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Arsenal

“¿Ya no va a ser amiguito de Ken Salazar?”

Francisco Garfias | Excelsior

Los mexicanos nos enteramos ayer de que AMLO puso en “pausa diplomática” las relaciones con las embajadas de EU y de Canadá hasta que no haya una ratificación de que van a respetar la soberanía de México.

Al Presidente no le gustó que su amigo Ken Salazar declarara que la reforma al Poder Judicial es “un riesgo para la democracia” ni que el canadiense Graeme Clark dijera que los inversionistas de su país están preocupados por esa reforma.

“Nosotros no les andamos diciendo qué hacer o no en su país. Mientras yo esté, no lo voy a permitir. Hasta que admitan y sean respetuosos con nosotros, se levantará la pausa”, dijo, en tono bravucón, en la mañanera de ayer. El problema es que nadie entiende qué quiere decir “pausa diplomática” ni sus alcances. Es un término inexistente en el lenguaje diplomático y, por lo tanto, no se puede actuar en consecuencia.

“Como los gringos no entienden qué quiere decir pausa, no pueden estar de acuerdo o en desacuerdo”, nos dijo el excanciller Jorge Castañeda, uno de los mexicanos mejor informados de lo que pasa en el mundo. Preguntó, mordaz: “¿Quiere decir, en el fondo, que ya no va a ser amiguito de Ken Salazar?”.

Esto, considera el excanciller, debe ser una lección de que es un error que un Presidente de la República trate con el embajador de EU. “El embajador debe ser recibido, cuando mucho, y a veces, por el secretario de Relaciones Exteriores. Quizá con el fiscal, quizá con el secretario de Hacienda, pero no de manera sistemática con el Presidente.

“Eso es un error de principiante o de personajes autoritarios que no quieren delegar, porque quieren hacer todo ellos mismos. El error de López Obrador fue establecer una relación de cuates, de iguales, con alguien que, al final del día, es sólo el embajador de Estados Unidos”.

La anunciada “pausa” desató una cascada de opiniones. El tipo de cambio rozó los 20 pesos por dólar. Algunos especuladores se espantaron y los mercados se movieron levemente a la baja: 1.31 por ciento. La desarticulada oposición magnificaba los efectos de la postura presidencial, mientras que los morenos se envolvieron en la bandera nacional y multiplicaron los discursos contra los gringos.

La presidenta electa, Claudia Sheinbaum, asesorada quién sabe por quién, salió a apoyar la “pausa diplomática” en las relaciones con las embajadas de nuestros principales socios comerciales. “Vamos a respaldar siempre al Presidente de la República. Eso no quiere decir que cambien las relaciones con Estados Unidos y Canadá, pero sí es importante que los embajadores de estos países, y de otros, reconozcan que hay temas que corresponden exclusivamente a los mexicanos”, dijo.

En corto, sin embargo, Sheinbaum sugirió a los legisladores de Morena no acelerar la controvertida reforma, según el senador Ricardo Monreal. Ya va entendiendo.

* A fin de cuentas, no parece que sea tan grave lo dicho por el Presidente. “Todo el mundo sabe que son bravuconadas, mamarrachadas de AMLO, empezando por los americanos”, considera Castañeda. Aunque advierte: “Lo importante aquí es que está engañando, no a los americanos, que entienden muy bien todo esto, sino a los mexicanos, porque les está haciendo pensar que es indebido que los americanos opinen sobre cambios constitucionales y leyes en México. No es indebido que opinen desde que se firmaron, primero, el TLC y, luego, el T-MEC. Nadie obligó ni a Salinas ni a Zedillo ni a Fox ni a Calderón ni a Peña Nieto ni a López Obrador a firmar y luego respetar esos acuerdos. Todos preveían una salida con seis meses de aviso. Cualquiera de ellos hubiera podido salirse, empezando por AMLO. Si no le gusta el tratado que él ratificó, en esos términos, entonces que se salga. Pero lo que sí es indebido es que engañe a la sociedad mexicana haciéndola pensar que, por un lado, puedes tener los beneficios del tratado y, por el otro, puedes evitar los costos de ese tratado. Entre los costos cediste un cacho de tu soberanía. Por eso en Estados Unidos no es un tratado, es un acuerdo. No fue ratificado por dos tercios del Senado de ese país”.

* A lo que sí le dan mucha importancia los estadunidenses es a la reforma al Poder Judicial de AMLO. Integrantes del Comité de Relaciones Exteriores del Senado —dos demócratas y dos republicanos— se declararon ayer “profundamente preocupados” por esa iniciativa. Dicen, en un comunicado, que puede socavar la independencia y la transparencia del sistema judicial del país, “lo que pone en alto riesgo intereses económicos y de seguridad que comparten ambos países”. Ellos son Ben Cardin, demócrata; James Risch, republicano; Tim Kaine, demócrata, y Marco Rubio, republicano. Los cuatro hicieron un llamado conjunto a México para que reconsidere esa reforma que, dicen, puede socavar la autonomía y la transparencia del sistema judicial, “poniendo en serio peligro los intereses económicos y de seguridad que comparten ambos países”.

* “La Suprema vende patrias” fue el título de la agenda política de la sesión de la Comisión Permanente del Congreso de la Unión que impuso la mayoría oficialista. Así de parcial, así de ideologizado, así de chafa el debate.

De naturaleza política

Chocan en San Lázaro “tribus” de la 4T

Enrique Aranda | Excelsior

¿Pausar relaciones con Estados Unidos y Canadá? ¡Vaya…!

Ahora sí que más tardó la titular del Instituto Nacional Electoral (INE), la morenista Guadalupe Taddei Zavala, sepulturera de la democracia, en dar forma al extraordinario “obsequio” en forma de sobrerrepresentación en San Lázaro que armó para el partido del gobierno y sus parásitos aliados del Verde Ecologista y del Trabajo, que los ambiciosos miembros del oficialismo en la Cámara de Diputados en evidenciar las pujas por el poder y beneficios inherentes —“dinero (producto de corrupción) e influencias sin límites”, se diría— que caracterizan el cotidiano proceder de la 4T…

Pocas horas apenas después de iniciar la primera sesión de integración-planeación de la mayoría en la Cámara baja, en efecto, el propuesto coordinador de la misma, el impresentable Ricardo Monreal Ávila, debió asumir su primera “gran derrota” ante sus representados quienes, atendiendo supuestas indicaciones de Claudia Sheinbaum y sus cercanos, se negaron a avalar la propuesta de designar vicecoordinador de la misma al cuestionado dirigente sindical Pedro Haces Barba, dando de paso con ello a que hoy el cargo de “número dos”, nominación que tanto gusta en las filas de la exregenta), sea asignado a Alfonso Ramírez Cuéllar o Leonel Godoy o, en caso de imponerse el criterio de que la posición debe ser para una mujer, a la diputada por Azcapotzalco Gabriela Jiménez.

Vale recordar que, previo a ello, el pasado fin de semana en concreto, el cuestionado líder de la Confederación Autónoma de Trabajadores y Empleados de México (CATEM) y fundador del “conflictivo” partido Fuerza por México, con registro en el Edomex, ofreció en su rancho El Vergel una comida a un sector importante de la mayoría en la Cámara baja donde, amén de evidenciarse su cercanía con el zacatecano coordinador de la bancada en la LXVI Legislatura en la mente de prácticamente todos los asistentes quedó claro que él sería vicecoordinador… lo que ayer fue echado atrás por los claudistas.

Que a nadie extrañe, entonces, que a partir de ahora y hasta la formal integración de la Cámara, y del Senado también, el equipo de quienes rodean a la extitular del gobierno capitalino —atendiendo instrucciones de allá misma se comprende— tienden a “endurecer” posiciones ante la asignación de tales o cuales posiciones de poder que, huelga decir, habrán de definir el futuro y ritmo del trabajo a nivel legislativo sí, pero también del país entero o si se prefiere, de la Constitución.

¿Qué no? Al tiempo…

 ASTERISCOS

* Tal como se previó desde un primer momento, las reuniones entre el gobierno de la 4T, con el inquilino de Palacio incluido, con padres de los normalistas de Ayotzinapa asesinados hace ya casi una década en Iguala, terminaron sin resultados… “Terminamos mal…”, reveló ayer el cuestionado Vidulfo Rosales, quien, consciente o inconscientemente, siempre fue parte de los montajes y simulaciones de este régimen sobre el caso…

* Luego de cuatro años de su accidentado cambio de administración, la Cruz Azul sigue experimentando un crecimiento exponencial en infraestructura y desarrollo social que ya hoy propicia que muchos que operan con la cooperativa comiencen a hablar de una “refundación” que, obvio, al igual que en lo relativo a su actividad empresarial e industrial, incluye también las deportivas.

Nudo gordiano

Aquí mando yo

Yuriria Sierra | Excelsior

En la política, como en la vida, los inicios y los finales suelen ser reveladores. En el caso de Andrés Manuel López Obrador, el cierre de su sexenio demuestra ser un espejo inquietante de su comienzo y muestra un patrón de gobierno que ha priorizado la demostración de poder por encima de cualquier otra agenda.

El gobierno de AMLO arrancó con un acto que muchos interpretaron como una demostración de fuerza: la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de México en Texcoco. Esta decisión, tomada a través de una consulta popular cuestionable, envió un mensaje claro: el nuevo Presidente estaba dispuesto a deshacer proyectos multimillonarios y acuerdos previos para imponer su visión, sin importar los costos económicos o reputacionales para el país. La cancelación del NAIM no sólo representó pérdidas económicas significativas, sino que también sembró dudas sobre la seguridad jurídica en México para inversiones a largo plazo. Fue el primer “manazo sobre la mesa” de AMLO, una acción que buscaba demostrar quién mandaba, aun a costa de la confianza internacional y la estabilidad económica.

El cierre, con puño de hierro. Ahora, en el ocaso de su mandato, AMLO parece determinado a cerrar el círculo de la misma manera que lo abrió: con decisiones unilaterales que buscan reafirmar su poder, sin importar las consecuencias. Las reformas propuestas en el último tramo de su gobierno, particularmente la Judicial y la que busca desaparecer organismos autónomos, son el equivalente al “manazo final” de su administración.

La propuesta de reforma al Poder Judicial no es sólo un ajuste administrativo, es un intento de socavar la independencia de uno de los pilares fundamentales de cualquier democracia. Al buscar modificar la estructura y funcionamiento del Poder Judicial, AMLO no sólo trata de dejar una marca indeleble en el sistema de justicia, sino que también envía un mensaje claro sobre su visión del poder: concentrado, sin contrapesos efectivos.

Por otro lado, la iniciativa para desaparecer diversos organismos autónomos representa un ataque frontal a las instituciones que han sido fundamentales en el proceso de democratización de México. Éstos, creados para fungir como contrapesos y garantizar transparencia en áreas críticas, están siendo sacrificados en el altar de la “austeridad” y la “eficiencia”, cuando en realidad lo que se busca es concentrar aún más el poder en el Ejecutivo.

Tanto la cancelación del NAIM como estas reformas de última hora comparten un denominador común: un costo elevadísimo para México que va más allá de lo económico. Estas decisiones erosionan la confianza en las instituciones, debilitan el Estado de derecho y envían señales preocupantes sobre el compromiso del país con la democracia y la separación de Poderes.

El daño a la reputación internacional de México, la incertidumbre jurídica para inversiones y el debilitamiento de los contrapesos democráticos son heridas que no tomarán años, sino décadas en sanar. Irónicamente, AMLO llegó al poder prometiendo una transformación profunda del país, un cambio radical en la forma de hacer política. Sin embargo, sus acciones al inicio y al final de su mandato revelan una adhesión a las viejas prácticas del presidencialismo autoritario que tanto criticó.

La verdadera transformación requiere fortalecer las instituciones, no debilitarlas; fomentar el diálogo y el consenso, no imponer decisiones unilaterales; requiere pensar en el largo plazo del país, no en victorias políticas de corto plazo.

Al cerrar su sexenio, de la misma manera que comenzó, con decisiones que priorizan la demostración de poder sobre el bienestar del país, AMLO sella un legado contradictorio. Innegablemente, ha movilizado a sectores de la población históricamente marginados y ha puesto sobre la mesa temas cruciales como la desigualdad. Pero sus “manazos” inicial y final amenazan con dejar un país más polarizado, con instituciones debilitadas y una democracia acotada. El verdadero costo de estas acciones no se medirá en pesos y centavos, sino en la salud a largo plazo de la democracia mexicana. La pregunta que queda en el aire es si México podrá recuperarse de estos embates y reconstruir lo que estos “manazos” han intentado derribar.

El próximo gobierno tendrá la difícil tarea de reconstruir puentes, fortalecer instituciones y restaurar la confianza en un sistema democrático y republicano que, hoy por hoy, parece más frágil que nunca desde que se inauguró la alternancia. Sólo el tiempo dirá si el legado de AMLO será recordado como el inicio de una verdadera transformación o como un doloroso retroceso en la consolidación democrática de México.

Astillero

Una pausa de consecuencias transexenales // AMLO ondea bandera; Claudia apoya // Adiós de familiares de 43 a AMLO // Piña, pataleos

Julio Hernández López | La Jornada

No es una ruptura, ni un paso jurídicamente sustentado, pero sí un artificio arriesgado en materia de relaciones políticas, económicas y fundamentalmente comerciales con el poderoso país vecino, Estados Unidos, y con el otro socio importante en el contexto subcontinental, Canadá. No se rompen relaciones diplomáticas ni se expulsa a los embajadores considerados injerencistas, sólo se pone en pausa, respecto a éstos (Ken Salazar y Graeme C. Clark), la comunicación, el contacto (que en el caso del estadunidense era frecuente, aparentemente amistoso y con temario amplio).

A unos días de entrar al mes de su sexenio que tal vez vaya a ser el más intenso (y vaya que los ha habido desde 2018), el Presidente saliente sostiene una postura de rechazo a las declaraciones de los mencionados embajadores (que son las posturas de los gobiernos de esos países, no las personales de los representantes diplomáticos).

Dicha postura andresina le permite cerrar a tambor batiente su periodo constitucional y ondear la bandera del nacionalismo y la soberanía, lo cual seguramente se expresará el 1º de septiembre en el acto masivo organizado para presentar el sexto y último Informe presidencial y a lo largo de ese septiembre de la patria en que la llamada Cuarta Transformación habrá de estrenar y ejercer su arrolladora mayoría calificada en el Congreso de la Unión con la aprobación de reformas constitucionales, entre ellas la causante de los diferendos diplomáticos, la judicial, y, en segundo plano pero concurrente, la de la desaparición de cuando menos siete órganos constitucionales autónomos.

En todo caso, las consecuencias de lo que suceda en lo que resta del periodo obradorista, a poco más de un mes de que termine, habrán de ser enfrentadas por la entrante, Claudia Sheinbaum Pardo, que ayer expresó respaldo al posicionamiento del tabasqueño que en unas semanas pasará a residir en Chiapas.

A la presidenta entrante, aunque de manera especial al saliente, el Comité de Relaciones Exteriores del Senado de Estados Unidos expresó su grave preocupación por las reformas, la judicial en primer término, pero también otras, que el Congreso federal abordará a partir del próximo 1º con una aritmética legislativa que otorga al morenismo una facultad casi automática de hacer aprobar cualquier propuesta.

Véase el grado de advertencia del citado comité senatorial estadunidense: nos preocupa profundamente que las reformas judiciales propuestas en México socaven la independencia y transparencia del Poder Judicial del país, poniendo en peligro intereses económicos y de seguridad críticos compartidos por nuestras dos naciones. También nos alarma que varias otras reformas constitucionales actualmente en discusión puedan contradecir los compromisos asumidos en el Acuerdo Comercial México-Estados Unidos-Canadá, cuya revisión está programada para 2026.

Es lamentable la manera en que han cerrado las reuniones entre el presidente López Obrador, quien despertó una esperanza a partir de 2018 respecto a la posibilidad de alcanzar verdad y justicia en el caso de los 43 normalistas de Ayotzinapa, y los familiares de éstos, quienes han señalado que no hubo suficientes avances, pues todo se frenó llegado el momento de indagar a fondo el involucramiento del poder militar. Terminamos mal, sintetizó el abogado Vidulfo Rosales, miembro del Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan.

Y, mientras la ministra presidenta de la Corte, Norma Piña, ha dado entrada a la pretensión panista de que este órgano se pronuncie respecto a la asignación de asientos legislativos por la vía de representación plurinominal (en el fondo, respecto a la mayoría calificada), en lugar o por encima del Tribunal Electoral federal (que es considerado el órgano que emite la palabra final), ¡hasta mañana, con la misma Piña y otros ministros suspendiendo una sesión de la sala superior de la Corte para solidarizarse con el paro de trabajadores del Poder Judicial!

México, SA

Pausa para Salazar // Embajador verborreico // Piña, palmípeda salvaje

Carlos Fernández-Vega | La Jornada

Con el clásico aire de procónsul de los embajadores gringos, Ken Salazar, con sangre en la lengua, asegura que se conduce con el máximo respeto a la soberanía de México. ¡Claro! Lo mismo decía, por ejemplo, John Dimitri Negroponte, siniestro agente de la CIA –uno de tantos– que a finales de los años 80 fue designado en el mismo cargo por el entonces presidente George Bush padre, sólo para que el Congreso nacional terminará declarándolo persona non grata por la sistemática violación de la soberanía mexicana.

A Salazar no le para la lengua, es compulsivo y provocador, y parece que quiere recibir el mismo galardón de Negroponte, porque se lo está ganando a pulso. En Palacio Nacional ya le pusieron un alto, pero insiste: Estados Unidos desea continuar su estrecha colaboración con México para alcanzar nuestros objetivos compartidos como socios iguales y en el espíritu de amistad que refleja nuestros lazos de antaño, pero sigue duro que dale con el tema de la reforma judicial, la cual sólo compete los mexicanos. Si le gusta o no, es su problema. Lo mismo para la banca trasnacional, las calificadoras, las cámaras de comercio extranjeras y demás arietes coordinados por el Departamento de Estado que pretende que nada cambie, que todo siga igual para mantener intocados sus intereses. Y en el coro, las organizaciones de la oligarquía nacional y sus sicarios mediáticos.

No es gratuito que el presidente López Obrador haya puesto en pausa (con copia para el embajador canadiense, Graeme Clark, quien también sigue las instrucciones del Departamento de Estado) su relación con Ken Salazar por su intento de meter la garra en asuntos que sólo corresponden a los mexicanos. Tal pausa, de acuerdo con el mandatario, significa que vamos a darnos nuestro tiempo. En realidad es el Departamento de Estado, porque tampoco es él. Qué casualidad que al mismo tiempo que se pronuncian en México a través de la embajada lo hacen los canadienses, que también es de pena ajena; parece Estado asociado.

Algo más: ¡cómo le vamos a permitir al embajador, con todo nuestro respeto, que esto no es asunto de pleito, de enemistades, pero cómo le vamos a permitir que él opine que está mal lo que estamos haciendo! Ahora sí que no vamos a decirle: abandone el país, eso no, pero sí tenemos que leer la Constitución, que es como leerle la cartilla.

López Obrador detalló que la relación trilateral continúa, pero ojalá y haya de parte de ellos (los embajadores) una ratificación de que van a ser respetuosos de la independencia y soberanía de México. Mientras no haya eso y sigan con esa política, pues hay pausa con las embajadas de Estados Unidos y Canadá, porque tienen que aprender a respetar la soberanía de México; no es cualquier cosa, porque nosotros no vamos a darles consejos allá, ni a decir qué está bien y qué está mal. Entonces, queremos que sean respetuosos, que haya una relación recíproca en cuanto al respeto a las soberanías. Y no se trata de Andrés Manuel, olvídense, dijo, sino de la investidura presidencial.

Salazar llega a Palacio Nacional, detalla el mandatario, y “lo recibe el Presidente de México, y que de repente salga a decir ‘vine a darle mi opinión, de que no debe el pueblo de México elegir a los jueces, a los magistrados, a los ministros, porque eso –como llegaron a decirlo– es antidemocrático, complica más las cosas’, ¿no? Dicen: ‘Qué vergüenza’. Como diría nuestro filósofo: ‘pero qué necesidad’; mientras yo esté aquí no voy a permitir ninguna violación de nuestra soberanía”.

¿Cómo reactivar? Fácil: una aclaración de parte de ellos, que exprese que, en el asunto de la constitución de nuestro gobierno, en la aplicación de nuestra democracia, en las decisiones que tome nuestro gobierno, legal, legítimamente constituido, pues tienen que ser respetuosos, que entiendan que fue una imprudencia manifestarse como lo hicieron.

Entonces, Salazar y Clark se han ganado el premio Negroponte, pero en vía de mientras les urge un curso intensivo de diplomacia, con énfasis en respeto a la soberanía.

Las rebanadas del pastel

La ministra no doy una, Norma Piña, resultó ser una verdadera palmípeda salvaje: cada paso que da, una deposición. La más reciente, dar entrada a un recurso del PAN (otro pato salvaje) contra el ogro de la sobrerrepresentación, asunto que corresponde al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. Es parte del nerviosismo, del coraje y también del ridículo (AMLO dixit) de la susodicha… Enorme abrazo, con su respectivo beso, a la dueña de mi sistema cardiaco por otra velita en el pastel compartido.

La viabilidad política de la ultraderecha en México

Bernardo Barranco V. | La Jornada

El resultado electoral de junio de 2024 transformó radicalmente el horizonte político de México. El triunfo demoledor de Morena y sus aliados quebrantó profundamente a los partidos que integraron la oposición. Ahora sufren una crisis anímica y de brújulas extraviadas. Ideológicamente la oferta extraña de alianza de PRI, PAN y PRD fracasó. Las históricas derrotas se decantaron en descalabros de identidad y tradición de los partidos. El pragmatismo del PAN, por ejemplo, lo llevó a condescender con principios ideológicos antes inimaginables. Su rechazo al aborto se matizó durante la campaña. El PAN se corrió más al centro. Ahora muchos militantes plantean recuperar la llama original del panismo como una corriente conservadora socialcristiana.

Bajo esta premisa, Eduardo Verástegui fundamentó su discurso fundacionista de un nuevo partido de la ultraderecha. Afirmó en el discurso de clausura de la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC), el pasado fin de semana en la CDMX: “Nos encontramos en un momento crucial de nuestra historia y México nos llama a poner en acción nuestro amor por nuestra nación. Llegó la hora de actuar, pero no en una película, sino en la vida real. Actuar con valores en el día a día. México es una nación forjada en las luchas… Los valores que han sido el faro, que han guiado a nuestra nación durante décadas, están siendo desafiados por ideologías que buscan imponer los mismos políticos de siempre”.

Verástegui, en un video de hace meses, sostuvo: Sueño un México que le permita a Dios ser el centro de nuestra nación. Es una afirmación provocadora, anticlimática en términos de laicidad. Es el lanzamiento oficial del partido de Verástegui. Aunque ya lo había anunciado, formaliza ahora ante sus aliados y padrinos la creación un partido de ultraderecha en México. Verástegui no va solo; tendrá el apoyo del catolicismo y pentecostalismo conservador estadunidense. En su intervención volvió a criticar al gobierno catalogando a sus miembros de zurdos corruptos, y a la oposición de inexistente, llamándola opoficción. En el país, dijo, no hay una verdadera opción de derecha. El PAN es un partidito de derechita cobarde, ha perdido el rumbo, ha declinado sus orígenes, ha extraviado su identidad. Por ello, sigue Verástegui: “Debemos reconstruir la derecha… construir un movimiento conservador que promueva la libertad y la defensa de los valores mexicanos”. Prometió que muy pronto se iniciará la restauración, ojo con este término, de un nuevo partido: Verás que sí, en consonancia con su apellido. La creación de la nueva plataforma política descansará en el Movimiento Viva México y en agrupaciones civiles vinculadas al Yunque.

Al señalar que la derecha está huérfana, Verástegui reconoce el fracaso de muchos ultraderechistas católicos que venían del Yunque, de los Tecos y de otros grupos políticos de extrema derecha que eligieron afiliarse al PAN desde fines del siglo pasado, sobre todo en el periodo de Vicente Fox, y terminaron por conformar el ala más dura de ese partido. Muchos terminaron mimetizándose de la cultura política de corrupción y privilegios. La opción conservadora se fue debilitando por las tentaciones pragmáticas y jugosas prerrogativas adormecedoras. También inhibió la construcción de movimientos de extrema derecha en México.

Muchos analistas e historiadores ven poco viable que cuaje una opción de extremismo político católico. Estos movimientos fueron derrotados cultural, ideológica y militarmente desde el siglo XIX por los liberales. En el siglo XX la guerra cristera fue sometida por los militares sonorenses, actores y herederos de la Revolución Mexicana.

Otros analistas reprochan la política cultural y moral del presidente Andrés Manuel López Obrador como conservadora. Éste reivindica la familia tradicional, se ha enfrentado al feminismo, en sus primeros tres años enalteció los valores religiosos y bíblicos; colmó a los ciudadanos con la Cartilla moral, de Alfonso Reyes; enalteció la economía moral y casi no se involucró en temas como el aborto y los derechos de las minorías sexuales. ¿Para qué crear un partido radical si el Presidente ha secuestrado parte de sus causas?

Como buen actor, Verástegui ha construido un personaje. Su libreto se fundamenta en la crisis de los partidos opositores. Su irrupción, no es un accidente, es reflejo de una atmósfera del fin e inicio de nuevos ciclos en la vida política de la nación. Verástegui no está solo, cuenta con la red de apoyos políticos y financieros de Donald Trump. Dispone de la solidaridad de Jair Bolsonaro, Giorgia Meloni, Steve Bannon, Salvador Abascal, Marine Le Pen, Lech Walesa, Javier Milei, el senador Ted Cruz, el presidente de Hungría, Viktor Orban, y Ricardo Salinas Pliego, entre muchísimos otros.

En el mundo entero la ultraderecha es una amenaza real. Parte de supuestos como la decadencia moral de las sociedades contemporáneas y la necesaria recuperación de los valores religiosos fundantes para que Dios actúe y sea el centro de la historia. Y nos preguntamos ¿por qué México parece ir en sentido contrario? ¿Por qué es remoto pensar que se erija con peso electoral la ultraderecha? Desde mediados del siglo XX parece que nos hemos vacunado ante el radicalismo de las derechas. Bueno, eso decían en España y Vox es una amenaza latente. También en Argentina: siete meses antes de las elecciones era un absurdo pensar que Milei sería presidente.

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