Columnas Escritas

Los monólogos de la Martina

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Bella o fea, grata e ingrata, buena o cabrona, es obligación ineludible de todo ser humano amar la vida con uñas y dientes, entre muchas otras razones por una fundamental: es la única que tenemos.

Amar la vida es amarse a sí mismo. Así de sencillo.

Y es bien sabido que quien no se ama a sí mismo, es incapaz de amar a los demás.

El amor a la vida es el gran motivo, el tremendo acicate para seguir viviendo.

Ama pues a la vida. Y a diario tendrás en corazón, alma y espíritu, un gran motivo para permanecer vivo en el planeta.

Mi padre vivió 95 años. Y su bendita longevidad se debió a una razón sustantiva: amó profundamente la vida.

Buenos días bienamados amigos de redes sociales. Que éste miércoles sea un gran día para todos.

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