En México, de acuerdo con el Censo de Población y Vivienda, se estima que existen poco más de 34 millones 370 mil 381 personas de 12 años o más solteras, cifra que representa a poco más del 34.1 por ciento de la población total de ese rango de edad, de los cuales, el 47.7 por ciento son mujeres y 52.3 hombres.
Cifras que revelan uno de los principales motivos por el cual las personas prefieren formar familias con mascotas, que optar por familias conformadas por hijos; sin embargo, estas familias no están externas de entrar en conflictos cotidianos, como lo señala un tuit viral, en el que se lee, como piden que un “lomito” detuviera sus ladridos, motivo que generó debate sobre comunidad vecinal y reglas de convivencia.
A raíz de la publicación viral, se generaron diversas reacciones, en donde la comunidad digital, se cuestionó, sobre diversos aspectos, relacionados con las sociedades vecinales, pues son estas quienes rigen de manera interna el comportamiento de las personas que viene dentro de espacios específicos, en donde se estipulan aspectos como el uso de áreas comunes, horarios para trabajos de remodelación, fiestas y ruidos.
Para mí, vivir en comunidad implica aguantar a un perro, un niño, un bebé, una obra, unos amantes explosivos, etc. Hoy por ti, mañana por mí. Y si no puedes vivir a si cómprate una parcela y vive en el monte, solo allí nadie te molesta. @flordevida61
¡Como si el perro fuera un peluche al que le das a un interruptor! ¡Los perros forman parte de la Comunidad y se ha de tener paciencia, lo mismo que se tienen cuando berrean los niños! ¿Si el “perrete” ha salido ladrador que hace el vecino, lo lleva a una perrera?. Quima23
Es comprensible la molestia para ese vecino, o comunidad, pero mi humilde opinión es que a las personas nos han ido enseñando a tener derechos ante la ley y no se han dado cuenta del daño social que se ha generado a nivel humano.. La pedagogía social existe. Un saludo. @raquellilalila
Hoy en día los fans de las mascotas han comenzado a tener un crecimiento en cuanto a la aceptación de lugares públicos, como restaurantes, plazas comerciales, oficinas públicas y parques, esto debido a la creciente polaridad que los “perrhijos” tienen en la formación de familias.