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El último consejo de Ifigenia
“Necesitamos tender puentes entre todas las fuerzas políticas, dialogar sobre nuestras divergencias y construir, juntas y juntos, un país más justo y solidario”.
Jorge Fernández Menéndez | Excelsior
Muy debilitada, Ifigenia Martínez apenas si pudo presidir la sesión en la que Claudia Sheinbaum asumió la Presidencia de la República el martes pasado. No pudo poner la banda presidencial a la Presidenta, le faltaron fuerzas, y tampoco pudo pronunciar el corto discurso que tenía preparado.
Lo que definía la forma de hacer y entender la política de Ifigenia Martínez estaba en el cierre del discurso que no pudo leer esa mañana del 1 de octubre. En él pedía que “nuestras diferencias no nos dividan, sino que sean la fuente de propuestas y de soluciones compartidas a los distintos retos que enfrentamos. Hoy, más que nunca, había escrito Ifigenia, necesitamos tender puentes entre todas las fuerzas políticas, dialogar sobre nuestras divergencias y construir, juntas y juntos, un país más justo y solidario”.
Eso es lo que no se hizo durante la administración Andrés Manuel López Obrador, un mandatario negado al diálogo y embarcado en una suma de rencores y ajustes de cuentas. Es lo que le falta hacer a Claudia Sheinbaum más allá de sus declaraciones de que gobernará para todas y todos. Hay aún demasiados reflejos del pasado, demasiadas ocasiones en que en lugar de mirar hacia el futuro, se voltea constantemente al pasado.
La reforma judicial es un buen ejemplo de ello. En privado ni en el equipo de Sheinbaum existe mucha certidumbre sobre los beneficios de la reforma judicial como está planteada, sobre todo en el tema de la elección de los jueces, magistrados y ministros por voto popular. Mucho menos se han podido disipar las dudas de los inversionistas sobre la certidumbre jurídica que puede haber en el país, mientras que el paro de trabajadores continúa y ya van 70 suspensiones emitidas en 15 estados que piden de una u otra forma frenar la reforma judicial, todas ignoradas por los poderes Ejecutivo y Legislativo. Ahora la Suprema Corte de Justicia de la Nación admitió a discusión la constitucionalidad de la reforma y las reacciones han sido histéricas, hablando de golpes de Estado técnicos y exigiendo que la Corte no aborde el tema.
¿Puede la Corte admitir a debate una reforma constitucional? Claro que puede, tiene posibilidad de analizar si se cumplieron los procedimientos legislativos en todo el proceso (no será la primera vez que se anula una ley o una reforma porque se violentó el proceso legislativo) y también puede analizar el fondo de la reforma: si transforma el sentido último de la Constitución y, sobre todo, la división de Poderes. Hay temas, incluso, muy específicos que se pueden analizar: por ejemplo, ¿se consultó a los pueblos y comunidades indígenas sobre un sistema que modifica sus sistemas de justicia, como lo establecen las leyes?
Veo muy difícil que desde la SCJN se pueda terminar tirando la reforma judicial, aunque con ello la Corte le haría, indirectamente, un gran favor a la presidenta Sheinbaum, que podría implementar la reforma judicial que sí necesita el país desde otras bases. Pero más allá de eso, volver a insistir en el tema del golpe de Estado, como lo hacía cada vez que algo no le gustaba, el presidente López Obrador, es una tontería.
Para que haya un golpe de Estado, tiene que haber un derrocamiento del gobierno legítimo impulsado por un levantamiento militar, como ocurrió cuando Huerta derrocó a Madero, hasta los golpes de Pinochet o Videla en los años 70, en Chile y Argentina, respectivamente. En todos esos casos, y en muchos más, es clave que las Fuerzas Armadas desconozcan el poder constitucional e impongan un gobierno por la fuerza, que puede estar encabezado por militares o civiles. Ese escenario no existe en el México de hoy.
No es la primera vez que en México se habla de supuestos golpes militares. En la época moderna, desde que existen gobiernos eminentemente civiles en el país, invocaron esa posibilidad los gobiernos de Echeverría y López Portillo. Se volvió a hablar del tema en momentos críticos del gobierno de Miguel de la Madrid y en el 94, luego del levantamiento zapatista y el asesinato de Luis Donaldo Colosio, y también en plena crisis del 95 con Ernesto Zedillo. Algunos dijeron en 1997, cuando por primera vez el PRI perdió el control de la Cámara de Diputados, que eso sería impedido de cualquier forma; otros pensaron lo mismo cuando asumió Vicente Fox, y se volvió a especular con ello en la crisis electoral de 2006.
En ninguna de esas ocasiones, hubo una posibilidad o una hipótesis seria de un golpe de Estado, nunca las Fuerzas Armadas mexicanas operaron para desconocer el gobierno en turno. Las Fuerzas Armadas son garantes de la Constitución y la legalidad, y mientras exista un gobierno legítimo, éste o cualquier otro, lo respetarán y le darán su lealtad.
No juguemos con las palabras. Volver con el tema del golpe de Estado técnico es absurdo. Lo que falta es lo que pedía Ifigenia en el discurso que no pudo leer el martes pasado por su crítica condición de salud: “Necesitamos tender puentes entre todas las fuerzas políticas, dialogar sobre nuestras divergencias y construir, juntas y juntos, un país más justo y solidario”.
¿Sería tan difícil hablar con los trabajadores, comenzar a construir con ellos, con jueces, magistrados, ministros, con especialistas y con otras fuerzas políticas, acuerdos para las leyes secundarias de la reforma, revisar temas que sencillamente provocarían un caos en la justicia si se aplican como se votaron?
La grandeza de un gobierno está en la firmeza de sus convicciones y decisiones, pero también en su capacidad de escuchar, acordar y buscar las mejores y más amplias salidas a los desafíos que enfrenta. Descanse en paz la maestra Ifigenia Martínez.
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Juegos de poder
Primer aniversario
Los terroristas ganaron desde aquel 7 de octubre. Querían que el conflicto palestino-israelí se radicalizara: lo lograron.
Leo Zuckermann | Excelsior
Todo cambió ese 7 de octubre de 2023.
Era Shabat, sábado, día de descanso. En Israel amanecía cuando miles de cohetes volaron hacia ese país desde la Franja de Gaza. Alrededor de seis mil militantes del grupo terrorista Hamás comenzaron a incursionar en territorio israelí utilizando camiones, camionetas, motocicletas, bulldozers, lanchas y parapentes.
Su objetivo: herir, violar y matar para sembrar terror.
En su corta historia, el Estado de Israel se ha visto en situaciones de mucha vulnerabilidad. Durante la Guerra de Independencia, casi se quedan sin armas para pelear en contra de los poderosos ejércitos de sus vecinos. En 1973, una coalición de países árabes liderados por Egipto y Siria los agarraron desprevenidos atacándolos durante el día más sagrado del judaísmo: Yom Kipur, el día de la expiación. Cincuenta años después, les correspondió a los palestinos de Hamás dejar en ridículo a la inteligencia israelí que no previó un ataque terrorista de este tipo.
Comenzaron a circular los videos del terror. Muy orgullosos, los de Hamás los posteaban en las redes sociales. A cabalidad cumplían su misión de matar la mayor cantidad de gente posible. No sólo soldados, sino también población civil, incluyendo mujeres, ancianos y niños. Sólo por ser israelíes. Sólo por ser judíos.
La operación terrorista fue todo un éxito. Ese día asesinaron a mil 139 personas incluyendo 695 civiles, de los cuales 38 eran infantes. Además, Hamás secuestró a 250 civiles israelíes para trasladarlos a Gaza y mantenerlos como rehenes.
El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, declaró que su país se encontraba en guerra.
El 7 de octubre de 2023 dejó un profundo trauma en los judíos de Israel y la diáspora. Apareció, de nuevo, el odio irracional a los judíos. El antisemitismo histórico que en la Segunda Guerra Mundial mató a seis millones de inocentes tan sólo por ser judíos.
Resurgió un sentimiento de, por un lado, vulnerabilidad y, por otro, supervivencia. Nos quieren matar, no nos vamos a dejar.
Si se trata de asesinarnos, vamos a hacer todo lo posible por evitarlo.
Cuando una persona, comunidad o pueblo está en ese modo de sobrevivencia, todos los medios justifican este fin.
Sí, Israel se lanzó con todo en contra de Hamás en la Franja de Gaza. Y ahí lleva un año entero empantanado, porque no hay manera de ganar esa guerra.
Hamás es un grupo terrorista que se esconde y opera dentro de la población civil de Gaza. No es un ejército uniformado al cual se puede reconocer y atacar. Se ha comprobado la extensa red de túneles que tenía en Gaza con estaciones de operación en viviendas, mezquitas, hospitales y escuelas. No había manera de atacarlos sin causar daños colaterales importantes a la población civil palestina.
Desde el norte de Israel, otro grupo terrorista, Hezbolá, aprovechó el ataque de Hamás para también embestir en contra del Estado judío a partir del 7 de octubre. A la postre, Israel ha tenido que invadir el sur del Líbano para librar esta otra lucha que amenaza su existencia como nación.
¿Quién ha ganado con toda esta historia?
Los extremistas de ambos lados.
En este sentido, los terroristas ganaron desde aquel 7 de octubre. Querían que el conflicto palestino-israelí se radicalizara: lo lograron.
Hoy, los palestinos odian más a los judíos y viceversa. Se ha impuesto la lógica de tú me matas, yo te mato. A ver de qué cuero salen las mejores correas.
Los palestinos se apuntan un éxito que deja muertos y heridos. Los israelíes reaccionan y se apuntan un éxito que deja muertos y heridos. Los palestinos reaccionan…
El ciclo de la violencia a todo vapor.
La racionalidad y sensatez se fueron al caño hace un año en esa región del Oriente Medio. El conflicto ha escalado. Hoy hay una guerra en las fronteras sur y norte de Israel. Contra Hamás en Gaza y Hezbolá en Líbano.
Vía aérea, los hutíes atacan a Israel con cohetes desde Yemen.
Lo más preocupante es que se han venido acrecentando los enfrentamientos entre Israel e Irán, país que apoya a Hezbolá y Hamás. Eso ya son palabras mayores porque los iraníes cuentan con Fuerzas Armadas de otro calibre que podrían utilizar para atacar a Israel. Además, están en el proceso de contar con armas nucleares con todo lo que eso implica. Los israelíes, por cierto, ya las tienen, aunque no lo reconozcan.
Hoy se cumple un año de los ataques terroristas de Hamás a Israel. Ese día efectivamente todo cambió en esa región del mundo. Desde entonces, hemos visto cosas espantosas. Parece que vienen peores.
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Proteger y defender lo que tenemos
Mario Luis Fuentes | Excelsior
Dedicado a la memoria de la maestra Ifigenia Martínez.
El primero de octubre de este año se tomó protesta del cargo a la presidenta constitucional Claudia Sheinbaum Pardo y, a lo largo de las últimas semanas, se han instalado las nuevas legislaturas de los Congresos estatales donde hubo elecciones, así como se ha tomado protesta a las nuevas y nuevos titulares del Poder Ejecutivo en los nueve estados donde se llevaron a cabo comicios en julio de este 2024.
La transición en los gobiernos se ha dado de manera ordenada, y se ha mantenido la prestación de servicios, la cual, deficiente e insuficiente, estructural e históricamente hablando, sigue con mínimos de funcionamiento que permiten la continuidad del día a día para millones de familias.
Es importante señalar lo anterior, porque lo que tenemos, siendo mínimo e insuficiente, no es menor. Y eso es lo que se debe proteger y se debe exigir su mejoría sustantiva, a fin de que se cumpla el mandato constitucional y legal que existe en nuestro país para la garantía de condiciones de bienestar universal.
Construir un país de justicia debe llevarse a cabo entendiendo que la justicia es, como lo habrían pensado Solón y Licurgo en la Grecia antigua; Juan Zapata y Sandoval en las primeras décadas de la Colonia o, mucho más recientemente, por los filósofos Julián Marías o John Rawls, como justicia distributiva.
Lo anterior significa, entre otras cuestiones, una fundamental: la arquitectura y el sistema funcional de la administración pública, en todos sus niveles, son fundamentales para garantizar un orden democrático básico, porque las instituciones no son únicamente el conjunto de dependencias y organismos públicos, sino las reglas del juego con que funcionan los aparatos públicos, incluidos los poderes Legislativo y Judicial.
Esas reglas deben partir de tres principios básicos: reconocimiento y garantía de pluralismo ideológico, reglas claras de disputa democrática del poder, y reglas y procedimientos claros de diálogo y formación de consensos en torno a la construcción de las políticas de mayor pertinencia para establecer los mecanismos más eficientes de redistribución de la riqueza nacional.
Todo eso es lo que está en juego en este momento en nuestro país. Llamó la atención que, en un país de símbolos, el discurso de toma de protesta de la presidenta Sheinbaum haya omitido una abierta y firme declaración de que es la Presidenta de todas y todos los mexicanos, y que, en ese sentido, habrá de gobernar para y con todas y todos. En ese mismo sentido, destacó al mismo tiempo la declaración de la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Clara Brugada, quien declaró abiertamente que su trabajo habrá de incluir a todas las alcaldías, independientemente de su origen político.
El fortalecimiento de la democracia es urgente para el país, pero ello exige también reflexionar y establecer mínimos de consenso sobre qué es lo que se entiende por “democracia”, porque en la concepción del grupo hoy dominante en el país se trata de una forma de hacer política que evade las mediaciones –o al menos las esconde o disimula– con grupos y organizaciones, y retóricamente establece relaciones directas con los individuos, principalmente a través de las transferencias de ingresos no condicionadas.
Lo que urge entonces es la determinación del poder respecto de cuál será su posición frente a las minorías política e ideológicamente no representadas en el Congreso, porque sería difícil asumir que los partidos políticos, hoy marginales, ostentan la representación de la sociedad civil, de sectores académicos que generan crítica y propuesta viable para el país, porque eso también es parte de la riqueza de la que disponemos como país, y la cual debe defenderse y protegerse.
Ante el abrumador triunfo electoral, lo importante para México es definir cuál es la ruta más rápida y efectiva de construir una nación diversa, democrática, pluralista y garante de los derechos humanos, donde el eje rector y el faro de guía de la actuación pública, para todas y todos, sea el diálogo respetuoso y la construcción de acuerdos desde la inteligencia puesta al servicio del proyecto sintetizado en nuestra Constitución.
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Astillero
Ifigenia Martínez: ciclos de la izquierda // Con Cárdenas y Porfirio // Manlio: atado al estilo antiguo // ¿Quién presidirá San Lázaro?
Julio Hernández López | La Jornada
La maestra Ifigenia Martínez alcanzó a cerrar simbólicamente su larga lucha política y social por generar cambios; entre otros, el que posibilitara llevar a la silla presidencial a representantes de movimientos populares y, a la vez, a abrir el horizonte de una continuidad encabezada por una mujer con parecidas prendas universitarias y de izquierda. En condiciones maltrechas de salud, pudo presidir la ceremonia de transmisión de poder, con Andrés Manuel López Obrador entregando la banda tricolor y Claudia Sheinbaum Pardo recibiéndola.
El fallecimiento de la economista, profesora y legisladora hace hojear páginas correspondientes al giro trascendente, aunque de trayecto largo, que dio el país con Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo (y la fallecida, por citar los nombres más relevantes) al romper la hegemonía priísta, exhibir sus hechuras descompuestas y generar una alternativa, el Partido de la Revolución Democrática, que buscó dos veces más la Presidencia de la República con el ingeniero michoacano y, desfondado por la aparición de Morena, alcanzó Palacio Nacional en 2018 con López Obrador.
Con Cárdenas retirado de la actividad partidista y electoral, que no de la política, Muñoz Ledo ya fallecido (seis años atrás él fue seleccionado para traspasar la banda presidencial de Enrique Peña Nieto a López Obrador, en otro gesto simbólico que, sin embargo, no resistió el paso del tiempo, pues el gran tribuno terminó como adversario del máximo líder morenista) y la muerte de Ifigenia Martínez, esas páginas históricas merecen una justa evaluación como contribuyentes (más allá de distanciamientos y discordias) del arribo de esa izquierda partidista al poder.
Reputado como rudo estratega partidista y político de decisiones fuertes, Manlio Fabio Beltrones prefirió quedarse a medias, atado al estilo antiguo del priísmo en el que ha militado durante cinco décadas: rechazó que el Tribunal Electoral Federal hubiera aprobado que Alito Moreno siguiera como dirigente del PRI, pero no rompió con dicho partido (acaso a falta de opción definida a la cual saltar: ¿MC?, ¿el Verde como puerta trasera de Morena que es?)
En todo caso, Beltrones recicló lenguaje naftaleno y se adhirió a la nostalgia de caracterizar al tricolor como epopeya en curso que se habría roto apenas al confirmarse este jueves reciente la relección del citado Alito. Sin embargo, no renuncia expresamente, sino que solamente se mantiene separado y deslindado de la dirigencia en un marco de poco impactante suspenso autoasignado.
Astillas
En la cruda planicie de las batallas y los reacomodos internos, habrá de verse si para presidir la mesa directiva de San Lázaro avanza el grupo de Ricardo Monreal, empujando al vicepresidente Sergio Gutiérrez Luna para que quede en definitiva, o llega alguien con mayor etiqueta claudista, por ejemplo Alfonso Ramírez Cuéllar, quien pudo haber sido coordinador del grupo de Morena en la Cámara de Diputados, pero acuerdos corcholateros cedieron el cargo al zacatecano Monreal y dejaron en la vicepresidencia al ex líder de El Barzón, nacido igualmente en Zacatecas… También se habla de Olga Sánchez Cordero, ministra en retiro de la Corte, aunque pesa en su contra (entre otros factores) el hecho de haberse ausentado de la votación clave sobre la reforma judicial argumentando estar enferma (Monreal, puntilloso, dijo al ser preguntado sobre esa ausencia tan sugerentemente elusiva: es su conciencia; si así fuera, allá ella)… Otras versiones hablan de Dolores Padierna para presidir la citada mesa directiva de los diputados, aunque dicho perfil no parece el más acorde con los tiempos de cambio, más que de continuidad impugnable, en la clase política 4T… Y, mientras la presidenta del INE busca saltarse a juzgados y Corte al recurrir al Tribunal Electoral Federal para que éste, con supeditada mayoría 4T (la presidenta, Mónica Soto, más los dos Felipes; tres de cinco), autorice el proceso electoral judicial de 2025.
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México, SA
SCJN, golpista aguada // Qué hacer con esa banda // ¿Juicio político a ministros?
Carlos Fernández-Vega | La Jornada
El día de su toma de posesión como primera mexicana en ocupar la Presidencia de la República, Claudia Sheinbaum dedicó un fragmento de su intervención para cuestionar el ilegal proceder de Norma Piña y sus sicarios en torno a la reforma constitucional al Poder Judicial de la Federación, y a ellos claramente dijo: Piénsenlo sólo por un momento: si el objetivo hubiera sido que la presidenta controlara la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), hubiéramos hecho una reforma al estilo Zedillo. No. Eso es autoritarismo. Nosotros somos demócratas. Queremos que se termine la corrupción en ese poder del Estado.
Más nítido, imposible. Pero los golpistas (quienes intentan meter las manos donde la Constitución se los impide), con Piña como cabeza visible, redoblan la apuesta para tirar la citada reforma –ilegalmente, desde luego– y acelerar el boicot en su contra. Por tal actitud, desde días atrás varios dirigentes políticos han mencionado la posibilidad (casi casi el consenso) de someter a juicio político a los ocho desbocados ministros de la SCJN que actúan como verdaderos pandilleros, siempre en contra de los intereses de la nación.
Pero Sheinbaum mantiene el criterio descrito líneas arriba, aunque proceder contra la banda de los ocho (y toda la mugre que está atrás de ellos y con ellos) no sería una medida autoritaria, toda vez que la ley no sólo establece esa posibilidad, sino que marca el mecanismo para ello, siempre en el marco de la Constitución; es decir, se puede, y debe, actuar en contra de esos hampones que se han metido en un berenjenal. Hay consenso: el Poder Judicial de la Federación está desbocado, instalado en la cancha antiinstitucional y fuera de control.
De hecho, el viernes pasado la presidenta Sheinbaum subrayó que el oscuro proceder de los ocho ministros “no tiene sustento y se adoptó más por criterios políticos que jurídicos. Más bien digo que es un golpe aguado, no un golpe de Estado, porque, la verdad, ¿qué sustento tiene? Quienes avalaron esta decisión, ¿qué pretendían? Pienso que, en primera, provocarnos para que les demos argumentos de decir: ‘¡ay, miren qué autoritarios son!’ No vamos a caer en ninguna provocación, en ninguna”.
Sin embargo, en su exacta dimensión lo ha planteado la ministra Lenia Batres: el Poder Judicial de la Federación actúa como el gran violador de las leyes y de la Constitución; el comportamiento de los juzgadores es gravísima, sobre todo la decisión del juez federal que otorgó una suspensión para frenar el proceso electoral a partir de un amparo, pese a que la ley en la materia indica en su artículo 61 que este recurso es improcedente frente a reformas constitucionales. Están provocando; no tienen atribución ni facultades. Reto a los ocho ministros a que digan en qué parte la Carta Magna dice que tienen atribuciones para revisar la constitucionalidad de la reforma. La arrogancia, torpeza e insensibilidad de la Corte les genera mayor descrédito, pues los ministros no tienen facultades ni para revisar la constitucionalidad de la Constitución, ni para determinar si acatan o no lo que en la Constitución dice ( La Jornada, Sandra Hernández García).
Así es: mientras no les pongan un alto, Piña y sus sicarios (con todo lo que en las sombras les da sustento) seguirán y seguirán con los actos ilegales. Si no es por la vía del juicio político, entonces ¿cuál será el mecanismo? El vicecoordinador de Morena, Ignacio Mier, considera que no importa si Norma Piña entrega o no el listado con el total de plazas en el Poder Judicial de la Federación, las vacantes y retiros, porque el Senado emitirá el próximo día 16 la convocatoria para la elección de jueces, ministros y magistrados, como establece la reforma constitucional en la materia. La convocatoria se emitirá en tiempo y forma; nosotros sí respetamos lo que nos ordena la Constitución; no vamos a renunciar a lo aprobado por el Constituyente Permanente ni a claudicar, porque estaríamos incurriendo en desacato ( La Jornada, Andrea Becerril).
Entonces, los vigilantes de la Constitución no son más que golpistas que actúan en contra del país.
Las rebanadas del pastel
Fuerte abrazo de despedida para la querida y respetada Ifigenia Martínez, amiga y compañera de aquellas históricas marchas, sin olvidar el campo académico; de ella aprendimos una enormidad. Buen viaje, con todo cariño… Quien resulta impresentable (aunque era más que obvio por estar asociado a otro igual que él, Ricardo Monreal) es Pedro Haces (Heces para los cuates), que se metió como la humedad en la estructura y la operación de Morena. Vergüenza.