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Arsenal

El canto de El Mayo y el desafío de Lilly

Francisco Garfias

Excelsior

No es cualquier cosa que El Mayo Zambada, 77 años, se haya declarado culpable ante la justicia de Estados Unidos de conspiración y conducción de una empresa de delincuencia organizada para importar y distribuir drogas en Estados Unidos. Con eso libra la pena de muerte.

No se necesita un sesudo análisis para concluir qué, a cambio, soltó la sopa.

El capo ya aceptó que el Cártel de Sinaloa, que encabezó por décadas junto a El Chapo Guzmán, alentó la corrupción México, al pagar a policías, comandantes, militares y políticos para que le permitieran operar libremente.

Algo que los sucesivos gobiernos mexicanos ya sabían, pero que dejaron pasar por miedo o complicidad.

Pero falta lo más importante. Poner nombre y apellido a narcopolíticos, narcomilitares, narcopolicías, narcogobernantes…

*El tema de El Mayo se planteó en la mañanera de ayer. La presidenta Sheinbaum lucía incómoda con las preguntas. Las dos primeras las contestó casi con monosílabos.

La tercera fue la vencida. Dijo que lo que haya declarado el narcotraficante de cualquier tema que tuviera que ver con México “tiene que pasar por pruebas y por la Fiscalía General de la República”.

Nadie sostiene lo contrario. Se tendría que investigar antes de proceder. La pregunta es ¿hay voluntad de hacerlo?

Ya vimos lo que pasó en los casos del general Salvador Cienfuegos, con AMLO, y ahora con Julio César Chávez Jr. Ya está en su casa en libertad condicional.

*Lilly Téllez teme por su vida. Lo dijo en una seguna entrevista con la cadena estadunidense Fox.

La senadora del PAN asegura que la presidenta Sheinbaum amenaza con proceder penalmente en contra de ella, y que la quieren sacar del Senado para meterla a la cárcel.

Sheinbaum aseguró ayer que se Lilly se “victimiza”, y que es falso que haya pedido su desafuero.

“No me victimizo, al revés; dije que no daría un paso atrás”, reviró Téllez.

Revisamos las primeras declaraciones de la presidenta Shienbaum, después de la primera entrevista de Lilly con la cadena Fox. Dijo textual: “No es menor que una senadora de la República haya dado una entrevista a un medio extranjero, pidiendo la intervención”.

La Presidenta comparó a la senadora con los conservadores que fueron a Europa a pedir que el emperador Maximiliano viniera a gobernar México.

Subrayó que la soberanía es un principio irrenunciable y que cualquier intento de presión externa será enfrentada con medidas legales clara.

*A juzgar por lo que declara, es evidente que Gerardo Fernández Noroña ni siquiera ha visto la entrevista con la cadena Fox de Estados Unidos que ha convertido a Lilly Téllez en la villana favorita del régimen.

En ningún momento pide una intervención militar. La senadora del PAN dice que es “bienvenida” la ayuda de los vecinos del norte para combatir los cárteles de la droga que han sembrado terror y muerte en nuestro país.

En Morena, de la presidenta Sheinbaum para abajo, dicen que “colaboración sí, sumisión no”. Es la consigna.

Sugiero respetuosamente al oficialismo a consultar el Diccionario de la Real Academia. Dice que colaboración es sinónimo de ayuda.

Sostiene Noroña que el miércoles habra una “sesión dura” en el Senado. “Vamos a discutir la posición de traición a la Patria de la bancada de Acción Nacional”.

El presidente de la Mesa Directiva de ese órgano legislativo no está de acuerdo que el asunto se trate como un “comportamiento personal” de la senadora Lilly Téllez. Es de toda la bancada del PAN, generaliza.

“Son simpáticos. Dicen que están en contra de la militarización del país y piden la intervención del ejército de Estados Unidos para salvar a la patria”, puntualiza.

Adelantó que tiene “una sorpresa grandecita” que dará a conocer el 1 de septiembre.

*La presidenta Sheinbaum presumía la semana pasada un récord en Inversión Extranjera Directa durante el primer semestre de 2025: 34 mil 265 millones de dólares.

El exvocero de la SHCP, Alejandro Rodríguez, experto en finanzas, nos advertía entonces que había que esperar los datos de la balanza de pagos del Banxico para ver cuánto dinero entró realmente.

Gabriela Siller, directora de Análisis Financiero del Grupo Financiero Base, puso un mensaje ayer en su cuenta de X, en el que pone las cosas en su lugar: en el primer semestre la inversión extranjera neta en México cayó 9.57% respecto al mismo periodo del año pasado.

Nudo gordiano

El Mayo se rinde

Yuriria Sierra

Excelsior

La voz firme de Ismael El Mayo Zambada García resonó en el tribunal federal de Brooklyn cuando respondió “sí, señor” al juez Brian Cogan. Con esas dos palabras, el narcotraficante más elusivo de la historia moderna sepultó medio siglo de escondite y evasión para disparar las alarmas en tres capitales: Washington, Ciudad de México y Culiacán. Su sentencia, programada para el 13 de enero de 2026, sellará una cadena perpetua que lo convertirá en la pieza más valiosa del ajedrez antinarcóticos de Donald Trump.

Durante más de 50 años dirigió el Cártel de Sinaloa, promovió “la corrupción en mi país de policías, mandos militares y políticos” y traficó un millón y medio de kilos de cocaína hacia Estados Unidos. Pero lo verdaderamente explosivo no fue su admisión de culpabilidad, sino la conferencia de prensa que siguió. Pam Bondi, la fiscal general de Trump, proclamó que “el Cártel de Sinaloa ha sido decapitado” y sentenció: “Llamamos a estos capos como lo que son: narcoterroristas internacionales. Los procesaremos como terroristas”. Ésta no es retórica: es la nueva doctrina que redefine la relación bilateral con México desde una perspectiva de seguridad nacional.

“No va a cooperar para nada”, insistió el abogado de Zambada, “él no va a hablar de nadie”. Pero en Washington saben que los 77 años de El Mayo y su deteriorada salud convierten cada día en prisión en una oportunidad de ablandar su resistencia. Su confesión de haber sobornado a “policías, mandos militares y políticos” durante décadas es apenas el aperitivo de un menú que podría incluir nombres, fechas y montos de una red de corrupción que abarca desde alcaldes hasta funcionarios federales. Para Trump, que ya acusa que los cárteles tienen “tremendo control” sobre políticos mexicanos, Zambada representa el testimonio perfecto para justificar presiones diplomáticas, sanciones económicas o incluso operaciones militares encubiertas. El gobierno de Claudia Sheinbaum se encuentra en su posición más incómoda. La Presidenta rechazó que haya “inquietud” sobre las declaraciones, pero Trump no buscará pruebas; buscará resultados. Su administración ya diseñó una ofensiva contra los cárteles mexicanos y los designó como terroristas, evaluando avanzar unilateralmente si considera insuficiente la cooperación mexicana. Trump aseguró que Sheinbaum “tiene tanto miedo de los cárteles que no puede pensar con claridad” y rechazó su propuesta de enviar tropas estadunidenses. “Estados Unidos no va a venir a México con los militares”, insiste Sheinbaum, pero sus garantías suenan huecas frente a las órdenes ejecutivas secretas de Trump.

El cálculo de Sheinbaum es devastadoramente simple: mantener la soberanía nacional sin provocar una crisis económica que destruya su gobierno. Trump “sube la presión” exigiendo la entrega de políticos ligados a cárteles. Rechazarla significaría sanciones económicas; aceptarla implicaría convertirse en instrumento de la política exterior estadunidense.

Para el Cártel de Sinaloa, la confesión de Zambada es una sentencia de muerte organizacional. “Primero El Chapo y ahora El Mayo están condenados”, celebró el fiscal de Nueva York. Sin sus líderes históricos, la organización enfrenta la fragmentación inevitable que ya se ha manifestado en la violencia entre Chapitos y Mayiza y que ensangrienta a Culiacán. Los herederos del imperio narco no tienen la experiencia ni autoridad para mantener la cohesión de una estructura que operaba como Estado paralelo. La sucesión ha sido y seguirá siendo caótica y violenta, convirtiendo a Sinaloa en campo de batalla.

El futuro se escribirá en tres actos simultáneos: Trump utilizará cada confesión de Zambada para incrementar presiones sobre México; el vacío de poder en Sinaloa desatará violencia que justificará mayores demandas estadunidenses de intervención; cada rechazo mexicano militarizará más la retórica de Trump, quien ya considera a los cárteles “invasores” del territorio y la seguridad estadunidenses.

La sentencia del 13 de enero de 2026 no sólo decidirá el destino de Zambada; definirá si México conserva márgenes de maniobra frente a Washington o si la guerra contra las drogas se convierte en el pretexto perfecto para redefinir la soberanía nacional. Trump tiene ahora su testimonio estrella; Sheinbaum, su mayor dilema, y el Cártel de Sinaloa, su sentencia de muerte. El sismo que generó la voz firme de Zambada en Brooklyn apenas comienza a sentirse, pero sus réplicas transformarán el futuro de América del Norte.

Juegos de poder

Nuestras primeras elecciones venezolanas

Igualito en México con el TEPJF y la elección judicial

Leo Zuckermann

Excelsior

Las elecciones judiciales de este año fueron fraudulentas. Morena utilizó el aparato del Estado para manipular los resultados finales. Publicaron acordeones que repartieron entre sus huestes con los nombres de los candidatos que había que votar. Ellos fueron los que ganaron.

Finalmente, los árbitros electores, primero el Instituto Nacional Electoral (INE), luego el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), legalizaron este resultado a pesar del fraude cometido. Fue nuestra primera elección venezolana. Fue el primer atisbo de lo que viene en materia electoral en nuestro país.

Nunca me ha gustado la comparación entre México y Venezuela, es decir, la idea de que el régimen lopezobradorista acabará convirtiéndose en lo que actualmente es el régimen bolivariano implementando por Hugo Chávez y Nicolás Maduro. No me gusta porque hay un mar de diferencias entre las dos naciones. Sin embargo, me temo que las similitudes comienzan a ser dignas de tomarse en cuenta en materia electoral.

El año pasado, en Venezuela se llevaron a cabo elecciones presidenciales. De parte del oficialismo se presentó Maduro a la reelección. Del lado opositor, el régimen prohibió la participación de María Corina Machado y tuvieron que lanzar a un candidato poco conocido: Edmundo González.

A pesar de que el chavismo utilizó todo el aparato del Estado para movilizar el voto a favor de Maduro, González ganó. Con la recopilación de 83% de las actas de las casillas electrónicas, que después subieron a un sitio de internet, la oposición demostró que González obtuvo más del doble de votos (67%) que Maduro (30%).

Sin actas ni recuento de datos, el Consejo Nacional Electoral (CNE), controlado por el régimen, presentó otros resultados donde ganaba Maduro con 52% de los votos.

La Sala Electoral del Tribunal Superior de Justicia realizó un peritaje para establecer “la verdad” sobre los comicios. También controlado este órgano por el chavismo, ratificó los resultados fraudulentos del CNE sin presentar pruebas algunas.

Una vergüenza.

Igualito en México con el TEPJF y la elección judicial.

Con una diferencia. Aquí el control del régimen morenista sobre el INE y el TEPJF es sobre una mayoría de consejeros y magistrados, no como en Venezuela, donde el chavismo controla a todos los árbitros electorales. Aquí todavía hay una minoría en el INE y en el TEPJF que vio lo que vimos todos, es decir, el fraude de los acordeones. Votaron a favor de no validar la elección judicial los consejeros del INE Arturo Castillo, Martín Faz, Claudia Zavala, Dania Ravel y Jaime Rivera. Y a favor de anular estos comicios los magistrados Reyes Rodríguez y Janine Otálora en el Tribunal.

Los siete dieron la lucha por evitar que se impusiera un proceso fraudulento en el proceso que realizó Morena para capturar al Poder Judicial de forma grosera.

Del otro lado, están los seis consejeros del INE que controla Morena y que, sistemáticamente, han votado a favor de resoluciones que favorecen a este partido: Jorge Montaño, Norma de la Cruz, Rita Bell López, Uuc-kib Espadas, Carla Humphrey y la presidenta, Guadalupe Taddei. Súmese los tres magistrados del TEPJF Felipe de la Mata, Felipe Fuentes y la presidenta Mónica Soto.

A pesar de que Reyes Rodríguez presentó pruebas sólidas sobre los acordeones, los jueces morenistas rechazaron anular las elecciones fraudulentas con una gran pereza argumentativa.

Sin recato alguno, ya desvergonzados en su alineación con el régimen lopezobradorista, imitando a sus pares venezolanos, salieron con el argumento de que no existía prueba alguna de que los acordeones se hayan utilizado para influir en el voto de los ciudadanos.

Falso. Los candidatos que aparecen en los acordeones son los que ganaron.

Como ha demostrado Javier Aparicio, académico del CIDE, en un estupendo análisis estadístico: “Los patrones de voto observados a nivel casilla sugieren una proporción significativa de votos inducidos o coordinados en favor de ciertas candidaturas. Es tan absurdo esperar que el voto para la Corte hubiera sido completamente aleatorio, como lo es el suponer que los acordeones deberían traducirse en un voto uniforme o una supermayoría de votos en su favor en todas las demarcaciones. Lo que se observa en el resultado electoral del 1 de junio es una ventaja contundente de las candidaturas señaladas en ciertos acordeones, acompañados de la fragmentación y varianza propias de una elección con listas abiertas”.

Lo que viene en la próxima reforma electoral es desaparecer a la minoría en el INE y en el TEPJF, que todavía se atreven a llamar fraude al fraude y, por tanto, proponen la anulación de los comicios. Lo que viene es que todos los árbitros electorales, todos, sean gente del régimen y que validen un fraude sin chistar. Como en Venezuela.

Astillero

El Mayo como espectáculo negociable // Presionar a Sheinbaum y 4T // Notables ausencias acusatorias // Lo preocupante: cesiones discretas

Julio Hernández López

La Jornada

El sistema político mexicano ha sido escandalosamente colocado en el banquillo de los acusados en las cortes mediáticas, judiciales y políticas de Estados Unidos, bajo una acusación sustentada en pretensiones unilaterales: el narcotráfico como gestión punible sólo en la mitad externa (México y otros países), sin asumir la otra mitad, la gringa, su corresponsabilidad interna.

El Mayo Zambada como colaborador negociado por autoridades del trumpismo que se solazan en la suposición de que encarcelando de por vida a un jefe mafioso se termina el negocio multifactorial de los cárteles, que sobrevivirán mientras en Estados Unidos haya un ansioso mercado de consumidores.

Pero Trump, con la falsamente exultante fiscala Bondi y el resto del gabinete halcón, lo que busca es presionar aún más a México, a su gobernante Sheinbaum y al proceso de cambio denominado Cuarta Transformación. Todo es negociable, en la visión depredadora del multimillonario zanahoria: Zambada como moneda de cambio.

Nunca antes una voz tan fuertemente “autorizada” había dicho tanto contra el sistema político mexicano en tan pocas palabras: El Mayo ha colocado su hoja de servicios criminales ante un juez del país vecino y ha confesado su estela corruptora, que durante décadas (medio siglo) habría alcanzado a políticos, mandos militares y policías. Todo ello, en un periodo que habría abarcado administraciones municipales, estatales y federales correspondientes a todos los partidos políticos, los ya desaparecidos, los vigentes (como PAN y PRI) y el actualmente dominante, Morena, pues, según el codirector fundador del cártel de Sinaloa, su ejercicio corruptor se mantuvo hasta el primer mes de 2024.

El posicionamiento judicial podría parecer claro: el abanico de posibilidades está abierto. Pero la fiscalía blande un acuerdo con el grandísimo narcotraficante que podrá ser modulado a gusto del cliente, es decir, de la Casa Blanca, cuyos tentáculos podrán apretar o soltar, endurecer o suavizar, filtrar o reservar, dar nombres o mantenerse en la discreción: “justicia” a conveniencia.

Llaman la atención las ausencias: los malos son los políticos y sus agentes armados, pero no se habla de los empresarios, los jueces, los grandes medios convencionales de comunicación ni, desde luego, de los políticos, mandos militares y policías del propio Estados Unidos. El evidente vals de la corrupción no se baila entre dos, según los gringos.

Lo sucedido ayer en Nueva York fortaleció las esperanzas de intervencionismo que apasionadamente cultivan los opositores al proceso 4T. Sueñan con fervor en operaciones judiciales e incluso incursiones físicas de Estados Unidos para hacerse de políticos guinda, en especial del ex presidente López Obrador. Barajan nombres, elaboran listas, lanzan vaticinios delirantes y luego, ante noticias que no embonan con sus apuestas, reacomodan, relanzan, prometen.

La propia fiscala Bondi agradeció al gobierno de la presidenta Sheinbaum la “colaboración” para que capos notables hayan llegado a manos estadunidenses. Ha de suponerse que se refiere a los que, contra la letra y el espíritu de la Constitución mexicana, fueron “entregados” a las agencias gringas, pero el fraseo de Pamela, “Pam”, podría también sugerir un ánimo colaborativo en el caso de la “extracción” de Zambada, que hasta ahora ninguno de los dos gobiernos involucrados se ha esforzado en aclarar: México hace como que exige respuestas; Estados Unidos hace como que no sabe de qué se habla.

La primera lectura de las andanzas de El Mayo en cortes extranjeras puede sugerir que vienen revelaciones que involucren a políticos relevantes de la 4T (foxismo, calderonismo y peñismo ya no causan interés en la Bolsa de Valores Chantajistas). También es probable que todo quede en un revuelo circunscrito a capos prescindibles, pero lo realmente preocupante sería que en negociaciones discretas o secretas se llegue a hacer cesiones con cargo al interés nacional mexicano.

México SA

El Mayo enciende el ventilador // Implicados en ambos países // Medio siglo y nadie lo tocó

Carlos Fernández-Vega

La Jornada

A punto de encender el ventilador, si es que aún no lo hace, el famosísimo capo Ismael El Mayo Zambada reconoce que a lo largo de su carrera criminal “corrompí a policías, mandos militares y políticos” (quienes no sólo son de nacionalidad mexicana, sino que en el inventario necesariamente deben aparecer unos cuantos gringos, de la DEA, por ejemplo), de tal suerte que más de dos involucrados en este multimillonario enjuague están al borde de un binacional ataque de pánico, el cual, sin duda, también repercute en el estado de ánimo de alguien que habita en Madrid, el mismo a quien ya le encarcelaron a uno de sus socios.

El Mayo llegó a un acuerdo con el Departamento de Justicia (lo bueno es que el gobierno de aquel país asegura que “no negociamos con terroristas”) y se declaró culpable de traficar miles de toneladas de cocaína a Estados Unidos, la misma que fue distribuida y se distribuye sin mayor problema ante los ojos de todo tipo de autoridad gringa, de tal suerte que en el inventario de “colaboradores” coimeados también aparecen “policías, mandos militares y políticos” de Estados Unidos, porque de otra forma no se explica cómo fue posible, y lo sigue siendo, que ese negocio se mantenga boyante (dice el narcolíder que por ello obtuvo “cientos de millones por año” ¿y nadie se dio cuenta?; ¿dónde estaba la DEA, que todo el día jode y jode a terceras naciones?) gracias la permisividad y/ o complicidad gubernamental y el desenfrenado consumo de buena parte de la sociedad estadunidense.

Y no es que El Mayo traficara uno o dos años, sino que, de acuerdo con su declaración, lo hizo durante medio siglo junto con “otros socios” del cártel de Sinaloa, es decir, desde que, por el lado gringo, Richard Nixon declaró la “guerra” contra el narcotráfico, y, por el mexicano, Luis Echeverría despachaba en Los Pinos. Y de ahí para adelante, cuando los narcos mexicanos decidieron dar “el salto” y pasaron de exportadores de mariguana a talco colombiano. Entonces, en ambos lados de la frontera, ¿quiénes protegieron al cártel de Sinaloa? Ya se sabe que García Luna y la pandilla calderonista, pero ¿sólo ellos? ¿Y del otro lado de la frontera? Porque millones de toneladas de cocaína no pueden esconderse en un frasco de perfume.

A lo largo de esos 50 años a Ismael Zambada ninguna autoridad, mexicana o estadunidense, le tocó un pelo. Por el contrario, se movió con toda libertad y siempre se mantuvo varios pasos adelante ante cualquier “contingencia”, dada la enorme telaraña de informantes que compró en ambas naciones, algunos de ellos no mencionados en su citado reconocimiento, como en los casos de los banqueros y uno que otro periodista, siempre dispuestos unos a lavar toneladas de dinero y otros a informar oportunamente sobre los planes y movimientos de las autoridades, de aquí y allá.

En este sentido, ha transcurrido más de un año desde que, como por arte de magia, El Mayo apareció en el aeropuerto Santa Teresa, Nuevo México, frontera con Texas, donde los cherifes ya lo esperaban. Y de ahí a la cárcel. Entonces, ¿realmente el colmilludo capo fue tan descuidado como para caer en el garlito? Todo apunta a que fue un secuestro de los gringos (no sería el primero), pero a lo largo de ese año y pico las autoridades estadunidenses se han negado a informar sobre el operativo y todo apunta a que no lo harán.

De hecho, sobre la “mágica” aparición de Ismael Zambada en territorio gringo, ayer la presidenta Sheinbaum reconoció que el gobierno de Estados Unidos “no ha entregado nueva información, ni a la Fiscalía General de la República ni a la Secretaría de Seguridad, ni a Relaciones Exteriores. Bueno, vamos a esperar el día de hoy”. Y sobre compartir los nombres de quienes resulten involucrados en el ventilador de El Mayo, la mandataria dijo que con Estados Unidos “hay comunicación en muchos temas, pero en particular en éste, no; no tenemos conocimiento”. En el aire, pues, pero el presunto secuestro no ha sido explicado por la Casa Blanca, o tal vez el gobierno mexicano no ha querido hacerlo público.

Además, dijo, el gobierno de México no tiene ninguna inquietud o preocupación por las declaraciones que pueda realizar El Mayo.

Las rebanadas del pastel

Habrá que ver a quiénes implica y denuncia el sinaloense, y si el gobierno estadunidense divulgará nombres y responsabilidades, aunque es predecible que, como en tantas otras ocasiones, simplemente utilizará la información con fines políticos. Lo cierto es que al hoy detenido se le acabó la “suerte”, mientras los traficantes gringos gozan de cabal impunidad. En vía de mientras, hagan sus apuestas.

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