Conoce más de nosotros

Columnas Escritas

Lo que dicen los columnistas

Published

on

Twitter
Visit Us
Follow Me
You Tube
Instagram

Número cero

Último informe, la suerte está echada

José Buendía Hegewisch | Excelsior

El presidente Andrés Manuel López Obrador llega a su último informe con el mayor poder que soñara para conseguir su cambio de régimen que, al final del sexenio, parecía escapársele. Pero la última sacudida de su gobierno deja un estado de crisis de confianza en el país, a pesar del contundente espaldarazo de las urnas a su proyecto.

La situación es contradictoria, pero no sorpresiva. Desde tomar posesión en 2018 advirtió que no sólo comenzaría un cambio de gobierno, sino de régimen. El aviso un tanto pretensioso pudo desestimarse y hasta ignorarse, pero nadie podría negar que la 4T se convirtió en leitmotiv de su mandato. In extremis pidió el voto al plan C para reformar la justicia, eliminar órganos autónomos y militarizar la Guardia Nacional sin freno opositor. Paradójicamente lo alcanza cuando los presidentes suelen estar en su punto más bajo; tan inusual como la agitación y volatilidad que despiden al gobierno más fuerte en décadas.

Al sexto informe no llega un “pato cojo” como sus antecesores, quizá desde Salinas de Gortari, sino un líder poderoso con los hilos del poder en el puño, desde el manejo omnipresente de la discusión pública hasta el absoluto control del Congreso; en óptimas condiciones para una transición de terciopelo tras resolver una sucesión dictada de su puño y letra. Y con el liderazgo indiscutido de su partido, que quiere regalarle las reformas antes de la partida para asegurar su legado: y, sobre todo, una elevada aprobación superior a 70% que convalidaría la idea de que, si el poder desgasta, mucho más no tenerlo. Y, sin embargo… un panorama turbio.

La convulsión política que caracterizó el sexenio perfila una nueva realidad. De entrada, el fin de otro régimen, el de la “partidocracia”, que perdió representatividad y contacto con la sociedad. Con un terremoto de reformas que remueven pilares del sistema político y cambiarán la faz institucional del país; en un tránsito de cierta democracia liberal a otra de corte popular y centralista, anclada en el pueblo, y un nuevo partido hegemónico como palanca de los cambios en otra etapa histórica. Hacia adelante hay incertidumbre.

Pero el nuevo Estado no puede ser regreso al pasado ni al viejo autoritarismo, menos al reciente de poder compartido de élites partidistas. Su tumba fueron las expectativas no cumplidas en una democracia que creían consolidada y luego no saber leer el malestar social detrás de una alternativa a la que predijeron el fracaso. Por el contrario, López Obrador no sólo anunció lo que haría, sino también cumplió promesas como elevar el salario y el poder adquisitivo, atacar la desigualdad, recuperar de la pobreza a ocho millones en el mantra de “primero los pobres”. Lo que explica el consenso hacía proyecto, aunque deja una sobredemanda de expectativas difíciles de cumplir a su sucesora.

En el corto plazo, dados los riesgos de quiebres en las instituciones, la confrontación con EU y Canadá, sanciones internacionales y de los mercados. Lo que pueden traducirse en agitación política, protestas masivas como del Poder Judicial y disrupción de la seguridad transfronteriza. Una potencial escalada rápida de los conflictos tendría implicaciones directas, primero, sobre mayor desaceleración económica, y segundo, para la seguridad nacional de EU por la perturbación de la frontera, el crecimiento del crimen y la migración.

En el cierre de su gobierno el país puede enfrentar una tormenta perfecta entre el descontrol de reformas vertiginosas que trastocan el sistema político y la caída de las expectativas de crecimiento. Pero a pesar de todo ha decidido empeñar su capital político y radicalizar el cambio quizá con el cálculo de que Claudia Sheinbaum no tendrá su liderazgo y autonomía para enfrentar resistencias y neutralizar compromisos y, con ello, hacer el viraje irreversible.

Confía en la relación con el pueblo y que no hay un sentimiento de emergencia social para prender el turbo a una democracia que arrancó por la derecha y termina en la izquierda.  Pero esa confianza podría tratarse más de la seguridad que el Presidente tiene de sí mismo, que de la esperanza firme que alguien puede tener de cambiar la realidad de un país en un mes. La suerte está echada y sobre las espaldas de su sucesora, quien tendrá que lidiar con la nueva realidad que deje.

La inmaculada percepción

Daño colateral: el periodismo

El periodismo incómodo persistirá con o sin su bendición.

Vianey Esquinca | Excelsior

Para Arturo Páramo, Isabel González y quienes, pese a todo, cubrieron de manera profesional la mañanera.

“Es un honor estar con Obrador”, “Lo queremos señor, Presidente” no, esto no lo gritaron fanáticos amorosos, morenistas empedernidos, tránsfugas de otros partidos, sino pseudo periodistas de diversos países que acudieron el viernes a Palacio Nacional al Primer Encuentro Continental de Comunicadores Independientes, convocado por  Presidencia. Ahí, entre aplausos y vítores, el presidente Andrés Manuel López Obrador vivió su momento de éxtasis mediático. La escena fue una especie de ritual de autoayuda para el ego presidencial, un salón lleno de “comunicadores” que no lo cuestionaron, que le sonrieron con devoción, y que corearon alabanzas como si estuvieran audicionando para pertenecer al coro de acólitos de la 4T.

Aunque muchos cuestionaron que se les llamara “independientes”, fue un término absolutamente correcto porque son independientes de la verdad, rompieron lazos con el rigor y jamás serían subordinados del sentido común.

Los asistentes fueron una mezcla cuidadosamente seleccionada por  Presidencia de lo que llamaron “medios alternativos”, radios no tradicionales, youtubers, vamos, que cualquiera que tuviera una cuenta de redes, se dijera periodista y que no iba a atacar al mandatario podría entrar a este evento exclusivo. Los demás, quedaron fuera. Eso sí, todos, o al menos quienes tomaron la palabra el viernes, parecían haber recibido con antelación la partitura de su actuación: una obra en la que no había lugar para la disidencia, el cuestionamiento o el análisis crítico.

“Es un honor estar con Obrador”, repetían, como si se tratara de un estribillo aprendido de memoria, haciendo de cada frase una exhibición de su entrega incondicional. Por supuesto, también se dieron tiempo para criticar a lo que ellos consideraban prensa vendida, el chiste se cuenta solo. Así, este primer encuentro se convirtió en una suerte de aquelarre propagandístico en el que el periodismo quedó reducido a un eco de aplausos y ovaciones vacías.

Mientras tanto, las y los representantes de medios que durante años han mantenido una distancia prudente del poder, observaban con resignación el grotesco espectáculo. Periodistas que han soportado día tras día el show montado por el Presidente y su director de orquesta, Jesús Ramírez, que han defendido el rigor periodístico ante los embates del oficialismo y que han soportado ser llamados prensa fifí, “enemigos del pueblo”, vieron como esos pseudo periodistas recibieron el trato que, por supuesto, ellos nunca tuvieron ni esperaron.

Es altamente probable que, en su último informe de gobierno y subsecuentes participaciones, López Obrador no mencione a la prensa que lo padeció, que lo aguantó, que sufrió los ataques y que fue el daño colateral de su narrativa de transformación. A pesar de ello, ahí seguirán para recordarle que el periodismo incómodo persistirá con o sin su bendición.

Claudia Sheinbaum, heredera del proyecto de la 4T, tuvo durante su campaña un encuentro con algunos de ese tipo de “comunicadores”. Claro está, una cosa es el proceso electoral y otra el gobierno. Sheinbaum, al igual que muchos otros, debe entender que la política necesita de alianzas y puentes, y los medios son una herramienta útil en la construcción del relato de poder. También sabe que, una vez en el cargo, el arte de gobernar exige algo más que aplausos fáciles y cobertura complaciente. Tiene en sus manos la oportunidad de reivindicar al periodismo, de mostrar que el gobierno no es sólo propaganda, sino un ejercicio de responsabilidad ante la sociedad.

Disonancias

Tiempo de traidores y cobardes

Prefieren ver arder a México antes de abrir el diálogo.

Ricardo Alexander Márquez * | Excelsior

Son tiempos de caos. De traidores y cobardes. De personas que prefieren comprometer sus ideales y su conciencia con tal de recibir migajas de pan, ser exonerados de sus pecados o simplemente para ser parte del equipo “ganador”.

A estos cobardes no les interesa el esfuerzo que los mexicanos han tenido que hacer para transitar a la democracia ni tirar a la basura los pesos y contrapesos que se crearan —entre todas las fuerzas políticas— justamente para evitar lo que hoy está ocurriendo.

Su ideología no les permite ver que la eliminación de los organismos constitucionales autónomos ni la unificación de los tres Poderes de la Unión en una sola voluntad va en contra de lo que hemos buscado en el último medio siglo, y sólo traerá oscuridad a nuestro golpeado México.

Son traidores que le dan la espalda a los ciudadanos que, aunque puedan pensar diferente, sólo quieren un mejor país para ellos y para sus hijos.

No se trata de mantener privilegios ni abusar de los menos afortunados, simplemente no queremos una dictadura para nuestro país.

Pero es desalentador darnos cuenta que, ante la postura totalitaria, es fútil argumentar. Para ellos, los que piensan que se les dio la llave para hacerse de México, se trata de un juego de suma cero. Parte de su narrativa es que los que ahora somos oposición nunca escuchamos y por eso ahora ellos tampoco lo tienen que hacer.

No hay espacio de negociación ni de diálogo, pues no se acepta que una visión común, la que siempre se ha promovido, pueda crear algo mejor.

Es puro resentimiento decantado que para ellos nos convierte en enemigos, no adversarios. Sienten que es su turno. Pero no de trabajar por el país, sino de aprovecharse de aquel ente que llaman “pueblo”, pues —equivocadamente— asumen que ese era el objetivo de la ahora oposición.

Y si bien prácticamente no hemos mejorado en nada como país en los últimos seis años —más que en una ilusión de disminución de la pobreza, cuyos resultados a largo plazo se tendrán que probar—, se sienten legitimados para crear el marco constitucional que asegure la continuidad del proyecto.

Por esos cobardes y traidores a México es que ahora transitamos a un Estado totalitario que supera al régimen priista. Que busca pisotear los derechos humanos y transformar el débil Estado de derecho en una herramienta para usarse por los ricos y poderosos. Ya lo dijo el Presidente, “al diablo las instituciones” y “no me vengan con que la ley es la ley”.

Justamente así, dando una sobrerrepresentación a Morena y a sus aliados es como perdemos nuestra democracia, construida —irónicamente— por los que ahora la rocían con gasolina y prenden la llama como masas enardecidas que bajo los conceptos de “pueblo” y “soberanía” pierden su propia conciencia para actuar como herramienta de los opresores. Prefieren ver arder a México antes de abrir un espacio de diálogo.

Los empresarios deberían alzar la voz, pero guardan un cómplice silencio. Las entidades internacionales no han logrado mucho en los últimos tiempos.

Por eso, el último frente en esta batalla por nuestro futuro son los ciudadanos libres. Siempre lo han sido. Se necesitan sumar todos los sectores. Los estudiantes serán clave. También las organizaciones civiles. La indiferencia es nuestro talón de Aquiles.

Parece que la resistencia civil y pacífica es el único camino para salvar a México de esos tiranos que han logrado engañar a los mexicanos, como lobos vestidos de ovejas. No queda mucho tiempo.

* Maestro en Administración Pública por la Universidad de Harvard y profesor en la Universidad Panamericana.

Adelante con la industria nuclear

Antonio Gershenson * | La Jornada

Así empezamos la nueva 66 Legislatura, con la gran expectativa para continuar con los proyectos de la Cuarta Transformación (4T). Damos comienzo a esta etapa legislativa bajo diversas circunstancias que nos obligan a mantenernos en alerta para continuar con el desarrollo del proyecto de nación. Por ejemplo, la existencia de guerras y de conflictos de seguridad en el mundo que ponen en riesgo el avance en la búsqueda del equilibrio ambiental y el perfeccionamiento de las técnicas para generar más y mejores fuentes limpias de energía.

Los conflictos bélicos sí afectan en algún grado a toda la sociedad mundial, por más lejanos que estén y, sobre todo, son el desastre para la población que los sufre en su territorio. Dependemos todavía de los hidrocarburos y, al aumentar la demanda para cubrir las necesidades militares, se atrasa el desarrollo de los programas cuya meta es el fortalecimiento de la soberanía energética.

La tecnología ha avanzado, ya lo hemos recalcado en opiniones anteriores en este espacio de La Jornada, y seguiremos señalando la urgencia de avanzar a grandes pasos en su depuración y perfeccionamiento. Todas las fuentes de energía deben ser consideradas y tomarlas como un sistema que potencie entre sí a cada una de éstas.

No existe otro asunto más importante que el rescate del ambiente. Tenemos amplia confianza en que el próximo gobierno, presidido por Claudia Sheinbaum Pardo, abrirá otras puertas más para avanzar en la investigación científica a favor de la energía limpia y en la aplicación de lo que tenemos hasta ahora (termoeléctrica, energía nuclear, eólica, hidrocarburos, fotovoltaica y geotérmica, entre otras).

En varios países, la investigación avanza. Por ejemplo, en la República Popular China. Mientras unos gobiernos derrochan el dinero y los recursos naturales para generar destrucción, como es el caso de Israel y otros en África y en Oriente Medio, el apoyo a la investigación en el país de Xi Jinping, en el asunto de la transición energética, se toma absolutamente en serio.

Zhang Jianhua, director de la Administración Nacional de Energía, asegura que seguirán construyendo su sistema eléctrico cada vez con mayor tecnología nueva, además de continuar con la búsqueda de nuevas alternativas, a fin de lograr la transición energética sin complicaciones económicas que afecten el mercado interno o el externo. Además, continuarán promoviendo el comercio de electricidad obtenida por la vía saludable, o verde, como la han llamado. La meta es limitar, en la medida de lo posible, el uso de combustibles fósiles.

Para un país de las dimensiones de China, es una tarea titánica electrificar todos sus asentamientos humanos. Es el mismo caso de India, país con la mayor cantidad de habitantes en el mundo, que cuenta con múltiples centrales nucleares y cuya meta es lograr la energía eléctrica para todos sus pobladores. Ambos países se han comprometido en avanzar con la reducción de emisiones de dióxido de carbono (CO2).

Al hablar de transición, no debe pensarse que es posible dejar de utilizar –de golpe– los combustibles contaminantes, ésta no es una postura seria ni científica. La inversión para lograrlo es multimillonaria. El gobierno chino invirtió 676 mil millones de dólares en su transición energética durante 2023, según lo señalado por BloombergNEF, asegurando que esta inversión representa 38 por ciento del total mundial.

Si lo utilizado en enfrentamientos bélicos pudiera invertirse en un fondo mundial para financiar a los países que menos tienen para limpiar sus fuentes de energía, estaríamos hablando de otro panorama ambientalista.

La sociedad en su conjunto tiene la responsabilidad de hacer el seguimiento a los programas de limpieza ambiental y los gobiernos tienen el compromiso de educar para mejorar el ambiente. Tarea también titánica, pero sumamente útil y urgente de realizar. Ya hemos abordado el tema de los errores y crímenes cometidos al emplear uno de los elementos más útiles para la creación de fuentes limpias, como lo es la energía nuclear. Las bombas atómicas están prohibidas, los ensayos nucleares, también.

La Asamblea General de Naciones Unidas estableció el 29 de agosto como Día Mundial en Contra de los Ensayos Nucleares. La fecha fue promovida para conmemorar el inicio del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares. Nuevamente, ponemos el dedo en la llaga: esta fecha debería ser conmemorada por toda la sociedad, pero sigue pasando desapercibida. Resulta inadmisible la amenaza, más a estas alturas de la ciencia, de un conflicto nuclear. La concientización de la población debe ir a la par de la de los gobernantes. No hay futuro sin paz mundial. Por lo tanto, continuaremos nuestra lucha permanente en contra del armamentismo y del crimen masivo con armas nucleares.

Una de esas tareas es la divulgación de la información de todo lo referente a la industria nuclear del país; en este sentido, hacemos la cordial invitación al cuarto Foro Energía Nuclear y Uranio en México, que se llevará a cabo mañana en la Casa Rafael Galván (Zacatecas 94, colonia Roma), de las 9 a las 15 horas. Es una buena oportunidad para informarse a través de especialistas en la materia.

Aprovechamos la oportunidad para desear lo mejor para la 66 Legislatura que comienza hoy. Sigamos haciendo historia.

* Colaboró Ruxi Mendieta.

Los campesinos no traen dinero, traen pura mala suerte

Bárbara Zamora * | La Jornada

Ay, licenciada, ¿cómo quiere que avance su asunto, si los campesinos no traen dinero, traen pura mala suerte? Esta frase, que me dijo el secretario de un juzgado de distrito en materia de amparo, ilustra la mentalidad y los criterios que prevalecen en los jueces, magistrados y ministros. Desde luego, hay excepciones, pero escasas.

En un juzgado federal de amparo del estado de Morelos, el juez se negaba a admitir la demanda porque el acta de nombramiento del comisariado ejidal ya tenía un año. Le hicimos notar que el periodo de duración es de tres años y que hasta un estudiante del primer semestre de Derecho lo sabía, si leía la Ley Agraria. Esto indignó tanto al juez que mandó que nos echaran fuera del edificio, quedamos en la banqueta abogados y ejidatarios. Y todavía quieren que se les llame su señoría.

El cuarto tribunal colegiado en materia administrativa de Naucalpan, indebidamente y por sus intereses empresariales, decidió que nuestro amparo era extemporáneo. Siendo que la comunidad indígena se encuentra en un municipio del estado de México, pero tiene domicilio en nuestro despacho en la colonia Juárez para recibir las notificaciones, el tribunal de marras determinó que era válida un aviso publicado en estrados (lista que se pega en la pared del tribunal agrario que está en la Ciudad de México), la cual hicieron un día antes de entregar la notificación en nuestro despacho. Así que tomaron en cuenta la de estrados para sostener lo extemporáneo. Todo esto para favorecer a una inmobiliaria que pretende apoderarse de 60 hectáreas de bosque de la comunidad para hacer un desarrollo inmobiliario de lujo.

En esta trama también participa el Tribunal Superior Agrario, que lejos de aplicar el derecho agrario a favor de las comunidades, aplica el derecho civil a favor de los empresarios. Por lo anterior, la reforma judicial también debe incluir a los tribunales agrarios.

En el caso de la extradición de cinco ciudadanos vascos y un mexicano que solicitó el reino de España en 2006, después de tres años de litigio, llegamos a la Suprema Corte de Justicia de la Nación para que resolviera en definitiva nuestro amparo en contra de ese procedimiento por múltiples violaciones constitucionales y al propio tratado al respecto. Cuando fuimos a entregar un memorándum a los ministros, uno ellos nos dijo: Ni me deje su memorándum porque no lo voy a leer. Es una práctica usual que se entrega al ministro o magistrado una síntesis de los puntos más importantes del amparo para facilitarles el trabajo. Ese ministro ya tenía su decisión a favor de la extradición antes de leer el amparo.

El día de la sesión, contrario a la costumbre de suspender el trabajo a las 2 de la tarde, decidieron continuarla, dijeron que sólo harían un breve receso para tomar un piscolabis.

Únicamente el ministro Genaro Góngora argumentó en contra de la extradición haciendo suyos nuestros argumentos sobre las graves violaciones a la Carta Magna de conceder la extradición de los quejosos al reino de España. Argumentos jurídicos impecables que de poco sirvieron, porque ocho ministros sin razonamiento alguno sólo levantaron la mano en la votación a favor de la extradición, incluida la ministra Olga Sánchez Cordero que a la sazón formaba parte de la Suprema Corte. Una decisión claramente violatoria de la Constitución y que nos dejaba como simples lacayos del reino español.

Tengo innumerables ejemplos como éstos de irregularidades cometidas en los procedimientos y de burdas resoluciones dictadas con criterios políticos e intereses económicos por jueces, magistrados y ministros, que he acumulado a lo largo de mis 30 años de litigio defendiendo ejidos, comunidades indígenas y a dirigentes sociales.

Por último, no puedo dejar de mencionar que la puerta de la Suprema Corte ha estado cerrada desde la pandemia y nunca la volvieron a abrir; los litigantes, cuando mucho, podemos pasar a la oficialía de partes y escoltados por un policía para que no vayamos a subir a molestar a los ministros. Por lo tanto, el cerco que tienen los trabajadores en la entrada de la Corte resulta ocioso y estéril.

* Abogada

Twitter
Visit Us
Follow Me
You Tube
Instagram
Continue Reading
Publicidad
Presiona para comentar

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Publicidad

Lo más Visto

Copyright © 2021 Cauce Campeche. Diseñado por Sin Contexto.