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Arsenal

“Triunfalismo esquizofrénico”

Francisco Garfias | Excelsior

Lo dijo bien Marcelo Ebrard. Adiós cláusula de nación más favorecida. Adiós a las normas de libre comercio. La guerra arancelaria de Donald Trump le abre las puertas al proteccionismo. Hasta ahí estoy de acuerdo con el secretario de Economía.

Pero no con la postura oficial que nos pinta el panorama color de rosa y hasta zonas de “oportunidad” ve en los aranceles recíprocos que el republicano le impuso al mundo. La realidad es que lo que asoma es el fantasma de la recesión económica en México, según los especialistas.

“Sobrevive el tratado”, le dijo Marcelo a Joaquín López-Dóriga, en tono por demás optimista.

* Esa afirmación nada tiene que ver con lo que escuchamos el 2 de abril pasado en la Casa Blanca.Trump calificó el T-MEC como un “desastre”.

Sobre el T-MEC, el republicano dijo textual: “Fue un desastre. Vamos a necesitar el apoyo del Congreso para acabar con ese acuerdo, el peor de nuestra historia. Desde el principio que se llamó Tratado de Libre Comercio de América del Norte, nuestro país perdió incontables plantas”.

La presidenta Claudia Sheinbaum afirmó ayer que esas críticas sólo tienen que ver con el TLC. Si fuera así ¿por qué el jefe de la Casa Blanca dijo que va a necesitar el apoyo del Congreso para “acabar” con ese acuerdo? Es una pregunta que tiene sentido.

Sobre el tema le preguntamos a Ricardo Anaya, coordinador de la bancada del PAN en el Senado. Su respuesta contrastó con el optimismo del régimen.

“Es gravísima la declaración de Donald Trump, porque desde la firma del Tratado de Libre Comercio, ahora T-MEC, la economía mexicana depende, en una proporción extraordinaria, de las exportaciones.

“El 35% de toda nuestra economía es lo que exportamos. Ya lo he dicho: más de 80% de nuestras exportaciones van a Estados Unidos. Hay que ser realistas, no querer tapar el sol con un dedo. Escuchar lo que el señor (Trump) dijo; no lo que nosotros queremos escuchar”, puntualizó.

El panista hizo notar que “es una realidad” que el presidente de EU ya no está respetando el T-MEC. Mencionó los  aranceles de 25% al acero y al aluminio, que ayer ya se aplicaron a la cerveza en lata, pero también para la industria automotriz, salvo a los componentes fabricados en EU.

“Me quedé corto cuando dije que era un triunfalismo exacerbado. Es un triunfalismo esquizofrénico”, puntualizó el excandidato presidencial.

* Cinco madres buscadoras estuvieron ayer en el Senado. Se les veía desesperadas. Hablaban y se les salían las lágrimas. Las cinco portaban camisetas con la foto de los hijos o hijas que no encuentran desde hace uno, dos, tres y más años. Cuatro son de Chiapas y una de Quintana Roo.

Se quejaron de que hay senadores chiapanecos que les han “mentido”, las han “engañado” y nunca les han dado la voz. Dieron un nombre: Sasil de León, legisladora de Morena.

Ya encarreradas dieron rienda suelta a su indignación porque al exgobernador de Chiapas, Rutilio Escandón “lo premiaron” con el Consulado en Miami.

“Dice la presidenta Sheinbaum que llegaron todas, y mi hija no llegó”, dijo una. Las otras la siguieron “ni mis dos hijos”, dijo otra, así las cinco. “No llegaron todas”, coincidieron.

Ellas son: Adriana Gómez Martínez, Silvia Betanzos, Estela Santos Rodríguez, Isabel Torres y Liliana (no dijo su apellido, pero señaló que su hijo desaparecido era elemento activo de la Sedena).

Lo único que piden es ser escuchadas en parlamento abierto, antes de que se voten las reformas a la Ley General en Materia de Desaparición Forzada que la Presidenta envió al Senado.

El martes próximo se discute en comisiones. Ellas se regresan hoy a Chiapas. Anaya las invitó para que regresen ese día. Les ofreció apoyo para alimentos y hospedaje. Aceptaron.

* A propósito de la inseguridad. Nos enteramos que la noche del pasado sábado fue asaltada la sede de la revista Impacto, ubicada en la alcaldía Azcapotzalco. Se llevaron archivos, equipos de cómputo, y otros materiales de seguridad.

Ya se presentó la denuncia correspondiente ante el Ministerio Público. Su director, Héctor Gandini, hizo un llamado a la Secretaría de Seguridad Pública de la CDMX y a la fiscalía capitalina para que el asalto no se quede en el clásico “estamos investigando”.

Razones

Amor, espanto y cabeza fría

No es para celebrar, pero sí para reconocer: la estrategia seguida por el gobierno federal en la relación con Donald Trump ha sido acertada y se evitaron, en lo inmediato, los mayores daños.

Jorge Fernández Menéndez | Excelsior

Decía Borges que no nos unía el amor, sino el espanto. Y el estallido del mundo comercial global que conocimos en los últimos 40 años, que ejecutó ayer Donald Trump, era, es, para espantarse. Pero de ese estallido, cuyas consecuencias últimas aún no conocemos, hemos salido lastimados, pero relativamente enteros.

No es para celebrar, pero sí para reconocer: la estrategia seguida por el gobierno federal en la relación con Donald Trump ha sido acertada y se evitaron, en lo inmediato, los mayores daños que podrían haber ocasionado las políticas de aranceles recíprocos que anunció ayer la Casa Blanca. Incluso en el nuevo mundo comercial que quedó establecido ayer, con rupturas reales con aliados tradicionales de la Unión Americana, tan importantes como la Unión Europea, Canadá (con situaciones de coyuntura, electorales, muy particulares), Japón y Corea del Sur, México quedó en una situación favorable, lo mismo que Australia y Gran Bretaña, países que han seguido políticas muy similares a las nuestras.

Es consecuencia de un buen trabajo de equipo de la cancillería, de Economía, de Seguridad y de una presidenta Sheinbaum que no se dejó llevar por las corrientes radicales de su movimiento que pedían una ruptura con Estados Unidos y hasta una incorporación a los BRIC, uno de los mayores errores que se podrían haber cometido. A eso se deben sumar las propuestas del Plan México, ampliado ayer con mayores detalles, que tiene varios puntos que pueden ser positivos, aunque habrá que ver aún cómo se implementa, porque en todo esto, para tener un crecimiento del mercado interno de consideración, se necesita, inevitablemente, de fuertes inversiones privadas que deben tener un entorno político, legal y judicial favorable.

Hay que ser conscientes también de que las decisiones arancelarias respecto a México no están determinadas por temas estrictamente comerciales (nuestros aranceles respecto a Estados Unidos y Canadá son de cero), sino que han sido tomadas como parte de consideraciones de seguridad incluidas en la Ley de poderes económicos para emergencias internacionales, los llamados IEEPA, que en este caso están relacionados con las medidas adoptadas contra el tráfico de fentanilo y la migración.

No son temas menores. En la reciente evaluación de riesgos de los servicios de inteligencia de Estados Unidos, los cárteles del narcotráfico mexicano están en el primer lugar, por encima de ISIS y de los remanentes de Al-Qaeda. Lo cierto es que, en ese ámbito, se están haciendo muy bien las cosas y hay avances reales, aunque es verdad que, como dijo Kristi Noem, la secretaria del Homeland Security, en su reciente visita a Palacio Nacional, aún hay mucho por hacer y existen temas que se deben atender y que serán muy complejos, desde romper con quienes protegen políticamente a esas organizaciones, hasta capítulos aduaneros, de identificación y tráfico de personas y de ciberseguridad que deben ser atendidos.

Por lo pronto, en el ámbito comercial se ha preservado el T-MEC, que es la piedra angular del desarrollo del país, que inevitablemente está inscripto en su pertenencia a América del Norte. Pero también hay puntos que deben ser atendidos. En el informe anual de estimaciones a las barreras de comercio exterior 2025, del Departamento de Comercio de Estados Unidos, se establecen como obstáculos que deben ser superados muchos capítulos, entre ellos, la interpretación diferenciada de distintas regulaciones del propio tratado; los retrasos en permisos sanitarios para medicinas; el otorgamiento de distintos permisos para inversionistas extranjeros; los temas agroalimentarios, como los del glifosato y los productos genéticamente transformados, que son decisiones adoptadas sin tomar en consideración base científica alguna (y ni siquiera del verdadero interés nacional y social); las limitaciones de mercado, cerrados o limitados a la venta de productos de alta tecnología; la piratería y el contrabando; la obstrucción a las inversiones en energía en la CFE y Pemex; las limitaciones impuestas en la nueva ley de minería y en ciertas áreas de infraestructura; la desaparición de órganos autónomos o la incertidumbre provocada por la reforma judicial.

Todos esos son temas que impuso López Obrador, algunos refrendados por la actual administración, que violan o lastiman las normas del T-MEC y la relación con Estados Unidos y que más temprano que tarde tendrán que ser revisados, sobre todo si se abre, como sería deseable, la renegociación del tratado comercial, que luego de la elección canadiense de fines de abril tendría que ser inminente, aunque en la administración Trump prefieren los acuerdos bilaterales a los regionales.

Hay mucho por hacer, mucho por corregir y herencias dejadas por la pasada administración que se deben amortizar (la política de abrazos y no balazos y la reforma judicial son, quizá, las más costosas), pero en varios temas se está trabajando bien y con una visión alejada de maniqueísmos y ceguera ideológica.

No es poca cosa, y la experiencia debería servir para confirmar que, en las tareas de gobierno, cuanto más se aleje la administración Sheinbaum del radicalismo, mayores serán los réditos que podrá lograr.

Brújula o adivinanza

México es hoy un país muy complejo. Por eso, es enorme el esfuerzo que obligará al nuevo gobierno y a las nuevas generaciones para cuidar el destino de México. Pero yo aún creo en el nuevo gobierno y en las nuevas generaciones. Comprender el destino nacional es propio del verdadero estadista, quien es visionario y puede ver lo que los demás no vemos…

José Elías Romero Apis | Excelsior

José Ortega y Gasset señala que la única verdadera política es lo que mejora a todos y no lo que mejora sólo al gobierno.

Por eso, los que creen que la educación es un ramo del presupuesto y no un factor de evolución nacional están muy confundidos. Preguntémosle a Japón. Los que suponen que la seguridad pública es un sistema de policía y no un sistema de cultura, están muy perdidos. Preguntémosle a Dinamarca. Y los que afirman que la pobreza se debe al mal reparto del dinero y no al mal reparto del poder, están muy jodidos. Preguntémosle a Afganistán.

México es hoy un país muy complejo. Por eso, es enorme el esfuerzo que obligará al nuevo gobierno y a las nuevas generaciones para cuidar el destino de México. Pero yo aún creo en el nuevo gobierno y en las nuevas generaciones. Comprender el destino nacional es propio del verdadero estadista, quien es visionario y puede ver lo que los demás no vemos, además de que es vidente y puede ver lo que aún no se ve.

En la mañana del 15 de julio de 1789, el conde de Liancourt informó a Luis XVI de los sucesos del día anterior en La Bastilla. El rey comentó que se trataba de una revuelta. Liancourt le contestó: “No, Sire. No es una revuelta, es una revolución”. Pudo ver que su mundo se había salido de su eje.

Cuando Moctezuma II fue informado que se habían visto barcos en las playas del Golfo, calló y se sumió en la tristeza. Sabía que su universo había terminado. Que había regresado Quetzalcóatl, pero ahora se llamaba Hernán Cortés.

Cuando la República Romana creció hasta el infinito, los políticos mediocres recomendaron dejar de crecer. César, por el contrario, vio que el destino de Roma era el Imperio, pero los demás no lo vieron. Por eso, todos estuvieron en su contra. Por eso, todos se equivocaron.

Franklin Roosevelt vio que la Segunda Guerra haría a Estados Unidos los dueños de la mitad del mundo. Plutarco Elías Calles vio que unificar a todos en un partido los haría dueños de México durante todo el siglo. Llegaron a su puerto con éxito. Juana de Arco vio el destino, salvó a su odiado rey y, con ello, salvó a Francia. María Tudor vio el destino, salvó a su odiada hermana y, con ello, salvó a Inglaterra.

A la inversa, Adolfo Hitler vio todo, menos a José Stalin. Porfirio Díaz vio todo, menos a Francisco Madero. Jefferson Davis vio todo, menos a Abraham Lincoln. Encallaron y naufragaron.

Lo peor para una sociedad es perder el destino y no tan sólo el camino. ¿O esto ya también nos sucedió? Cuando cambia la costa, hay que cambiar el mapa. Cuando cambia el viento, hay que cambiar el vuelo. Cuando cambia el destino, hay que cambiar el camino. Pero siempre utilizando la brújula y no apostando a la adivinanza.

Por eso me surgen tres hipótesis respecto a los ciudadanos. Yo creo que la mayoría no imagina el verdadero diagnóstico nacional. Yo creo que no saben el tiempo que tardará el remedio. Yo creo que no debemos decírselos. También me surgen tres hipótesis respeto a la Presidenta mexicana. No sé si sepa toda la verdad o si la hayan engañado. No sé a quién le corresponde decirle a verdad o si éste sabe que le corresponde. No sé si ella deba hablarnos con toda la verdad o si ella deba callarla.

Queda en claro para mis lectores que estoy hablando de una verdad que es espantosa, de un sufrimiento que será muy largo y de una solución que podría ser muy incierta. Político gigante cambia la respuesta. Político enano cambia la pregunta.

La pregunta de fondo es: ¿solamente vamos mal o ni siquiera sabemos hacia dónde vamos? Para la teoría de la causalidad de Aristóteles, todos pueden tener razón porque todos se refieren a distinta pregunta. Pero, para la teoría de la gobernabilidad de Habermas, quizá todos estemos equivocados porque todos tengamos distinta respuesta. Quizá muy pronto lo sabremos.

En la política, al final de cuentas, todos tenemos la razón. La diferencia es que algunos la tuvimos a tiempo y otros la tuvieron cuando ya no había remedio.

Astillero

Empresarios, ¿reales ganadores? // Acelerar: intenciones y realidad // Trump mantendrá la mira puesta // Concentrarse en lo interno

Julio Hernández López | La Jornada

Una primera lectura victoriosa sería, desde luego, desproporcionada y errática. México no sufrió un embate tan destructivo como algunos suponían o deseaban (sobre todo desde flancos opositores a la llamada Cuarta Transformación), pero hubo de ceder lo suficiente en varias materias (y habrá de ceder en otras), para conseguir el pulgar a medias del remedo arancelario de César.

Efectos negativos habrá, y algunos (Stellantis) ya se han anunciado (aunque también positivos: Volvo), además de que la protección actual derivada de la letra del tratado comercial norteamericano terminará conforme a la negociación o cancelación adelantada de dicho T-MEC, en la siguiente estación de zozobra del largo camino chantajista del cuatrienal Trump, que juguetea con buscar atajos tramposos para hacerse de un tercer periodo presidencial ( gulp con trompetas anunciantes de otro falso fin del mundo).

Pero tampoco ha de cederse lugar a la pretensión de depreciar lo logrado por la Presidenta de la República, en un escenario mundial cargado de irritación y protestas por el ultraproteccionismo de la administración Trump y su impacto desalmado. Sheinbaum avanzó (cuando menos en la medición inmediata), o no retrocedió (tanto), gracias a un estilo frío, no sólo de cabeza, sereno y paciente (la doctrina Kalimán elevada a doctrina de Palacio), sin ceder a la tentación del exabrupto o la arenga (ni siquiera en el mitin del Zócalo) y blandiendo ante las exigencias gringas la espada antinarco de una de sus pocas piezas propias, mister García Harfuch (muy aplaudido por las agencias estadunidenses), y de un batidillo de burocracia de élite acomodable a toda circunstancia (De la Fuente y Ebrard, sobre todo).

Habida cuenta de que el traqueteo continuará, porque el voraz Trump aún tiene por delante mucho por descomponer o cuando menos por amenazar y estremecer, la vista debe reconcentrarse en lo interno. Acelerar un plan económico no es elaborar uno nuevo, sino darle más velocidad; puede quedar en la presentación de ingredientes sabidos, con algunos agregados de circunstancia. La complicada realidad económica del país, y el impacto que se deriva del trumpazo reciente, pueden aceptar elaboraciones retóricas, pero en este caso rollo no mata cartera.

Atención especial deberá mantenerse en el factor empresarial que puede resultar, como casi siempre (¿por qué usar el casi?) el gran ganador de las crisis. Ayer, en el Museo Nacional de Antropología e Historia se tuvo el cuidado escénico de incorporar a personas de pueblos originarios, aunque no se dijo cuál es el peso representativo de los seleccionados y el nivel de organización social y de lucha que significan; también se anunció que había liderazgos sindicales (¿independientes, combativos, o el cetemismo dinosáurico en diversas denominaciones, incluyendo las versiones 4T, tipo Haces o Gómez Urrutia?)

Aun con esa incorporación de indumentarias populares y membretes proletarios a la sillería cupular, ha sido y seguirá siendo de los empresarios la fuerza real representada, significada y significativa, expectante de oportunidades, radicalmente sumada a la prodigalidad de aplausos al poder en turno y de elogios desmedidos y homogeneizados (como en los viejos tiempos del PRI). Debe cuidarse que la ferviente adhesión nacionalista de sectores empresariales, y de personajes neo-4T con antecedentes de acumulación de fortunas mediante fórmulas salinistas y similares, no resulten los verdaderos ganadores, en sintonía con los planes trumpistas de entronización de una nueva clase tecnocrática y plutocrática mundial.

Y, mientras continúan los episodios violentos en Quintana Roo y Tabasco, entidades donde el crimen organizado mantiene nexos condicionantes con políticos y gobernantes, en medio de pugnas grupales por el redituable poder.

México SA

México, aferrado al T-MEC // Sheinbaum: somos vecinos // ¿Y la diversificación?

Carlos Fernández-Vega | La Jornada

Sonriente, pero cautelosa, la presidenta Sheinbaum reconoció al salvaje de la Casa Blanca por no imponer aranceles adicionales a nuestro país, en el entendido de que si había algo más para México, también teníamos algunos otros planteamientos, es decir, los anunciados cuan desconocidos planes de la A a la Z, a menos que entre ellos se cuente el dado a conocer ayer, que no es otro que el relativo al fortalecimiento de la economía nacional y el bienestar del pueblo.

Dijo la mandataria que en el caso de nuestro país no hay aranceles adicionales y eso es bueno, aunque algunos no quieran reconocerlo. Tiene que ver con la buena relación que hemos construido entre el gobierno mexicano y el estadunidense, que se basa en el respeto a nuestra soberanía, colaboración, coordinación, y eso ha permitido que México no tenga aranceles adicionales. Peroooo, tenemos todavía dos decretos que hizo el presidente Trump relacionados con la industria automotriz y con el acero y aluminio, que es también para todo el mundo, no sólo para México y Canadá.

La presidenta Sheinbaum se abstuvo de encender fuegos artificiales para celebrar el “trato preferencial que permitió a México librarla en la raya (aunque ya tiene encima los citados aranceles que complicarán el comercio bilateral), pero es notorio que nuestro país no tiene intención de cortar el cordón umbilical, es decir, se aferra al T-MEC (cuyos términos deberán revisarse a corto plazo), porque “la relación comercial y la integración económica que tenemos con Estados Unidos es fundamental… Somos vecinos, tenemos la responsabilidad de colaborar y coordinarnos”.

Así, la presidenta Sheinbaum parece tirar por la borda el anuncio que ella misma hizo semanas atrás (hay que hacer una evaluación muy importante de la diversificación geográfica de la economía mexicana; tenemos que reorientar la visión) y decide mantener la política de todos los huevos en la misma canasta, a pesar de que nuestro país tiene un enorme abanico de posibilidades en materia de comercio exterior.

Cierto es que las negociaciones no han concluido. No es que hoy terminó y ya aplaudimos, no, continuamos porque todavía hay pendientes muy importantes, como en los casos del acero, el aluminio y la industria automotriz. Habrá que ver en qué termina. En vía de mientras, el secretario de Economía, Marcelo Ebrard, estimó que 85 por ciento de las exportaciones de México a Estados Unidos están libres de aranceles, por formar parte del T-MEC.

Por lo que toca al Plan México y su capítulo Fortaleciendo la Economía y el Bienestar, que la mandataria hizo público ayer, se trata de un compendio de buenas intenciones (muchas de ellas prometidas e incumplidas a lo largo de los últimos sexenios, como autosuficiencia alimentaria, construcción de vivienda popular, fortalecer el mercado interno, y mayor inversión en ciencia y tecnología), aunque es de esperar que, por fin, se llevan a la práctica, porque, dijo la mandataria, nosotros tenemos que desarrollar la economía mexicana a partir de diversos principios, programas y acciones que generarán más empleo bien remunerado, menor pobreza y desigualdad, mayor inversión y producción, más innovación, menor contenido de carbono, y mayor autosuficiencia y soberanía.

Otro de los países con trato preferencial e integrante del T-MEC, Canadá, no tomó las decisiones de Trump con tanta tranquilidad. De hecho, su nuevo primer ministro, Mark Carney, advirtió que se acabó nuestra vieja relación de integración cada vez más profunda con Estados Unidos, de tal suerte que su respuesta incluye un arancel de 25 por ciento a todos los vehículos importados de Estados Unidos que no cumplan con el acuerdo comercial entre ambos países.

Las rebanadas del pastel

¿Qué le pasó al cada día más carismático empresario de los abonos chiquitos y los intereses de agio? De acuerdo con los especialistas de Forbes, en apenas un año la fortuna de Ricardo Salinas Pliego se desplomó cerca de 64 por ciento, al pasar de 13 mil 400 millones de dólares en 2024 a 4 mil 900 millones en 2025, mientras sus empresas se zarandean. ¡Y todavía no paga sus abultadísimos adeudos fiscales! En cambio, en el mismo periodo y tras obtener la pensión para los viejitos, María Asunción Aramburuzabala trepó al peldaño número tres de los ricos entre los ricos autóctonos y su fortuna se incrementó un modesto 43 por ciento, al pasar de 6 mil 300 a 9 mil millones. Carlos Slim también resultó golpeado, pues en el lapso referido su fortuna cayó de 102 mil a 82 mil 500 millones de billetes verdes. De todas maneras, conserva la primera posición.

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