Columnas Escritas
Los monólogos de la Martina

*LA CALLE 59, BOMBA DE TIEMPO.
- EL AYUNTAMIENTO DE CAMPECHE NADA HACE PARA QUE LA BOMBA NO DETONE
- LOS ANTROS, EL ESCÁNDALO DE LAS MADRUGADAS EN LOS FINES DE SEMANA.
- ALCOHOL, Y MUY PROBABLEMENTE DROGAS, CORREN EN ESOS ANTROS.
La alcaldesa Biby Rabelo de la Torre está sentada en un barril de pólvora social y política. Y es lamentable y muy peligroso que no se haya dado cuenta hasta ahora.
Esta vez no se trata de la huída de su pareja sentimental, el prófugo de la justicia Eliseo Fernández Montúfar.
Ese barril de pólvora, esa bomba de tiempo que tarde o temprano le estallará a la alcaldesa de Campeche viene etiquetada con nombre y número: la calle 59.
La calle 59 de la ciudad de Campeche pudiera detonar en las manos y en el corazón mismo de la señora Biby.
Y sus consecuencias sociales y políticas pudieran acaso ser mayores que el de su affaire (traducido al español de acuerdo al diccionario como «asunto»), con el fugitivo Eliseo.
Y es que hoy en día lo que en planes y maquetas en los tiempos del alcalde Carlos Rosado Ruelas sería un lugar turístico para que nativos y extranjeros acudieran apacible y tranquilamente a comer, tomar café o beber una copa al aire libre, al más puro estilo de los bohemios cafés parisinos, se ha convertido en un sitio violento, inseguro, agresivo, ruidoso, con decibeles mucho más elevados que los autorizados por la ley; en donde no se respetan horarios, particularmente los fines de semana, en que la «fiesta», en su mayoría de grupos de jóvenes consumidores de cerveza y licor, puede prolongarse sin que nadie los moleste, hasta la madrugada.
LOS ANTROS DE LA 59
Causal fundamental para que los campechanos, especialmente quienes habitan en el centro histórico (¡mon dieu!, un centro histórico que en una de sus principales calles es ya una enorme cantina), son los llamados antros, principales responsables de éste estado de cosas que violentan la tradicional calma que en la calle 59 se vivía hasta hace algunos años.
En algunos casos los propietarios de esos antros son gente foránea, ignorante del apego del campechano tradicional a las buenas costumbres y a la tranquilidad.
Y es que en esos antros, en el afán de aumentar el volumen de ventas, se ha fomentado la venta de cerveza y licor baratos, lo que les ha traído a sus dueños buenos resultados con la captación de una clientela compuesta en su inmensa mayoría por jóvenes de todas las clases sociales, que por su misma condición de juventud no se miden en su manera de tomar y son frecuentemente protagonistas de riñas y escándalos, al calor del alcohol y, acaso, de las drogas.
LOS SUFRIDOS VECINOS
Han sido los propios vecinos afectados, los que viven a lo largo de la calle 59, los que han elevado sus protestas a la propia alcaldesa Rabelo, ante este deplorable y muy peligroso estado de cosas, que cada día crece ante el dejar hacer, dejar pasar de la autoridad municipal, que en diversas reuniones con los quejosos únicamente le dá largas y no les soluciona nada.
Asi, las buenas intenciones de cerrar la calle 59 al tránsito vehícular para el fomento de un sitio turístico y de convivencia familiar para los campechanos, se han echado por la borda ante la inacción de un Ayuntamiento remiso y reacio en sus obligaciones con la sociedad, en aras de un populismo trasnochado y malentendido.
CUIDADO!!! cualquier día de estos, cualquier fin de semana de estos, los campechanos pudiéramos despertarnos con la fatal noticia de uno o varios muertos en riña, en la hoy peligrosa y violenta calle 59, del Centro Histórico de San Francisco de Campeche, Patrimonio Cultural de la Humanidad.
Entonces sería demasiado tarde para tapar el pozo. Y para clausurarr los antros de la calle 59.
Si ese hecho fatal sucediera, que no se diga que a la alcaldesa de Campeche, Biby Rabelo de la Torre, y a las restantes autoridades del Ayuntamiento de Campeche, no se le señaló y denunció a tiempo.
Que sigan pasando bien su domingo, queridos amigos y lectores. Hasta la próxima.
