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Juegos de poder

En lo que creo que terminará la elección de jueces

Se logrará el primer paso para controlar al Poder Judicial.

Leo Zuckermann | Excelsior

Comenzó el proceso para elegir alrededor de 900 jueces federales el primero de junio del año que viene. Los tres Poderes de la Unión (Ejecutivo, Legislativo y Judicial) ya nombraron a sus Comités de Evaluación, que recibirán la documentación de los abogados que se postulen, la revisarán y decidirán quién aparecerá en las boletas.

Como era de esperarse, tanto el Legislativo como el Ejecutivo, controlados por Morena, nombraron a cuadros cercanos a la Cuarta Transformación en dichos comités. No hay que ser un genio ni un malpensado para imaginar que dichos comités fundamentalmente elegirán a candidatos que políticamente respondan a los intereses de Morena, sobre todo en los altos tribunales: Suprema Corte de Justicia de la Nación, Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación y Tribunal Disciplinario.

Con ello, se logrará el primer paso para controlar al Poder Judicial, el verdadero objetivo que tiene el gobierno con esta reforma.

El siguiente paso será la elección.

A la gran mayoría de los ciudadanos les valdrá un pepino los comicios. No querrán desperdiciar parte de su apreciado domingo en acudir a las urnas a votar por personajes desconocidos. Además, debido al gran número de jueces que se elegirán, el ejercicio podría durar horas por la gran cantidad de boletas a llenar.

En este sentido, anticipo una elección con altísimos niveles de abstencionismo. Fundamentalmente, saldrán a votar los electores que movilicen los partidos políticos, sobre todo Morena y sus aliados, que son los que cuentan con las maquinarias más poderosas de movilización del voto en la actualidad. A estos votantes, los instruirán de por quién votar, es decir, los candidatos que le convengan al gobierno.

Con este segundo paso, se asegurará el control para el partido hegemónico del único poder que todavía no domina: el Judicial.

En suma, visualizo una elección con muy poca participación y abrumadoramente morenista en los resultados.

Tal y como sucedió con la elección de revocación del mandato que se llevó a cabo el 10 de abril de 2022.

Organizada por el INE, se hizo una pregunta barroca diseñada por la Suprema Corte de Justicia: “¿Estás de acuerdo en que a Andrés Manuel López Obrador, Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, se le revoque el mandato por pérdida de la confianza o siga en la Presidencia de la República hasta que termine su periodo?”.

El tema le interesaba mucho a Morena, y nada más. Era una manera de seguir legitimando el régimen y enseñando su músculo electoral. Sólo fueron a votar los que pudo movilizar este partido político, es decir, el 18% de los votantes, equivalentes a 16.5 millones de personas. El 82% de los mexicanos se abstuvo. No les interesó este ejercicio que, correctamente, percibían como inútil.

¡Oh, sorpresa!, el 92% de los que sí asistieron votaron a favor de que López Obrador se quedara. Una elección soviética.

Algo así visualizo para la siguiente elección judicial. Muy poca participación y resultados abrumadoramente favorables para los candidatos de Morena.

La participación dependerá del número de casillas que pueda instalar el INE. Entre menos haya, habrá más abstencionismo porque la gente no querrá o podrá trasladarse a centros de votación lejanos de sus hogares.

Aquí viene a colación, de nuevo, la consulta de revocación de mandato. El INE, que había calculado instalar 161 mil casillas para una elección nacional, presentó un presupuesto que no le gustó nada al presidente López Obrador. El Congreso les limitó la partida, por lo que el INE sólo pudo colocar 57 mil casillas el día de la revocación de mandato, 104 mil menos que las previstas en la ley.

El INE actual ha proyectado un presupuesto de 13 mil millones de pesos para llevar a cabo la elección de juzgadores el año que viene. Tanto la presidenta Sheinbaum como la dirigente de Morena, Luisa María Alcalde, han criticado esta cifra y le han solicitado al INE ahorrar recursos.

La última palabra la tendrá la Cámara de Diputados, que aprueba el Presupuesto de Egresos de la Federación y, ahí, Morena tiene mayoría para asignarle más o menos dinero al INE.

Con toda seguridad, no serán los 13 mil millones de pesos que proyectaron. Serán menos, por lo que habrá menos casillas, por lo que habrá menos participación. Irán, sobre todo, aquellos votantes que pueda movilizar la poderosa maquinaria electoral de Morena.

Y, así, se logrará el objetivo. Dirán que se trató de un ejercicio de democratización del Poder Judicial cuando, en realidad, lo que habrán obtenido es el control de un poder que se atrevió a desafiarlos el sexenio pasado.

Arsenal

Choques y desmadre en la (re)elección de la presidenta de la CNDH

Francisco Garfias | Excelsior

Se enredaron los senadores en un debate alrededor de una mampara que simbólicamente colocó el PAN en el salón de sesiones para garantizar la secrecía del voto en la elección —o reelección— de la presidenta de la CNDH.

El parcial manejo de la Mesa Directiva por parte de su presidente, Gerardo Fernández Noroña, provocó la rebatinga. A gritos exigía que se sacara la mampara del salón. Dio instrucciones a resguardo y seguridad de retirarla, pero siguió allí. Tan irritado estaba que la llamó “armatoste” después de que legisladoras de Morena la rompieran y dejaran sólo los tubos.

“La salida de la mampara fue un acuerdo de los coordinadores en la reunión que acabamos de tener”, alegaba.

A partir de allí fueron más de dos horas de gritos, descalificaciones y  recesos provocados por la famosa mampara que, según los opositores, “garantiza la secrecía del voto”.

La terna que se votaría estaba integrada por Rosario Piedra, actual presidenta de la citada Comisión; Nashieli Ramírez, titular de Derechos Humanos en la CDMX, y Paulina Hernández, maestra en derecho constitucional.

* Va la crónica de lo que, al cierre de esta columna, se perfilaba como una reelección anunciada:

Javier Corral no pudo esconder su frustración al salir del salón Octavio Paz, donde se habían reunido senadores de Morena para resolver sus diferencias sobre la elección de la próxima presidenta de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.

El senador expanista, hoy con la camiseta de Morena, fue el primero en aparecer, las mandíbulas apretadas, al término del citado cónclave, donde Adán Augusto López Hernández, líder de la mayoría en el Senado, habría transmitido línea a su grupo parlamentario para reelegir a Rosario Piedra. El run-run de que la línea había llegado “de Palenque” lo comentaban, muy en corto, senadores de Morena. Los de oposición lo decían abiertamente.

Ya para esos momentos por todo el Senado corría la versión de que Rosario Piedra se quedaría en la CNDH cinco años más. Desde muy temprano, Fernández Noroña había dado color. “Estamos valorando muy seriamente la reelección”, dijo. Y echó de cabeza a Corral: “El único que ha planteado una oposición abierta, y es su derecho y es muy probable que vote en contra, es Javier Corral.”

Sabemos, sin embargo, que Malú Micher e Higinio Martínez también plantearon serias reservas sobre la permanencia de Piedra, quien se reunió con la bancada de Morena.

* Pasadas las seis de la tarde, cuando los morenos habían logrado un forzado consenso interno, inició el debate sobre la elección de la presidenta de la CNDH en medio de sospechas de la oposición.

El panista Ricardo Anaya y el emecista Clemente Castañeda exigieron a la Mesa Directiva que las boletas no estuvieran marcadas o foliadas antes de que, uno por uno, los senadores pasaran a depositar su voto en la urna.

Y es que corrió la versión, no comprobada, de que Adán Augusto pretendía entregar las boletas ya votadas de los senadores de Morena, PT y PVEM.

El coordinador de Morena pidió la palabra para revirar, con ácida ironía, a Ricardo Anaya, al que llamó “pequeño Calderoncito. Ellos —los panistas— sí se robaron una elección presidencial. Piensa el león que todos somos de su condición”. Ya encarrerado, hasta cantó anticipadamente el resultado. “Se las vamos a ganar con 87 votos”, adelantó.

Las fuentes consultadas nos aseguran que Javier Corral se había aplicado en el cabildeo en contra de la reelección de la señora Piedra. La cosa iba bien hasta que se atravesó la “línea” que senadores de Morena, que solicitaron el anonimato, se vieron obligados a acatar. El jefe es el jefe.

Por boca del coordinador de MC, Clemente Castañeda, nos enteramos también de que la extitular de Derechos Humanos en la CDMX representaba la opción más viable para sacar a la ombudsperson por consenso de todas las fracciones parlamentarias.

La señora Piedra es rechazada también por las organizaciones de derechos humanos. Quieren a alguien más independiente del gobierno. A pesar de haber sufrido renuncias masivas del Consejo Consultivo del organismo y acusaciones de corrupción por trabajadores, Piedra quedó en la terna final. Mal augurio. Rosario Piedra fue una de las peor evaluadas por la Comisión de Justicia del Senado. Quedó en último de 12 aspirantes, con sólo un voto.

“Claro que hay gente que aquí va a votar presionada y coaccionada. Ya se ve quién sigue meciendo la cuna, quién es el titiritero”, remató el panista Marko Cortés.

Nudo gordiano

La piedrota en el zapato

Yuriria Sierra Excelsior

El intento de una parte de Morena por ratificar a Rosario Piedra al frente de la CNDH es más que un simple error político; es un movimiento que revela las fracturas internas, los cálculos estratégicos y los temores institucionales que subyacen en el partido gobernante durante esta transición de poder.

La gestión de Piedra al frente de la CNDH ha sido controversial. Durante su periodo, la institución ha sido criticada por su aparente pérdida de autonomía, su silencio ante casos emblemáticos de violaciones a derechos humanos y su alineamiento con las posturas del Ejecutivo. El intento de ratificarla parece desafiar toda lógica política, especialmente en un momento de transición donde Morena podría aprovechar para hacer ajustes institucionales sin mayor costo político.

¿Qué hay detrás de esta decisión aparentemente incomprensible y contraproducente? La primera hipótesis: las divisiones internas en Morena son más profundas de lo que aparentan. El movimiento para ratificar a Piedra podría ser una demostración de fuerza de ciertos grupos dentro del partido, un mensaje interno sobre quién mantiene el control de las decisiones clave en el Congreso.

La segunda explicación es más preocupante: existen expedientes, particularmente relacionados con operativos militares y de seguridad, que preferirían mantener bajo llave. La CNDH de Piedra ha mostrado una notable deferencia hacia las FA, incluso cuando su participación en la vida pública se ha expandido de manera sin precedentes. Mantenerla en el cargo podría ser una forma de asegurar que ciertos temas permanezcan fuera del escrutinio público.

Una tercera lectura nme haría pensar que la única razón para conservar a Piedra sería porque está siendo posicionada como un chamuscado pararrayos institucional. En tiempos de crisis o crítica, tener una figura que concentre la negatividad y la indignación de la opinión pública puede ser útil para proteger a otros actores políticos más importantes. La pregunta es: ¿qué anticipan que sería necesario tener un pararrayos?

Las señales de alarma son varias. Durante la gestión de Piedra, la CNDH ha emitido muchísimas menos recomendaciones que en periodos anteriores, a pesar de que los índices de violencia y las denuncias por violaciones a los DH no han disminuido. La institución ha guardado un silencio notable ante casos emblemáticos, especialmente aquellos que involucran a las FA o a funcionarios cercanos al gobierno.

La autonomía de la CNDH parece haberse diluido en favor de una alineación con el poder central. Este debilitamiento institucional ocurre cuando México enfrenta desafíos cruciales en materia de DH: la militarización creciente, la crisis de personas desaparecidas, la violencia contra periodistas, mujeres, personas trans y con discapacidades, así como la persistencia de la tortura como práctica institucional.

Las consecuencias de esta decisión podrían ser de largo alcance. Una CNDH débil o complaciente no sólo afecta su capacidad para defender los DH en el presente, sino que establece precedentes peligrosos para el futuro. El mensaje que envía Morena con este movimiento es preocupante. Sugiere una preferencia por las lealtades cruzadas por el control político sobre la autonomía institucional, y por la conveniencia política sobre la defensa efectiva de los derechos humanos.

La ironía es que este intento de mantener el control podría terminar debilitando tanto a Morena como a la CNDH. El partido arriesga capital político en un momento crítico de transición, mientras que la Comisión ve erosionada su credibilidad y legitimidad justo cuando más se necesita una voz fuerte e independiente en defensa de los DH.

¿Vale la pena el costo político y social de esta decisión? Si las divisiones internas en Morena son reales, ¿no sería el momento para hacer un cambio que podría fortalecer tanto a la Presidenta como a su  partido, pero también a la institución más simbólica de defensa a los DDHH?

El intento de ratificar a Piedra parece ser un error, sí, pero un error calculado. El problema es que los cálculos políticos rara vez coinciden con el interés público cuando se trata de DH. Y en este caso, México podría terminar pagando un precio muy alto. Y así como su madre, doña Rosario Ibarra de Piedra fue una luz en el camino de la izquierda mexicana, la hija, Rosario Piedra, parece destinada a convertirse en la peor piedra en el zapato no solo de la izquierda y sus luchas, sino del país y uno de sus pendientes más desgarradores.

Astillero

Vergonzoso, insistir con Rosario Piedra // Ineficacia y marrullerías // Trump: piezas belicosas // Cynthia: chapulinazo premiado

Julio Hernández López | La Jornada

A la hora de cerrar esta columna aún no se resolvía el vergonzoso embrollo armado por Morena y sus aliados para decidir el futuro de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), en específico, la continuidad o no de Rosario Piedra como su presidenta.

El tema de los derechos humanos debería tener particular lustre en un gobierno de centroizquierda o de orientación popular, pero en el segundo piso de la Cuarta Transformación se prefirió recurrir a marrullerías evidentes para instalar a Rosario Piedra como especie de candidata oficial a una continuidad indefendible por cuanto la mencionada activista realizó en la CNDH una deplorable gestión, llena de aberraciones jurídicas y sometida a lineamientos gubernamentales.

Sin embargo, facciones de la llamada 4T se enzarzaron en un duelo de poderes que sólo ha exhibido la pobreza de miras que genera la excesiva concentración de facultades decisorias: de un lado, la pretensión de continuidad de la original decisión obradorista de colocar en la CNDH a una persona en razón de su apellido; por otro, las maniobras del cada vez más empoderado Adán Augusto López Hernández, con su carta propia, y, también, la corriente claudista, que buscó instalar en la mencionada comisión nacional a una persona que se encargó de tarea similar en la Ciudad de México.

Donald Trump se ha esmerado en colocar piezas belicosas en cargos relacionados con temas delicados de su relación con México. Destaca, por su predisposición al choque, a las medidas más que rudas, Thomas Douglas Homan, conocido como Tom Homan, a quien el presidente electo de Estados Unidos ha designado para que sea el zar de la frontera.

Con este nombramiento, Trump fortalece el mensaje contra migrantes sin estancia legal en el país. Homan ha advertido: Tienen mi palabra. Si Trump vuelve en enero, les pisaré los talones y llevaré a cabo la mayor operación de deportación jamás vista en este país. El zar aún tendrá que valorar la disponibilidad de recursos financieros para su escalada y es posible que, aparte de algunas acciones efectistas, concentre esfuerzos iniciales en cooperar en golpes contra grupos criminales y sus jefes, en otra de las zonas de combate del trumpismo.

Mike Waltz es otra propuesta indicativa del plan de guerra del presidente electo: fue boina verde y como legislador republicano impulsó, junto a Dan Crenshaw, una iniciativa solicitante del ingreso directo a México de fuerzas militares estadunidenses para confrontar a cárteles relacionados con el fentanilo.

Marco Rubio, el ultraderechista senador cubanoestadunidense, habría sido seleccionado por Trump para la estratégica Secretaría de Estado, según han revelado varios medios influyentes de aquel país, aunque la versión no había sido confirmada. Poner a un fanático, a un cruzado contra el comunismo en tan determinante cargo sería un mensaje no de diplomacia, sino de confrontación militante con los gobiernos de Cuba, Venezuela y Nicaragua y, en un plano ligeramente menor, con México y con toda opción gubernamental progresista o de orientación popular.

Morena sigue en la recolección, premiada, de chapulines partidistas. Ha tocado el turno de Cynthia López Castro, quien pasó en un mes de ser reverente seguidora y defensora de Alejandro Moreno, Alito, y del PRI, a la par que descarnada crítica de Morena y de López Obrador y sus hijos (los señaló como corruptos), para convertirse en desertora de la sesión senatorial que votaría la reforma judicial (con su ausencia ayudó a las necesidades de Morena y aliados). Luego, López Castro renunció al PRI, fue recibida por la presidenta Claudia Sheinbaum y ahora, mediante foto con Luisa María Alcalde, ha anunciado que pasa a Morena para seguir sirviendo a México. Ah, tendrá apoyo especial para realizar en nuestro país un congreso mundial de mujeres parlamentarias en marzo de 2025.

México SA

Deuda social en AL // Creciente desigualdad regional // Pobres, 172 millones de personas

Carlos Fernández-Vega | La Jornada

Parece no tener fin la voluminosa deuda social en América Latina y el Caribe. Cierto es que en algunos países, como México en los últimos años, los indicadores de pobreza muestran alguna reducción, pero lo dramático es que el grueso de las naciones de la región no muestra mejoría sustancial, a grado tal que en el periodo 2015-2024 su tasa anual de crecimiento apenas promedió 0.9 por ciento, menos de la mitad del 2 por ciento a la que creció en la década perdida de los años ochenta.

A esa conclusión llega la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), organismo especializado de la Organización de Naciones Unidas que ayer divulgó su Panorama Social 2024, desafíos de la protección social no contributiva para avanzar hacia el desarrollo social inclusivo, del que se toman los siguientes pasajes:

Pese a los avances, aún 172 millones de personas en la región no cuentan con ingresos suficientes para cubrir sus necesidades elementales y, entre ellas, 66 millones no pueden siquiera adquirir una canasta básica de alimentos; el porcentaje de la población latinoamericana en situación de pobreza en 2023 fue de 27.3 por ciento, proporción que representa una disminución de 1.5 puntos porcentuales en comparación con el año anterior y de más de cinco puntos respecto de la registrada en 2020, el año más crítico de la pandemia de covid-19.

Se trata, además, de la cifra más baja desde que se tienen registros comparables. En tanto, la tasa de pobreza extrema alcanzó 10.6 por ciento de la población regional, cifra inferior a la de 2022 en 0.5 puntos porcentuales, pero por encima de los niveles de 2014. El patrón de desarrollo de América Latina y el Caribe tiene características comunes en materia de desequilibrios económicos, sociales y ambientales, que se manifiestan en tres trampas del desarrollo: baja capacidad para crecer; elevada desigualdad con baja movilidad y débil cohesión sociales; y capacidad institucional y de gobernanza poco efectiva para abordar los desafíos del desarrollo. Estas tres trampas y los círculos viciosos que las alimentan hacen que no sea exagerado decir que la región se encuentra en una crisis de desarrollo.

Por otro lado, las transferencias públicas, que incluyen programas estatales como las transferencias monetarias condicionadas y no condicionadas, las ayudas de emergencia y las pensiones no contributivas, también tuvieron importantes efectos sobre la pobreza, como se observó durante el primer año de la pandemia. En el periodo posterior, estas transferencias continuaron contribuyendo a reducir la pobreza en algunos países, particularmente en México, Brasil y Colombia, pues representan una fuente de ingresos muy importante para los hogares de menores recursos.

En México, Brasil, Chile, El Salvador, Panamá y República Dominicana, la tasa de pobreza en el año más reciente es al menos 4 puntos porcentuales inferior a la del inicio del periodo, aunque en Argentina, Colombia, Ecuador y Honduras las cifras más recientes son superiores. En el caso de la pobreza extrema, las variaciones han sido menores; sólo cinco países presentaron disminuciones por encima de un punto porcentual, mientras tres registraron aumentos superiores a dicho umbral. En el caso mexicano, la tasa de pobreza se redujo en nueve puntos y casi cuatro la de pobreza extrema.

Un elemento a considerar es la desigualdad del ingreso y la riqueza. En América Latina la segunda está mucho más concentrada que el primero, lo que se corrobora en todos los países de la subregión de los que se cuenta con información, así como con distintos indicadores de participación de los grupos más altos de la distribución en el ingreso y la riqueza total.

Alrededor de 2021, el 52.8 por ciento del ingreso total era concentrado por el 10 por ciento más alto de la distribución, mientras el 10 por ciento de mayores recursos acaparaba 65.9 por ciento de la riqueza total. Además, el uno por ciento más alto de la distribución se quedaba con 18.9 por ciento del ingreso y 33.1 por ciento de la riqueza. A largo plazo, las percepciones de injusticia distributiva se han mantenido en niveles muy elevados en América Latina, cercanos o superiores al 80 por ciento.

Las rebanadas del pastel

Parece que la Suprema Corte de Justicia de la Nación ya entendió: por notoria y manifiesta improcedencia, desechó tres controversias constitucionales contra la reforma judicial, y en lista de espera, con igual final, está la presentada por la síndica municipal de Tangancícuaro, Michoacán, Elsa Zamora Chávez.

Democracia y populismo

Luis Linares Zapata | La Jornada

La democracia liberal, bastión ideológico de la crítica neoliberal, ha sido rebasada, según este alevoso criterio, por el populismo autoritario. No en todo el mundo, ni siquiera en la mayoría de los países, pero en este México rejego, el proceso sustitutivo es, según versión interesada, avanzado. El tropel de reformas constitucionales, que dejó de herencia AMLO, se encarga de clavar escandalosas tendencias entre los opositores. Cada una de ellas les produce escaras, en cuero y conceptos, de diferente profundidad. Pero cada una de ellas las sienten penetrar en sus ambiciones por un retorno a viejos tiempos, idos por fortuna. No habrá eso que llaman autocracia por más que lo repitan, como conjura, entre el coro crítico. El país navega, con calma y hasta alegría, por mejores días con reparto de derechos y libertades aseguradas.

La gran rebelión de los togados quedó atrás. Han tenido que aguantar las consecuencias de su enorme derrota. El escudo protector de privilegios y concentración de haberes y pocos deberes quedó hecho añicos. La Suprema Corte de Justicia no será el último pilar constitucional. Hay un pacto superior, apoyado en la ciudadanía, que lo eleva a esa categoría. Y ahí, en su letra y espíritu, se acumulan las reformas adicionales que habrán de redondear el proyecto de nación que eligieron las mayorías. No habrá alegato que las pretenda reducir a sólo la militancia de los morenos. Esas búsquedas adicionales, a trasmano o por debajo de las conciencias renovadas, no prosperarán. Poco importa el cobijo, la insistencia, a todas luces indebido, de los medios masivos de comunicación, internos y del exterior. El modelaje que avanza en pos de un sistema tendiente a equilibrar riqueza con derechos para las mayorías, habrá de seguir su ruta justiciera.

Pero tales aspiraciones, hoy concretadas en la construcción de un segundo piso de transformaciones, requieren mejores apoyos. La recaudación hacendaria cojea en búsqueda de recursos. Los que se allega no son suficientes ante las enormes carencias, aspiraciones y exigencias. El país ha visto y sufrido demasiado tiempo aceptando cortedades que ya parecen estructurales, pero no lo son. Han sido decisiones timoratas las que han persistido, en las cortes políticas, por épocas casi inmemorables. Se han cedido deberes ante fuertes presiones de entornos que lucen poderosos, a veces imbatibles. No lo son de verdad. Se les puede encauzar y responder debidamente. En especial cuando se tiene justas razones detrás. Además del apoyo de las mayorías nacionales con una conciencia, actualizada y creciente, que empujan las tareas pendientes.

La estructura, tal como ahora se encuentra, solicita mejoras urgentes. Los caminos y carreteras indispensables para mejorar repartos no pueden funcionar con suficiencia con las mejoras que por ahora se llevan a cabo. Aumentar los presupuestos para ellas, como para otros menesteres y renglones, superan, con mucho, los haberes existentes. Incluso lo que se puede hacer cuando, una mejor administración, use con eficiencia los recursos disponibles.

Se debe partir de la experiencia, documentada hasta lo último, de que permitir acumulaciones cupulares trabaja en detrimento, tanto de los bienes comunes como de lo que toca a las capas más desprotegidas de base. No es posible satisfacer las ambiciones por mayor riqueza de los que han sido beneficiados en exceso y repartir, con mínimos de decoro, entre el pueblo necesitado.

En verdad que tan innovadora decisión de asegurar mucho mejores ingresos públicos afecta intereses, asentados y poderosos, por sus instrumentos disponibles. Es no sólo verdadera la disputa, sino ciertamente provocadora de reclamos indecorosos y cínicos. Pero hay que afrontarlos porque así lo demanda la justicia social, tan postergada como regateada.

Hay, en la trastienda de los programas de redención social, urgencias que no se atienden debidamente con los actuales recursos que se logra recaudar. Eliminar la miseria y la marginación, por ejemplo, empieza con un sistema educativo con infraestructura adecuada a todos los niveles. Sigue uno de salud y otro de vivienda todavía más vasto y de mejor calidad que este del millón difundido. Dotar a la República de instrumentos tecnológicos modernos es impostergable. Lo mismo ocurre para dotarla de la actualidad empresarial que la inserte, con ventaja, en el ensamblaje mundial. Todo ello, claro se aprecia, rebasa ese pobretón logro de recaudar 13 o 16 por ciento del PIB. Es urgente asegurar, cuando menos, 30 o 35 por ciento para levantar la cabeza y competir con seguridades con todos los demás.

La pasada administración contó con vastos recursos que respaldaban privilegios y dispendios. No es el caso que ahora se tiene. Por el contrario, se inicia con presiones de austeridad forzada que impedirá alzarse a la altura de las ambiciones exigidas.

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