Columnas Escritas
Lo que dicen los columnistas
AMLO vs. Aristegui: el poder contraataca
Jorge Bravo
Proceso
La cizaña del Ejecutivo contra los medios germina en un espacio público larvado donde el periodismo sufre desprofesionalización y carece de empatía, hay ausencia de gremios fuertes y desvinculados del poder político que defiendan su quehacer, libertad de expresión y derecho a la información.
El presidente López Obrador cometió un error garrafal al atacar, descalificar y pretender desprestigiar a la periodista Carmen Aristegui.
Desde la tribuna de la conferencia matutina propaló que Aristegui “simulaba”, la tildó de “conservadora”, que sus reportajes son “calumniosos”, que ha engañado “por mucho tiempo” y la etiquetó con sorna como “paladina” de la libertad de expresión.
El Ejecutivo Federal volvió a mostrar su talante autoritario y su intolerancia ante los medios y los periodistas que critican sus políticas o cuestionan las acciones y conductas de sus seres queridos.
Cuando el presidente AMLO asigna valores maniqueos de bueno o malo al trabajo de medios e informadores, cuando exagera sus juicios u omite información, cuando emplea un lenguaje incendiario y metáforas coloridas (“como buena periodista conservadora”), cuando abusa de una retórica emocional para describir hechos y acontecimientos, cuando sólo se enfoca en el aspecto que más le molesta de los demás, el mandatario se comporta irracionalmente y se autoengaña.
Los reportajes a los cuales se refiere el Presidente, retomados por muchos medios, involucran a su hijo José Ramón López Beltrán con empresas contratistas de Pemex. Pero en su toma de protesta, AMLO dijo que sólo respondería por su vástago menor de edad.
AMLO y sus seguidores, cuando están molestos con los medios y sus adversarios, cada vez más frecuente, olvidan la famosa reflexión de Epicteto: “lo que nos altera no son las cosas, sino nuestros juicios respecto a ellas”. Son los propios juicios del Presidente lo que lo alteran.
La “mañanera” es y se ha convertido cada vez más en un espacio para detonar la provocación -más que la polémica- en voz del Ejecutivo. AMLO impone a los medios su agenda, sus posturas, su moral y actos de fe; pero es una agenda de provocación, descalificación y polarización política y social.
Al margen de sus contrincantes políticos que los tiene todo gobernante en cualquier país, AMLO arremete contra los medios y los comunicadores a quienes considera oponentes de su movimiento.
Lo hace en un país que es el segundo a nivel mundial con más asesinatos de periodistas, atentados y agresiones contra la libertad de expresión. Ojalá fuera tan enfático en rechazar y actuar contra los crímenes de periodistas como lo es en acusar a conservadores y neoliberales de todos los males.
AMLO, funcionarios de su círculo cercano y seguidores tienen una noción distorsionada de que el periodismo debe ser de causa, siempre y cuando sea a favor de su causa política o ideológica. El periodismo de causa, de cualquier causa, termina decantándose hacia la propaganda cuando esas causas se transforman en consignas, lemas de gobierno o acciones de política pública.
Las declaraciones libertinas del Presidente contra quienes cuestionan sus políticas y a sus familiares son un caldo de cultivo para que otros gobernantes, personajes de la vida pública y empresarios se sientan legitimados y también descalifiquen a medios y reporteros, siempre para tender un velo de opacidad sobre sus políticas, decisiones y negocios.
Ahí está el gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, quien de forma recurrente descalifica, desvaloriza, intimida o agrede a representantes de los medios de comunicación, cuando en campaña prometió convertirse en “el primer fiscal para defender a los periodistas”.
Ahí está el empresario Ricardo Salinas Pliego, quien estalla contra la revista Proceso por reportajes que exhiben y documentan maniobras de sus empresas. Estos ataques son cada vez más frecuentes, más tolerados y cada vez más normalizados, pero son peligrosos.
Ahí está el académico John Ackerman, quien tuiteó que “los sicarios del narco son la contracara del sicariato mediático. Buscan desestabilizar a toda costa”, después de que se revelaran propiedades no declaradas por su esposa, la ex secretaria de la Función Pública. Hasta la Comisión Nacional de Derechos Humanos rechazó la estigmatización contra los periodistas y le pidió al académico conducirse “con civilidad y respeto”.
Estos ataques y expresiones irresponsables no se pronunciarían o tendrían un mayor rechazo social si desde la tribuna presidencial no se abonara con descalificaciones la deliberación pública.
En lugar de que el Presidente sea una figura de concordia y unidad, ha privilegiado la polarización política. El derecho a la información es el gran damnificado de la estrategia de encono que detona al más puro estilo de los populismos que construyen adversarios ficticios o reales.
La cizaña del Ejecutivo contra los medios germina en un espacio público larvado donde el periodismo sufre desprofesionalización y carece de empatía, hay ausencia de gremios fuertes y desvinculados del poder político que defiendan su quehacer, libertad de expresión y derecho a la información.
AMLO, quien enarbola la fraternidad universal desde las Naciones Unidas o la grita desde el balcón presidencial, carece de fraternidad e incita al odio cuando etiqueta, descalifica, polariza y busca desprestigiar a medios e informadores en uno de los países donde más sangre se ha derramado de periodistas y personas defensoras de derechos humanos, con una impunidad altísima.
No es que el trabajo de los periodistas, la línea editorial o incluso las consignas de un medio no deban ser exhibidas y cuestionadas, sólo que no le corresponde al Estado, ni a los gobernantes ni a los políticos en turno dictar directrices profesionales o éticas a la prensa.
El mal periodismo se combate con buen periodismo. Corresponde a los medios criticar a los otros medios y a los reporteros verificar y corregir los errores, sesgos, consignas políticas o comerciales de sus colegas.
Como la ciencia, el periodismo tiene sus propios mecanismos y herramientas de validación y refutación. Cuando el periodismo o sus hacedores se equivocan o son imprecisos, surge la oportunidad de investigar más, ejercer la réplica y fomentar el derecho a saber de la sociedad. Es ingenuo suponer que el periodismo es perfecto, que no existen comunicadores teledirigidos para atacar a un oponente o que el poder no busca confundir y desprestigiar cuando se le cuestiona.
No está en la naturaleza del poder velar por un periodismo más profesional, investigativo y verificado, sino propagar ideologías, emociones y creencias comúnmente aceptadas. Corresponde a la sociedad, a las organizaciones civiles, a los medios y periodistas comprometidos, a las universidades velar y exigir ese profesionalismo. El poder sólo quiere conquistar y conservar su propio poderío. El periodismo entrega información de la realidad inmediata a la sociedad que la crea y tiene derecho a ella.
Otro año de incertidumbre
Martín Espinosa
Excelsior
Tal como le comenté en enero pasado, el covid-19 va en declive, al grado de que las autoridades sanitarias que encabezan la Organización Mundial de la Salud comienzan a preparar los protocolos que recomendarán a todos los países a partir del segundo trimestre de este 2022. Se espera que para abril la enfermedad sea declarada endémica, lo que significa que, más temprano que tarde, los seres humanos tendremos que aprender a convivir con ella.
Ante tal panorama, el “mundo del trabajo” será uno de muchos que tendrá que adaptarse a la nueva realidad que se ha hecho presente en este siglo XXI. Las autoridades federales y locales trabajaron de manera coordinada en la implementación de la reforma laboral para este 2022, ya que son varios los cambios legales que buscan tener como resultado un trabajo digno y socialmente útil. Sin embargo, la recuperación del mercado laboral mexicano para este año nuevamente luce incierta, pues aún podría verse afectada por la cuarta ola de Covid-19.
De acuerdo con los datos publicados por el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), al 31 de diciembre de 2021 se tenían registrados 20 millones 620 mil 148 puestos de trabajo; este dato implica una reducción de 312 mil 902 puestos de trabajo registrados ante el IMSS respecto a noviembre del mismo año. Bajo este enfoque, en los próximos meses se puede observar un panorama incierto.
Las relaciones laborales se están poniendo bajo la lupa, lo que lleva a requerir una mayor participación de parte de las empresas en sus áreas de gestión, por lo que hay que tomar en cuenta lo siguiente:
1. Salario mínimo: iniciamos el año con un incremento del 22% con respecto a su actual valor, por lo que ahora es de 172.87 pesos diarios para la zona general y 260.34 pesos para la zona libre de frontera, de acuerdo con el Consejo de Representantes de la Comisión Nacional de Salarios Mínimos.
2. Subcontratación: debemos tomar en cuenta que, como regla general, la subcontratación de personal está prohibida; es decir, la transferencia de trabajadores propios hacia otra empresa y aparecer como patrones sin tener ninguna actividad productiva. Por este motivo, este año las autoridades aumentarán las inspecciones a las empresas para verificar que cumplan las nuevas reglas previstas en la Ley Federal del Trabajo (LFT); estas inspecciones se llevarán por diversos escenarios, algunos de ellos son: cuando haya denuncias por el uso del Registro de Prestadoras de Servicios Especializados (REPSE) para disfrazar el suministro de personal y cuando no se haya presentado documentación para la inscripción al padrón.
3. Reparto de utilidades (PTU). De acuerdo con la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, por medio de la reforma en materia de subcontratación, se permitirá que este año el monto a pagar a las y los trabajadores por reparto de utilidades pase de un porcentaje de 2.8 a un 7.7 por ciento. Por ello, en este 2022 entra en vigor el nuevo modelo para calcular cómo se reparten las utilidades anuales de las empresas entre sus trabajadores. La nueva fracción VIII del artículo 127 de la Ley Federal del Trabajo (LFT) contempla un límite para el pago de las utilidades en dos modalidades: tres meses de salario de la persona trabajadora o el promedio del PTU recibido en los últimos tres años; “se aplicará el monto que resulte más favorable al trabajador”.
4. Persistencia de pandemia. El rápido avance de la nueva variante del coronavirus está forzando a las empresas a frenar la vuelta a la oficina y regresar al teletrabajo aquellas que ya se habían integrado de forma presencial. Esto podría darle un nuevo impulso otra vez al home office y a modelos de trabajo flexibles. Bajo este panorama, temas como modelos híbridos, teletrabajo permanente, permisos e incapacidades por contagio de covid se mantendrán como parte central de las conversaciones del mundo del trabajo.
Astillero
Reculan dos: Ken y Palazuelos // EU aprieta contra reforma // Mirrey niega asesinatos // Yo disuadí al aire
Julio Hernández López
La Jornada
Apenas la semana pasada, el embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar, había hecho un comentario, que pareció positivo, sobre la reforma eléctrica propuesta por el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador. Dijo que no había ido a la Cámara de Diputados a hablar sobre ese tema en específico, pero que deseaba abordarlo.
En esta columna se señaló que la postura del muy activo diplomático, aparentemente favorable a la citada reforma, consistía sólo en palabras acomodables a las circunstancias. En general, el titulaje de las notas periodísticas sobre el tema habló de un apoyo o respaldo de Salazar e incluso el Presidente de México, en su conferencia matutina de prensa, así lo consideró y emitió una frase que provocó revuelo en ámbitos políticos estadunidenses: ¡Qué bien, Ken!
El embajador se defendió en cuanto pudo mediante dos tuits. En uno, asentó: A pregunta sobre la reforma energética, compartí nuestra decidida visión de una América del Norte como potencia de energía limpia; en otro, “una de mis prioridades en México es ver por inversionistas y empresas estadunidenses para que exista piso justo y parejo. #EEUU respeta la soberanía de México y confía en que México cumplirá los compromisos adquiridos bajo el #TMEC al considerar cambios al sector energético”.
Ayer, Salazar borró cualquier idea de coqueteo. En un comunicado, hizo saber que el gobierno de Estados Unidos ha expresado reiteradamente preocupación sobre la propuesta actual del sector energético de México. Promover el uso de tecnologías más sucias, anticuadas y caras sobre alternativas renovables eficientes, pondría en desventaja tanto a consumidores como a la economía en general.
A propósito de la polémica declaración original de Salazar, el pasado viernes se escribió en esta columna: ¿Puede inferirse que las palabras del centinela con uniforme de barras, estrellas y sombrero constituyen un espaldarazo a las reformas obradoristas o son solamente una generalización atorable en los detalles, grandes o pequeños, una declaración diplomática que tiene como telón de fondo la feroz imposición de la realidad geopolítica que exige alineación del interés mexicano al de la homogeneización norteamericana con botones de mando en Washington?
El giro de Ken se produjo el mismo día en que a México arribó, para ir de visita a Palacio Nacional (además, habrá sesiones en la sede de la cancillería y en Hacienda), el enviado especial de Joe Biden para asuntos del clima, John Kerry, de amplia experiencia política, legislativa y diplomática.
El todavía candidato de Movimiento Ciudadano a la gubernatura de Quintana Roo, Roberto Palazuelos, salió ayer a medios para decir que no había dicho lo que sí dijo en una entrevista videograbada con Yordi Rosado en febrero de 2021: matamos al gordo, matamos a otro güey.
Su reculada fue dicha así: Yo nunca maté a nadie, yo disparé al aire, disuadí al aire. Tenía una portación de arma de la Defensa, no tengo antecedentes penales, nunca he matado a nadie y están haciendo todo este rollo porque quieren tapar los escándalos de la casa en Houston. Además, arguye que todo es para frenar su candidatura que está en tercer lugar de preferencias en Quintana Roo.
Con absoluto irrespeto a lo que consta en video (https://bit.ly/3gxlXnG ), Palazuelos asegura que él no dijo que había matado a nadie. Es de recordarse que entre risas, con un aire de prepotencia matona, Palazuelos dijo a Rosado: matamos a dos cabrones y, ante la expresión de Yordi, ¿cómo crees?, reiteró, matamos a dos cabrones.
El entrevistador quiso precisar: ¿tú mataste a uno?, y el declarante, envalentonado, soberbio, respondió: todos, todo mundo le dio a todos. En la pinche balacera de su chingada madre, güey que se armó aquel día, hasta el gordo colombiano le jaló (aquí simuló con la mano una pistola), el teniente, yo, ya ni supimos quién le dio a quién: una puta balacera.
Así que Dante Delgado y el MC tienen la palabra: ¿seguirán sosteniendo esa candidatura? ¡Hasta mañana!