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Número cero

“Trumpeconomics” o un thriller del miedo

José Buendía Hegewisch | Excelsior

La pregunta clave para México en la zozobra ante Trump es qué grado de incertidumbre podrá soportar Sheinbaum hasta calmar al dragón, o ceder. La perspectiva es resistir más de la mitad de su sexenio a un poder inquietante y resuelto a usar cualquier medio para frenar el declive de la potencia mundial y mantener viva la promesa electoral de devolverla a una “edad dorada”. Decía Einstein que la inteligencia se mide por el volumen de incertidumbre que se es capaz de soportar.

La Presidenta se defiende con serenidad y paciencia –como recomendaba Kalimán– para sobrellevar y hasta tolerar amenazas y sacudidas en migración y fentanilo; pero no es claro si será suficiente cuando active el arma más dañina para la economía mexicana para forzar a contenerlos: los aranceles. Trump es la mayor prueba a la fortaleza y límites a su voluntad de diálogo y “cabeza fría”, aunque evitar el choque directo tampoco asegura escapar de la boca del león y del daño de sus zarpazos. Un dilema para un estadista…

Trump finalmente aprobó el duro golpe de imponer tarifas de 25% al comercio con México, Canadá y China, que justifica por migrantes y drogas, pero en clara violación al T-MEC. Se cierra un primer momento de angustia que inició con el aviso el primer día de su mandato, pero sólo para abrir otros nuevos tiempos de ansiedad y desasosiego, que también afectan a los consumidores estadunidenses con inflación y carestía. Pero tampoco le importa, porque no se trata de una lógica económica, sino de un thriller psicológico de miedo.

El mayor reto no es el caos de su “revolución económica”, sino la incertidumbre permanente de una estrategia que hace del miedo su mensaje para confundir y negociar desde posiciones de fuerza; que continuará con formas más o menos violentas, a veces amigables, con mejores y peores resultados, los próximos cuatro años. Pero el temple de Sheinbaum está a prueba por la acechanza de una guerra comercial que sirve para todo menos a la economía.

Cuando apenas concluía las reformas heredadas de AMLO y empezaba a marcar el ritmo de su gobierno, debe concentrarse en una crisis migratoria que “abraza” sin chistar y en el impacto económico de tarifas que enfilan a una recesión. Pero ni así las interrogantes se despejan: los aranceles ¿serán permanentes o hasta ver resultados en migración y drogas?, ¿representan el fin del T-MEC o un cambio en el modelo de comercio en Norteamérica?, ¿hasta dónde el intervencionismo contra los cárteles o la vuelta obligada de México al nacionalismo?

En el lugar de la vulnerabilidad de la paciente espera, la Presidenta se pertrecha en la retaguardia de planes A, B y C para mitigar los peligros y tranquilizar al país; desde la posición de debilidad por la actuación impredecible de un personaje mercuriano como Trump, pero del que depende el curso de 80% de las exportaciones del país. ¿Qué terreno prepara? ¿Pueden planificarse respuestas de miles de manufacturas y servicios afectados, desde la industria automotriz, energía, y hasta aguacate?

Paradójicamente, las políticas proteccionistas y nacionalistas de Trump no son novedad ni sorpresa, acaso la diferencia es el enorme poder para llevarlas a cabo y el aprendizaje de errores de su primer mandato. Si bien Ebrard califica sus medidas de “error estratégico”, casi ninguna acción del gobierno mexicano lo persuade de necesitar al país o del equivoco de su “revolución económica” conservadora de una rara mezcla de aislacionismo y expansionismo que pone un muro a la integración de Norteamérica.

En vez de eso, lo único claro con la incerteza de Trump es que, por un lado, siempre dedica toda su capacidad mental a encontrar culpables y exaltar, como un redentor, la “pureza” de motivos que lo impulsan al conflicto; ya sea por atacar una “alianza del crimen con el gobierno mexicano”, las drogas que “matan” a sus ciudadanos o la “basura” de la migración. Por otro, el populismo que reduce la solución de su déficit comercial o la rivalidad tecnológica con China a lograr que todos los demás paguen o se lleven su dinero y la producción a EU.

Este sólo ha sido un episodio de “Trumpeconomics”, pero la zaga de su agenda económica proteccionista y expansionista tiene muchos pies de película que contar con el poder de las mayores compañías de redes dentro de su gabinete. ¿Qué sigue en la serie de la zozobra de Trump?

Mensaje directo

No convencieron a Trump

Fabiola Guarneros Saavedra | Excelsior

La estrategia de seguridad del gobierno de México no convenció al presidente de Estados Unidos. Las 10 mil 148 personas detenidas, vinculadas con el crimen organizado, y el golpe a las finanzas de los grupos de la delincuencia por más de 53 mil millones de pesos, no fueron suficientes para Trump.

Ayer, el presidente estadunidense implementó aranceles de 25% a todos los productos mexicanos y estarán vigentes hasta que México detenga el flujo de drogas, en particular el fentanilo, y a todos los inmigrantes ilegales.

Hace cinco días, el martes 28, el secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Omar García Harfuch, hizo un recuento de las acciones del gobierno mexicano para disminuir la incidencia delictiva, combatir la impunidad e incrementar la capacidad de respuesta y operación, a fin de detener a “generadores de violencia”.

Dijo que en las últimas semanas del mes de enero, por ejemplo, en Tecate, Baja California, elementos de la Defensa y de la Guardia Nacional aseguraron 560 kilos de metanfetamina y 30 kilos de fentanilo, con un valor de 416 millones de pesos. Así, detalló acciones en la Ciudad de México, en Colima, Acapulco, Guadalajara, Nuevo León, Mazatlán, Baja California Sur, Puebla y Tlaxcala. Habló de las operaciones realizadas en Culiacán, donde se aseguraron 420 kilogramos de metanfetamina, cuyo valor estimado es de 124.8 millones de pesos y se detuvo a un “generador de violencia” con dos armas de fuego y dos bolsas de fentanilo.

Ahí mismo, en Culiacán, se detuvo a otras 18 personas más —en operativos distintos—, se aseguraron 15 armas de fuego, un fusil Barrett, cargadores, artefactos explosivos, equipo táctico, bolsas con pastillas de fentanilo, vehículos (dos de ellos con blindaje artesanal) y dos laboratorios para la elaboración de metanfetaminas. Habló del despliegue realizado el lunes en la alcaldía Benito Juárez, de la Ciudad de México, para detener al operador de una red y distribución de fentanilo y responsable de laboratorios clandestinos en Elota, Sinaloa.

Había que anticiparse y responder con números a la entonces amenaza de Trump, y García Harfuch informó sobre los resultados obtenidos desde que inició la presidencia de Claudia Sheinbaum: “Han sido detenidas 10 mil 148 personas por delitos de alto impacto, se han asegurado más de 90 toneladas de droga, incluyendo mil 252 kilos y 738 mil 970 pastillas de fentanilo; 4 mil 981 armas de fuego; se han desarticulado y desmantelado 139 laboratorios clandestinos para la elaboración de metanfetaminas en Baja California, Estado de México, Guanajuato, Guerrero, Michoacán, Puebla, Querétaro, Sinaloa, Sonora y Tlaxcala”, dijo desde Palacio Nacional.

Estos resultados no complacieron a Trump. Él tiene otros datos y así es como lo ven desde la Casa Blanca: “Las organizaciones mexicanas de narcotráfico tienen una alianza intolerable con el gobierno de México… El gobierno de México ha proporcionado refugios seguros a los cárteles para que se dediquen a la fabricación y el transporte de narcóticos peligrosos, que en conjunto han provocado la muerte por sobredosis de cientos de miles de víctimas estadunidenses. Esta alianza pone en peligro la seguridad nacional de los Estados Unidos y debemos erradicar la influencia de estos peligrosos cárteles”.

DM

*Homenajes. “Convertirme en el bastón que Lucca no tiene, en sus piernas, en su voz, en sus ojos, en sus sueños. Quiero ser una facilitadora para su camino…”, eso me dijo Bárbara Anderson. Ella me enseñó que “diagnóstico no es destino” y que un “no” es el motor para lograr un: “claro que sí”. Es una madre ejemplar, una excelente periodista y Mariana Chenillo, directora de cine, nos muestra la mejor versión de Bárbara en Los dos hemisferios de Lucca. Véanla.

*“Cuando hablas con Galarza más vale que estés seguro de lo que dices, porque, si no, te va a corregir (…) Nunca entendí esas correcciones como ganas de fregar, sino como una expresión de su rigor. De su devoción por la exactitud de los datos (…) Cada frase tenía que ser perfecta y estar en el lugar indicado, pero por eso es uno de los mejores periodistas que ha dado este país”, dijo Pascal Beltrán del Río, director de Excélsior, en la ceremonia en la que Gerardo Galarza recibió un homenaje y las llaves de Apaseo el Grande.

El comercio con Estados Unidos es viciado y tóxico

Antonio Gershenson | La Jornada

Desde que surgió el país llamado Estados Unidos de América, la presión comercial hacia México siempre ha sido bajo condiciones indecentes. Seguimos colonizados por un país que creció, se fortaleció y tomó identidad a medias, debido a los territorios que con tratados amañados fueron usurpados a nuestro país y pasaron a ser parte de otra nueva nación que, a su vez, se fundó sobre las tierras que pertenecen a los habitantes originarios.

Después de varios intentos de invasión a nuestro país por parte de algunos gobiernos estadunidenses del pasado, de alguna forma resurgen con la llegada a la Casa Blanca por segunda ocasión del comerciante Donald Trump.

El jefe de los republicanos en el poder se regodea con las amenazas de invasión y de sometimiento comercial, inspirado en las bravuconadas de otros gobiernos del siglo XVIII. Dicha actitud le mantienen el ego bastante crecido y fresco ante una Presidenta que lo ha mantenido a raya.

Preguntamos ¿por qué seguimos dependiendo comercialmente de Estados Unidos? ¿Cuándo nos vamos a independizar de un país que nos ha tratado –siempre– muy parecido o peor que a un prisionero de guerra?

Tal vez sea este el momento propicio para ir distanciándonos, comercialmente hablando, de la arrogancia del millonario que, siendo condenado por delitos penales, está ocupando un lugar privilegiado para manejar la economía de su país a su antojo, pero también al antojo de sus amigos millonarios.

Ahora se le antojó amenazar al gobierno de Claudia Sheinbaum con imponer su idea enfermiza y prepotente de cobrar el 25 por ciento de aranceles a los productos mexicanos. ¿Alguien le cree a Trump que está protegiendo la producción industrial de su país? Con sólo mencionar el cobro de dicho arancel ya está perjudicando a los empresarios estadunidenses.

Otra pregunta: ¿tiene el gobierno actual la paciencia completa para aguantar a este presidente inestable como estadista? Consideramos que no tiene por qué aguantar sus abruptos hormonales-comerciales.

Esperamos que los planes A, B y C, que seguramente ya los tiene el gobierno de la 4T, nos mantengan lejos de las amenazas a corto, mediano y largo plazos que ha diseñado el equipo de asuntos económicos de Trump.

¿Quién dejó en serios problemas económicos a Estados Unidos? No fue sólo el ex presidente Joe Biden. El deterioro tiene décadas. Cada vez se hunde en su necia economía belicista. Se sabe muy bien, la industria de las guerras, además de dejar, absurdamente, miles de víctimas, deja una enorme resaca económica. Tal vez al presidente no le importe que el pronóstico de crecimiento de su economía es menor de 2 por ciento.

No tenemos por qué pagar los errores financieros que han cometido los gobiernos republicanos y demócratas. El tiempo se les viene encima y no será con un 25 por ciento de aranceles como saneará su maltrecha economía.

Los periodistas de Sin Embargo al Aire lo han indicado muy bien. Tal vez estamos en una oportunidad única de abrir un frente económico para México con todos aquellos países que deseen hacer negocios con el nuestro.

Es definitivo y, de hecho, urgente, estructurar una nueva forma de negociaciones con Estados Unidos, sin limitaciones tramposas ni arriesgando nuestra seguridad nacional.

O quizá el presidente Trump cree que está tratando con el fantasma de Antonio López de Santa Anna. Nada más lejos de la realidad. En este momento, la actividad económica en territorio estadunidense está dejando serios problemas comerciales.

Insistimos, no creemos que la amenaza constante de aumentar los aranceles a México y a otros países que han negociado con Estados Unidos sea una actitud patriota del presidente Trump para proteger su producción industrial, sino una actitud prepotente que él cree que le ayudará a que su país sea grande de nueva cuenta. Lo que no ha aclarado el estadista es a qué tipo de grandeza se refiere.

Un llamado oportuno

Rolando Cordera Campos | La Jornada

En medio de tanto alharaca, amenazas y arrebatos que se han apoderado de sentimientos y conjeturas de prácticamente todo el globo, la UNAM y su rector, el doctor Leonardo Lomelí, llaman y convocan a reformar nuestra universidad. Que es la de todos, porte uno o no la credencial, pero que es parte del espíritu de comprensión y pertenencia que nos permite referirnos a la UNAM como la universidad de la nación.

Al encabezar el pasado 23 de enero la ceremonia de celebración de los 80 años de la promulgación de la Ley Orgánica de la UNAM, el rector llamó a realizar, entre todos, una reforma que transforme y robustezca nuestras estructuras académicas, institucionales y normativas con vistas a enfrentar, cada vez mejor equipados, los escenarios complejos y diversos que el mundo y sus alrededores han construido y reconstruido.

El reto no es menor ni admite tratamientos rutinarios. Tengamos en cuenta, para empezar, que la institución, aparte de muy grande, se ha desplegado como una comunidad diversa y heterógenea. Por esto y más, las jornadas de reflexión y toma de decisiones tendrán que ser incluyentes, sustentadas en deliberaciones informadas e ilustradas, a más propositivas.

Desplegar unas extensas e intensas jornadas pedagógicas deben honrarnos y, desde luego, comprometernos con la sociedad como una comunidad universitaria y nacional. La universidad tiene que ser nacional por su implantación, pero también por su vocación educadora y productora del mejor y más oportuno conocimiento.

Habrá que recuperar tradiciones que viven con la idea misma de la universidad. Universitarios que defienden sus derechos porque respetan sus obligaciones y los asumen como parte del derecho público nacional. Entusiastas promotores de una sociedad más justa y equitativa. Más democrática y participativa. “En una época marcada por el vertiginoso avance de la inteligencia artificial y crecientes demandas sociales de igualdad, seguridad y participación –enfatizó nuestro rector–, nuestra universidad debe renovar sus marcos jurídicos, así como ampliar y afianzar su democracia interna”.

Transformar para mejorar, no para destruir y dar lugar a simulaciones políticas y de poder: por ello habrá que estar atentos a la defensa y respeto de nuestra autonomía, base de nuestra pluralidad y compromiso con el conocimiento. Conscientes de que nuestras tareas lejos están de quedar encerradas en circuitos de meras racionalidades egoístas o utilitarias, modos de hacer tan bien cultivados en tiempos líquidos, a decir de Zygmunt Bauman, sino que subrayan el carácter cooperativo y solidario de y entre las personas.

Transformar para deliberar y no excluir; una comunidad dialógica y no dogmática; plural y, por lo mismo, respetuosa de las ideas y sentimientos de los demás. Transformar para proteger, cuidar que siga siendo pública, laica y efectivamente nacional sin renunciar a su esencia cosmopolita. Se trata de una responsabilidad que obliga, a los universitarios y al conjunto de la sociedad, a perseguir la excelencia académica, pero también a ser críticos siempre con lo logrado. Evitar apoltronarnos en las inercias, abrir nuestros miradores.

Los universitarios tenemos una gran oportunidad para (de)mostrarnos que somos capaces de reflexionar sin concesiones ni regodeos; también que podemos ser autocríticos. Honremos nuestro privilegio; tengamos presente la conseja de aquel rector grande y digno, Javier Barros Sierra, quien decía: La autonomía, más que un privilegio, entraña una responsabilidad para todos los miembros de la comunidad universitaria: la de cumplir con nuestros deberes y hacer honor a la institución, recordando que la autoridad y el orden en nuestra casa de estudios no se fundan en un poder coercitivo, sino en una fuerza moral e intelectual, que sólo depende de la conciencia y la capacidad de cada uno de nosotros.

Entendida, asumida así, la autonomía es ejercicio permanente de crítica y reflexión, no es puerto de llegada, sino un concepto vivo que cotidianamente nos enfrenta a nuevos retos y tareas. Y que no admite autocomplacencias y mucho menos la rescritura prepotente de la historia.

Bienvenido el llamado universitario.

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