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Razones

Entre aranceles y vuelos de reconocimiento

Los aranceles sirven para cumplir promesas de campaña

Jorge Fernández Menéndez | Excelsior

El domingo, mientras volaba hacia el Super Bowl en Nueva Orleans, el presidente Trump volvió a insistir en el tema de los aranceles, ahora sobre el acero y el aluminio y aseguró que los gravaría con 25 por ciento de impuestos. En la noche estableció esos nuevos aranceles que, en realidad, son los mismos que había impuesto en 2018 y luego levantó en 2019, con la renegociación del T-MEC, como hizo también con otros países,como Argentina y Brasil, para esas fechas.

Pero ahora, en este su segundo mandato, Trump está revisando incluso las medidas que festejó en el primero. Los aranceles al acero y el aluminio son una de esas decisiones que sirven para cumplir promesas de campaña, pero que traerán problemas no sólo a países productores como México y Canadá, sino también, como se comprobó en 2018 y 2019, a las propias industrias estadunidenses que utilizan esos productos.

La principal acusación que hacen los productores de la Unión Americana es que en México y Canadá se importan indirectamente estos metales de China o de otros países, se les clasifica como locales y luego se venden a Estados Unidos, con una suerte de dumpings. Algo de verdad seguramente hay, pero, por lo pronto, en México se ordenó que se dejará de comprar acero y otros productos a China. Seguramente puede haber alguna triangulación vía Vietnam o Malasia, pero en los hechos esa vía estaría cerrada. Ya veremos.

Por lo pronto, tanto Canadá como México siguen siendo los países que suministran la mayor parte de los metales que utiliza Estados Unidos. Y hay un rechazo de las empresas estadunidenses que fabrican automóviles, envases de alimentos y otros productos, porque los aranceles dispararán sus costos de producción, con precios mucho más altos si entran en vigor los aranceles. 

Es exactamente lo que sucedió en el primer mandato de Trump, cuando impuso aranceles de 25 por ciento al acero y al aluminio. Según elNYT, esas medidas, en aquellos años, ayudaron a los fabricantes de metales estadunidenses pero terminaron perjudicando a la economía en general, porque aumentaron los precios de muchas otras industrias.

Un estudio realizado entonces por la Comisión de Comercio Internacional, por ejemplo, encontró que los aranceles al acero y al aluminio aumentaron el precio de las importaciones y alentaron a los consumidores de acero y aluminio a comprar más metales estadounidenses en lugar de los extranjeros, y el aumento de la demanda hizo subir aún más los precios de los metales y permitió a los fabricantes de metales estadunidenses ampliar su producción, lo que resultó en dos mil 250 millones de dólares de producción adicional de acero y aluminio en EU en 2021.

Pero los precios más altos del acero y el aluminio local y del importado se tradujeron en costos más altos para las industrias que fueron “particularmente dolorosos para las empresas que fabrican maquinaria industrial, partes de automóviles y herramientas manuales”. En total, concluyó ese estudio citado por el NYT, “las industrias que consumen acero y aluminio vieron reducida su producción en 3 mil 480 millones de dólares como resultado de los aranceles, perdiendo con creces lo que habían ganado los fabricantes de acero y aluminio”. En otras palabras, el aumento de los aranceles al acero y el aluminio le hizo perder a la economía estadunidense y a sus consumidores unos mil 200 millones de dólares en 2021, no tendría ahora porqué ser diferente.

Todo esto se hace con la coartada de que, además, no se hace lo suficiente en el tema de cárteles y fentanilo ya que, como hemos podido comprobar, en el tema migratorio la situación está más en calma y con menor movimiento de todos los últimos años. Seguridad y fentanilo es y será el punto más complejo de la relación, porque si bien se están dando avances importantes es imposible revertir el empoderamiento criminal registrado en los últimos seis años (gracias a la nefasta política de abrazos y no balazos) en unas pocas semanas.

Trump desea gestos espectaculares y éstos no siempre se pueden lograr en días, porque dependen de infinidad de factores. Lo que sí se puede hacer y ésa es una decisión absolutamente soberana, es adelantarse a denuncias y presiones que ya sabemos que se están construyendo en la Unión Americana contra personajes políticos locales y que están absolutamente documentados también en nuestro país. Esas medidas y las que pueden devenir de la colaboración entre equipos de seguridad y fuerzas militares entre los dos países es lo que puede cambiar la ecuación en términos de cárteles y fentanilo.

Por cierto, según fuentes de la Defensa estadunidense citadas por CNN, en los últimos días se han realizado no uno, sino 18 vuelos de reconocimiento en la frontera y el golfo de California con aviones P-8 y U-2. Normalmente se realizaba, dice CNN, una misión reconocimietno al mes en la frontera sur de los Estados Unidos.

Me imagino que tendrá que haber novedades importantes en los próximos días. El 1 de marzo está cerca, más allá de lo que decida Trump con los aranceles al acero y el aluminio en las próximas horas.

Juegos de poder

Ayer no fue un buen día

Un día impone aranceles generalizados, al siguiente los pospone por un mes y, luego, sin respetar su promesa, decreta un arancel de 25% para las importaciones de acero y aluminio

Leo Zuckermann | Excelsior

Repito, y perdón, estimado lector, seguiré reiterando que, con Donald Trump hay que seguir el lema de Alcohólicos Anónimos: “Un día a la vez”.

Un día impone aranceles generalizados, al siguiente los pospone por un mes y, luego, sin respetar su promesa, decreta un arancel de 25% para las importaciones de acero y aluminio que provienen de todos los países, incluyendo México.

No es la primera vez que Trump impone aranceles a estos productos. En su primer mandato, en marzo de 2018, el entonces presidente de Estados Unidos anunció una medida similar, aunque diferenció la tarifa a 25% al acero y 10% al aluminio. La justificó por “motivos de seguridad nacional”.

Sin embargo, Trump exentó temporalmente a México, la Unión Europea y Canadá. Les dio un plazo hasta el primero de junio de ese año para llegar a un acuerdo. Cumplido el plazo, el secretario de Comercio estadounidense, Wilbur Ross, anunció que los aranceles entrarían en vigor.

Aquí viene lo bueno, porque México, de inmediato, reaccionó frente a este intento unilateral que violaba el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, entonces en vigor.

El gobierno de Peña afirmó que los aranceles no se justificaban “bajo el criterio de seguridad nacional”. Ergo, nuestro país decretó aranceles de represalia a importaciones de Estados Unidos: “aceros planos (lamina caliente y fría, incluidos recubiertos y tubos diversos), lámparas, piernas y paletas de puerco, embutidos y preparaciones alimenticias, manzanas, uvas, arándanos, diversos quesos, entre otros, hasta por un monto equiparable al nivel de la afectación”.

Las represalias estarían vigentes hasta que Estados Unidos eliminara los aranceles al acero y al aluminio. México, además, demandaría a su vecino del norte frente a la Organización Mundial de Comercio (OMC) por incumplimiento de lo pactado.

Hay que destacar la labor de la secretaría de Economía de entonces, dirigida por Ildefonso Guajardo, que tenía un plan de qué aranceles poner en represalia para que les doliera a sectores económicos de Estados Unidos que se verían afectados y saldrían, de inmediato, a presionar a su gobierno para echar atrás las tarifas al acero y al aluminio. Sectores, como el agropecuario, bien organizados y con la capacidad de cabildear en Washington.

Mientras tanto, seguían las negociaciones para un nuevo Tratado de Libre Comercio que, finalmente, se firmó el último día de la administración de Peña y entró en vigor el primero de julio de 2020, ya ratificado por los poderes legislativos de México, Estados Unidos y Canadá.

Fue hasta mayo de 2019, ya en el gobierno de AMLO, que Estados Unidos y México llegaron a un acuerdo para eliminar los aranceles que se habían impuesto, tanto los de acero y aluminio como los de las represalias. Ambas naciones se comprometieron a terminar con los litigios pendientes entre ellos en la OMS.

Se acordó, además, implementar medidas para “prevenir la importación de aluminio y acero que esté injustamente subsidiado y/o vendido a precios de dumping” y “prevenir el transbordo de aluminio y acero fabricados fuera de México o Estados Unidos al otro país”. Para tal efecto, se monitorearía el comercio de aluminio y acero entre las dos naciones. En caso de que las importaciones de estos productos aumentaran significativamente de manera súbita, se impondrían de nuevo los aranceles, previas consultas entre los gobiernos.

Obviamente, a Estados Unidos le preocupaba que China estuviera triangulando acero y aluminio a través de México.

¿Ocurrió eso entre 2019 y 2024?

Hay sospechas al respecto.

No es gratuito que, en febrero del año pasado, la Cámara Mexicana de la Industria del Hierro y Acero sacara un comunicado donde, tajantemente, negaran prácticas de comercio desleal: “Hemos trabajado de la mano con la Secretaría de Economía para salvaguardar el mercado de acero de Norteamérica, por lo que resulta completamente fuera de la realidad decir que México es un puente de triangulación de productos de acero chinos a Estados Unidos y, peor aún, que existe falta de cooperación”.

Las cifras de las propias autoridades estadunidenses le daban la razón a la Canacero.

Pero los datos son lo de menos para el gobierno de Trump. Ayer, Peter Navarro, principal asesor comercial de Trump, dijo que “los aranceles 2.0 al acero y aluminio pondrán fin al dumping extranjero, impulsarán la producción nacional y asegurarán nuestras industrias del acero y el aluminio como columna vertebral y pilares de la seguridad económica y nacional de Estados Unidos”.

Es una medida de proteccionismo comercial.

Mal día, pues, el de ayer. Será muy interesante e importante ver cómo reacciona el gobierno de México frente a este nuevo desafío.

Gobiernos de mentiras

No es novedad que los gobiernos de la 4T respondan a las demandas de Estados Unidos aludiendo a que protegerá los intereses de los mexicanos y la soberanía nacional, no permitiendo que se doblegue nuestro país. Pero la realidad no se puede ocultar, sobre todo cuando el gobierno, en lugar de afrontar sus problemas, los deja pasar sin atender las problemáticas…

Max Cortázar | Excelsior

El fin de semana pasado, nuevamente, México sufrió una amenaza por parte del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ahora con imponer un arancel de 25% a todas las importaciones de acero a nuestro país, dejando abierta la opción de que el aluminio sea sujeto a tarifas.

Esto a raíz de que, según él, México no ha hecho esfuerzos suficientes para controlar y detener la migración en la frontera, todos los días vemos lo que acontece en el estado de Chiapas, así como lo referente al crimen organizado y el trasiego de fentanilo.

No es novedad que los gobiernos de la 4T respondan a las demandas de Estados Unidos aludiendo a que protegerá los intereses de los mexicanos y la soberanía nacional, no permitiendo que se doblegue nuestro país. Pero la realidad no se puede ocultar, sobre todo cuando el gobierno, en lugar de afrontar sus problemas, los deja pasar sin atender las problemáticas en las que viven millones de mexicanos; ciudadanos de Chiapas, Tamaulipas, Sinaloa, Guerrero, Estado de México, Michoacán, Tabasco, Zacatecas, entre otros, que le exigen al gobierno federal les garantice su seguridad, cosa que hoy no sucede y que, al contrario de eso, se quiere defender con discursos patrioteros y seguir dejando que el crimen organizado haga lo que le dé la gana.

La seguridad es una demanda ciudadana que se exige desde hace varios gobiernos, pero estas dos administraciones de Morena no sólo mienten, sino que manipulan la información para, así, simular otra realidad, haciendo parecer que en México los homicidios van a la baja, lo cual es falso, debido a que están comparando datos del Inegi con los del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, algo que es tramposo e incorrecto en razón de que no son equivalentes.

El Inegi registra tanto homicidios como feminicidios, mientras que el Secretariado Ejecutivo sólo contabiliza homicidios, dejando fuera los feminicidios. Esto genera la falsa impresión de una reducción en la violencia, cuando la realidad es otra.

Lo más preocupante es que están modificando la clasificación de los casos, catalogando homicidios como desapariciones, lo que reduce artificialmente las cifras de homicidios.

El día de ayer, el Partido Acción Nacional, en compañía de su presidente nacional y los coordinadores parlamentarios, encabezó una conferencia de prensa para anunciar la presentación de una iniciativa para que se transparenten los casos de homicidios; con ello, se previene que el gobierno mienta y manipule información, por lo que tendrán que reportar e informar los delitos graves de acuerdo a reglas y formatos estandarizados que sean auditables, lo cual obligará a tener un diagnóstico real.

Por otro lado, se anunciaron otras dos iniciativas, mismas que son a favor de los mexicanos, las cuales tienen como propósito detener la subida de precios de la gasolina y la luz eléctrica. Si el gobierno federal tiene la voluntad de aprobar algo que sea benéfico para los ciudadanos, no tendrá problema alguno en aprobarlas en los respectivos plenos de las cámaras.

Esto responde a otras de las mentiras de este gobierno, como fue decirnos que no subirían los precios de la gasolina y la luz eléctrica, cuestión que no fue así.

Cerramos la semana con los hechos que acontecieron en Morelos, donde la gobernadora separó de forma automática al fiscal, por lo que se espera que proceda el desafuero del diputado federal Cuauhtémoc Blanco, quien deberá afrontar ante la ley sus acusaciones por diversos delitos.

Esperemos que la ley se aplique, debido a que llevamos ya varios años sin un verdadero Estado de derecho, el cual fue secuestrado y cooptado para beneficio de un solo partido político; ahí están los casos de Américo Villarreal, Cuitláhuac García, Rubén Rocha, entre otros, quienes han sido señalados por medios de comunicación de tener nexos con el crimen organizado y no se inicia una sola investigación al respecto.

Por su parte, Cuauhtémoc Blanco debe ser investigado a fondo por los múltiples señalamientos de corrupción, así como los de su familia y de quien fuera su representante deportivo mientras fungía como gobernador de Morelos.

Astillero

Atropellada y equívoca defensa de Cienfuegos // Sheinbaum conmina a investigar // Liberación, por negociaciones // Equilibrar intereses

Julio Hernández López | La Jornada

A diferencia del talante sosegado que en términos generales ha mantenido a lo largo de sus conferencias matutinas de prensa, la presidenta Claudia Sheinbaum reaccionó con cierto atropellamiento a la pregunta sobre la reaparición del general Salvador Cienfuegos en un acto oficial y, en especial, sobre la nunca declarada inocencia del ex secretario peñista de la Defensa Nacional en instancias judiciales de Estados Unidos.

Dalila Escobar, reportera de Proceso, preguntó sobre la presencia del citado Cienfuegos en el podio de la ceremonia correspondiente a la Marcha de la Lealtad, y recordó que en 2020 fue liberado en Estados Unidos, no por considerarlo inocente o por falta de pruebas, sino por negociaciones de alto nivel entre gobiernos.

La presidenta Sheinbaum interrumpió el curso de la pregunta, como sucedería en otras ocasiones en ese mismo tema, para revertir la carga a la periodista: A ver, vamos con calma. Te conmino a que, siendo reportera, hagas una investigación, y nos la vienes a presentar aquí a la mañanera, de ¿por qué se liberó al general Cienfuegos? Media docena de veces compelió a la reportera a hacer y presentar una investigación, en varias de esas ocasiones advirtiendo que dicha indagación debería ser presentada este martes ante el titular de la Fiscalía General de la República, Alejandro Gertz, quien daría respuesta.

La dura actitud presidencial llegó a asegurar que la devolución de Cienfuegos a México no fue por negociación entre gobiernos: Discúlpame. No hubo causas, no hubo pruebas suficientes, esa fue la razón de la liberación. La reportera Escobar quiso dar contexto: En México, ¿no?, pero la Presidenta se plantó: Y en Estados Unidos. Antes había especulado la Presidenta: “¿Tú crees –reviró– que si el gobierno de Estados Unidos hubiera tenido realmente algo en contra del general Cienfuegos lo hubiera liberado?” (https://goo.su/IwT7jU ).

No corresponde lo dicho por la presidenta Sheinbaum con lo declarado por actores directos del caso. La liberación de Cienfuegos no se debió a una expresa e inequívoca declaración de inocencia del imputado o de carencia, insuficiencia o inviabilidad de pruebas. Fue porque la fiscalía estadunidense pidió a la juez el retiro de cargos por consideraciones políticas de alto nivel entre los gobiernos de México y Estados Unidos.

Jesús Esquivel, corresponsal de medios mexicanos en Estados Unidos, publicó un libro en editorial Grijalbo, titulado A sus órdenes, mi general, en el que narra los antecedentes del caso, su desarrollo, los cambios de postura del entonces presidente López Obrador (quien el primer día en que habló del asunto lo consideró un hecho muy lamentable (…) porque es una muestra inequívoca de la descomposición del régimen, de cómo se fue degradando la función gubernamental en el país durante el periodo neoliberal: nota de Alma Muñoz y Fabiola Martínez en La Jornada, https://goo.su/vFoPP).

Y las inequívocas palabras de funcionarios de Estados Unidos: el fiscal federal Seth DuCharme (es decir, el representante del gobierno de Donald Trump en ese juicio, en específico del procurador William Barr) pidió a la jueza federal Carol Bagley Amon, en Brooklyn, Nueva York, el retiro de los cargos delictivos contra Salvador Cienfuegos. DuCharme explicó: La aplicación del retiro de los cargos se centró en equilibrar los intereses de política exterior (…) y en mantener con México la cooperación en el combate al tráfico de narcóticos y corrupción.

La juez Amon precisó: concedo la solicitud del Departamento de Justicia del retiro de cargos y añadió: “aunque son varios los cargos en contra de una figura significativa, no tengo razón para dudar de la sinceridad del gobierno en este asunto… ni que las autoridades mexicanas con sinceridad investigarán y procesarán al acusado” (https://goo.su/jHToeP). En México, el fiscal Gertz, a velocidad nada tortuguesca, declaró en pocas semanas la inocencia del general Cienfuegos, a ojos de la justicia mexicana.

México, SA

Aranceles y muertes por sobredosis // Trump: no han hecho lo suficiente // ¿Dinamarca comprará California?

Carlos Fernández-Vega | La Jornada

No tiene remedio: la capacidad de chantaje del cada vez más enfermo Donald Trump parece infinita, y en las escasas tres semanas que lleva sentado en la Oficina Oval lo único que ha logrado es el rechazo absoluto de socios, amigos y colaboradores. No transcurre un día sin que el susodicho saque la espada y amenace con cortar una que otra cabeza, o todas a la vez, aunque después recule, pero sólo para tomar vuelo.

Con México y Canadá, sus socios, recién llegó a un acuerdo con el fin de pausar un mes (a partir de lº de febrero de 2025) la imposición de aranceles de 25 por ciento sobre los productos importados de ese par de naciones por Estados Unidos. Hasta donde se sabe, un mes tiene, en promedio, 30 días, pero como se siente Dios, y Cronos es su gato, el energúmeno de la Casa Blanca decidió que un mes tiene 10 días y ayer de nueva cuenta anunció que impondrá aranceles –se supone que a todos los países, incluidos México y Canadá, a las importaciones estadunidenses de aluminio y acero–, los cuales estarán vigentes casi de inmediato. Mañana, tal vez, se le ocurra hacer lo propio con otros productos, según el capricho con el que amanezca (vale mencionar que alrededor de 80 por ciento del aluminio y acero que importa Estados Unidos proviene de nuestro país, con lo que nos acicatea la inflación).

Mientras ésa es la más reciente amenaza, hay que recordar que su primera tanda de aranceles, por así calificarla (la misma que casi de inmediato pausó por un mes), que impuso a México y Canadá, tuvo como pretexto los es-pinosos asuntos de la inmigración y el fentanilo.Ambos países pusieron manos a la obra: refor-zaron fronteras para frenar la inmigración ile-gal y combatir el tráfico de fentanilo. Los resultados han sido alentadores, pero al rey Trump no le satisfacen y ahora va contra el acero y el aluminio. Y mañana será porque voló la mosca.

El punto es que mientras Trump dice que México y Canadá no han hecho lo suficiente; algo tiene que pasar; no es sostenible (cuando Estados Unidos es el que obligadamente debe hacer muchísimo más y no ha movido un dedo) y amenaza con más y más aranceles, lo cierto es que sólo en tres semanas de estancia en la Casa Blanca han muerto, en promedio, alrededor de 6 mil 200 estadunidenses por sobredosis de droga (la mayoría por fentanilo), de acuerdo con información del National Institute on Drugs Abuse.

Este instituto advierte que en Estados Unidos los decesos por sobredosis de droga van en ascenso y en 2022 sumaron 107 mil 941; las muertes por opioides sintéticos distintos de la metadona (principalmente fentanilo fabricado ilícitamente) siguieron aumentando con 73 mil 838; las relacionadas con estimulantes, incluida cocaína o sicoestimulantes con potencial de abuso (principalmente metanfetamina), también siguieron aumentando a 34 mil 22 en 2022. Es un registro espeluznante que nadie intenta siquiera contener. Pero Trump ya firmó una orden ejecutiva para renombrar, según él, al Golfo de México.

Así es: mientras el gobierno mexicano registra récord en incautación de drogas (con fentanilo en primer lugar) y en la aprehensión de cabecillas del narcotráfico, el energúme-no de la Casa Blanca no ha movido un dedo para combatir el tráfico y consumo de enervantes en su propio territorio ni los estragos que causa en su propia población, que sigue muriendo como pajaritos en invierno por sobredosis –especialmente por fentanilo–, mientras Trump impone aranceles por doquier, culpa a terceras naciones y mantiene su onanismo sobre apropiarse de Gaza, Groenlandia y el Canal de Panamá, y convertir a Canadá en el estado 51.

Pero a Trump lo anterior le tiene sin cuidado. Ayer apuró la orden ejecutiva para impo-ner tarifas a las importaciones de acero y aluminio: 25 por ciento sin excepciones ni exenciones”. Además, analizaré imponerlos a automóviles, productos farmacéuticos y chips informáticos. De inmediato, el primer ministro australiano, Anthony Albanese, anunció que el inquilino de la Casa Blanca accedió a considerar una exención para Australia. A ver cuánto le dura el gusto, porque al rato el salvaje los impondrá a canguros y koalas.

Las rebanadas del pastel

Las amenazas de Trump también son útiles para el cachondeo: el grupo danés Denmarkification propone comprar California por un billón de dólares con el objetivo de “ Make California Great Again”. Tendremos, dice, sol a raudales, dominio tecnológico, tostadas de aguacate para siempre y Disneyland que renombraremos Hans Christian Andersenland. Sí: compremos California a Donald.

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