Columnas Escritas
Lo que dicen los columnistas
Sheinbaum, el reto del relato
El libro infunde una densidad simbólica al mandato que encarna, mientras traza con claridad sus límites. Cuando los hechos sobrepasan lo escrito, el texto se vuelve la propia fundación. De lo contrario, sólo queda como un epitafio ya anticipado.
Proceso
En la política mexicana, la práctica había sido que los presidentes esperaran al ocaso de su mandato para lanzar su libro, concebido más como un balance que como un prólogo. Claudia Sheinbaum, rompiendo esa costumbre, publicó su versión apenas había cruzado la marca del primer año de gobierno. En la portada aparece a su lado López?Obrador. El relato traza la transición del triunfo electoral a la toma de posesión, entrelazado con homenajes constantes a la Cuarta Transformación. No se trata de un cierre definitivo, sino de una prolongación simbólica del movimiento que la llevó al poder. La anticipación, entendida como una forma de afirmación y, al mismo tiempo, de dependencia. Publicar con tanta premura abre la puerta a la reflexión, aunque simultáneamente siembra ansiedad. Sheinbaum, por su parte, se empeña en exhibir método y continuidad, a pesar de que carece todavía de resultados sólidos. Convertir la acción en discurso mediante la narración previa al gobierno es, en esencia, una transmutación del hecho en palabra.
Primero. La portada que muestra a López?Obrador no es una coincidencia. Con ella se consagra una sucesión de poder. En lo político aporta estabilidad; simbólicamente, comunica gratitud. Sin embargo, esa gratitud no implica subordinación. Al describir una transición sin fisuras, el texto idealiza lo inevitable: fricciones, disputas y reacomodos. Toda sucesión política lleva sus grietas. Suprimirlas del relato puede transformar la historia reciente en mito. El riesgo se revela con claridad: la continuidad, sin querer, puede ocultar la autonomía. La fuerza que se hereda, a su vez, puede acabar convirtiéndose en su propio límite. El libro constituye un ritual de continuidad, elaborado con meticulosa precisión. No anuncia ruptura; al contrario, anuncia la institucionalización de la Cuarta Transformación. Sheinbaum se muestra racional, disciplinada y serena. Esa prudencia puede ser virtud, pero también representa un riesgo si bloquea la iniciativa. El mensaje queda diáfano: el proyecto fundacional no llega a su fin, se asienta y se fortalece. La primera presidenta no niega el pasado; por el contrario, lo estructura.
Segundo. Es la transición de un liderazgo carismático hacia una configuración institucional. Sin embargo, la crónica no está exenta de peligros. En vez de entablar una conversación con la gente del pueblo, el escrito se limita a describirla, acaso porque no busca convencer a quienes ya están convencidos. Se dirige, más bien, a una audiencia académica y a observadores internacionales. La voz que antaño deambulaba entre la gente ahora se confina al análisis (en el libro) reclinada detrás de un escritorio. El resultado se traduce en una apariencia de orden, aunque a la vez genera distancia. La técnica confiere respeto, pero tiende a enfriar la empatía. Un poder que deja de sentir se encierra en sí mismo, y ese aislamiento se convierte en la antesala de perder el vínculo con la realidad. Emergen, asimismo, riesgos institucionales: la difusa línea que separa la memoria de la propaganda. Cuando un texto se sustenta en recursos estatales o se difunde bajo el auspicio del gobierno, la frontera ética se vuelve nebulosa. La transparencia, al transformarse en un espectáculo, puede confundirse con un acto de autoelogio. La saturación también tiene su carga. Un poder que se explica todos los días termina sonando hueco. La sobrecomunicación no persuade; más bien adormece. Un gobierno que se justifica sin cesar acaba perdiendo autoridad. Sheinbaum confía en el orden, la planificación y la ciencia. Son valores que, sin duda, refuerzan la estabilidad de las instituciones, aunque una nación tan desigual también clama por pasión, intuición y valentía.
Tercero. Cuando el cálculo eclipsa a la empatía, se corre el peligro de un autismo político: comprender los números sin captar a la gente. Existe, además, un riesgo más serio: la prematura consignación del poder. Al fijar su narrativa con demasiada rapidez, Sheinbaum podría atrapar a su gobierno dentro de un marco estático que no evolucione. Lo que parecía un comienzo puede acabar convirtiéndose en una frontera. El mensaje que desprende el libro no deja dudas: López?Obrador y Sheinbaum forman parte de la misma historia, aunque ella ya gobierna en solitario. Es una advertencia que resuena dentro de Morena: la unidad se vuelve una cuestión de supervivencia. El gesto pretende blindar la cohesión del movimiento y evitar que se fragmenten. Si la 4T se fractura en feudos y egos, acabaría autodestruyéndose a partir de su propio éxito.
El espejo implica un riesgo.¿Debía Sheinbaum publicar un libro ahora? Probablemente no, si lo que buscaba era afirmar su independencia narrativa. Tal vez sí, si pretendía consolidar el hilo entre origen y continuidad. Pero hacerlo tan pronto delata una urgencia: controlar la memoria antes de que el poder la desordene. .El gesto merece reconocimiento: devuelve al debate político el peso intelectual que necesitaba y evidencia que el gobierno se guía por su propia cabeza. Pero su riesgo persiste: que la palabra se quede en el discurso y no se convierta en acción. Lo que ahora se percibe como serenidad podría acabar volviéndose rígida. Lo que hoy suena como continuidad, sin que se note puede transformarse en rutina. Sus mensajes se presentan con una claridad inquebrantable: orden, método y cohesión. Pero la realidad que le aguarda será más compleja: mantener la unidad sin aferrarse a dogmas, gobernar sin resonancias huecas y erigir el segundo nivel de la 4T sin que se diluya la fuerza del primero.
El libro infunde una densidad simbólica al mandato que encarna, mientras traza con claridad sus límites. Cuando los hechos sobrepasan lo escrito, el texto se vuelve la propia fundación. De lo contrario, sólo queda como un epitafio ya anticipado. En el teatro de la política, un relato que se adelanta al momento no arroja luz; más bien, lo aprisiona. El peligro de redactar con antelación no radica en sobrepasar a la historia, sino en reconocer, cuando ya es demasiado tarde, que la historia ha seguido su marcha sin aguardar al relato.
Arsenal
La entrevista de Zedillo caló en el oficialismo
Francisco Garfias
Excelsior
Caló hondo en el oficialismo la entrevista del diario español El Mundo, en la que el expresidente Ernesto Zedillo señala que los pilares de la democracia mexicana han sido destruidos por los gobiernos de AMLO y de Claudia Sheinbaum.
La Presidenta respondió que México es de los países más democráticos del mundo. “Elegimos al Poder Judicial, al Poder Legislativo y al Poder Ejecutivo. ¿Quién lo elige? El pueblo”, dijo en la mañanera. ¿No sería más honesto decir que se autoadjudicaron la mayoría calificada en la Cámara de Diputados y destruyeron el Poder Judicial, que se mantenía como el único contrapeso en tiempos de AMLO?”, es pregunta.
Otra:
¿No es cierto que con 54% de los votos se adjudicaron 74% de las curules, con la complicidad de los órganos electorales y que, con ello, concretaron las reformas constitucionales de AMLO? Hay que recordar la teoría del jurista francés Charles de Montesquieu, en el sentido de que el objetivo de la división de poderes es que los tres poderes se controlen y se equilibren mutuamente, garantizando así la libertad del ciudadano.
Sheinbaum usó el fantasma del “viejo PRI autoritario”, el de los fraudes electorales, para afirmar que, “sin temor a equivocarnos, éste es el momento de mayor democracia y de mayor libertad”. ¿Lo es?
* Releí con cuidado la entrevista con Zedillo. No encontré mentiras. La Cuatroté desmanteló el Poder Judicial, se apoderó del control de los órganos electorales y anuló reformas consensuadas. Cierto.
Han desmontado el Estado de derecho y los organismos de control, como el encargado de la transparencia. Cierto.
La 4T controla el Congreso y las legislaturas estatales. Puede aprobar modificaciones constitucionales con carácter definitivo sin que ningún tribunal pueda objetarlas. Cierto.
“Es un caso de autoritarismo único en el mundo”, sintetizó Zedillo.
Dijo más:
“Al controlar los mecanismos electorales y los tribunales, y militarizar la seguridad pública, cierran la puerta a una solución democrática.
“Ellos han tomado la democracia mexicana y la están matando. Ésa es la Cuarta Transformación.
“La tragedia es que Morena, en su intento de construir un partido hegemónico, ha copiado lo peor del PRI y nada de lo bueno”.
¿Qué más dijo el expresidente que tanto molestó a la inquilina de Palacio Nacional? Esto:
“¡La corrupción guía su funcionamiento (huachicol fiscal, Segalmex, ventiladores al IMSS, enriquecimiento ilícito de los funcionarios, caso Hernán Bermúdez-Adán Augusto, videos de Pío López Obrador, contratos irregulares en Pemex, uso electoral de los programas sociales…”.
El penúltimo presidente del PRI considera que el dispendio económico es más grave. Pone como ejemplo la destrucción del aeropuerto de Texcoco a medio construir, el Tren Maya o la refinería en Dos Bocas.
Los llamó “caprichos faraónicos” de López Obrador que se hicieron en contra de todos los estudios que los desaconsejaban y bajo sospecha de una inmensa corrupción. “No tienen un proyecto para hacer de México un país moderno y con verdadera justicia social. Sólo tienen un proyecto de poder”.
Sintetizó: “Es muy difícil revertir (la 4T) porque han puesto muchas salvaguardas. Al controlar los mecanismos electorales y los tribunales, y militarizar la seguridad pública, cierran la puerta a una solución democrática.
“Ellos han tomado la democracia mexicana y la están matando. Ésa es la Cuarta Transformación”, puntualizó.
* La Coparmex se ha revelado como un organismo patronal que protesta públicamente cuando no le gustan las políticas del gobierno de Sheinbaum.
Difundió ayer un comunicado en el que subraya que el Presupuesto de Egresos 2026 mantiene un enfoque asistencial que no fortalece a las mipymes ni estimula la productividad”.
A los patrones no les gusta que haya concentración del gasto en energía y que deje rezagadas áreas clave como salud, educación, seguridad e infraestructura, debilitando los pilares sociales y limitando el crecimiento. “Desde Coparmex advertimos que el Presupuesto 2026 no equilibra estabilidad fiscal y desarrollo. La deuda pública alcanzará 52.3% del PIB —unos 151 mil pesos por habitante— sin destinarse a proyectos productivos que generen empleo o bienestar sostenible”. Remató.
* Prepárese para el caos vial en la CDMX. Campesinos y transportistas anunciaron sendos bloqueos en carreteras y avenidas. No hubo acuerdo con el gobierno federal en ninguno de los dos casos. El gobierno ofreció garantizar el pago de la tonelada de maíz a 6 mil 50 pesos por tonelada. Ellos exigen que suba el precio de garantía a 7 mil 200.
Los transportistas adelantaron que el miércoles bloquearán carreteras y vialidades de la Ciudad de México “ante la falta de consenso con autoridades”. Solicitan incrementos en las tarifas de transporte y bono de combustible.
Razones
América Latina se aleja de la izquierda
El régimen de Nicolás Maduro parece condenado de antemano.
Jorge Fernández Menéndez
Excelsior
El triunfo de La Libertad Avanza, el partido de Javier Milei, en las elecciones de medio término en Argentina es una señal más del marcado giro hacia los gobiernos de centro-derecha, conservadores, liberales, como usted los quiera llamar, en América Latina. El partido de Milei, con sus aliados, ganó con el 41 por ciento de los votos y lo hizo en prácticamente todas las entidades federativas del país, se queda con la mayoría en el Congreso y exhibió a un kirchnerismo que no podrá recuperarse mientras Cristina Fernández, actualmente en prisión domiciliaria por corrupción, siga siendo su figura emblemática: se ha convertido en una carta políticamente intransitable.
Un factor fundamental en el triunfo de Milei fue el respaldo explícito del gobierno de Donald Trump, que con un apoyo financiero directo (que no se entregaría si sus opositores ganaban la elección) le permitió salvar la crisis financiera y tener recursos para avanzar en su plan de ajuste económico. Según las versiones de los medios argentinos, también le aconsejaron (y Milei lo cumplió, por lo menos en sus primeras intervenciones después del triunfo) manejar un discurso más moderado e incluyente, y centrar como enemigo al kirchnerismo, dejando espacio para acuerdos con los demás opositores.
El triunfo de Milei tendrá repercusiones en las elecciones presidenciales en Chile, que tendrán su primera vuelta el 16 de noviembre y muy probablemente una segunda vuelta el 14 de diciembre. Si bien la candidata Jeannette Jara, militante del Partido Comunista, exministra de Trabajo, abogada y candidata única de la izquierda oficialista en alianza con la Democracia Cristiana, es muy probable que gane la primera vuelta; para la segunda, se podrán sumar los votos de los cuatro candidatos y candidatas de centro-derecha y extrema derecha que participan, y juntos podrían ganar la presidencia.
En 2026 vienen comicios presidenciales muy importantes en Costa Rica (febrero, primera vuelta), Perú (abril, primera vuelta), Colombia (en marzo legislativas y en mayo primera vuelta) y Brasil (octubre, primera vuelta), además de elecciones legislativas en otros países. En todos hay segunda vuelta y difícilmente algún candidato ganará en la primera, como en la mayor parte de las democracias del mundo. En Bolivia acaba de ganar, también en segunda vuelta, Rodrigo Paz, un candidato liberal de centro-derecha. El partido de Evo Morales no llegó ni siquiera a ese ballotage, profundamente dividido entre el propio Evo y su sucesor, Luis Arce.
En Perú, donde la geografía política está muy fragmentada, todo indica que alguno de los numerosos aspirantes de centro-derecha ganará los comicios, porque las fuerzas de izquierda están divididas y sin rumbo. En Ecuador, el desafío de los grupos criminales al mandatario Daniel Noboa se ha redoblado y el apoyo que tenga de Trump, como con Milei, pero en este caso en términos de seguridad, puede ser crucial.
Pero para Ecuador lo decisivo es cómo queden las elecciones en Colombia, donde el desastre que ha dejado Gustavo Petro tiene fuera de la posibilidad de refrendar el triunfo a la izquierda: el intento infructuoso por mantener en prisión al expresidente Álvaro Uribe les ha dado a los opositores un aire mucho mayor aún. Y lo que suceda en Colombia y Ecuador tendrá relación con lo que pueda ocurrir en Venezuela. Hay que insistir en un punto: no se concentra tal capacidad de poder militar como lo ha hecho Estados Unidos en el Caribe para que no pase nada: de una u otra forma el régimen de Nicolás Maduro parece condenado.
En Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva se presentará a elecciones dentro de exactamente un año, tratando de reelegirse a sus 80 años de edad. La situación está absolutamente polarizada, como desde hace más de una década. Este fin de semana Lula se reunió con Trump en Malasia tratando de llegar a un acuerdo de aranceles y ofreciéndose como mediador con Venezuela. Lo cierto es que el gobierno de Trump simpatiza con el exmandatario Jair Bolsonaro, enemigo declarado de Lula.
La influencia de Trump en toda América Latina es real, crece y, como se demostró en Argentina, está cambiando tendencias. No es descabellado pensar que llegaremos a las elecciones de junio de 2027 en un continente donde, quizás con la excepción de Brasil (y eso está por verse) no haya ninguna democracia orientada hacia la izquierda en el espectro político. Nuestro apoyo a Cuba, Venezuela o Nicaragua no ayuda en nada en ese escenario, mucho menos hacer esa apuesta con la dependencia real que tenemos en la relación comercial, financiera y de todo tipo, con Estados Unidos.
Como país seguimos hablando de un mapa político regional que hoy posiblemente ya no existe, y nuestra influencia en la región será cada día menor.
Piperos
Decíamos el viernes en relación con el operativo Caudal, realizado en 48 municipios del Estado de México para combatir el huachicol del robo de agua, que ese operativo rompía, afectaba la relación entre los grupos criminales, los sindicatos que controlan el negocio de las pipas y las autoridades locales, y que provocarían reacciones de esos mismos grupos, sobre todo de los sindicatos de pipas, que controlan el robo y los pozos de agua, con el argumento de que se dejaba sin ella a las comunidades. Ayer hubo bloqueos de esos sindicatos en los principales municipios intervenidos. A la fuerza social del crimen, que la tiene, se le debe oponer la determinación de las fuerzas del Estado.
Segundo piso de la deformación
Max Cortázar
Excelsior
En los gobiernos de la llamada Cuarta Transformación, el pasado ha dejado de ser memoria para convertirse en escudo. Cada vez que estalla un nuevo caso de corrupción del gobierno federal, la respuesta es automática, desempolvar los fantasmas de otros sexenios. Como si nombrar a los expresidentes Salinas o Calderón fuera un acto de purificación política. Ésa ha sido, una vez más, la estrategia de la presidenta Claudia Sheinbaum, mirar atrás, señalar a los expresidentes y, fiel a la escuela del obradorismo, condenar el neoliberalismo como si fuera una ideología maldita y eterna.
La mandataria se refugia en la comodidad de los recuerdos. Habla de los fraudes del PRI, de las equivocaciones del PAN, de los errores de los tecnócratas, como si el recuerdo de aquellos años justificara los desatinos de hoy. Pero México ya no vive en 1988 ni en 1994 ni en 2006. La crisis que nos duele no es la del neoliberalismo, sino la del presente: un poder cada vez más concentrado, un Congreso sin contrapesos, un gobierno con vínculos con el crimen organizado y una libertad de expresión reducida al escarnio cotidiano.
Resulta paradójico que quien dice defender la democracia lo haga bajo la premisa de que sólo Morena representa la voluntad del pueblo. Ese monopolio moral del poder, ese discurso de “nosotros somos el pueblo, los otros son los privilegiados”, no es otra cosa que autoritarismo con lenguaje populista. Porque cuando el gobierno decide quién pertenece al pueblo y quién no, ya no hay democracia: hay un dogma.
La oposición siempre ha dicho que los programas sociales son un derecho y jamás lo ha negado, como afirma la presidenta Sheinbaum, quien maneja los programas sociales. Una pregunta: ¿por qué quien maneja los programas sociales usa un chaleco guinda? El problema no es el beneficio, sino su uso político. En un país donde los padrones son opacos y el mensaje electoral es “si gana la oposición, te quitan tu apoyo”, los derechos dejan de ser universales para convertirse en condicionados. Y lo que debería empoderar, termina sometiendo.
Mientras la Presidenta repite que con Morena “estamos mejor”, los hechos hablan por sí solos, instituciones debilitadas, organismos autónomos desaparecidos, medios de comunicación hostigados y una narrativa maniquea que todo lo divide entre buenos y malos. La transformación ha dejado de ser una promesa para convertirse en un gran fracaso.
Ahora que Acción Nacional vive una nueva etapa, el gobierno recurre a la misma receta de siempre, reescribir la historia, culpar al pasado, fabricar enemigos y mirar por el espejo retrovisor para no rendir cuentas de lo que ocurre al frente. La historia como cortina de humo.
Mientras tanto, la realidad se asoma. El fin de semana se hizo viral un video del gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya, donde dio una muestra del nuevo estilo político: grosero, vulgar, misógino. Así se refirió a la exdiputada Yeraldine Bonilla Valverde, de su propio partido, minimizando su trabajo y su trayectoria. El mismo gobernador que medios de comunicación han señalado por sus presuntos vínculos con el crimen organizado.
Ésa es la democracia que hoy está en riesgo. No la del Fobaproa ni la de los fraudes de los 80, sino la de ahora: la que se erosiona cada mañana entre aplausos y consignas, mientras el país se acostumbra al abuso y las familias mexicanas lo resienten en carne propia. Una patria que se empequeñece, libertades que se marchitan y un gobierno que sigue mirando por el retrovisor para no ver el desastre que tiene frente al parabrisas.
La Presidenta crítica el neoliberalismo, pero la realidad es que pertenece a los priistas de los 70 u 80, en donde las libertades y la democracia no existían.
Astillero
Tío Richie, ¿cómo que ir a la CIDH? // Malitos, sus abogados // Equívoco hasta el nombre // Milei y la 4T: Bonasso y Buen Abad
Julio Hernández López
La Jornada
Los desfiguros infladamente triunfales de Javier Milei en Argentina no han tenido entre sus congéneres mexicanos el eco que cabría suponer. Por el contrario, los ultraderechistas locales se han quedado pasmados ante la victoria del libertario entregado al trumpismo a cambio de “salvamento” económico (escriturar la casa al prestamista gringo para seguir pagando la hipoteca).
El menos relevante de esos personajes, el llanero neocristero cada vez más solitario, Eduardo Verástegui, ha sido abiertamente repudiado por derechistas mexicanos, argentinos y de otras nacionalidades, a causa de su oportunista deslinde de última hora, cuando parecía que Milei se encaminaba a una gran derrota electoral.
Ricardo Salinas Pliego, quien fue a Buenos Aires a acompañar a Milei a una conferencia política de acción conservadora, y fue uno de los oradores (aunque su paso por el micrófono no tuvo mayor relevancia) está sumamente inmerso en una batalla por los dineros (que no quiere pagar al fisco).
Ayer, el autodenominado tío Richie hizo circular otra proclama aberrante: la persona moral denominada Grupo Salinas reiteró en dos mensajes “nuestro legítimo derecho a defendernos, incluso ante instancias internacionales como la @CIDh”. Ha de decirse que, en el primer mensaje, publicado en X, la dirección de Internet mencionada corresponde a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, mientras en un comunicado más extenso se refiere en dos ocasiones a la Corte Interamericana de Derechos Humanos. No son lo mismo.
Por ello vale tomar en cuenta lo que en X publicó como opinión personal el abogado Eduardo Romero Ramírez, con estudios de maestría en derecho de la empresa, maestro y doctor en administración pública:
“Sí, son bien malitos los abogados de Salinas Pliego. ¿Qué es eso de que acudirán a la CIDH? Si acaso, ¿cuál derecho humano de la persona jurídica colectiva que es el Grupo Salinas resulta afectado? ¿Sabrán siquiera que esa validez se refiere a cuestiones que impacten solamente en el objeto social de la empresa o con los derechos humanos de los individuos que la conforman? ¿Van a alegar que la política fiscal atenta contra sus derechos humanos? ¿Cómo?
“Se les olvida que, dentro de los principios de derechos humanos respecto a la política fiscal, las propias empresas tienen obligaciones y responsabilidades como contribuyentes en materia de derechos humanos y justamente el comportamiento fiscal omiso o evasivo del Grupo Salinas actúa en detrimento de toda la población mexicana. Así que es mala jugada, pero que den patadas de ahogado y se exhiban yendo a la CIDH. Además, hay un concepto relevantísimo que es la soberanía fiscal, que una instancia internacional debe respetar. Como no podrán acreditar ninguna violación a derechos humanos ni de persona jurídica ni de individuos que la conforman, pues nada más es parte de su show”.
Por otra parte, la victoria electoral de Javier Milei en Argentina generó reflexiones en cuanto a las circunstancias de la Cuarta Transformación mexicana. Federico Bonasso señaló: “Cuando se analiza lo que es el peronismo territorial de los gobernadores de las provincias, cómo se mueven, con qué lógica caciquil, donde la lealtad no tiene nada que ver con la coherencia ideológica, sino con la capacidad de conquistar más territorio, dices: “cómo me suena esto a Morena”; “qué parecido es esto a Morena”.
Fernando Buen Abad advirtió: “hay que echar las barbas a remojo porque los mismos condimentos, ingredientes, las mismas lógicas son las que tiene este señor Salinas Pliego, Verástegui, Claudio X. Y en Argentina “la propia crisis de la izquierda pasa por una crisis severa de relato, porque lo que no hay es un programa en serio que dé salidas y propuestas creíbles, concretas y viables a una población (…) victimada por una andanada descomunal de manipulaciones mediáticas”. (Entrevistas en video: goo.su/Rkco4f).
México SA
Otra trastada de Salinas Pliego // “¿Quiere pagar? Pues que pague”// “Que pida línea de captura”
Carlos Fernández-Vega
La Jornada
Efectivamente, el acorralado Ricardo Salinas Pliego salió con otra sucia tomadura de pelo. En su megalómano festejo del pasado sábado dijo: “Queremos pagar (el adeudo fiscal); que nos digan cuánto para liquidarlo en menos de 10 días”… pero sólo 10 por ciento (incluido un supuesto “abono” de 2 mil 700 millones) de su voluminosa deuda con el Servicio de Administración Tributaria (SAT), que ronda 74 mil millones de pesos (evadidos a lo largo de 16 años), de acuerdo con la cifra actualizada por la procuradora fiscal de la Federación, Grisel Galeano García.
Y mientras cínicamente hacía ese anunció “conciliatorio”, de “buena voluntad”, por abajo del agua intentó hacer otra marranada: “Grupo Elektra, propiedad de Ricardo Salinas Pliego, intentó paralizar a la nueva Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) para impedir que resuelva dos litigios que promovió contra créditos fiscales que le impuso el SAT, que juntos suman más de 34 mil 373 millones de pesos, correspondientes a impuestos, multas, actualizaciones y recargos”.
En su desesperación, se fue hasta la cocina: como ya no puede tener acceso a los impúdicos ex ministros a él vinculado$ que le “impartieran justicia” a modo, ahora pretende recusar a ¡los nueve ministros! para impedir que la nueva SCJN haga su trabajo, lo que muestra el grado de esquizofrenia del señor de los abonos chiquitos: ¡paralizar al máximo tribunal del país para evitar que pague lo que debe! De plano, perdió todo enlace con la realidad.
“A través de dos recursos de impedimento –utilizados para separar a un juzgador de un asunto cuando existe riesgo en su imparcialidad o un posible conflicto de interés–, Elektra solicitó al alto tribunal que fueran declarados impedidos los nueve integrantes del pleno sobre dos amparos, uno de ellos el más cuantioso que enfrenta. Sin embargo, sus solicitudes fueron rechazadas, sin mayor trámite, por el presidente de la corte, Hugo Aguilar Ortiz, y en su lugar impuso multas a la empresa por haber buscado entorpecer o dilatar los juicios” (La Jornada, Iván Evair Saldaña).
Semanas atrás, la procuradora fiscal de la Federación le puso el cascabel a la descomunal evasión de Salinas Pliego a lo largo de 16 años (del sexenio de Calderón al de Peña Nieto): 32 juicios con más de 74 mil millones de pesos en litigio; de ellos, tres en la SCJN, que suman 26 mil millones (un tercio del adeudo); cinco en tribunales colegiados de circuito, por más de 20 mil millones; 11 en el Tribunal Federal de Justicia Administrativa, que involucran 8 mil millones, y 13 en otras instancias, “ventilándose en el SAT”, por 20 mil millones. Y, exceso tras exceso, el abonero ha tran$itado por todas las instancias legales (también las ilegales) para evitar el pago de su adeudo con el fisco.
Ayer, la presidenta Sheinbaum se pronunció al respecto: “¿Quieren pagar? Pues paguen. Nada se los impide. Sencillamente soliciten a su contador que pida la línea de captura y a partir de hoy pueden pagar; no se necesita ningún acuerdo. Ahí están las oficinas del SAT y las transferencias electrónicas. (Salinas Pliego y pandilla) faltan a la verdad y quieren hacer de esto un tema político, cuando es jurídico y fiscal. Ellos (Salinas Pliego y su pandilla) son los que están politizando el tema. Tiene que ver exclusivamente con el estado de derecho”.
A su vez, el ex procurador fiscal y actual subsecretario de Derechos Humanos, Población y Migración Félix Arturo Medina Padilla subrayó que “es falso” que en el gobierno anterior se llegara a un acuerdo por los citados adeudos fiscales. “Se llevaron a cabo pláticas en una mesa técnica con sus representantes, pero nunca se acordó monto ni ruta de solución, porque el consorcio empresarial siempre discrepó del monto que el SAT le determinó. Nunca se firmó algún acuerdo, ni existe un documento firmado”. En castellano simple, “Grupo Salinas falta a la verdad”.
Y de pilón, la actual procuradora fiscal fue muy clara: “Los escritos presentados por Grupo Salinas no obtendrán una respuesta por el SAT, debido a la manera en que acostumbran litigar: presentando recursos para frenar el cobro y alargar los procesos legales; se ha decidido esperar la resolución definitiva de la SCJN”.
Las rebanadas del pastel
Donald Trump no sólo compró la permanencia de Javier Milei en el gobierno (le salió caro: 40 mil millones de dólares, aunque los recuperará con creces), sino que se adjudicó el triunfo electoral del pasado domingo, de tal suerte que el de por sí ínfimo bienestar de los “muertos de hambre” (como el desbocado magnate calificó a los argentinos) irá de mal en peor.
