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La esclerosis mexicana

La crítica y la humildad parecen estar una vez más ausentes tanto del gobierno de Claudia Sheinbaum como de la oposición, tan enferma y esclerotizada como el sistema político que la engendró.

Javier Sicilia

Proceso

En Posdata (1969), su valoración sobre el movimiento del 68 y un complemento de El laberinto de la soledad, Octavio Paz señalaba que “una de las razones de nuestra incapacidad para la democracia es nuestra correlativa incapacidad crítica”; la incapacidad para un discernimiento formal y razonado de nuestra historia. “No una falla intelectual, sino moral”, una tara que nos impide la saludable disposición para aceptar la verdad, como quería Nietzsche.

No obstante que las demandas del movimiento del 68 en favor de la democracia lograron, después de 32 años de su surgimiento y de 80 de un autoritarismo sexenal, un breve destello de ella con la llamada “transición democrática”, esa incapacidad continuó: la alternancia jamás hizo una crítica seria de nuestra historia ni llevó a cabo las reformas institucionales que una crítica de esa naturaleza exigía. La consecuencia ha sido el retorno del autoritarismo, de una corrupción desaforada y de una violencia, cuyas atrocidades, que recuerdan en más de un sentido las cometidas durante el periodo revolucionario, se han vuelto peores: la colusión sin precedente entre el Estado y organizaciones criminales y una sobrecogedora descomposición del esqueleto moral de la nación.

Pese a las revelaciones de Guacamaya leaks, a la presión estadunidense para que el Estado mexicano desmantele a los cárteles y sus vínculos con funcionarios y empresas; pese incluso a los golpes mediáticos del gobierno de Claudia Scheinbaum en relación con el huachicol fiscal, la realidad sigue siendo la misma que diagnosticó Paz hace 56 años: la ausencia crítica que, a lo largo de décadas de un régimen autoritario y corrupto, se convirtió en una “esclerosis” terminal.

Incapaz de un serio examen de conciencia y anquilosado hasta el envejecimiento más extremo, las transformaciones que a lo largo de décadas ha vivido nuestro sistema político han sido un mero maquillaje que no ha tocado la médula de su enfermedad mental y moral.

Como era de esperarse, esta progresiva tara ha hecho más cruda y brutal la violencia. Los asesinatos, las masacres, las desapariciones, los campos de exterminio, las fosas clandestinas, las redes y los pactos de complicidad entre criminales y autoridades, son la continuación del miedo, la inseguridad y la falta de crítica que hizo posible la masacre del 68.

Como los neuróticos —parafraseo al Paz de Posdata, cuyo diagnóstico de entonces sigue siendo vigente— “que al enfrentarse a situaciones nuevas y difíciles retroceden, pasan del miedo a la cólera, cometen acciones insensatas y así regresan a conductas instintivas, infantiles o animales”, los gobiernos de México no han hecho “más que regresar a periodos anteriores de la historia de nuestro país”. La corrupción, la violencia, los pactos de impunidad, la polarización, la negación y la mentira son sinónimos de regresión y esclerosis. Ha sido una repetición instintiva y enfermiza de nuestro pasado, específicamente de las partes terribles y monstruosas del mundo azteca. No sólo la matanza de Tlatelolco, sino los atroces y sistemáticos crímenes que desde entonces se han sucedido y multiplicado de manera demencial, nos revelan que el pasado enterrado está vivo y no deja de irrumpir. “Cada vez que aparece en público se presenta enmascarado y armado; no sabemos quién es, excepto que es destrucción y venganza”; perversidad, estupidez y demencia. “Es un pasado que no hemos podido” ni querido “reconocer, nombrar, desenmascarar” y que, a estas alturas, después de medio siglo de haber sido diagnosticado por Paz, se volvió terminal. Repetirlo, como, pese a sus golpes mediáticos, se empeña en hacerlo Claudia Scheinbaum y sus obstinadas reformas y encubrimientos, es mantener vivo un cadáver, un engendro sin futuro.

Llegado a ese grado inocultable de esclerosis, el sistema político necesita morir y refundarse. La puesta en evidencia de las redes criminales del huachicol fiscal que llegan hasta López Obrador y que hunden sus raíces en la ya lejana atrofia del Estado descrita admirablemente por Paz, los vínculos que el Estado ha tejido a lo largo de su historia con todo tipo de grupos criminales, y los crímenes atroces y sistemáticos que se han recrudecido, reclaman de las partes aun sanas de la sociedad un maxiproceso —un sinónimo de la justicia transicional y de la necesidad de refundar a la nación. Eso, sin embargo, no podrá realizarse sin unidad, sin una crítica profunda de lo que hemos sido y sin una intervención de las organizaciones supranacionales que acompañen comisiones de verdad y justicia sin tutela del Estado. La crítica, como lo dijo Paz, “es la imaginación curada de fantasía y decidida a afrontar la realidad”. Ella nos dice “que debemos aprender a disolver los ídolos: aprender a disolverlos dentro de nosotros mismos” y aprender la humildad.

Ambas, la crítica y la humildad, parecen estar una vez más ausentes tanto del gobierno de Claudia Sheinbaum como de la oposición, tan enferma y esclerotizada como el sistema político que la engendró.

Nada parece, pues, anunciar que esta vez, a pesar de su estado terminal, lograremos escapar a nuestro obstinado sino. La esclerosis es profunda y el gusto del sistema político mexicano por lo discordante, lo anómalo e impredecible, una condición de su ser, de su miseria y de su infantilismo senil.

¿A dónde nos llevará? Es imposible saberlo. En todo caso, esta constante, que no ha dejado de perseguirnos, confirma lo que siempre ha sido México: el monólogo y el tzompantli.

Además opino que hay que respetar los Acuerdos de San Andrés, detener la guerra, liberar a todos los presos políticos, hacer justicia a las víctimas de la violencia, juzgar a gobernadores y funcionarios criminales, esclarecer el asesinato de Samir Flores, la masacre de los LeBarón, detener los megaproyectos y devolverle la gobernabilidad a México.

Arsenal

Los 600 mil millones del huachicol fiscal y los dos minutos de silencio

Francisco Garfias

Excelsior

Pasó la reforma a Ley de Aduanas en la Cámara de Diputados sin una sola mención al tema del contrabando de combustible por increíble que parezca. Fue aprobada con 338 votos a favor del oficialismo y 129 en contra de la oposición.

Decían más las pancartas que cifraban el costo del huachicol fiscal en 600 mil millones de pesos junto a fotos de Adán Augusto con Hernán Bermúdez, colocadas en tribuna por la bancada del PAN, que la defensa de la reforma que hicieron los oradores del oficialismo. El diputado Fernando Castro Trenti (Morena) aseguró que el dictamen fortalece el control y la fiscalización, profesionaliza el sistema aduanero, moderniza la tecnología, digitaliza los procesos, integra la ventanilla única y combate la corrupción… hará maravillas, pues.

Del lado de la oposición destacó la intervención del panista Federico Döring. Les dijo a los morenos que la bancada azul no sería cómplice de lo que llamó “farsa propagandística”.

Añadió: “Ustedes, los de Morena, hicieron del gobierno una franquicia del huachicol fiscal. Se han enriquecido de manera grotesca y obscena. Le han cancelado al gobierno de la República la posibilidad de invertir en carreteras, en vacunas, en quimioterapias para niños con cáncer, en educación en modernización de infraestructura para robarse todo el dinero habido e irlo a invertir a Tokio”. Döring se montó en la cifra de 600 mil mdp que la procuradora fiscal, Grisel Galeano, calculó para dimensionar el desfalco del huachicol fiscal.

Acusó: “No investigaron nada. Al contrario, asesinaron al marino honesto, que en paz descanse, Rubén Guerrero Alcántara, que es el que les fue a levantar la falda de la corrupción a los Farías Lagunes, sobrinos políticos del almirante Rafael Ojeda, de quien, se dice, ya es prófugo de la justicia”.

Destacó, igualmente, que sólo a ocho agentes aduanales se les ha podido acreditar que tienen alguna responsabilidad con el huachicol fiscal. “Ni siquiera el uno por ciento de todos los agentes aduanales”, ilustró.

* Antes de que se diera el debate sobre la citada ley, hirvió el Pleno por unos minutos. Ayer se cumplieron dos años del segundo aniversario de la Guerra de Gaza.

Margarita Zavala, diputada del PAN, pidió un minuto de silencio para las 1,259 víctimas del terrorismo de Hamás en Israel, entre ellos el mexicano Orión Hernández.

Recordó que 251 israelíes fueron tomados como rehenes, entre ellos una mexicana de origen de nombre Ilana.

“Por ellos y por las decenas de miles de personas que han perdido la vida en esa zona, desencadenado por ese hecho, pedimos un minuto de silencio”, dijo.

Provocó alboroto. Brincó el diputado de Morena Leonel Godoy. Solicitó la palabra para decir que sería injusto que sólo se recordara lo que hizo el grupo terrorista de Hamás y no el genocidio el ejército israelí contra palestinos.

“No se puede guardar un minuto de silencio sólo por lo de Hamás; se tiene que guardar por los 65 mil muertos, entre ellos más de 20 mil niños, que han sido masacrados por el ejército israelí. Por lo tanto, solicito que se guarde un minuto de silencio por los niños, mujeres y hombres asesinados en la Franja de Gaza”.

La presidenta de la Mesa Directiva, Kenia López (PAN), se puso lejos del espíritu de Noroña y salomónicamente obsequió dos minutos: uno para las víctimas del terrorismo de Hamás y el otro para palestinos asesinados por el régimen de Netanyahu. Eso calmó los gritos, empujones y uno que otro manotazo que en tribuna se dieron diputadas del PAN contra las de Morena. De los empujones, las morenas pasaron al grito de “¡Palestina libre!”. Allí se atajó el problema.

* En el corral de la Ignominia —palco de los periodistas— conocí ayer a la diputada independiente Guadalupe Araceli Mendoza Arias. Es colaboradora cercana a Carlos Manzo Rodríguez, el polémico alcalde de Uruapan, quien ha cobrado notoriedad por su estrategia de confrontación directa con el crimen organizado.

—¿No le tienen miedo al crimen organizado? —soltamos de inicio.

—Claro que tenemos miedo, pero hay que seguir trabajando. Tenemos que hacer las cosas bien, marcar la diferencia. Es bonito hacer la historia y morir haciendo bien las cosas —respondió.

Dijo más: “Es importante que sepan que el presidente Carlos está luchando a contracorriente. No está coludido con ningún cártel. Ni con un lado ni con el otro. Está con los ciudadanos.

—¿El gobierno los ayuda?

—Apenas empiezan a voltear a vernos. He solicitado una audiencia con la doctora Claudia. Es importante que nos sentemos a platicar como mujeres para llegar a buenos acuerdos en el tema de la inseguridad.

* La Contraloría General de la CDMX ya tiene nueva titular. Nashieli Ramírez Hernández rindió protesta ayer ante el pleno del Congreso capitalino para el periodo 2025-2031. Lo más sorprendente: fue elegida por unanimidad.

Juegos de poder

El “negocito” ilegal que descubrió o inventó la 4T

En 2021 y 2024 se evadieron más impuestos por el contrabando de diésel.

Leo Zuckermann

Excelsior

Paradójicamente fueron los neoliberales los que reformaron la ley para permitir que los privados pudieran importar combustibles, lo cual hizo que los estatistas de la 4T descubrieran o inventaran un gran “negocio”: el contrabando de estos productos para evitar el pago de impuestos y venderlas a un precio menor en el mercado nacional.

Este “negocito” le causó pérdidas al fisco durante el sexenio de Andrés Manuel López Obrador de diez mil 700 millones de dólares, es decir, 196 mil 773 millones de pesos al tipo de cambio de ayer (18.39 pesos por dólar). Es lo que calcula Francisco Barnés de Castro en un magnífico artículo publicado esta semana en Energía a debate titulado Evolución del problema del huachicol y su impacto económico.

Vale la pena leer a Barnés quien no sólo fue rector de la UNAM, sino además subsecretario de Energía, comisionado de la Comisión Reguladora de Energía y director general del Instituto Mexicano del Petróleo. Es, sin duda, un experto en la materia.

Barnés provee un retrato del huachicol tradicional (robo de combustibles) y del fiscal (contrabando de estos productos). En este artículo me concentro en lo segundo, que fue el “negocio” ilegal que comenzó a operar durante la 4T porque antes estaba prohibida la importación de hidrocarburos por parte de empresas privadas. Sólo Pemex podía hacerlo.

Las reformas de Enrique Peña Nieto abrieron este mercado a los privados y, con ello, surgió la posibilidad de contrabandear gasolina y diésel para no pagar impuestos. Esto, como hoy sabemos, con la participación de las autoridades aduanales controladas por la Secretaría de Marina y, como algunos sospechamos, con el padrinazgo de políticos morenistas que vieron en este “negocio” ilegal una manera de financiar campañas electorales y enriquecerse en lo personal.

Esta historia está por desarrollarse porque todavía no sabemos hasta dónde llegaron las complicidades políticas y cuál fue el destino de tantos miles de millones de pesos. El valor del trabajo de Barnés es que le pone cifras a lo que se robaron, tanto volumétricas como monetarias.

Cuatro mil millones de dólares en el huachicoleo fiscal de gasolinas y seis mil 700 millones de diésel durante el sexenio de López Obrador.

¿Cómo calculó Barnés estas cifras?

En el caso del diésel se trata de la diferencia de los volúmenes de exportación de Estados Unidos a México que publica la Agencia de Información Energética del vecino del norte con los datos de importación que llegaron a nuestro país reportados por la Secretaría de Energía. Cuando las exportaciones son mayores que las importaciones, “se tiene una clara evidencia que existe contrabando”.

Es a partir de 2019 cuando comienza a presentarse una diferencia entre las cifras coincidiendo “con la fecha de entrada en vigor de la reforma energética del gobierno de Peña Nieto que permite la importación de combustibles por terceros”.

Por diésel, el fisco dejó de recaudar dos mil 560 millones de dólares de evasión del IVA y cuatro mil 170 millones del IEPS a este producto.

Y, fíjese usted, los dos años en que hubo un mayor contrabando de diésel fueron 2021 y 2014, es decir, los años en que hubo elecciones federales.

¿Coincidencia?

No lo creo.

Igual en el huachicol fiscal de gasolinas: 2021 y 2024 fueron los años en que se evadieron más impuestos por el contrabando de estos combustibles.

La metodología que usó Barnés para calcular el volumen de gasolinas contrabandeadas es más complida (puede revisarse en el artículo citado). El impacto fiscal fue la evasión de mil 570 millones de dólares de IVA y dos mil 460 millones de IEPS.

Además del daño patrimonial al erario, Barnés argumenta que hay otros efectos negativos del “negocito” que descubrió o inventó la 4T el sexenio pasado. “Como el huachicol fiscal no está obligado a cumplir con las normas oficiales de calidad, con frecuencia es adulterado con otros productos para incrementar las utilidades, afectando el desempeño de los vehículos o dañándolos, a veces de manera irreparable”.

Se produce, también, competencia desleal, el desarrollo de redes complejas y sofisticadas del crimen organizado que cuentan con la participación de las autoridades aduanales y tributarias, por no mencionar a las altas esferas de la política nacional.

En el afán de recaudar más impuestos, la Presidenta ha decidido combatir este crimen que le está costando tantos miles de millones de pesos al gobierno. Qué bueno. Ojalá y le jalen la hebra para encontrar adónde terminó tanto dinero. Díganme suspicaz, pero a mí me resulta muy extraño que el mayor contrabando de gasolinas y diésel haya ocurrido en años electorales.

Astillero

¿Maltratos a mexicanos y embajador? // Regresan de Israel // Gobierno de México, frío // Bárcena: ecología y ONU

Julio Hernández López

La Jornada

La representación mexicana que participó en la Global Sumud Flotilla fue liberada en Israel y, en un viaje con escalas, habrá llegado a la Ciudad de México esta mañana de miércoles.

Especial atención merecerá escuchar los relatos de viva voz respecto a los maltratos cometidos por las fuerzas de Israel contra los navegantes, e incluso, dado que ayer corrieron versiones en ese sentido, precisar si también el embajador mexicano, Mauricio Escanero Figueroa (de amplia carrera diplomática, enviado a Tel Aviv en junio de 2021), fue víctima de excesos de parte del personal israelí.

El secuestro de los mexicanos en aguas bajo control de Israel generó en México una exigencia de su pronta liberación y de que no sufrieran agresiones. Ayer mismo se realizaron actos en la UNAM y en calles de la Ciudad de México que, además del punto específico de los flotilleros, han reiterado el apoyo a Palestina y el rechazo a las acciones genocidas de Israel.

La presidencia de la República y su brazo operativo en estas materias, la Secretaría de Relaciones Exteriores (ésta, a cargo de Juan Ramón de la Fuente), decidieron mantener una postura de “cabeza fría”, similar a la practicada ante los embates de Donald Trump.

A diferencia de gobiernos de otros países, en México se pronunció el término “genocidio” hasta que órganos internacionales lo determinaron como tal, y no hubo ningún asomo de acciones más fuertes en defensa de Palestina y, en específico, de Gaza. A fin de cuentas, los navegantes de diversos países que habían sido apresados salieron de Israel en una decisión ejecutada en etapas más allá de la postura que cada gobierno hubiera asumido.

En la frialdad pragmática, la administración claudista no desea abrir más flancos de combate, atosigada como está por Donald Trump, que en horas recientes ha asestado un golpe arancelario a los camiones pesados fabricados en México y ha advertido, por la vía de su representante en estos temas, Jamieson Greer, que el tratado trinacional de comercio no sería revisado ni ampliado si México no cumple con sus compromisos en materia de energía, telecomunicaciones y agricultura.

Ayer, en Palacio Nacional se reunió la presidenta de México con la ex mandataria de Chile Michelle Bachelet. Estuvo presente, lo cual sería explicable, el canciller Juan Ramón de la Fuente y la secretaria del Medio Ambiente, Alicia Bárcena. Según la información oficial, se habló de la situación general de América Latina, de temas de bienestar y del “papel de las mujeres en la política”.

Bachelet, quien fue alta comisionada de la Organización de Naciones Unidas (ONU), ha sido postulada por el presidente chileno, Gabriel Boric, para ocupar la secretaría general de la ONU. Bárcena es, a la vez, la carta de la presidenta mexicana para este mismo cargo. Una reunión como la mencionada podría implicar la búsqueda y cierre de acuerdos en favor de cualquiera de las dos aspirantes.

Bárcena tiene en su contra los señalamientos de que en su puesto actual ha desatendido e incumplido compromisos en defensa real del ambiente y que ha optado por un discurso de aparentes contundencias en el abordaje de problemas de los que abundan en el país, sin que luego vaya más allá de las apariencias y el efectismo. Una ironía se desprende del hecho de que, buscando un cargo de escala internacional, haya activistas de diversas partes del mundo que documentan y denuncian los daños ambientales en México y la falta de acciones serias de instancias como la Semarnat.

Y, mientras en un foro masivo de Buenos Aires el presidente Javier Milei se ha organizado, en el colmo de la frivolidad y la insensibilidad, una actuación como cantante rockero, para luego presentar un libro de su autoría, en el contexto de la grave crisis de Argentina, con políticas económicas sumamente dañinas, acusaciones de corrupción (a su hermana Karina, y a él mismo) y “libertarios” de primer nivel involucrados en narcotráfico, además de una derrota electoral reciente y otra, probable, este mes.

México SA

Palestina: agarrón en San Lázaro // Urge curso de historia a panistas // “Israel va demasiado lejos”

Carlos Fernández-Vega

La Jornada

Con tremendo agarrón en San Lázaro comenzaron ayer las actividades en ese recinto parlamentario. La diputada morenista María Magdalena Rosales Cruz pidió un minuto de silencio porque “hoy se cumplen dos años de la masacre en Palestina”, cometida por el régimen genocida de Benjamín Netanyahu, al tiempo que exigió no instalar el “grupo de amistad México-Israel, porque los legisladores ‘no tenemos amistad con genocidas’” ( La Jornada, Fernando Camacho y Enrique Méndez). Ello, mientras los panistas (con Margarinflas a la cabeza) se pronunciaban en contra de Hamas y a favor de los etnocidas.

Dado que los borreguitos blanquiazules siempre bailan al ritmo de la Casa Blanca, sería muy productivo que tomaran un curso intensivo de historia (para que se enteren quién es el agresor) y dedicaran unos de sus invaluables minutos a documentar qué piensa la ciudadanía estadunidense –no en el despacho del cavernícola Trump– sobre el genocidio en Palestina y las bestialidades cometidas por el ejército israelí.

El Pew Research Center, con sede en Washington, levantó una encuesta (cómo ven los estadunidenses el conflicto entre Israel y Hamás dos años después del inicio de la guerra) y el resultado no es nada alentador para los panistas: “aproximadamente seis de cada 10 personas tienen ahora una opinión desfavorable del gobierno israelí”, valoración, desde luego, muy apartada de la Casa Blanca.

A dos años, “el escepticismo de los estadunidenses sobre la operación de Israel y su gobierno es mayor que en puntos anteriores del conflicto: 39 por ciento afirma que Israel está yendo demasiado lejos en su operación militar, contra 31 por ciento hace un año y 27 por ciento a finales de 2023. Actualmente, 59 por ciento tiene una opinión desfavorable del gobierno israelí, frente 51 por ciento de principios de 2024”.

Algo más: “hoy en día, 16 por ciento afirma que Israel está adoptando el enfoque adecuado para el conflicto y 10 por ciento opina que no está yendo lo suficientemente lejos. Un tercio de los adultos dice no estar seguro. Un gran porcentaje de estadunidenses sigue expresando incertidumbre ante diversas cuestiones sobre la guerra en curso en Medio Oriente y la respuesta del gobierno de Estados Unidos. El 42 por ciento de los adultos estadunidenses desaprueba la respuesta de la administración Trump al conflicto entre Israel y Hamás, mientras 30 por ciento la aprueba. Aproximadamente una cuarta parte (27 por ciento) dice no estar segura”.

Además, “el porcentaje de estadunidenses que opina que Trump favorece demasiado a los israelíes ha aumentado 5 puntos porcentuales (de 31 a 36 por ciento). El porcentaje que opina que Trump está logrando el equilibrio adecuado ha disminuido 6 puntos (de 29 a 23). Muy pocos (2 por ciento) opinan que Trump favorece demasiado a los palestinos. . Los porcentajes que afirman que Trump favorece demasiado a los israelíes han aumentado en ambas coaliciones partidistas” (republicanos y demócratas).

Una tercera parte de los adultos considera que el gobierno estadunidense “proporciona demasiada asistencia militar a Israel; 8 por ciento dice que no proporciona suficiente; 23 por ciento, que proporciona la cantidad adecuada, y 35 por ciento no está seguro. En comparación, 35 por ciento afirma que Estados Unidos no proporciona suficiente ayuda humanitaria a los ciudadanos palestinos en Gaza, mientras 9 por ciento dice que proporciona demasiada. Dos de cada 10 afirman que Estados Unidos proporciona aproximadamente la cantidad adecuada, y 35 por ciento no está seguro”.

Sólo para que los borreguitos se ilustren, el Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo documenta que “entre 2020 y 2024, Estados Unidos suministró 66 por ciento de las importaciones israelíes de armas importantes (33 por ciento provienen de Alemania), entre ellas aeronaves, vehículos blindados, misiles, buques y sistemas de defensa aérea. A lo largo de 2024 y 2025, Estados Unidos continuó apoyando militarmente a Israel mediante el suministro de armas y el despliegue de sus propias fuerzas”.

En abril de 2025, “el gobierno estadunidense afirmó haber proporcionado a Israel más de 130 mil millones de dólares en asistencia bilateral desde 1948; además, en el marco del programa de Financiación Militar Extranjera, aporta anualmente 3 mil 300 millones de dólares y 500 millones para el programa de cooperación en defensa antimisiles”.

Las rebanadas del pastel

Pero de esta tragedia, los borreguitos blanquiazules, con las barras y las estrellas en los ojos, no entienden nada, ni les interesa.

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