Columnas Escritas
Los monólogos de la Martina
Cuando las cosas buenas a las que aspiras en la vida se convierten en una obsesión por conseguirlas, dejan de ser las cosas buenas a las que aspiras en la vida.
Y se convierten en un infierno obsesivo. Y en un laberinto existencial sin salida posible.
¡Me cae que sí y cómo chingaos de que no!
Lindo sabadaba a todos mis bienamados amigos y eternamente añorados lectores.
PLAYA, SOL, CALOR
Hoy puede ser un día espléndido para ir a una playa solitaria.
El sol que esculpe caderas cimbreantes de mujeres bellas, el calorcito rico, el mar hospitalario, la soledad, la reflexión ante la inmensidad inaudita, sin fin, de su majestad la naturaleza, no cuestan ni un centavo.
Son gratis. Hasta para los enfermos de avaricia.
Es más…
Hasta para el “harbano” Carlos Slim, ese sujeto extraviado existencialmente y millonario obseso a quien se le identifica como el hombre más rico de México. Y uno de los más ricos del mundo, tan pobre que lo único que tiene es dinero.