Columnas Escritas
Lo que dicen los columnistas
El segundo piso de la agenda de la niñez
Ya no se trata de trazar estrategias sólo desde el papel, sino orientar su implementación hacia el plano de la realidad. Tal ejercicio debe ser una tarea compartida y sin protagonismos.
Abraham Madero Márquez* | Proceso
La Ley General de Niñas, Niños y Adolescentes cumplió sus primeros 10 años de vigencia. Más allá de la efeméride, el cambio de agenda y estilo en los gobiernos federal y locales, aunado al nuevo contexto que pervive en los asuntos públicos, son condiciones que exigen realizar un balance sobre la situación actual en el cumplimiento de derechos de este grupo poblacional.
Sin especulaciones y con datos basados en evidencia, es pertinente analizar los aciertos y retos para asegurar en los próximos años resultados tangibles de cara a 40 millones de niñas, niños y adolescentes que viven en México, de los cuales poco más de 12 millones se encuentran en su primera etapa de vida.
En tal sentido, debe reconocerse que la agenda de niñez en realidad se encuentra sobrediagnosticada. Es preciso dejar atrás la etapa en donde la labor de las organizaciones y especialistas únicamente se enfocaba en identificar los problemas y socializarlos. Este estilo de modelo de intervención desde luego ha sido loable en aras de configurar una primera fase del funcionamiento general del Sistema Nacional de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes (SIPINNA) y echar andar la estructura de planes y programas del sector.
No obstante, hay que decirlo, lo que hoy se requiere son avances concretos en el ámbito de las políticas sociales, comenzando por incrementar de manera progresiva la inversión presupuestaria a escala federal y estatal, especialmente hacia los servicios que se brindan a la primera infancia.
En este primer tramo de vigencia de la ley, tanto los focos rojos como las recomendaciones en cada una de las dimensiones prioritarias se encuentran plenamente identificadas —en mayor o menor medida— a través de múltiples reportes, decálogos, rutas, informes y diagnósticos que detallan la situación en la que vive la niñez en temas como su salud, educación, cuidado, nutrición, pobreza y seguridad.
Ya no se trata de trazar estrategias sólo desde el papel, sino orientar su implementación hacia el plano de la realidad. Tal ejercicio debe ser una tarea compartida y sin protagonismos; un nuevo piso de diálogo de alto nivel, además de operativo y eficaz, que sepa involucrar a todos los actores e instituciones públicas o privadas que forman parte del ecosistema en la materia. El SIPINNA fue creado justamente para eso.
En la forma, están las alianzas, reuniones, foros y firmas de compromisos protocolarios que históricamente suelen predominar en los asuntos de niñez. En el fondo, el sobreponerse ante un entorno de resultados adversos, saber construir consensos con los actores del momento y focalizar propuestas concretas, técnicamente viables para materializar los derechos de la infancia acorde con los propios parámetros, resoluciones y observaciones globales de instancias como el Comité de los Derechos del Niño y del Sistema Interamericano de Derechos Humanos.
En Early Institute, por ejemplo, hace tres años nos dimos a la tarea de lanzar el primer Sistema de Indicadores para la Primera Infancia (SIPI México), la única herramienta en su tipo que integra datos estadísticos actualizados, respecto a los indicadores que atañen a la primera infancia mexicana. En su esencia, el sistema se compone por recomendaciones y rutas críticas sobre el estado de salud, educación, cuidado, nutrición, violencia y pobreza de este sector poblacional.
Más que una plataforma que concentra datos duros, este programa propone en su metodología una conversación productiva y acotada a puntos concretos con los actores clave, buscando incidir desde una óptica realizable en las prioridades de la agenda gubernamental y legislativa sobre primera infancia.
El aniversario de la ley representa también un momento propicio para reflexionar que esta agenda debe ordenarse y priorizarse. Atenderla con enfoque progresivo, ir paso a paso y hacerla compatible con las circunstancias que la mayoría de la sociedad y en el gobierno reclaman, especialmente desde el sentir popular que pide erradicar la corrupción del poder público y dar pie a transformaciones sociales de fondo para reducir las desigualdades históricas.
Ha sido un error estratégico pretender que un solo grupo de organizaciones, actores o instituciones puedan gerenciar cada una de las temáticas que enfrenta la primera infancia en un país tan extenso y con realidades locales disímiles como ocurre en México. De igualmente manera, opino que no ha sido del todo acertado presentar a los tomadores de decisión agendas tan extensas y ambiciosas, cuya complejidad técnica y operativa simplemente no logra superar los filtros en la nueva lógica en que se comporta la conformación de mayorías y prioridades gubernamentales o parlamentarias.
Las cosas simplemente no ocurren y ese debe ser el piso en que debemos autoevaluarnos quienes estamos involucrados en el tema. Mientras se destine menos presupuesto, existan altos índices de pobreza, violencia y desigualdad en la vida de niñas, niños y adolescentes, nuestra tarea se encuentra inacabada.
La reciente renovación en la titularidad de la Secretaría Ejecutiva del SIPINNA avizora una ventana de oportunidad y de cambios sustanciales en la forma de conducción y liderazgo de este mecanismo de coordinación intergubernamental. Se trata de un perfil con probada experiencia en el diálogo con grupos sociales, los derechos humanos y el manejo de los asuntos públicos que sin duda elevará el nivel de exposición y relevancia que este mecanismo exige para los próximos seis años.
El SIPINNA está llamado a ser el sistema de sistemas en México. Su mandato constitucional y legal es muy claro y constituye su principal meta: garantizar el interés superior de la niñez en toda decisión del Estado. Esta agenda también requiere construir un segundo piso en su transformación.
*Abogado. Doctorando en Derecho por la Universidad Panamericana. Director Ejecutivo del Think Tank mexicano Early Institute.
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Número cero
Fortaleza y debilidad de Sheinbaum frente a Trump
José Buendía Hegewisch | Excelsior
La resistencia de México frente a cambios radicales en la relación con EU está en un punto delicado entre ceder a todo u contener sus designios sin sucumbir en el intento. Como se dice en el argot político, lo que resiste apoya, pero lo difícil de esta coyuntura es cómo hacerlo sin contrapesos a sus agresivas políticas intervencionistas.
Esta semana será decisiva para conocer el peso de la integración económica bilateral frente al paso de la rara corriente disruptiva neoproteccionista y expansionista de Donald Trump. En Washington iniciarán los trabajos para negociar la amenaza comercial contra México, a contra reloj de la pausa arancelaria hasta el 4 de febrero que Claudia Sheinbaum consiguió tras una llamada con él. La bienvenida a Marcelo Ebrard y Omar García Harfuch en las reuniones de alto nivel es una agenda que traslapa comercio, combate a los carteles como terrorista y migración, y ahora tensión por el reclamo de repatriación de Ismael El Mayo Zambada.
La tregua comercial valió reconocimiento internacional a Sheinbaum por su valor y astucia, pero necesitará más que eso. ¿Cuáles fortalezas y debilidades? La mayor ventaja de EU es que puede soportar mejor el muro arancelario que impone al mundo, aunque se dé un “balazo en el pie” por su efecto inflacionario y menguar la actividad económica. Pero no parece importarle demasiado cuando sus exportaciones representan menos de 10% del PIB y cree que su obsesión con el déficit comercial se cura con proteccionismo y aislamiento.
El impacto negativo del muro es mucho peor para una economía dependiente de 80% de sus exportaciones a EU y al borde de la recesión como la mexicana. Los aranceles son graves para el precario crecimiento de por sí recortado a sólo 0.6% para 2025, el peor momento para librar una “guerra” comercial y de gran debilidad para la posición negociadora de Sheinbaum. ¿Cuánto poder tiene para enfrentar a Trump o cuan frágil para tener que aceptar todas sus exigencias?
La Presidenta, igual que Trump, tiene un fuerte mandato de las urnas, el control del Congreso y la mayoría de las gubernaturas, pero sin contrapesos para frenarlo. Es así como no ha podido resistirse a la exigencia de blindar la frontera con 10 mil militares, a restaurar Quédate en México, a sobrevuelos del Pentágono y drones dentro del territorio para vigilar cárteles ni detenido su clasificación de terroristas o conjurado los aranceles, incluso trasluce que eso podría haber sido parte de los acuerdos para pausarlos.
La debilidad también le abre flancos a la crítica de las reformas de la 4T como causa de la fragilidad del país. Aunque los ataques de Trump no se han dirigido a la reforma judicial, eliminación de órganos autónomos o el sector energético, sino a apuntalar una narrativa sobre el control territorial de los cárteles para justificar la retórica de “abrirles la puerta del infierno”. Pero si así fuera, ¿por qué la necesidad de debilitarla con filtraciones al NYT y CNN sobre su autorización de los sobrevuelos para ablandar la negociación?
Su respuesta es acendrar el discurso nacionalista y sustituir importaciones con lo “Hecho en México” para consumo interno, reforzar la soberanía con reformas y penas máximas a agentes extranjeros que la violen. Las ordenes injerencistas de Trump son el mayor peligro, al menos simbólicamente, por refugiarse en la imagen de proteger a los cárteles, aunque lo cierto es que la presencia de las agencias estadunidenses alcanzó su esplendor con Calderón. Pero nada ha sido suficiente para evitar que la incertidumbre paralice inversiones por 60 mil millones de pesos y dejar a la deriva el Plan México como principal estrategia para afrontar los riesgos del proteccionismo y la declinación del nearshoring.
Nadie sabe bien qué va a pasar por el carácter mercuriano y volátil de Trump. ¿Puede hacer algo Sheinbaum contra aranceles?, Trump dice que nada. Pero detrás del lenguaje del miedo y zozobra, el respiro de tarifa general de 25% podría extenderse hasta abril o aplicarse a una lista selectiva de productos, y hasta entroncar con una renegociación anticipada del T-MEC. Dependerá del informe sobre la balanza comercial que prepara su gobierno y del cálculo político hacia las elecciones intermedias del próximo año en EU, que son prioridad para Trump y su “revolución” conservadora
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La inmaculada percepción
Rata de dos patas
Desde hace tiempo, el INE parece estar tarareando Piérdeme el respeto con entusiasmo.
Vianey Esquinca | Excelsior
Esta semana, México perdió a una de sus voces icónicas, murió Francisca Viveros Barradas, mejor conocida como Paquita la del Barrio. Su inconfundible estilo y letras no sólo destrozaban a los hombres infieles, mediocres y traicioneros, sino que retrataban con precisión quirúrgica los vicios de la clase política.
Por ejemplo, el INE comenzó la impresión de las más de 602 millones de boletos para la elección de diversos cargos del Poder Judicial de la Federación, se le da un Cheque en blanco a un proceso que ha estado lleno de errores y pifias. Desde hace tiempo, el INE parece estar tarareando Piérdeme el respeto con entusiasmo, convirtiéndose en una caricatura de lo que alguna vez fue. A quienes aún confían en que el sistema judicial mejorará con esta elección, bien se les podría cantar a todo pulmón: “Tres veces te engañé, tres veces te engañé, tres veces te engañé. La primera por coraje (de Andres Manuel López Obrador), la segunda por capricho (de Claudia Sheinbaum) y la tercera por placer (de Morena)”.
Si los errores encontrados en el listado de candidaturas ya eran bastante pintorescos, la creatividad no tuvo freno cuando se supo que algunos aspirantes pretendían aparecer en la boleta con apodos que bien podrían haber salido de una película de acción de bajo presupuesto. Que si “El juez de AMLO”, “El juez del pueblo”, “La Jueza de la verdad”… Sólo faltó un Pobre pistolita para completar el circo.
No fueron los únicos que parecen haber inspirado el cancionero de Paquita. Morena ha demostrado que la recolección de cascajo no es sólo un tema ambiental. Resulta que, pese a haberlo repudiado con vehemencia y llamarlo Rata de dos patas, el partido terminó afiliando a Miguel Ángel Yunes Márquez. Hace poco era el villano favorito del morenismo, pero con la rapidez con la que se vacía Al cuarto vaso de vino, ahora es parte de la familia. En Morena, parece que No hay quinto malo y el pragmatismo político supera cualquier agravio pasado.
Mientras tanto, la política exterior de México se encuentra en una encrucijada. Estados Unidos ha decidido designar a los cárteles de la droga como organizaciones terroristas, lo que ha dejado al gobierno mexicano entre A mí que me lleve el diablo y Me saludas a la tuya. Esta jugada, según dicen algunos, abre la puerta a posibles intervenciones más directas de Washington en territorio nacional, algo que el gobierno de Sheinbaum busca evitar, reforzando la Constitución para blindarse de injerencias extranjeras. La Presidenta ha decidido demostrar que Las mujeres mandan y desde su mañanera se erige como la defensora de la soberanía nacional, aunque por otro lado sigue capturando Fichas negras del narco para que en Estados Unidos vean que su gobierno es Terco, pero sabroso.
Y como si la diplomacia no tuviera suficientes problemas, el ultimátum de Ismael El Mayo Zambada al gobierno mexicano para que reclame su extradición añade otro nivel de tensión. Mientras algunos intentan dilucidar si esto es una jugada política, un acto de desesperación o un simple Invítame a pecar, la realidad es que las relaciones entre México y Estados Unidos están en tensa calma.
Entre errores administrativos, reciclaje de adversarios, disputas judiciales y tensiones internacionales, la semana ha sido un recordatorio de que, en México, la política siempre se juega Como un perro que persigue su propia cola. Como bien cantaría Paquita, en todas partes del mundo hay una colección de Hombres malvados y Escoria humana que sólo velan por sus propios intereses.
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Economía Política de una reconstrucción fundamental
Rolando Cordera Campos | La Jornada
Entre los múltiples eventos que como cada año ofrece la FIL-Minería, el pasado viernes se presentó el libro Revolución y reconstrucción. La economía política del México posrevolucionario, 1917-1938 (Siglo XXI Editores, 2024) en el que participamos el rector Leonardo Lomelí, autor del libro, la directora de la Facultad de Economía, Lorena Rodríguez y yo. Comparto con los lectores de La Jornada unas notas de mi participación.
Revolución y reconstrucción… es una bien formulada invitación a pensar la historia como economía política y ésta como historia, poder, mutación de las relaciones sociales y generación de ideas y gestación de proyectos históricos y nacionales. Una invitación exitosa y eficaz, tanto para ubicarnos en el mundo voluptuoso del presente, como para vislumbrar rutas promisorias, menos nocivas, para que nuestra sociedad transite por anchas avenidas de democracia y justicia social.
Ahora, después de tanto cambio político y deslizamientos sociales, como los que hemos vivido desde fines del siglo pasado y en este convulso primer cuarto del nuevo milenio, habrá que definir si es necesario llevar a cabo un proceso de reconstrucción del calado y riesgos como el realizado entre 1920 y 1940, objeto principal del estupendo relato de Leonardo Lomelí, de hacerlo así, habrá que ilustrar memoria y reflejos con la lectura de este volumen y, asimismo, tener la mirada puesta en el horizonte, pero con los reflejos bien plantados en una experiencia rica y unas memorias generosas de una época que, con el esfuerzo y el acuerdo de muchos, desembocó en toda una reconstrucción de la política y la economía y del Estado.
El texto ofrece una visión fincada en el reconocimiento detallado de unas jornadas que no sólo retocaron las profundidades de nuestra altamente heterogénea estructura social, sino que se plantearon la realización de auténticas hazañas en la política que no encontraba lugar y cauce, así como en una economía que resentía los impactos de sus propias desigualdades, encaraba su heterogeneidad y daba espacio a búsquedas mayores destinadas a la (re)construcción de nuestras capacidades productivas y la implantación de una formación social más incluyente y dinámica.
Este libro subraya la importancia de la economía política de la reconstrucción nacional, como al respecto escribe Lomelí: “(…) la historia que pretende contar este libro, destaca la íntima relación entre la historia política, la historia económica y la historia de los movimientos sociales para poder entender la manera en la que se dio el paso de la lucha armada al régimen político y económico que encauzó el desarrollo del país (…)”(página 34).
Con soltura retórica y consistencia conceptual Leonardo Lomelí nos lleva a un recorrido complejo y enemigo de toda linealidad. De su espléndida introducción y la visita acuciosa de los avatares que colmaron aquellos momentos y obligaron a los revolucionarios a repensar y reflexionar y, sobre todo, a imaginar nuevos y más promisorios horizontes para su adolorida nación, aterriza en un capítulo final denso e imaginativo donde nos cuenta las idas y venidas del surgimiento del Estado interventor, pilar de nuestra evolución moderna y hoy fuente de muchos de nuestros sinsabores y decepciones.
En su opinión, el principio ordenador de la posrevolución fue el proyecto común de la reconstrucción que “(…) puede entenderse como un continuo que va desde 1917 hasta 1938 (…) cuando la expropiación petrolera culmina un proceso de consolidación del Estado surgido de la Revolución (…)”. (páginas 11 y 12).
Ensayo de historia, de su política y economía, de sus multidimensionales movimientos sociales, su lectura me recordó que en agosto pasado, al clausurar el rector Leonardo Lomelí un homenaje a Arnaldo Córdova, lo calificó de “vecino de la historia (quien…) nos enseñó a percatarnos que están interrelacionadas la historia, la economía, la ciencia política, el derecho y la sociología (…) que la historia tiene un para qué, que trasciende al hecho histórico e ilumina el análisis social en su sentido más amplio”.
Las referidas son lecciones valiosas que hay que tener presentes ahora que no sólo la globalización anda a tientas sino por los majaderos y anacrónicos intentos imperialistas de socavar nuestra soberanía, como han escrito con puntualidad y brillantez José Carreño y José Woldenberg en El Universal. Estamos frente a fenómenos que pueden hacernos extraviar totalmente el rumbo y llevarnos a encallar. Será en la historia, como nos la cuenta Leonardo Lomelí, donde encontremos señales y lecciones para que eso no nos ocurra.
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La Nueva Escuela Mexicana, fuente de justicia
Antonio Gershenson | La Jornada
Desde la invasión de los europeos al continente de las naciones inca, maya, mexica, aymara, guaraní, pampa, metys, sioux, entre muchas más, la educación, entre comillas, que trajeron para someter, armas en mano a los habitantes legítimos de estas tierras, fue un punto de partida que dio origen a la estafa más grande que nos han inculcado: la cultura, la ciencia y la civilización vienen de Europa.
Los tiempos han cambiado. Vamos llegando a un desarrollo social más amplio de lo que la gente cree. La prueba está en el fácil y ancho camino que se ha conquistado con las redes sociales. Nos comunicamos en cuestión de segundos y la cantidad de expresiones no la hemos tenido en ninguna universidad. Por lo menos, no de la forma como lo hacen los estudiantes en general y la nueva generación de comunicadores y comunicadoras.
Coincidimos con la reflexión de José Alfredo Jiménez Pánfilo, profesor de educación básica y de telebachillerato comunitario, cuando dice, en El Correo Ilustrado de La Jornada del 19 de febrero, que la educación es una fuente inagotable de conocimiento.
Recordemos que la educación, como lo decían generaciones pasadas, es la que se recibe en casa y la información e instrucción, junto al conocimiento, se imparten en las aulas. Aunque, en nuestros días, es difícil saber si esta aseveración sea aplicable aún.
El tema de la educación y de la manipulación de los conocimientos es el centro de discusión en esta Cuarta Transformación. Quienes han investigado a fondo el historial de esa actividad fundamental para el desarrollo de la sociedad humana han publicado innumerables textos resaltando la importancia de conocer el origen de nuestras formas de educar. Por ejemplo, Salvador Moreno Basurto y Sigifredo Esquivel Marín, doctores en humanidades e investigadores y docentes de la Universidad de Zacatecas, destacan en su publicación La educación progresista en México que en el país ha existido un historial de pedagogía importante. Emeterio Valverde, otro investigador destacado, habla de la transformación del conocimiento en un instrumento de análisis y, especialmente, generador fundamental de conciencias.
Esto último es uno de los principios que caracterizan a la Nueva Escuela Mexicana. Dicha propuesta ha sufrido múltiples críticas. Una de ellas, ser alternativa educativa –al vapor– del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador y estandarte del segundo piso de la 4T en el actual gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo.
Una de las prioridades del novedoso Sistema Educativo Nacional es el aprendizaje comunitario, donde la escuela es el centro del intercambio y fortalecimiento de todos aquellos valores que construyan conciencias.
La Nueva Escuela Mexicana nos remite a los Sentimientos de la Nación, documento base para la consolidación de México como un país sin diferencia de clases sociales, donde se construyen escuelas para toda la población, sin prejuicio de ningún tipo.
La propuesta de José María Morelos y Pavón es, no sólo por el aspecto educacional y de justicia social, lo que la hace única y fuera de serie. Es el inicio de una larga lucha por la libertad y la soberanía como bases políticas para la creación de las nuevas naciones de toda América.
Coincidimos en que la educación refuerza el arte de pensar. Y éste, se traduce en conciencia social y en conciencia política. Por supuesto que lo anterior será el resultado de la aplicación de la ciencia epistemológica: profundizar en el origen y en la forma del conocimiento y, también, en la búsqueda de todos aquellos conceptos que le den el rigor científico que lo avale.
Dentro de tantos problemas sociales, económicos y políticos actuales, es emocionante creer que, de acuerdo a la Nueva Escuela Mexicana, tendremos próximas generaciones de gente pensante, educada en el desarrollo integral y de responsabilidad colectiva que transformará, sin duda, la sociedad actual en la que sobrevivimos.
(Colaboró Ruxi Mendieta).