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El blof de Trump

Francisco Garfias | Excelsior

Donald Trump blofea. Lo hace bien. Menos de 24 horas después de entrar en vigor los aranceles de 25% a las exportaciones de México y Canadá, mandó a su secretario de Comercio, Howard Lutnick, a decir que el presidente de EU prevé un “acuerdo intermedio” de aranceles con ambos países.

En entrevista con Fox Bussines, Lutnick afirmó que mexicanos y canadienses lo atiborraron ayer de llamadas telefónicas, tratando de demostrar que lo harán mejor (en la lucha contra el fentanilo y el control de los flujos migratorios).

“Y el presidente (Trump) está escuchando porque es muy, muy justo y muy razonable”, aseguró. ¿No será que las presiones internas por el impacto de los aranceles en la economía de Estados Unidos lo obligaron a abrir esa rendija?

Es pregunta.

* A diferencia del premier canadiense, Justin Trudeau, cuyo gobierno anunció aranceles a EU por 150 mil millones de dólares, Claudia Sheinbaum aplazó hasta el domingo la respuesta arancelaria de México. Ya encarrerada, la Presidenta convocó a una “asamblea informativa” para explicarle al “pueblo” lo que va a hacer frente a las tarifas de Trump. 

En la mañanera, la Presidenta se quejó del comunicado “ofensivo, difamatorio, y sin sustento” que la Casa Blanca publicó la noche del 3 de marzo sobre el gobierno de México.

Ese comunicado dice: “Las organizaciones mexicanas de narcotráfico, principales traficantes de fentanilo del mundo, operan sin obstáculos debido a una relación intolerable con el gobierno de México”.

* El pragmatismo del oficialismo pudo más que la mandataria. La no reelección y la prohibición de nepotismo electoral se van hasta 2030. La minuta fue aprobada ayer en la Cámara de Diputados. Sheinbaum quería que esa reforma entrara en vigor para 2027.

La senadora Ruth González, esposa del gobernador de San Luis Potosí, Ricardo Gallardo, se salió con la suya. 

La amenaza de votar en contra y abandonar la coalición que hizo el PVEM (Adán Augusto López Hernández dixit) pudo más que la ética. Aunque a la joven legisladora potosina le falta ganar en las urnas en 2027.

* La prohibición del “nepotismo electoral”, aprobada en San Lázaro, establece como requisito que las personas que busquen participar para un cargo de elección popular no tengan, o hayan tenido en los últimos tres años anteriores al día de la elección, lo siguiente: un vínculo de matrimonio o concubinato, parentesco por consanguinidad civil en línea recta, sin limitación de grado, o en línea colateral hasta el cuarto grado con un posible candidato(a).

El caso de los senadores morenistas Saúl Monreal, hermano del gobernador de Zacatecas, y Félix Salgado, padre de la gobernadora de Guerrero, es más complicado.

Luisa María Alcalde, presidenta nacional de Morena, anunció que su partido va a meter un candado en sus estatutos para prohibir el nepotismo desde 2027.

La minuta, aprobada en sus términos en San Lázaro, eleva a nivel constitucional la prohibición de reelección inmediata a diputados, senadores, gobernadores, presidentes municipales, diputados locales, regidores, jefes de gobierno, alcaldes y concejales.

* Ya que estamos. Carlos Puente Salas, coordinador de los diputados del PVEM, se destapó ayer como aspirante a la gubernatura de Zacatecas en el 2027. Lo dijo en entrevista en el otrora “corral de la ignominia” del Palacio Legislativo, mientras en tribuna se debatía la reforma contra el nepotismo y la reelección consecutiva a cargos de elección popular.

Lo dijo así el coordinador de la bancada del PVEM en San Lázaro: “A mí en lo personal me conviene que se vaya el 27. Me deshago de un jugador importante en Zacatecas (Saúl Monreal). Voy a ser candidato a gobernador y, si los zacatecanos me dan su confianza, seré gobernador”.

Las complicaciones de Saúl, por el candado en Morena, podrían habilitar a Puente como candidato del oficialismo (Morena-PVEM-PT) en la próxima elección de gobernador.

* Hubo de todo en la sesión de la Cámara de Diputados. Noemí Luna, excoordinadora de la bancada del PAN, propuso una reserva con dedicatoria para Andy López Beltrán, secretario de organización de Morena.

La propuesta prohíbe que el hijo de un presidente (a) pueda postularse al cargo que ocupó su padre, antes de que transcurran 10 años del término de su periodo.

Otro panista, Éctor Ramírez Barba, también habló de Andrés Manuel López Beltrán. Dijo que es “ensordecedor” su silencio sobre la iniciativa de la Presidenta.

“Pareciera que hubo contubernio entre él (Andy) y los actores de las familias renombradas de Morena y sus alrededores para descarrilar la iniciativa de la Presidenta, que momento a momento ha tenido que apretar. 

“El silencio de López Beltrán, quien quizás quiera ser presidente, sigue estando vigente. Deberían de analizarlo”, puntualizó.

La propuesta, obvio, fue bateada por la mayoría oficialista.

Razones

El cliente que no quieres perder

México no ganaría nada con una respuesta generalizada: el margen más importante de negociación que tiene es el de los propios mercados que han rechazado las medidas de Trump.

Jorge Fernández Menéndez | Excelsior

Tienen razón los gobiernos de México, China y Canadá: el fentanilo, cuyas consecuencias letales nadie puede desconocer, es un instrumento de la administración de Donald Trump para comenzar una aventura económica y comercial con la imposición unilateral de aranceles a todos sus principales socios comerciales que nadie sabe a ciencia cierta, y de prolongarse en el tiempo, las consecuencias que puede tener para la economía mundial.

Porque la decisión de Trump rompió no sólo el T-MEC y los acuerdos de la Organización Mundial del Comercio, sino también los que tienen con la Unión Europea y Gran Bretaña, con todos sus principales aliados de la posguerra y sus principales socios comerciales. México y Canadá saldrán seriamente afectados por la decisión de Trump, pero también se romperán muchas de las cadenas de producción construidas durante las últimas décadas.

La opción trumpista de que esas cadenas de producción se trasladen a su país para no tener aranceles es una utopía irrealizable en términos económicos y sobre todo en el corto plazo, porque los costos se elevarían enormemente. Incluso, y paradójicamente ante su discurso antiinmigrante, si eso fuera así no habría mano de obra no inmigrante suficiente y dispuesta para ocupar esos puestos de trabajo, sobre todo en manufacturas y sectores agropecuarios.

Los costos los pagaremos todos, pero, sin duda, también los consumidores estadunidenses, con precios más altos y desabasto en sectores de su economía. Lo que quiere Trump es rediseñar el mapa económico y político global, y siguiendo esta línea lo puede hacer, pero será mucho peor para todos, incluyendo los suyos, que el actual.

La respuesta de ayer de la presidenta Sheinbaum tiene claroscuros. El tono de la declaración es bueno: medido, sensato, sin excesos ni retórica innecesaria, asumiendo que esto no es el final, sino el principio de un proceso largo. El tema de la seguridad está bien planteado, exhibiendo los esfuerzos que ha hecho el gobierno mexicano en las últimas semanas.

Al tema del fentanilo está bien darle el contexto con la crisis de los opioides, pero evidentemente falta aceptar (y esta administración no lo hará explícitamente) que, en buena medida, lo que estamos viviendo es consecuencia de los seis años de abrazos, no balazos que han empoderado como nunca a los cárteles, que aprovecharon con ayuda de empresas chinas la crisis de los opiáceos legales para inundar el mercado de fentanilo ilegal.

Pero la respuesta ante la coyuntura fue la correcta: la disposición a la colaboración y la cooperación, a establecer una estrategia regional de fondo para atacar el problema. Pero allí nos encontramos con el verdadero problema: la insistencia de la Casa Blanca en hablar de la “intolerable alianza” del gobierno mexicano con el crimen organizado. Trump no sólo quiere a los narcotraficantes y sus operadores: quiere a figuras políticas que los protegieron y fueron sus cómplices. Eso ya está sobre la mesa y México tendrá que aceptarlo. Lo imprescindible en este sentido es que los márgenes y objetivos estén delimitados, que haya pruebas que vayan más allá de las declaraciones de delincuentes convertidos en testigos protegidos y que no existan acciones unilaterales, encubiertas o no.

Está bien que las respuestas del gobierno a lo decidido ayer se vayan hasta el domingo, para no reaccionar en caliente y ante medidas que aún no están del todo delimitadas. Para México, por ejemplo, sería un costoso error, que pagaría la población y nuestra economía, responder con aranceles generalizados. Puede haber respuestas dirigidas, arancelarias o no, localizadas, pero no se ganaría nada con una respuesta generalizada: el margen más importante de negociación que tiene México es el de los propios mercados que han rechazado las medidas de Trump y los costos económicos que comenzarán a tener en Estados Unidos.

Una guerra comercial para nosotros sería dolorosísima. Un ejemplo: Canadá es el proveedor de buena parte de la energía eléctrica de la costa este de Estados Unidos, si decide cortar esa energía o si los aranceles se aplican también a ella, como dio a entender Trump, los costos para toda esa región de la Unión Americana serían altísimos. Nosotros le compramos a EU no sólo muchos alimentos básicos, sino también el gas, buena parte de los combustibles y gasolinas. No las producimos en el volumen que es necesario porque no hemos abierto lo suficiente nuestro mercado para inversiones privadas y porque hemos prohibido, por consideraciones absurdas y anticientíficas, el fracking, el principal instrumento para explotar esos recursos.

Lo que no entiendo es por qué esas respuestas se deben dar en un mitin en el Zócalo, donde la posibilidad de excesos y desbordes pueden ser mucho mayores, aceptando que, en Morena y en la oposición, hay sectores que están deseando una ruptura con Estados Unidos.

Porque al final, y más temprano que tarde, con T-MEC o con acuerdo bilateral, tendremos una nueva negociación comercial que incluirá, entre muchas otras cosas, un acuerdo de seguridad con Estados Unidos: ésas son las exigencias de los mercados, de la geografía y de los consumidores.

En una reciente reunión con funcionarios mexicanos, el secretario de Comercio de Estados Unidos, Howard Lutnick, les dijo que durante años él mismo había sido asesor financiero de grandes empresas y bancos, y que como ellos eran los ricos y los dueños, al final tenía que hacer lo que ellos quisieran para no perder a sus clientes. “Ahora, les dijo, yo soy el dueño y el banquero, soy el cliente que no quieren perder”. Ésa es la lógica que priva en la administración de Trump.

Juegos de poder

Represalias donde más les duela

México tiene el derecho y la obligación de imponer represalias. El vecino del norte está violando el acuerdo comercial que tenemos con ellos.

Leo Zuckermann | Excelsior

Es una delicia ver a este gobierno defender con tanta vehemencia al libre comercio, una de las políticas centrales del neoliberalismo.

Qué manjar.

La izquierda mexicana que, cuando se estaba negociando el Tratado de Libre Comercio de América del Norte en los 90, lo rechazaron porque la integración con Estados Unidos aniquilaría a la industria nacional.

“Cosas veredes” el que la llamada Cuarta Transformación convoque a un mitin en el Zócalo capitalino para defender al libre comercio ahora amenazado por el populismo de Donald Trump.

Retóricamente podrán seguir criticando al neoliberalismo, pero cómo han abrazado la idea de un comercio que fluya libremente entre las naciones.

Se trata, sin lugar a duda, de una victoria cultural del modelo neoliberal.

Hacen bien porque saben del valor que tienen para la economía mexicana las exportaciones de mercancías. Nada menos que un tercio del Producto Interno Bruto depende de ellas. Además, en la medida en que la 4T carece de un modelo de desarrollo económico (lo del “humanismo mexicano” es una chorrada propagandística), las exportaciones se han convertido en el principal, quizá único, motor del poco crecimiento del PIB.

Perderlo ahorita, por culpa de Trump, sería condenar a la economía mexicana a una segura y prolongada recesión. De ahí la urgencia de defender el libre comercio, incluso en la plaza pública con una muy lopezobradorista “asamblea informativa”.

Ahí, el domingo próximo, dará a conocer la presidenta Claudia Sheinbaum la respuesta de México a la imposición de los aranceles generalizados de 25% a nuestras importaciones a Estados Unidos. Ha dicho que serán medidas arancelarias y no arancelarias.

México tiene el derecho y la obligación de imponer represalias. El vecino del norte está violando el acuerdo comercial que tenemos con ellos. Como lo han dicho los canadienses, están declarando una “guerra comercial”.

A diferencia de Canadá que está en pleno proceso electoral y donde los ánimos nacionalistas están por las nubes, el gobierno mexicano ha decidido mantener la cabeza fría. Esperar unos días para darse tiempo a negociar con Trump y, de no lograrlo, anunciar represalias. Es, me parece, lo inteligente, prudente y sensato. Además de evitar fuegos artificiales patrioteros que salen sobrando.

De hecho, el secretario de Comercio de Estados Unidos, Howard Lutnick, ya anunció que igual y hoy se llega a un acuerdo con Canadá y México para revertir los nuevos aranceles.

Si es así, cabe esperar que sea un pacto definitivo, no temporal, porque regresar a la incertidumbre de si nos pueden poner aranceles en cualquier momento ha resultado muy nocivo para la economía mexicana.

México no puede tolerar más que Trump tenga la pistola cargada apuntándola a la cien todo el tiempo. Esto desincentiva las inversiones y, por tanto, el crecimiento económico. Si va a haber acuerdo, que sea definitivo y Estados Unidos cumpla con los compromisos del Tratado México, Estados Unidos y Canadá negociado y firmado por el mismísimo Trump.

Ahora bien, si no se revertieren los aranceles de aquí al domingo en que se haga el mitin a favor del libre comercio, habrá que responder con represalias. Medidas, como las que anunció China ayer: aranceles de 10% y 15% a productos agropecuarios procedentes de Estados Unidos incluyendo pollo, trigo, maíz, soja, carne de cerdo, de vacuno, productos acuáticos, frutas, lácteos, algodón, verduras y sorgo, entre otros.

Esto afectará a los productores de distritos rurales donde Trump cuenta con gran apoyo político. Los chinos le están pegando a la base trumpiana para que ésta salga corriendo a Washington a quejarse con su gobierno.

Lo mismo hizo el gobierno de Enrique Peña Nieto en 2018 cuando Trump, en su primer periodo de gobierno, impuso aranceles al acero y aluminio. Contraatacó con aranceles a productos de acero, carne de cerdo, manzanas, uvas, quesos, güisqui y papas que afectaban a distritos electorales dominados por el Partido Republicano. A la postre, las represalias funcionaron: Estados Unidos exentó a México de las tarifas al acero y aluminio.

Con Trump hay que irse con mucho cuidado. Pero eso no significa que México no tenga fichas (o cartas, como a él le gusta decir) que jugar. Son menos que las chinas o canadienses, pero sí hay manera de presionar al gigante estadunidense. Tenemos, por ejemplo, algo muy importante para él: el control territorial de las fronteras sur y norte como mecanismo para administrar la migración de indocumentados hacia Estados Unidos. Es una ficha que supo jugar muy bien Andrés Manuel López Obrador con Trump y Joe Biden. Sheinbaum tiene que seguirla usando.

Astillero

Negociar el punto intermedio // ¿Qué más ofrece México? // Claudia ganó tiempo // Domingo de Zócalo

Julio Hernández López | La Jornada

El tono falsamente épico de la madrugada trumpista (el anuncio de la entrada en vigor de los aranceles, al primer minuto del martes) y de la respuesta claudista (convocante de dominical acto masivo en el Zócalo, para dar respuesta) cedió en vespertinas horas después a la realidad de las negociaciones en curso: anticlimático, crudamente práctico, el secretario de Comercio del gabinete (pato)donaldista, Howard Lutnick, dijo a Fox Business Network que “los mexicanos y los canadienses han estado al teléfono conmigo todo el día, intentando demostrar que harán más, y el presidente está escuchando, porque… es muy, muy justo y muy razonable”.

Cree el secretario Lutnick que Trump “va a llegar a un acuerdo con ellos (es decir, con los gobiernos mexicano y canadiense, no con China); no va a ser una pausa, nada de eso de las pausas. Pero creo que va a entender que ‘haz más y te encontraré en el medio de alguna manera’. Y probablemente lo anunciemos mañana”. Remachó: Es probable que el resultado se encuentre en algún punto intermedio. El presidente actuará con los canadienses y los mexicanos.

Las revelaciones del citado funcionario donaldista dan contexto a la decisión claudista de no responder en lo inmediato a la imposición de aranceles, como hicieron Canadá, estableciendo similares medidas hacia mercancías estadunidenses, y China, que dirigió sus dardos arancelarios a producciones agrícolas provenientes de estados caracterizados por ser votantes republicanos mayoritarios.

Sheinbaum prefirió darse tiempo, en espera de las negociaciones develadas por Lutnick (han estado al teléfono conmigo todo el día). Este miércoles, según los cálculos del secretario gringo de Comercio, o el jueves, viernes o sábado, si es que Trump decidiera seguir con su juego de estirar la liga lo más posible, podría darse un anuncio que desinfle lo necesario el armatoste arancelario naranja que en primera línea ha golpeado al propio Estados Unidos en términos económicos, financieros y bursátiles y, sobre todo, en el ánimo de los votantes preocupados por el curso de políticas económicas (pato)donaldistas que no sugieran más que riesgos y problemas para los propios estadunidenses.

La presidenta Sheinbaum, en la mañanera de este martes, tuvo líneas de respuesta a los señalamientos gringos de la intolerable relación entre grupos del crimen organizado y el poder político mexicano. Así lo dijo: Por la noche del 3 de marzo, ayer en la noche, la Casa Blanca publicó un comunicado ofensivo, difamatorio y sin sustento sobre el gobierno de México, que negamos rotundamente y condenamos categóricamente.

En su hoja de hechos anunciatoria de los aranceles, el gobierno de Trump había establecido que las organizaciones mexicanas de narcotraficantes, los principales traficantes de fentanilo del mundo, operan sin trabas debido a una relación intolerable con el gobierno de México (…) Esta alianza con el gobierno mexicano pone en peligro la seguridad nacional de Estados Unidos, y debemos erradicar la influencia de estos peligrosos cárteles.

Por lo pronto, la administración Sheinbaum seguirá intentando que los mencionados aranceles queden en un punto intermedio. Vale preguntarse en qué consisten los intentos de demostrar que harán más, que según Lutnick enarbolan mexicanos y canadienses. Haz más y te encontraré en el medio de alguna manera, sería el anzuelo utilizado por la Casa Blanca en busca de mejores pescas. ¿Qué más puede ofrecer Palacio Nacional a Trump? ¿ Narcopolíticos? ¿Algún gobernador o ex gobernador, secretario o ex miembro de gabinete?

El domingo, como sea, habrá acto de respaldo a la presidenta Sheinbaum, que en dado caso (si lo dicho por Lutnick resulta cierto) podría darse por triunfante si el punto intermedio lo permite. O, claro, si las negociaciones no resultan positivas, se podrán anunciar medidas arancelarias y no arancelarias en un contexto de excitación nacionalista.

México SA

Donald Trump, empecinado // Inicia política de pimpón // ¿Diversificar con el BRICS?

Carlos Fernández-Vega | La Jornada

Pues no: la enloquecida cabeza de Donald Trump no reconsideró su chantajista cuan unilateral decisión, y a partir del primer segundo de ayer impuso aranceles a las importaciones mexicanas y canadienses, con lo que parece terminar de cavar la tumba de lo que alguna vez fue un tratado comercial trilateral. Eso sí, se dice socio y amigo de las naciones que ahora apergolla, las mismas que, en consecuencia, procederán en igual sentido, toda vez que lo único que ha hecho el inquilino de la Casa Blanca es inaugurar una nueva política del pimpón (muy diferente a la que, con el mismo nombre, Richard Nixon puso en marcha en sus relaciones con la República Popular China a comienzo de la década de los 70 del siglo pasado), con resultados más que previsibles en materia económica y diplomática.

Así, la presidenta Sheinbaum respondió que la decisión unilateral que toma Estados Unidos afecta a las empresas nacionales y extranjeras que operan en nuestro país y afecta a nuestros pueblos. Por ello, hemos decidido responder con medidas arancelarias y no arancelarias que anunciaré en plaza pública el próximo domingo (en una concentración por ella convocada para el próximo domingo en el Zócalo). Nosotros siempre buscaremos una solución negociada, como lo hemos propuesto, en el marco de respeto a nuestras soberanías”, pero la actitud de Trump no deja margen de acción.

Es inconcebible, dijo la mandataria, que no se piense en el daño que se va a causar tanto a ciudadanos y empresas de Estados Unidos por el incremento en los precios de los artículos que se producen en nuestro país, como también el daño que se va a provocar por detener la creación de empleos en ambos países. Nadie gana con esta decisión; por el contrario, afecta a los pueblos que representamos. No hay motivo, razón ni justificación que soporte esta decisión; lo hemos dicho de diferentes formas: cooperación y coordinación, sí; subordinación, intervencionismo, no. A México se le respeta. Somos naciones iguales. Es tiempo de la defensa de México y su soberanía. Debemos estar atentos y tener tranquilidad, cabeza fría, es muy fuerte y poderoso nuestro pueblo y nuestra bendita nación.

También se refirió al tema del fentanilo, que Trump utiliza como pretexto para imponer sus condiciones. Dijo Sheinbaum: el gobierno estadunidense debe hacerse cargo también de la crisis del consumo de opioides que ha causado tantas muertes en aquel país; es un problema de salud pública profunda que debe atender. Asimismo, debe actuar contra los grupos delictivos que internan de manera ilegal, a través de sus puertos y aeropuertos, los precursores de fentanilo, así como a la delincuencia que produce, distribuye y vende ilegalmente el fentanilo y otras drogas, en su territorio, envenenando a sus habitantes.

Entonces, con la política de pimpón (me aplicas aranceles, te los aplico; me reviras, te reviro; me pegas, te pego y así en un interminable ejercicio que lleva directamente a una guerra comercial), Trump ha logrado que la comunidad de naciones abiertamente esté en su contra, sin olvidar que el principal daño será para los consumidores estadunidenses.

Como era de esperar, Canadá también entro al juego del pimpón. El (aún) primer ministro Justin Trudeau calificó de estúpida la decisión de Trump y anunció la imposición de aranceles (25 por ciento) a las importaciones provenientes de Estados Unidos, pues aquel busca socavar la economía canadiense para luego hablar de la anexión; no sé qué negociación podríamos sostener.

Pero la reacción del país de la hoja de arce no le gustó al caprichoso Trump y por lo mismo vuelve a amenazarlo: si Canadá responde a un arancel de Estados Unidos, nuestros aranceles recíprocos aumentarán inmediatamente en la misma proporción. Y como parte de su plan expansionista, el mandatario estadunidense calificó a Trudeau de gobernador, siempre en mente la anexión y su idílico estado número 51.

Las rebanadas del pastel

Por cortesía de Carlos Salinas de Gortari, un gringo nacido en México, nuestro país quedó encadenado a Estados Unidos. Sus sucesores en Los Pinos –igualmente gringos– hicieron exactamente lo mismo y a estas alturas 80 por ciento de las exportaciones nacionales tienen ese destino, con todo y que México ha firmado infinidad de tratados comerciales con otras naciones. Por ello hay que ponderar lo dicho por la presidenta Sheinbaum: de consolidarse este tema de los aranceles, hay que hacer una evaluación muy importante de la diversificación geográfica de la economía mexicana; tenemos que reorientar la visión. Perfecto: ¿qué tal el bloque BRICS?

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