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Con el año te vas…

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Pbro. Andrés Gómez

Y con el año, te vas. Así como siempre, por la puerta trasera, discreto, silencioso y casi olvidado, en un día ajetreado y sumergido en el barullo de la preparación, la reunión, la fiesta y los abrazos.

Con el año te vas. Y mientras suenan las campanas, con el Te Deum por el año que se duerme y por el que recién abre los ojos, añadiremos el profundo gracias por tu fe, por tu pensamiento, por tu testimonio y por tu vida.

Con el año te vas, con la serena certeza de haber corrido la carrera, de haber luchado el combate, de haber conservado la fe.

Con el año te vas, con la única satisfacción, sencilla y sublime, del siervo fiel y humilde que no hizo sino lo que tenía que hacer. 

Con el año te vas, tú que supiste ser sombra, brisa, relámpago para que se notaran otros, para que inundaran otros, para que otros resonaran.

Con el año te vas, incómodo cooperador de la Verdad, con el gozo interior de recibir el denario prometido a los trabajadores fieles de la viña del Señor.

Con el año te vas, y te vas sin bajarte ni un momento de la  dolorosa cruz, porque la cruz no es un oficio, es la vida de quien sigue a Jesús. 

Con el año te vas y aún cuando pareciera que te fuiste hace tiempo, te teníamos aquí, como esos amores familiares que sin necesidad de aferrarse, sabes que están y que son un remanso callado de fortaleza, de sabiduría, de esperanza y de paz.

Con el año te vas: tímido gigante, valiente hombrecillo, genio inocente, sabio obediente, cálidamente humano y profundamente cristiano. 

Con el año te vas, infatigable testigo del Dios que es amor, de la esperanza que salva y de la luz que es la fe.

Con el año te vas pero es cuando finalmente llegas a la satisfacción de tus inquietudes, a la claridad de tus dudas, a la confirmación de tus pensamientos, al motivo de tu búsqueda, ¡y siempre había sido Él!  

Con el año te vas y lo cierto es que no se antoja pedir por tu alma sino implorar que tú pidas por la mía.

Gracias por haber sido un buen pastor, ayúdame a serlo. Papa Benedicto XVI, ¡feliz encuentro, feliz eternidad!

Escrito por el Pbro. Andrés Gómez.

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