Columnas Escritas
Lo que dicen los columnistas
México, una sociedad enferma
Quizá uno de los casos más dolorosos sea el de los niños con cáncer, que de acuerdo con datos oficiales se estima que existen anualmente entre 5 mil y 6 mil casos nuevos de cáncer en menores de 18 años.
Proceso
Uno de los déficit más graves que tienen los gobiernos de la cuarta transformación ha sido la falta de atención médica a una población que cada vez requiere de mayores cuidados por las enfermedades crónicas que han aumentado y aquellas virales que han generado miles de muertes.
El fracaso de los proyectos como fue pedir ayuda a la ONU en la adquisición de medicinas e instrumentos de salud, la ineficacia de Birmex para desarrollar la vacuna contra el covid, la corrupción en la asignación de contratos de las farmacéuticas, el fiasco de la megafarmacia y la reducción de presupuesto tienen en jaque al sistema de salud con la concomitante desatención a la gente.
Desde finales del año pasado el sistema de salud pública colapsó. A los pacientes les avisaron que hasta que hubiera “material” los podrían atender. Así que quienes padecen graves problemas del corazón, diabetes, cáncer, tumores e hígado, que son las principales enfermedades en el país, fueron puestos en una pausa que resulta ser muy grave porque dichas enfermedades no pueden esperar.
El tiempo de espera se ha dilatado, hasta el mes de junio siguen sin tener el material y la reducción del 34% del presupuesto al sistema de salud pública agravó aún más la situación de la gente más pobre que padece enfermedades como la obesidad, diabetes, cáncer y padecimientos cardiovasculares que van en aumento.
En los últimos años aumentaron los decesos por estas enfermedades, principalmente las del corazón, que el año pasado causaron 100 mil 710 muertes durante el primer semestre de 2024, consolidándose como la principal causa de mortalidad.
Lo mismo ocurre con la diabetes y el cáncer. En el caso de la diabetes mellitus cobró 57 mil 986 vidas, mientras los tumores malignos ocuparon el tercer puesto con 47 mil 439 decesos. Ambas enfermedades, vinculadas a estilos de vida y envejecimiento poblacional, representan 25% del total de muertes registradas. Las enfermedades hepáticas, por su parte, causaron 19 mil 829 muertes.
A pesar de este incremento de enero a junio de 2024 del 3.1% respecto a 2023, con 12 mil 683 casos adicionales, el más alto desde la pandemia, el gasto a la salud disminuyó y la población enferma sigue esperando que se atienda.
Quizá uno de los casos más dolorosos sea el de los niños con cáncer, que de acuerdo con datos oficiales se estima que existen anualmente entre 5 mil y 6 mil casos nuevos de cáncer en menores de 18 años. Entre los que destacan principalmente las leucemias, que representan el 52% del total de los casos; linfomas el 10% y los tumores del sistema nervioso central el 10 por ciento.
Los familiares han protestado en las calles exigiendo al gobierno su atención y pocos han recibido la atención debida.
Por cierto… la población mexicana va envejeciendo, la pirámide poblacional se va invirtiendo poco a poco y los jóvenes de hoy, que son la amplia base económica, será la que necesite de atención médica en las siguientes décadas. De seguir la misma situación, las próximas generaciones sufrirán una tragedia, será una sociedad enferma y sin estructura médica.
Juegos de poder
Sobre la falta de operación política de Sheinbaum
¿Por qué la Presidenta carece de operadores políticos?
Leo Zuckermann
Excelsior
Comentaristas afines y críticos de la 4T coinciden en que al gobierno de Sheinbaum le falta una mayor operación política para evitar y solucionar diversos problemas.
¿Por qué la Presidenta carece de operadores políticos a estas alturas del sexenio?
Todo gobierno requiere de personajes con capacidad de administrar garrotes y zanahorias con el fin de asegurar el orden y la gobernabilidad en el país.
Los hay finos y perversos. Se encargan de realizar el duro trabajo de mantener la paz social. Sus interlocutores saben que hablan en nombre del presidente cuando presentan órdenes, sugerencias y/o propuestas.
Ha habido presidentes con muchos operadores políticos, otros con menos, pero todos han tenido.
Carlos Salinas contó con su jefe de Oficina, José Córdoba. También tenía a tres viejos cuadros con el colmillo retorcido: Fernando Gutiérrez Barrios, Arsenio Farell y Carlos Hank. Despuntaban ya dos jóvenes en estas lides: Patricio Chirinos y Manuel Camacho.
Ernesto Zedillo, un tecnócrata que detestaba la política, tuvo menos operadores. A lo largo de todo su sexenio le entregó esta tarea a su secretario particular Liébano Sáenz. Al final también apareció Diódoro Carrasco como secretario de Gobernación.
Vicente Fox le encargaba muchos asuntos a su esposa, Martha Sahagún, quien usaba al secretario particular Alfonso Durazo. Sin embargo, el hombre de todas las confianzas del Presidente siempre fue Ramón Muñoz, encargado de la Oficina de la Presidencia para la Innovación Gubernamental.
Felipe Calderón confió ciegamente en su jefe de Oficina y luego secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño. Cuando éste falleció lo sustituyeron varios personajes: Fernando Gómez-Mont, Francisco Blake, Gerardo Ruiz y Patricia Flores.
Enrique Peña tuvo dos operadores indiscutibles desde el comienzo hasta el final: Miguel Ángel Osorio y Luis Videgaray. Para algunos asuntos, también utilizó a Aurelio Nuño y Humberto Castillejos.
Genio y figura, López Obrador no era de compartir el poder con nadie. Sin embargo, sí recurrió a un par de operadores. La primera mitad de su sexenio fue a Julio Scherer, la segunda a Adán Augusto López.
Hasta un presidente tan dominante como AMLO o tan tecnócrata como Zedillo requirieron de este tipo de personajes.
¿Por qué no los tiene Sheinbaum?
Creo que la razón principal es porque nunca los ha necesitado en su carrera política.
Su gran operador siempre fue López Obrador. Es el que le arregló los asuntos políticos más rudos.
Por ejemplo, cuando en 2021 colapsó un tramo de la Línea 12 del Metro de la Ciudad de México, provocando la muerte de 26 personas, el entonces presidente se hizo cargo del asunto, tanto mediática como políticamente. AMLO protegió a la jefa de Gobierno de la capital, quien salió prácticamente indemne por este caso.
La falta de operación de Claudia como jefa de Gobierno la llevó a tener malos resultados en las elecciones intermedias de 2021. AMLO tuvo que entrar de nuevo al quite solicitándole a Claudia que sustituyera a su secretario de Gobierno para colocar a Martí Batres, un cuadro cercano a Palacio Nacional.
Ni qué decir de la sucesión presidencial. Desde Palacio Nacional se operó el destape de Claudia como candidata de Morena, la operación cicatriz con los perdedores y la subsiguiente campaña. AMLO se encargó, por ejemplo, de formarle una mala fama a la candidata opositora, Xóchitl Gálvez, desde el púlpito presidencial.
Hasta que tomó posesión como Presidenta, el operador político de Claudia siempre fue AMLO. El problema es que el expresidente se retiró y la dejó, como debe ser, a cargo del changarro.
Sheinbaum, sin embargo, no ha encontrado con quién sustituir a AMLO.
Como Zedillo, ella es una tecnócrata que le disgusta la política. El priista, sin embargo, dejaba que Sáenz operara esos asuntos. La morenista, en cambio, no ha hallado quién le administre los sótanos del poder.
Su gran hombre de confianza, Omar García Harfuch, está concentrado en solucionar el problema de la inseguridad.
Su secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez, es una funcionaria impuesta por AMLO que se ha destacado por ser una figura más decorativa. Mario Delgado, como dirigente nacional de Morena en la campaña, le resolvió enredos políticos a la candidata presidencial. Ha quedado relegado, sin embargo, a una secretaría donde ni siquiera ha podido resolver el conflicto con los maestros aliados de la 4T.
Del jefe de la Oficina presidencial, Lázaro Cárdenas, no se sabe nada. La consejera jurídica, Ernestina Godoy, supuestamente cercana a la Presidenta, tampoco se ha distinguido como operadora de Sheinbaum.
Hasta ahora, la percepción es que la Presidenta está sola. Si quiere comenzar a resolver varios problemas, debe encontrar a alguien con capacidad de administrar los sótanos del poder. De que los hay, los hay.
El búmeran
Cecilia Soto
Excelsior
Debemos agradecer a los gobiernos de Morena haber impulsado que los programas sociales estén en la Constitución. Y celebrar la importante corrección de los senadores del PAN en la LXVI Legislatura al haber aprobado la reforma. No es que los programas sean una maravilla; por el contrario. Los programas, tal y como están implementados, son muy defectuosos: regresivos en cuanto a que dedican porcentualmente menos recursos a los más pobres, proporcionalmente más recursos a los más ricos y a la clase media. También son regresivos en términos demográficos. Las generaciones del futuro reciben menos recursos que quienes ya vamos de salida. Hay que entender la razón de esto último: los niños y niñas no votan.
Pero, defectos aparte, la inclusión de los programas en la Constitución, el reparto puntual desde hace casi siete años y la alta visibilidad que les han dado los gobiernos morenistas han acelerado un pequeño milagro: más y más ciudadanos y ciudadanas los consideran no una dádiva, sino un derecho. Y eso son: expresión del derecho a la vida digna. El milagro no empezó con la llegada de Morena al gobierno. Inició en 2011 con la reforma al artículo 1 constitucional que considera a la persona con derechos intrínsecos, reconocidos y garantizados por la Constitución, pero no otorgados por ésta, como se entendía antes de la reforma. También contribuyeron a este milagro emancipatorio los programas sociales iniciados con Zedillo y prolongados hasta 2018; estos transferían dinero en efectivo condicionado a asistir a la clínica de salud y garantizar la asistencia de los niños a la escuela: me importa que estés sano y que tus hijos e hijas aprendan. Un mensaje poderoso.
Pero si recibir un programa social es un derecho resguardado por la Constitución, entonces el chantaje de “la oposición desaparecerá los programas sociales” también desaparece entre un número creciente de personas. Este cambio en el humor del electorado se manifestó claramente en la pobre asistencia a las elecciones del Poder Judicial. De entre los abstencionistas, según el estudio de GEA publicado el mismo 2 de junio, la mitad recibía algún programa social vía un integrante de su familia y, pese a ello, no asistió a las urnas. Los ingresos que proporcionan los programas sociales ya están incorporados al presupuesto familiar, ya no son sorpresa. La magia de éstos es transferible a cualquiera que gane una elección sin importar la afiliación partidaria.
Una vez asimilado este derecho como irrenunciable e imperdible, empiezan a contar más los resultados de gobierno. Cero crecimiento económico, delincuencia apropiada de un tercio del territorio, precios galopantes en bienes de primera necesidad, corrupción y nepotismo en los círculos más cercanos a López Obrador y a los gobernadores de Morena, en pocas palabras, gobiernos corruptos e ineficientes. Por ello los electores de Veracruz y Durango castigaron a Morena no sólo en las elecciones municipales donde perdieron más de un millón de votos, sino en las elecciones judiciales… a pesar de los programas sociales. Durango y Veracruz estuvieron entre los cinco estados con mayor proporción de votos anulados: 36.1% y 35.7%, respectivamente. Como dice la canción de Lesley Gore: You don’t own me (no eres mi dueño).
De los aproximadamente 12 millones de ciudadanos que fueron a votar, entre 6 y 7 millones lo hicieron por los candidatos del gobierno. Nunca tan pocos electores votaron por un cambio tan trascendente para la vida de millones de mexicanos y mexicanas. La elección es ilegítima no sólo por el raquítico número de votos que concitó: fueron más los ciudadanos que anularon su voto o se negaron a votar por los candidatos preseleccionados por el expresidente y la Presidenta, sino también porque utilizaron recursos que perjudicaron ilegalmente otras candidaturas. La impresión y distribución de millones de acordeones, con el uso de recursos públicos, ya sea para su producción o para hacerlos llegar a los posibles votantes constituye un delito electoral, diga la que diga la presidenta del INE, Guadalupe Taddei. No sólo por el desvío de recursos que esto representa sino porque sitúa en desventaja a las otras candidaturas. Las y los candidatos cuyos nombres ignoró Morena fueron víctimas de la inducción del voto a favor de los candidatos oficialistas. Como víctimas directas tienen interés jurídico en que se investigue este delito y, en su caso, pedir la anulación. El resto de los ciudadanos, como víctimas indirectas, tenemos interés legítimo en que no se nos imponga un Poder Judicial integrado en forma fraudulenta —ganaron todos los nombres en los acordeones gobiernistas— y ridículamente minoritaria. Buscaremos la anulación.
Morena insistió en poner en la Constitución los programas sociales: lanzó el búmeran con gran éxito en las elecciones pasadas. Pero éste viene de regreso acompañado de un gesto emancipatorio inesperado: no voy a tu elección, dijeron 9 de cada 10 posibles electores. A conquistarlos.
Astillero
Trump, provocador desesperado // Migrantes en LA se levantan // Marco Rubio, contra Petro // La flotilla a Gaza, detenida
Julio Hernández López
La Jornada
Entrampado en su telaraña de insostenibles aranceles, a la baja en su popularidad que creía blindada, confrontado de manera escandalosa con el tecnólogo supermillonario que le resultó respondón, caricaturesco responsable de una creciente incertidumbre entre su erosionada base electoral, Donald Trump, y/o los poderes de halconería que lo acompañan han desatado acciones de violencia (contra los migrantes, sobre todo en Los Ángeles, California) y han hecho comentarios y expresiones ante situaciones críticas internacionales (contra Petro, en Colombia, por ejemplo), en un ajetreo de intereses que zarandea el aparato institucional de Estados Unidos y pone en peligro varios puntos del orbe.
A la hora de cerrar esta columna crecían las protestas violentas en Los Ángeles, California, considerada la segunda ciudad con más mexicanos, contra las redadas de migrantes (no sólo con situación documental irregular). Trump, que había anunciado durante su campaña presidencial, y luego ya en su segunda estancia en la Casa Blanca, que haría redadas de magnitud histórica, incrementó el acoso a los migrantes justamente en el contexto referido en el anterior párrafo de este texto, al grado de generar una fuerte reacción que anoche llevó a voces desesperadas del trumpismo a pedir la entrada en acción de los marines contra la rebeldía desplegada mayoritariamente por mexicanos.
Trump había anunciado el envío de dos mil elementos de la Guardia Nacional, a pesar de que el gobernador de California, Gavin Newsom, y la alcaldesa de Los Ángeles, Karen Bass, consideraron tal medida como una provocación que generaría más cólera social. El belicoso presidente de Estados Unidos denegó las peticiones de cancelar el envío de fuerzas federales y el zar de la frontera, Tom Homan, advirtió que el gobernador y la alcaldesa podrían enfrentar arrestos si se exceden.
Las políticas antimigratorias de Trump han llegado a un punto de conflicto extremo en Los Ángeles por el número de mexicanos que ahí residen, por el persistente recuerdo de los mexicanos de que esas tierras fueron robadas por Estados Unidos y porque la respuesta tiránica de Trump y sus halcones contra los migrantes pretende ignorar y mal pagar la contribución de millones de mexicanos, a través de muy largo tiempo, para proveer de servicios y mano de obra a la economía estadunidense.
La presidenta Sheinbaum ha subido el tono en defensa de esos mexicanos en Estados Unidos. Pero es probable, sobre todo a partir del grado de violencia que el trumpismo desate sobre los rebeldes de Los Ángeles, que, a diferencia de lo sucedido en temas arancelarios y de crimen organizado, ahora no sea suficiente ceder, eludir o solo hacer declaraciones.
En Colombia, en tanto, el secretario de Estado, Marco Rubio, no esperó a que hubiera ciertas diligencias forenses mínimas para expresar su sentencia verbal contra el presidente Gustavo Petro a causa del atentado contra Miguel Uribe Turbay, senador y candidato presidencial de derecha, a quien un tirador de corta edad, un niño, colocó en una situación de extrema gravedad. Rubio se precipitó, poniendo de manifiesto una urgencia política, al asegurar que el atentado fue resultado de la violenta retórica izquierdista que proviene de los niveles más altos del gobierno colombiano. Los halcones quieren tumbar a Petro, o cuando menos impedir la continuidad de la izquierda en el poder.
En Argentina, mientras tanto, el peón de Washington, Javier Milei, dictó personalmente las directrices, junto con la jefa policiaca federal, para detener a uno de sus principales opositores, Juan Grabois (luego liberado). Y la Flotilla para la Libertad de Gaza, que navegaba con la intención de llegar a esta franja, fue impedida de continuar por representantes de Israel que abordaron la embarcación y habrían secuestrado a los activistas.
Y, mientras Andy ha cometido el error, estigmatizante, bumerán hasta en un salón escolar, de pretender que no le llamen Andy.
México SA
Fuck Trump, ICE y los demás // Paisanos responden a la agresión // Sheinbaum: no a redadas y violencia
Carlos Fernández-Vega
La Jornada
Puntual ha sido el veredicto de la comunidad mexicana en Los Angeles a la violenta pretensión del inquilino de la Casa Blanca de acabar con ella: fuck ICE (Servicio de Control de Inmigración y Aduanas de Estados Unidos), y de pasadita fuck Trump, y lo mismo para la Guardia Nacional (y su ilegal despliegue) y todo aquel que intente violentarla. Y esa ha sido la respuesta histórica de nuestros paisanos desde que los gringos robaron más de la mitad de nuestro territorio, del que formaban parte Los Angeles (ciudad agredida por el empresario-presidente) y, desde luego, California toda.
Así es: Estados Unidos no sólo robó alrededor de 2 millones de kilómetros cuadrados de territorio mexicano, sino que, en su pretensión de limpiar étnicamente al país, a lo largo de los años (desde hace 177) y de la forma más salvaje insiste en expulsar a nuestros paisanos (originarios, sus descendientes nacidos allá en segunda, tercera y demás generaciones, y a los inmigrantes indocumentados), evadiendo toda posibilidad de concretar un amplio acuerdo migratorio. Qué raro: las redadas nunca incluyen a otras comunidades de origen foráneo, especialmente europeo (Trump es descendiente de inmigrantes alemanes y escoceses).
El delincuente Donald maneja Estados Unidos como si fuera el dueño de una empresa a la que cree suya, y va y viene a capricho, según amanezca, siendo feliz si violenta a terceros; se mete donde nadie lo requiere y agrede a todo lo que se le ocurra. Es un persecutor enfermo y entre sus gustos está atentar en contra de la población de origen mexicano en particular y latinoamericano en general, lo que parece provocarle placer. Entonces debería estar en un siquiátrico o en la cárcel –por ser un delincuente condenado– y no en la Casa Blanca.
Como buen filofascista que es, Trump atribuye toda protesta a la izquierda radical, a los instigadores y alborotadores pagados. No es el único, desde luego: su secretario de la Defensa, Pete Hegseth (descendiente de inmigrantes noruegos y otrora lector de noticias en el canal Fox News de la televisión gringa) amenazó con enviar a los marines si la violencia continúa (en Los Angeles y en las zonas cercanas en las que la protesta crece) y la Guardia Nacional no da el ancho (2 mil elementos contra no menos de un millón de paisanos sólo en Los Angeles ). Qué decir de otra bestia: Kristi Noem (también descendiente de inmigrantes noruegos), secretaria de Seguridad Nacional a quien la boca no le para si se trata de agredir a la comunidad mexicana en Estados Unidos (no menos de 40 millones de personas en todo el territorio, de las que sólo 4 millones son indocumentadas; por cierto, en las elecciones presidenciales de 2024 parte de ella votó por el esperpéntico Donald).
¿Qué quiere el empresario disfrazado de presidente? ¿Aplausos? ¿Reconocimiento por la brutal represión y el ilegal uso de la Guardia Nacional y, eventualmente, de los marines? ¿Ovación por poner patas para arriba la de por sí precaria estabilidad? O, simplemente, el escandaloso operativo en contra de la comunidad mexicana, en particular, es una cortina de humo para tapar la caída de Trump en la aprobación de los estadunidenses: tras 100 días en la Casa Blanca apenas llega a 22 por ciento, la menor en las últimas siete décadas (de acuerdo con la cadena CNN).
Ante esa muestra de odio, violencia y crueldad, la presidenta Sheinbaum advirtió: no estamos de acuerdo con esta forma de atender el fenómeno migratorio; no es con redadas ni con violencia. Es sentándose, trabajando en una reforma integral, migratoria, que tome en cuenta a todos los mexicanos que están del otro lado de la frontera que viven y trabajan en Estados Unidos; son hombres y mujeres de bien, honestos, que se fueron a Estados Unidos a buscar una mejor vida para ellos y para aportar a sus familias; la mayoría ya tienen muchos años trabajando allá; no son criminales. Los Angeles (y muchas otras ciudades y localidades estadunidenses) no sería lo que es si no fuera por las mexicanas y los mexicanos que están allá. Migran por necesidad, y Estados Unidos es lo que es gracias también al trabajo de las mexicanas y de los mexicanos que viven del otro lado de la frontera y debe reconocerse; son héroes y heroínas de la patria. Y siempre un llamado a la paz, a la no violencia, a no exacerbar ninguna forma violenta de manifestación, ninguna. México los abraza.
Las rebanadas del pastel
Entonces, simple y sencillamente: fuck Donald Trump, fuck ICE, fuck Kristi Noem y fuck toda la banda de rufianes, xenófobos, racistas y supremacistas. ¡Fuerza, paisanos!