Columnas Escritas
Lo que dicen los columnistas

Arsenal
Confrontación
Francisco Garfias
Excelsior
La tensión entre Estados Unidos y México crece al parejo de las protestas contra las políticas migratorias de Trump. La condena que le hizo Kristi Noem a Claudia Sheinbaum no tiene parangón. La secretaria de Seguridad Interior de EU acusó a la Presidenta de México de “alentar las protestas violentas” que sacuden a la ciudad de Los Ángeles desde que se soltó la cacería de migrantes indocumentados hace cinco días.
Grave Acusación. Poco faltó para que Noem llamara agitadora a Sheinbaum, frente a un complaciente Trump, que muy probablemente la instruyó para que señalara directamente a Claudia de promover la violencia en la ciudad de EU con más mexicanos. Allí residen 1.2 millones de personas de origen mexicano, lo que representa 32% de la población total de esa ciudad, según datos de la Cancillería mexicana.
* El desmentido de Sheinbaum llegó casi de inmediato, vía X. La Presidenta escribió: “Hace unos momentos, ante la pregunta de un medio. La secretaria de Seguridad Interior de Estados Unidos, equivocadamente mencionó que alenté protestas violentas en Los Ángeles. Le informo que es absolutamente falso”.
Para respaldar sus palabras dejó en la red un video de la mañanera del lunes en la que dice: “No estamos de acuerdo con las acciones violentas como forma de protesta. La quema de patrullas parece más un acto de provocación que de resistencia. Debe quedar claro. Condenamos la violencia venga de donde venga. Llamamos a comunidad mexicana a actuar de manera pacífica y no caer en provocaciones”.
Lo que sí hizo Sheinbaum, días antes, fue llamar a los mexicanos radicados en EU a protestar contra las deportaciones de ilegales y el gravamen a las remesas. “Hicimos un llamado para que nuestros paisanos que están allá, muchos de ellos ya tienen la doble nacionalidad, sigan ayudando a sus familias, para que les enviaran cartas, correos electrónicos a los senadores y les digan que no estamos de acuerdo con eso y vamos a seguir informando, porque de ser necesario nos vamos a movilizar…”. La Presidenta de México ya avisó que sí asistirá a la Cumbre del G7, a celebrarse el próximo domingo en la localidad canadiense de Kananaskis. Uno de los propósitos de Sheinbaum es reunirse allí con Trump.
* Esta secuencia de acusaciones y desmentidos son termómetro del pésimo momento por el que atraviesan las relaciones entre México y EU. Trump es uno de los presidentes que peor ha tratado a México, superado por James K. Polk, que en abril de 1846 le declaró la guerra a nuestro país (Enrique Krauze, El pueblo soy yo, Editorial Debate, página 224).
* Trump desplegó 700 marinos y autorizó la llegada a Los Ángeles de otros 2 mil guardias nacionales, luego de los disturbios el fin de semana, que incluyeron quema de vehículos, bloqueo de autopistas y enfrentamientos con la GN. A pesar de la oposición de Gavin Newsom, gobernador de California, y de la alcaldesa de Los Ángeles, Karen Bass, convencidos de que la presencia de militares en las calles será contraproducente.
Trump calificó al gobernador y a la alcaldesa de “incompetentes” y hasta celebró que el zar de la frontera, Tom Homan, amenazara con arrestar al gobernador “si se excede”. La utilización de las Fuerzas Armadas, sumado a la anulación de la autoridad del gobernador y la alcaldesa, levantan temores de que se abra un capítulo que no se había visto en EU. Por lo pronto ya fue declarado el toque de queda en Los Ángeles.
La cadena CNN le abrió espacio a las reflexiones del senador de Rhode Island, Jack Reed, el demócrata de mayor rango en el Comité de las Fuerzas Armadas: “El presidente está anulando por la fuerza la autoridad del gobernador y el alcalde, y utilizando a las fuerzas armadas como arma política. Esta medida sin precedentes amenaza con convertir una situación tensa en una crisis nacional”.
* La grilla está a todo lo que da en el TEPJF, según fuentes del Poder Judicial. El proceso para elegir a los dos magistrados que le faltan al pleno de ese tribunal resquebrajó alianzas. La troika Mónica Soto, Felipe de la Mata y Felipe Fuentes quedó debilitada. La actual presidenta del Tribunal Electoral no respaldó abiertamente a Claudia Valle, candidata de los Felipes para ocupar la magistratura que le correspondía a una mujer. Tuvo como delfín a la exconsejera del INE, Adriana Favela. Pero llegó Claudia Valle a ocupar la magistratura de la mujer y Gilberto Bátiz el espacio reservado para un hombre.
También se llevaron a cabo elecciones para las salas locales. La fuente subraya que el gobernador de Nuevo León, Samuel García, es el “gran damnificado” de estos comicios, a pesar de que violó el principio de neutralidad. Su homólogo de Coahuila, Manolo Jiménez, logró meter a dos de sus delfines en la Sala Regional de Monterrey. ¿Cómo lo hizo? Se alió con las gobernadoras de Aguascalientes y de Guanajuato para quitarle el control de la sala. Coahuila es el estado que más votó en la elección de juzgadores, con alrededor de 25% de participación. Jalisco fue el que menos, con apenas 7.1%.
La fuente, eso sí, destacó a dos jóvenes magistradas elegidas: Madeleyne Ivette Figueroa Gámez, en la Sala Monterrey, y Nereida Berenice Ávalos Vázquez, en la de Toluca.
Me resta decir que las cinco salas del TEPJF las presidirán mujeres por primera vez en la historia.
Juegos de poder
No hay espacio ni para un error
Imaginemos, por un momento, lo contrario, es decir, que el presidente Trump de Estados Unidos hubiera convocado a manifestaciones en México porque nuestro Congreso estuviera discutiendo cierta política tributaria.
Leo Zuckermann
Excelsior
La presidenta Claudia Sheinbaum cometió el error de llamar a movilizaciones de paisanos mexicanos en Estados Unidos para protestar por la iniciativa del Congreso de establecer un impuesto a las remesas.
Cruzó, así, una línea muy peligrosa al meterse en la política interna del vecino del norte.
Claro que es un error.
Imaginemos, por un momento, lo contrario, es decir, que el presidente Trump de Estados Unidos hubiera convocado a manifestaciones en México porque nuestro Congreso estuviera discutiendo cierta política tributaria. Obvio, esto no le hubiera gustado nada al gobierno mexicano que, correctamente, se hubiera molestado por injerencismo en temas de la agenda nacional.
Hasta ahora, la Presidenta había manejado de manera razonablemente bien a Trump y su gobierno con todas sus amenazas en contra de México. Cometió un error discursivo que reiteró en por lo menos dos ocasiones en días pasados.
El problema es que, con un gobierno avieso como el de Trump, no se puede cometer ni una sola equivocación.
De inmediato la aprovechan a su favor.
En este caso, manipulando la información porque Sheinbaum habló de posibles movilizaciones en contra del impuesto a las remesas. De ahí se agarró la secretaria de Seguridad Interna de Estados Unidos, Kristi Noem, para declarar ayer, en la Oficina Oval, junto al presidente Trump, lo siguiente:
“Sheinbaum alentó más protestas en Los Ángeles y lo condeno. No debería alentar las protestas violentas que están ocurriendo. La gente tiene derecho a protestar de forma pacífica, pero la violencia que hemos visto es inaceptable”.
Nuestra Presidenta nunca alentó protestas violentas.
Nunca.
Pero eso poco importa en el mundo de Trump. La verdad es una cosa relativa que se adapta según le convenga a la Casa Blanca.
El daño ya está hecho, aunque la Presidenta ya le haya respondido a Noem en su cuenta de X: “Hace unos momentos, ante una pregunta de un medio, la secretaria de Seguridad Interior de los Estados Unidos, equivocadamente mencionó que alenté protestas violentas en Los Ángeles. Le informo que es absolutamente falso. Aquí dejo mi declaración del día de ayer donde claramente condeno las manifestaciones violentas. Siempre hemos estado en contra de ello y más ahora desde la alta responsabilidad que represento”.
Contundente. Sin embargo, muchos estadunidenses le creerán a Noem y pensarán que el gobierno mexicano está detrás de los actos vandálicos de las protestas en Los Ángeles.
Actos vandálicos que, por cierto, han sido escasos, pero muy publicitados por el gobierno de Trump y los medios que lo apoyan. En particular, las imágenes donde aparece gente destruyendo patrullas o automóviles a la vez que ondean la bandera mexicana.
Todo esto legitima el discurso de Trump sobre una invasión extranjera que dizque está ocurriendo en su país de criminales que destruyen el tejido social de Estados Unidos.
Y, ahora, la secretaria Noem, uno de los brazos ejecutores de Trump, ha involucrado nada menos que a la Presidenta mexicana como parte de esta invasión, lo cual revela que el gobierno de nuestro país tiene que ser extremadamente cuidadoso en lo que dice y hace porque, insisto, no puede cometer ni un solo error.
De aquí para adelante, espero que Sheinbaum recuerde su dictum de qué hacer con Trump: “Cabeza fría”.
Correctamente respondió ayer con prontitud al falso reclamo de Noem. Resultaría inconveniente que se enganchara más con la exgobernadora de Dakota del Sur, quien es una de las pupilas consentidas de Trump.
En este espacio he repetido que al Presidente de Estados Unidos hay que tratarlo como recomienda el concepto de Alcohólicos Anónimos: “Un día a la vez”. Sheinbaum tuvo un par de deslices metiéndose donde no debería de haberse metido. Ayer le cobraron la factura con creces. Fue un mal día. Tendrá que tragarse el sapo y esperar que mañana las cosas mejoren.
Porque hay muchos temas en la agenda bilateral que siguen sin resolverse: los aranceles violatorios al Tratado de Libre Comercio, la prohibición de la exportación de ganado mexicano por el gusano barrenador, la percepción estadunidense de una colusión del gobierno mexicano con el crimen organizado, las presiones para que México entregue más agua al vecino del norte, la revocación de las visas al alcalde de Matamoros y la gobernadora de Baja California.
Cabeza fría, Presidenta, en la defensa de los intereses nacionales. No hay margen para cometer ni un solo error.
Nudo gordiano
LAX 2025 (Distopía)
La respuesta de Sheinbaum fue contundente: “Es absolutamente falso. Condeno las manifestaciones violentas vengan de donde vengan”.
Yuriria Sierra
Excelsior
En las calles de Los Ángeles, el aire huele a gas lacrimógeno y resistencia. Desde el 6 de junio, la ciudad que alberga a millones de migrantes latinos vive una crisis humanitaria y política sin precedentes: redadas del ICE, enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas federales, y un despliegue de 4,000 soldados de la Guardia Nacional ordenado por Donald Trump. Las protestas, inicialmente pacíficas, se tornaron en un campo de batalla tras el uso de granadas aturdidoras y balas de goma contra civiles, incluyendo periodistas y líderes sindicales, como David Huerta, liberado tras pagar una fianza de 50,000 dólares. Mientras tanto, en Chicago, 150 personas marcharon por el barrio de Pilsen con consignas de solidaridad, replicando el grito continental: “Ningún ser humano es ilegal”.
En medio de este clima, Kristi Noem, secretaria de Seguridad Nacional de Estados Unidos, lanzó una bomba mediática al acusar a la presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, de “alentar protestas violentas” en Los Ángeles. La acusación se basó en declaraciones de Sheinbaum en mayo, donde mencionó la posibilidad de “movilizarse” contra un impuesto a las remesas, aunque siempre condenó la violencia. La respuesta de Sheinbaum fue contundente: “Es absolutamente falso. Condeno las manifestaciones violentas vengan de donde vengan”. Trump solamente busca enemigos externos para justificar su retórica de “ley y orden”, mientras Sheinbaum defiende a migrantes que aportan 60,000 millones de dólares anuales a la economía estadunidense.
Este sábado 14 de junio no es un día cualquiera. Coinciden tres eventos explosivos: el desfile militar por los 250 años del ejército estadunidense en Washington, con aviones de guerra y tanques, que Trump aprovechará para celebrar su cumpleaños 79; nuevas protestas convocadas en 50 estados contra las redadas y el autoritarismo, con el fantasma de choques entre manifestantes y tropas; y la amenaza explícita de Trump: “Si hay protestas, se enfrentarán a una fuerza muy grande”. El presidente ha sugerido invocar la Ley de Insurrección —no usada desde 1992— para desplegar el Ejército, una medida que California ya demanda como inconstitucional.
El escenario que se vislumbra tiene ecos de pesadillas históricas. Los Ángeles, en 1992, vivió revueltas por la golpiza a Rodney King, con 63 muertos y la Guardia Nacional en las calles. Hoy, la ciudad repite el guion, pero con un presidente que estigmatiza a los migrantes como “invasores extranjeros” y quema banderas mexicanas como símbolo de traición. El asalto al Capitolio en 2021 por seguidores de Trump encuentra un paralelo en la advertencia de “insurrección” para justificar una represión militarizada. Analistas comparan la retórica de Trump con la de líderes autoritarios que usan enemigos externos para consolidar su poder. Su llamado a “alquitranar y emplumar” al gobernador Newsom evoca prácticas medievales de humillación pública.
Trump no esconde su manual: criminalizar la protesta, militarizar la respuesta y polarizar el relato. Mientras él desfila con tanques, miles arriesgan su vida por un país que los ve como amenaza. La pregunta no es si habrá más violencia, sino cuánto daño soportará la democracia estadunidense antes de que el mundo recuerde: las distopías no surgen de golpe. Se construyen con redadas, discursos de odio y soldados en las calles. El sábado podría ser otro capítulo de ese manual. O el día en que la gente decida cerrarlo.
Astillero
Trumposo busca entrampar a Sheinbaum // Retorcimiento insidioso // Defensa, Alicia y cateos // En áreas rurales seguirán
Julio Hernández López
La Jornada
Donald Trump tiró la piedra y escondió la mano. En un montaje escénico evidente, eludió fijar posición crítica respecto a la presidenta de México, pero permitió, sin interrumpir, contradecir o matizar, que una de sus subordinados, Kristi Noem, secretaria de Seguridad Interior del gabinete trumposo, expresara una condena a la doctora Claudia Sheinbaum, según eso por alentar protestas violentas en Estados Unidos contra las redadas de migrantes.
Con esa declaración colateral de Noem se pretende entrampar (entrumpar, en la neohabla necesaria) a la presidenta de México, retorciendo con absoluta insidia sus anteriores declaraciones acerca de movilizaciones en el plano nacional, no en el extranjero.
Recuérdese que en el municipio potosino de Villa Hidalgo, el pasado 24 de mayo, la presidenta Claudia Sheinbaum dijo al micrófono: hicimos un llamado para que nuestros paisanos que están allá (…) le enviaran cartas, correos electrónicos, en sus redes sociales, a los senadores para que les digan que no estamos de acuerdo con eso. Y vamos a seguir informando porque, de ser necesario, nos vamos a movilizar, porque no queremos que haya impuestos a las remesas de nuestros paisanos de Estados Unidos a México.
Y vaya que temas sobran para esa movilización nacional: las remesas y los aranceles, por citar los inmediatos. Ya en junio de 2019 el entonces presidente López Obrador había convocado a un acto de unidad de defensa de la dignidad de México y en favor de la amistad con el pueblo de Estados Unidos, a realizarse a un lado de la frontera, en Tijuana, Baja California, ante la presión de aquel Trump, en su primer periodo presidencial, contra las caravanas de migrantes y en busca de imponer aranceles.
Ahora, el trumposo Donald pretende etiquetar negativamente a la presidenta de México para avanzar con fluidez en su agenda intervencionista. Ha ido colocando sus piezas bélicas con desparpajo, provocación tras provocación, mientras Sheinbaum elude fríamente la confrontación cantada. La presidenta explicó ayer de inmediato que la percepción de la secretaria Noem es equivocada, mientras segmentos de derecha y ultraderecha proclaman en redes que la mexicana es una política violenta y peligrosa, más que Nicolás Maduro o Vladimir Putin.
Hay, además, una quintacolumna evi-dente. Voces (mediáticas y partidistas) que desde México amplifican el discurso de los halcones y suspiran por una acción directa de Washington contra el proceso denominado Cuarta Transformación. Que el tramposo trumpismo les devuelva lo que en justa lid electoral no han podido recuperar, es su anhelante bandera.
El secretario de la Defensa Nacional, general Ricardo Trevilla, aventuró dos frases presuntamente explicativas de lo que sucedió días atrás en el Foro Alicia: Defensa, Guardia Nacional y policía capitalina habían acordado realizar algunos recorridos, patrullajes, y entonces, llegan ahí a este auditorio y, bueno, ingresa la policía. Ah, pues sí. Además: por la parte militar; bueno, nosotros procedimos con nuestros procedimientos.
Trevilla anunció que el personal militar del Ejército ya no va a participar en este tipo de actividades: para eso está la Guardia Nacional (…) eso es lo que va a hacer: patrullajes. Cuando haya necesidad de actuar en algún tipo de cateo, desalojos, etcétera, únicamente será con autorización o por disposición de la autoridad judicial correspondiente. Eso es lo que va a hacer. Eso es lo que siempre se debió hacer: sólo actuar a partir de autorización judicial.
Peor es el virtual reconocimiento de que se frenaran las acciones militares en zonas urbanas (¿dado que hay más resonancia en caso de abusos?), ya que también el Ejército en su momento, bueno, en áreas serranas, en áreas rurales, ahí sí podrá participar, pero siempre en absoluta coordinación con las autoridades civiles (¿cuál es la base legal para esa distinción? ¿hay dos Méxicos a la hora de acciones de esta índole?).
México SA
Reconocimiento a paisanos // Aportan al PIB estadunidense// Trump, hablar con una piedra
Carlos Fernández-Vega
La Jornada
Parece sueño guajiro (que lo han tenido prácticamente todos los mandatarios mexicanos, así sea de dientes para fuera, como Vicente Fox y su enchilada completa, que resultó un rotundo fracaso; eso sí, presumía la exportación de excelentes jardineros), pero la presidenta Claudia Sheinbaum no quita el dedo del renglón, especialmente a partir de la brutal represión de los paisanos en Los Ángeles: en la agenda con el gobierno están temas como seguridad, soberanía, comercio, etcétera, pero es urgente concretar un tratado migratorio bilateral amplio, consensuado, de largo alcance y respetuoso de los derechos humanos.
Obvio es que a Donald Trump y su pandilla de rufianes (como la secretaria de Seguridad Interior, Kristi Noem, descendiente de inmigrantes, como el propio salvaje de la Casa Blanca) tal exhorto le importa un bledo, porque él todo lo resuelve a garrotazos. Sin embargo, no puede seguir con la tradición gringa: intentar tapar la realidad con el creciente envío de tropas ( marines incluidos) para reprimir a los inmigrantes y enviarlos a los centros de detención para finalmente deportarlos. Lo único que ha logrado es que la protesta se intensifique y se expanda más allá de Los Ángeles.
Si de salvajes se trata, Kristi Noem grita ¡presente! Ayer, se aventó la puntada de acusar a la presidenta Sheinbaum de alentar las protestas en Los Angeles, cuando en los hechos la mandataria no ha hecho más que reiterar su llamado a la no violencia. Entonces, lo que aquella dice es completamente falso.
De hecho, ayer Sheinbaum reiteró: Nuestra posición siempre ha sido de defensa de los mexicanos que viven en Estados Unidos y al mismo tiempo el llamado a que no es con redadas, no es con violencia, sino atendiendo a una reforma migratoria integral que reconozca el papel de los migrantes en Estados Unidos, sobre todo aquellos que llevan ya muchos años trabajando allá. Y al mismo tiempo, el llamado a no generar acciones violentas, y apoyarnos, como siempre lo hacemos, entre las y los mexicanos, entre las familias, y que sean acciones pacíficas, no violentas.
Estados Unidos es un país de inmigrantes, construido con la indiscutible aportación de seres humanos provenientes de todos los rincones del planeta. De hecho, los llamados padres fundadores (hacendados y esclavistas, de Jefferson a Washington) descendieron de ingleses y escoceses y se dedicaron, entre otras cosas, a lograr la independencia. Pero el gobierno gringo es de memoria muy corta y aplica una política selectiva en materia migratoria.
La presidenta Sheinbaum insiste en que el gobierno estadunidense debe considerar a la comunidad mexicana y su creciente aporte y peso específico en la economía de aquel país. Tiene que ser parte de la agenda; deben ser reconocidos y apoyados, subraya, pero lo cierto es que intentar un diálogo constructivo con Trump es como hablar con una piedra.
Por lo anterior, vale recordar la información que recientemente divulgó la organización Latino Donor Collaborative: el origen de una gran parte del producto interno bruto estadunidense viene de los latinos, específicamente de los mexicanos; 51 por ciento de la mano de obra en granjas lecheras de Estados Unidos es inmigrante; 46 por ciento de las empresas de la lista Fortune 500 fueron fundadas por inmigrantes o sus hijos; 45 por ciento de la mano de obra en el procesamiento de carne es de inmigrantes, al igual que 29 por ciento de la mano de obra en la construcción, 20 por ciento en manufactura y agricultura y 15 por ciento en educación y salud. Es que la fuerza de trabajo de los latinos, y de los mexicanos específicamente, no es nada más el estereotipo y el mito: está en todos los aspectos y las áreas de Estados Unidos.
El año pasado, documentó, los mexicanos nacidos en Estados Unidos contribuyeron al PIB de la nación vecina con 781 mil millones de dólares. Si el total de mexicoestadunidenses constituyera un país independiente, sería el décimo más grande del mundo. Hoy, los latinos son entre la cuarta y la quinta economía más grande del planeta, y solamente los mexicanos la décima.
Las rebanadas del pastel
El cártel de la toga ya se va, pero no deja de hacer negocios sucios: el ministro Alfredo Gutiérrez Mena, director calderonista del SAT, se aferra a otro enjuague para beneficiar fiscalmente a empresa privadas. La Secretaría de Hacienda busca que no participe en la resolución de un amparo que permitiría el pago de intereses sobre la devolución de impuestos. Permitir que intervenga sentaría un precedente terrible, dice la presidenta Sheinbaum… Y en Argentina, el lawfare a todo lo que da.
El delirio y el modelo
Luis Linares Zapata
La Jornada
El casi final de la reforma judicial desata, entre la opinocracia conservadora mexicana un estado delirante, poblado de ataques al poder establecido. Los supuestos destrozos que dicha reforma provoca como consecuencia inevitable son mayores, de crucial envergadura ideológica. Se ha instalado en tal prédica un formato autoritario que topará la ruta de todo desarrollo nacional. La derecha crítica, blandiendo endebles recetarios con acusaciones terminales a un lado, se enfunda en repetitiva campaña contra el actual gobierno, su partido y, ¿por qué no?, sus millones de apoyadores. La ruptura democrática, consecuencia de la subyugación de jueces, magistrados o ministros al Ejecutivo federal, aparece galopante ante la audiencia ciudadana. Los demonios de la destrucción se enfilan contra la transparencia para sumir, a la República, en la plena oscuridad. O concita al reino de la impunidad, para negar derechos básicos duramente obtenidos.
No bien adoptada la ruta de la prosperidad, el pueblo medio eligió a irresponsables destructores de instituciones. Un terrible bloqueo de avances se ha cernido sobre el entramado de la anterior carrera judicial. Ahora se imposibilitará el abandono de numerosas y conocidas trampas legales. Se bloqueará el finiquito de arraigados vicios colectivos y la continuidad de la violencia. Demasiados males acarreados por esta fatídica reforma como conclusión estentórea dictada por la oposición. No habrá, como complemento obligado, salida alguna para el estancamiento económico en curso. Como bien puede deducirse, el panorama es desolador para los que se empeñan en levantar un segundo piso transformador. Este ha sido, a los escrutadores y puntillosos ojos de la crítica establecida, no sólo el diagnóstico, sino la condena cierta y valedera. Una postura obligada, valiente, ante el tonto drama nacional ocasionado. Tal como se ha venido, reiterada y neciamente, haciendo con las sucesivas innovaciones y cambios de la 4T.
¿De dónde sale tal enjundia y clarividencia de la pléyade de soberbios críticos? Todo un modelo de acumulación desaforada, ensamblado a trompicones y costos humanos desorbitados, descubre su presencia malsana. Son las recetas, extraídas de libros y pláticas, que se fueron decidiendo contra la justicia en el transcurso de largas décadas pasadas. Una y otra vez, se recurre, con premura, seguridad y displicente sapiencia, a dictarlas nuevamente. El permanente descenso de las las rentas de los trabajadores en el ingreso nacional (llegó a 27 por ciento del total) no causó, según cuentos interesados, ningún trastorno en la vida individual y colectiva. La desproporción con la que el capital se apropiaba del ingreso (73 por ciento) les parecía normal, necesaria, hasta conveniente.
Tal riqueza irradiaría todo lo demás. Pero, ¡oh maldición!, la fábrica de pobres y miseria no paraba su producción cotidiana. El doble salario mínimo aseguraba el hambre, aunque eso fuera lo que vendían como atractivo gancho. Los quiebres se sucedían en fila interminable hasta llegar a lo intolerable. Sólo la rebelión en las urnas pudo detener tal sangría. Pero eso, para los críticos y la derecha, sólo fue un episodio tonto. Hay que retomar, nuevamente, el sendero adecuado y no gobernar para el pueblo, tal como ahora se hace. Estas sabias e ilustradas personas que habitan a sus anchas en los medios de comunicación ponen, orondos, sus huevos informados. Sólo ellos esos pueden citar nombres de ilustres teóricos neoliberales y laureados profesores de Chicago o Londres en cada uno de sus artículos. Hay, según estas historias del horror ya vivido por millones de mexicanos, que dejar de adoptar cambios populistas que deshacen logros. Poco o nada importa si tales cambios han implicado sacar de la pobreza a 11 millones de seres humanos. Tampoco cuenta el caminar, constante y consistentemente, hacia el control de la violencia. Siendo ésta, bien se sabe ahora, un subproducto de la injusticia, instaurada en esa época pasada en la que estos opositores de hoy brillaron como inapelables conductores designados.
Para la negación cotidiana, la sabiduría estriba en adoptar nuevas reformas de segunda y tercera generación. Sugerentes fórmulas apenas salidas –pero ya usadas– en territorios del gran desarrollo. Y para llevarnos por esa inmejorable ruta, hay urgencia de atender a los teóricos, aunque experimentados críticos del santo sanctórum de los medios de comunicación. Aprender, dicen, la dura lección que viene experimentando China. Una nación bajo tiránica férula que no abre su sociedad ni la conduce un mando democrático sin rendición de cuentas. Así concluyen estos desinteresados conservadores: tal como ahora se camina, en México, clausurando aperturas y abrazando dictaduras. Mientras más concentre Claudia Sheinbaum el poder, menos atractivo hará su gobierno. Al escamotear el crecimiento económico, perderá simpatía popular. Tal como, en efecto, sucede.
