Los monólogos de la Martina

URBI ET ORBI

LOS PERROS Y EL AMOR DESCONOCIDO.

Es tan triste mi amor por los perros…

Acaso porque amándolos sin ser dueño de ninguno, ignoran cuánto los amo. Desde muy niño.

Tifón, ese fue el nombre de mi amigo, de mi primer perro amigo. Lo amé hasta su muerte prematura. Y más allá de su muerte. Él también me amó. Lo sé con toda certeza.

Pero luego de Tifón, ya los perros no se dan cuenta de mi amor.

Ni de mi tristeza por mi amor unilateral.

Amo al pelucho, que no es mío. Es el perro de mi hija Estíbaliz. Ella también lo ama.

Y el pelucho con esa certeza amatoria seguro que es dichoso. Con la alegría perruna de saber que Estíbaliz lo ama.

Pero pelucho no sabe de mi amor por él. Y me temo que nunca lo sabrá.

Seguramente nos llevaremos pelucho y yo el secreto del amor desconocido a la tumba.

Y eso estará bien.

Yo amo al pelucho, aunque pelucho no sea mío.

Y lo amo más, acaso precisamente por eso, porque no es mio.

No me une ningún vínculo de propiedad al pelucho.

No me corroe el virus de la propiedad. Es más, no deberían existir los dueños de perros o de cualquier otro animal.

Sólo deberían existir los amigos de los perros.

Es decir, los que aman a los perros.

¡Me cae que si y cómo chingaos de que no!

Linda tarde de domingo para todos.