Los monólogos de la Martina

El caso Uribe Haydar, un tema anticorrupción al márgen de lo político.

Y de esta manera cae el primer pez gordo del que fue el gobierno de rapiña de Alejandro Moreno Cárdenas. Pronto podrían caer más… Alito incluído. Al tiempo.

La detención la semana pasada de Raúl Uribe Haydar, secretario de pesca en el sexenio de Alito, alias Alejandro Moreno Cárdenas, en base a una órden de aprehensión girada por un juez en Campeche y con la colaboración de la fiscalía de Yucatán, ha sido simplemente el paso final de una larga investigación que inició desde el arranque de la administración de la gobernadora Layda Sansores.

Investigación en combate a la corrupción que involucra a muchos otros funcionarios de gabinete y primer nivel del cuestionado gobierno de Moreno Cárdenas; un gobierno que los propios campechanos califican cómo uno de los más corruptos de la historia por la manera en la que el actual presidente nacional del P.R.I. se enriqueció groseramente sin que hasta ahora haya tenido castigo alguno. La impunidad sonríe a Alito. Al menos hasta el día de hoy.

Las pruebas de la rapiña están ahí, a la vista de todos. Acaso la mayor, su mansión opulenta, ostentosa, de más de cien millones de pesos, al igual que sus caprichos de nuevo rico como sus autos deportivos de lujo y muchos etcéteras más que sería prolijo ennumerar. Moreno Cárdenas simplemente no tuvo llenadera.

Uribe Haydar, también ex alcalde de Champotón al igual que un hermano y su propio padre, está acusado con sustento firme por la fiscalía general de Campeche por el delito de peculado por casi 5 millones de pesos, aunque al paso de investigaciones posteriores podrían surgir otros delitos.

Y aunque en un intento desesperado por torcer la ley, gente cercana a Moreno Cárdenas y la propia familia de Uribe Haydar intenten crear la impresión entre la opinión pública de que se trata de un tema con tintes políticos, lo cierto es que las pruebas en contra del ex secretario de pesca están ahí y parecen sólidas.

Uribe Haydar es la punta del iceberg de un clan que desde hace al menos 20 años había mantenido una férrea hegemonía política en el municipio de Champotón en base a su poder económico, producto del monopolio en la comercialización de especies marinas en el mercado nacional.

Durante esos años la política y el poder en Champotón fueron manejados por éste clan, lo que le permitió al padre y a dos de sus hijos llegar a la alcaldía, e influir para que gente allegada a su cerrado círculo ocupará el cargo.

Pero todo terminó con la derrota electoral de la hija del patriarca y la llegada de MORENA a la alcaldía de Champotón. El poder desgasta. Y también acaba.

Hasta hace poco eran famosas las ostentosas celebraciones que el patriarca organizaba en ocasión de su aniversario, en donde se daba cita la clase política del estado para expresarle sus parabienes y desearle larga estancia existencial y, por supuesto, política.

Hoy, todo eso ha quedado atrás.