lo dice para desanimarnos?, pregunté en tono chingativo. Su respuesta fue de nuevo esa sonrisita matadora… No sé por qué me recordó a Bartlett.
A los pocos minutos la tercera de la fila desertó; dos muchachos detrás de mi también… y mi vecino: si ya estamos aquí, aguantamos.
El reloj corría… ya son las 5:30 y la fila no se mueve… un empleado de Finanzas, que evidentemente conoce a mi vecino, lo saludó efusivamente y le explicó: esta desconexión del sistema va tardar… pero una vez que se conecte va ser rápido, le dijo a mi vecino y lo palmeó con toda la intención de darle ánimo, para que no se rindiera.
El de la camisa verde salió al pasillo, caminó un poco y de algún lado sacó papelitos numerados con la leyenda: Seafi, 39, tramites (sin acento por cierto). Ptm… eso quiere decir que alcanzo turno… la fila a mis espaldas crecía y disminuía apenas se enteran los últimos de la caída del sistema.
Mi vecino de atrás cuenta: ya lo intenté 4 veces, llego y que ya repartieron fichas… es un desmadre, exclama resignado porque hoy sí tiene la 40.
De pronto se mueve la fila… carajo, regresó el sistema!+, pasaditas las 5:30… quizás sentimos la misma emoción que Cárdenas en el 88 en las primeras horas del conteo de votos, cuando aún llevaba ventaja sobre Salinas.
Al menos ya estábamos dentro de la oficina, sentados… a la vista la chica que opera la máquina para la foto de la licencia… dos minutos por.persona… ufff que alivio.
Por ahí de las 6 se asomó Sulubito (también conocido como Miguel Sulub, pupilo de Fernanado Ortega, aliado de Alito y los Moreira… pa’sumecha Marimar!, no lo matan ya por menos de 20 años de cárcel) y al menos sirvió para distraer la mirada ansiosa de la máquina y su operadora… Sulubito ya no alcanzó ficha, en otros tiempos hasta le hubiesen subido la máquina jijiji.
A las 7 ya se había armado la chorcha… Por ahí Abelardo, el Conta de los tiempos de Telemar… cotorreando por los cambios que daba la muchacha de la máquina… te doy un peso, me das dos y así… otros con la mirada ansiosa, checando el reloj con más frecuencia, algunos metidos en el cel… la cosa es matar el tiempo.
Ya casi… las 7:45 a dos personas. Sulubito regresó y era el último, la esperanza no muere… por fin!.. a las 7:52. Amable, le entrego a la operadora de la máquina mis dos licencias vencidas, de automovilista y motociclista. Introduce los datos y me informa: tiene multa… Y yo con cara de What. Multa? Sí, me confirma. Por lo que veo deben ser de línea amarilla o algo así.
Imposible recordar. Nunca vi la papeleta. Y si no pagas la multa, pues no hay licencia mmmm. A pagar, más la licencia…
–Señorita, le puedo pagar con tarjeta?
–No, disculpe señor, no se puede ahora.
Bueno, ya los demás de la fila nos miraban con cara de –Apúrate Eja!!!
Ni manera, la de automovilista y quedamos pendientes con la de motociclista…
Eran las 8:15… Salí al aire fresco, con la certeza del deber cumplido… Y se me ocurrió verificar la licencia que llevaba en la mano… Carajo, es la vieja!.. corrí de vuelta y la muchacha de la máquina ya me esperaba, sonriente, sin perder la calma: –No le di la nueva. Uuufffff…

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