Conoce más de nosotros

Columnas Escritas

Lo que dicen los columnistas

Published

on

Twitter
Visit Us
Follow Me
You Tube
Instagram

Las opciones de Donald Trump

La irrupción de Kamala Harris ha cambiado radicalmente la contienda al punto de dejar a Donald Trump desconcertado. Faltando poco más de dos meses para los comicios, el expresidente tiene dos opciones sobre la mesa: una es nuclear, la otra es moderada.

Antonio Salgado Borge * | Proceso

Donald Trump está desconcertado. La irrupción de Kamala Harris como candidata presidencial del Partido Demócrata ha representado un golpe del que, por el momento, ese expresidente no parece haberse recuperado.

Ni siquiera los demócratas más optimistas dimensionaron la magnitud del efecto que su nueva candidata generaría. La actual vicepresidenta estadunidense unificó a todas las facciones de su partido en apenas un par de días. 

Con la misma velocidad disipó dudas sobre su carisma o habilidades discursivas, convirtiéndose en éxito en redes sociales. Pero, sobre todo, Harris ha logrado generar dos emociones fundamentales en una elección; dos emociones que los demócratas no sentían desde la primera campaña de Barack Obama: alegría y esperanza.

Estos fenómenos se han reflejado en las más relevantes encuestas nacionales y locales.  A escala nacional, antes de retirarse de la contienda, Joe Biden seguía una tendencia negativa que le había dejado a 4 puntos porcentuales por debajo de Donald Trump. 

Más relevante aún es el hecho de que Biden estaba abajo en todos y cada uno de los llamados “swing states”; es decir, los estados que decidirán la elección presidencial de este año. 

Vale la pena recordar que en el sistema electoral estadunidense llega a la presidencia la persona que obtenga al menos 270 votos en el colegio electoral. Cada estado aporta un número de votos fijo a ese colegio –por ejemplo, Michigan aporta 15 y Texas 40–. Y el partido que gane el voto popular en un estado se lleva todos los votos que van al colegio electoral. 

Las encuestas muestran que Kamala Harris ha alcanzado o rebasado a Donald Trump tanto en el voto popular como en un número suficiente de estados clave. Sin embargo, también es cierto que es imposible saber si será suficiente. 

Por principio de cuentas, la ventaja en el voto popular de Harris es de alrededor de 3 puntos porcentuales, cuando es conocido que el Partido Demócrata necesita de entre 3 y 4 puntos de ventaja en número total de votantes para tener los votos suficientes en el colegio electoral.

Esto no es todo. Los estados donde Harris ha rebasado o empatado a Trump están todos dentro del margen de error de las encuestas relevantes. Esto significa que, pese a que el resultado del ejercicio de la casa encuestadora es el publicado, se asume que el margen es tan menor que los errores naturales del proceso podrían falsificarlo.

Lo anterior queda retratado en los modelos predictivos de medios más serios, como The Economist o The New Statesman. Mientras que el primero da a Harris 60% de probabilidades de ganar, el segundo le otorga 52 por ciento.

Las tendencias favorecen a Kamala Harris. Su irrupción ha cambiado radicalmente la contienda al punto de dejar a Donald Trump desconcertado. Pero la elección presidencial estadunidense claramente sigue siendo un volado. 

Ante este escenario, y faltando poco más de dos meses para el día de la jornada, Donald Trump tiene dos opciones principales sobre la mesa: una es nuclear, la otra es moderada.

La opción nuclear consiste en redoblar su apuesta por movilizar a su base vía el discurso agresivo, racista, sexista y marcadamente pesimista que le ha caracterizado; es decir, en soltar aún más las riendas del personaje nefasto que resulta tan atractivo para el movimiento MAGA y que, fuera de Estados Unidos, es marcadamente repudiado.

La opción moderada pasa por moverse hacia el centro con el fin de capturar los votos de personas indecisas o votantes independientes que podrían inclinarse hacia cualquiera de los dos lados. Tomar esta opción implicaría alejarse del personaje descrito arriba y presentarse como un candidato más institucional y disciplinado.

La aparente indecisión de Trump ante este dilema tiene una manifestación concreta en el choque entre dos grupos de presión dentro del Partido Republicano. 

En los últimos días, organizaciones y líderes de ultraderecha han presionado abiertamente a los directivos de la campaña presidencial republicana. De acuerdo con estos grupos, los asesores de Trump le han confundido o engañado al punto de llevarlo a abandonar banderas ultraderechistas.

Quizás el más claro ejemplo de ello sea el deslinde público de Trump del llamado “Proyecto 2025”; un nefasto documento de casi mil páginas concebido para ser una especie de guía o proyecto de gobierno del presidente republicano. 

El “Proyecto 2025” no es un asunto menor; se trata de un plan que, de ser implementado, dejaría a Estados Unidos en la penumbra. 

Y es que este documento incluye aberraciones aplaudidas por grupos ultraconservadores, como la desaparición de la educación pública federal, incrementar el control presidencial sobre el Departamento de Justicia, reemplazar a funcionaros públicos con servicio de carrera por leales al movimiento MAGA, eliminar regulaciones ambientales, criminalizar la pornografía y un control grosero sobre las mujeres y sus cuerpos.

Trump dijo públicamente que el “Proyecto 2025” sería su guía en caso de regresar a la Casa Blanca. Decenas de sus colaboradores más cercanos participan en la organización que lo ha diseñado y publicado. Sin embargo, en semanas recientes, al ser cuestionado y criticado sobre sus vínculos con ese proyecto, Trump se ha deslindado.

Por otro lado, los directivos de la campaña republicana, asesores e incluso legisladores de ese partido han exhortado públicamente a Trump en dejar fuera de su discurso agresiones y radicalismos para concentrarse en políticas públicas que apelen a electores moderados.

Por ejemplo, una y otra vez se le ha llamado a no hacer comentarios sobre la raza o sexo de Kamala Harris, a dejar de abrazar a líderes ultraconservadores y a abstenerse de improvisar o enfrascarse en los conocidos discursos donde suele vomitar una serie de comentarios inconexos. Recientemente Trump parece obsesionado con Hannibal Lecter, mostrar que sus eventos son más grandes que los de Harris, que es más inteligente o guapo que ella.

El hecho de que Trump parezca confundido entre ambas posturas se ha magnificado por una exitosa estrategia implementada por Harris. Sus discursos abordan el peligro que su rival representa, pero lo retratan como un hombre “poco serio”, ridículo, raro o desfasado. No hay nada peor para un político que ser burlado. A ello hay que sumar que la elección de este año implica un riesgo existencial para el candidato republicano: de no llegar a la Casa Blanca, bien podría terminar siendo encarcelado.

Lo anterior no significa que Donald Trump esté condenado o derrotado. Existe un precedente de un caos en su campaña del que salió bien librado. En 2016, tras unas semanas de crisis, ese candidato decidió restructurar a su equipo, rodearse de asesores más sensatos y adoptar un enfoque más disciplinado. Además, con más tiempo y exposición, el efecto Harris podría terminar disolviéndose o alcanzado un techo que, por ahora, no ha encontrado.

Kamala Harris y los demócratas intentarán salvar a Estados Unidos construyendo una coalición amplia. Y lo harán contrastando su humanidad, alegría y esperanza con las de un candidato al que parecen haber encontrado su talón de Aquiles.

Sin embargo, las verdaderas campañas presidenciales de Estados Unidos empezarán en septiembre. Y está por verse si, confrontado con su dilema, Donald Trump tomará la opción nuclear o la opción moderada.

* Profesor Asociado de Filosofía en la Universidad de Nottingham, Reino Unido.

Sextante

Frenesí

Federico Reyes Heroles | Excelsior

Los enloquecidos devoran más allá de la necesidad, por el simple gozo de la abundancia.

Frenético quizá sea la palabra: exaltado, agitado, ajetreado, enajenado… loco, nos dice la Academia. Frenesí denominan los marinos a un espectáculo maravilloso y cruel a la vez. Alguna especie menor en gran abundancia, sardinas quizá, provoca la locura de otras: pelícanos, delfines, cormoranes… Los enloquecidos devoran más allá de la necesidad, por el simple gozo de la abundancia. Quiebran la ley de vida. Es una barbarie. Hoy, la abundancia tóxica es el poder. México es víctima de un frenesí.

La locura acompañó a la gestión desde su nacimiento. Sinsentidos que a nadie beneficiaron. Hoy, muchos cadáveres —metafóricos y concretos— rodean al país. Por qué tirar más de 300 mil mdp enterrando un aeropuerto, dinero de los mexicanos y también el potencial negocio que hubiera traído beneficios… a este gobierno. Un absurdo. Por qué obsesionarse con Pemex dándole 2.1 billones de pesos que serán irrecuperables. La vacunación se desploma, por carecer de una milésima parte. Las huellas de la enloquecida marcha —para recordar a B. Tuchman— delatan una pulsión central: el desprecio o temor hacia el mérito. Los iluminados no toleran esa terrenal fórmula de ascenso. El mérito acota los territorios del poder. Peldaño por peldaño, igual en una escuela o una orquesta o en el conteo de las miles de horas de vuelo de un piloto. Por eso el rechazo a las cifras (y la desaparición del Coneval) que desnudan aciertos y errores de los gobernantes. Por eso la fobia a la evaluación educativa independiente y a PISA. De ahí las necesarias “otras cifras”. Sin Inai, cómo rebatirlas. Las concesiones de radio y televisión, entre otras, irán a manos de un incondicional que podrá amenazar para controlar la crítica. Por eso el desprecio hacia el servicio diplomático de carrera. La aversión contra el mérito envenenó todo. Por eso nombramientos anómalos del INE, no de carrera, y el agrónomo en Pemex.

En la locura del frenesí, como las hienas que igual comen avestruces que reptiles, atrapados en su embriagante torbellino, se van encima de la pluralidad y de la impartición de justicia. Las advertencias y críticas llevan meses, pero, desquiciados, no escuchan, no leen la realidad. El peso se debilita, los diarios internacionales llaman la atención de la gravedad de elegir al Judicial. Pero ellos siguen en estampida, como búfalos. Jueves 22: los embajadores de Estados Unidos y Canadá lo dicen con todas sus letras “…la elección directa de jueces representa un riesgo mayor para el funcionamiento de la democracia de México”, K. Salazar. “…mis inversionistas sí están preocupados; ellos quieren estabilidad, un sistema judicial que funcione…”, G. Clark. Conclusión: la reforma al Judicial es un riesgo para la relación comercial en el T-MEC. Pero para los iluminados no hay riesgos, sus visiones, ellos —en sí mismos— son garantía. Juegan con fuego. Estamos a meses de que inicie la revisión del tratado, eje de nuestra economía. La pelea en contra del maíz transgénico, como se advirtió, parece perdida. Perjudicará a muchos.

Falso que quieran heredar continuidad. La herencia es ya el retorno al origen: un sinsentido: destruir al Judicial. Continuidad supondría no seguir envenenando manzanas. Con unas finanzas públicas endebles, una inseguridad que espanta a propios y extraños, un creciente desprestigio internacional, un territorio institucional devastado por la sistemática destrucción; si de verdad quisieran ayudar a Sheinbaum, deberían, por lo menos, congelar la reforma al Judicial. Así ganarían tiempo para estudiar lo que no estudiaron. Que nazca bien la gestión de la primera Presidenta. Facilitar el arranque sí sería continuidad. Pero esto parece boicot, tentación de naufragio colectivo.

El costo del frenesí no tiene referentes. Mortal sinsentido. ¿Por qué imponer la reforma? O quizá necesitan jueces de los narcos. Cortar las raíces del andamiaje democrático y del Judicial nos arroja al abismo autoritario. ¿Y la salida?

Arsenal

“¿En dónde están los diputados que nos iban a escuchar?”

Francisco Garfias | Excelsior

El enojo de los trabajadores del Poder Judicial Federal (PJF) se reflejaba en los cánticos, pancartas, mantas, silbatos, tambores, matracas  que utilizaron en las manifestaciones de ayer contra la reforma de AMLO que, según ellos, amenaza la autonomía del sistema de justicia en México. A mediodía protestaron frente a las puertas del Palacio Legislativo de San Lázaro y, por la tarde-noche, en el Ángel de la Independencia. Simultáneamente, dentro del recinto parlamentario, el oficialismo avanzaba en comisiones en la aprobación del dictamen de la controvertida reforma. Veintidós diputados de Morena, PVEM y PT votaron a favor; 17 del PAN, PRI y MC en contra.

El oficialismo permaneció sordo frente a los reclamos de los trabajadores del PJF, que hoy cumplen nueve días en paro contra la controvertida reforma que pone en entredicho su carrera judicial y los deja en la incertidumbre.

“¿En dónde están? ¿En dónde están los diputados que nos iban a escuchar?”, coreaban los trabajadores, mientras, en la Cámara de Diputados, la mayoría oficialista comenzaba los trabajos de demolición del sistema judicial, tal como lo conocemos. Quieren aprobar “en chinga” la reforma y dejarla lista para que la nueva legislatura le dé su “regalo de despedida” a López Obrador (el copyright es de Mario Delgado) antes que se vaya a “La Chingada” (me refiero a su rancho, no sean malpensados) el 30 de septiembre próximo.    

Decía una pancarta: “No somos paleros, somos abogados”. Otra: “Examen sí, tómbola no”. Una más ruda: “México, despierta, la dictadura está en la puerta”.

Y coreaban consignas: “El Poder Judicial no va a caer, no va a caer…”. “Si el pueblo se inconforma, no pasa la reforma”.

*En medio de la manifestación, en San Lázaro,  platicamos con Adriana Arreguín Hernández, quien empezó a trabajar en el Poder Judicial hace 30 años.

Iba en segundo semestre de la carrera de derecho en la Universidad del Valle de México cuando entró. Hizo todo el recorrido: meritoria, oficial judicial, actuaria, secretaria de juzgados, secretaria de colegiado. Ha presentado concursos de oposición.

Comenta  al respecto: “Han sido noches de desvelo para prepararte para un examen de juez, como para que ahorita, ése es nuestro dolor, no se valore la carrera judicial en su justa dimensión y se diga: los muchachos que salgan de la universidad, sin experiencia, pueden ser jueces federales”.

No niega que el PJF requiere cambios, “pero éste no es el camino”, subraya. La indiferencia de los ciudadanos la lastima.

“Nosotros protegemos derechos humanos. Las personas de Ecatepec, por ejemplo, vienen porque están construyendo edificios en Polanco y les quitan el agua para llevarla allá. Oye, vamos al amparo.

“Nosotros tenemos que velar por que los ciudadanos tengan todo lo que necesitan para subsistir: agua, salud, muchísimas más cosas. Eso es lo que la gente no ve. Le da igual si nos quitan”.

*La reforma sí va a pasar. El oficialismo tiene mayoría calificada –dos tercios de los legisladores presentes– en San Lázaro y sólo le faltan tres escaños para alcanzarla en el Senado.

Manuel Velasco, del PVEM, declaró ayer que ya tienen amarrados esos tres votos de la oposición. No dijo nombres.

Ricardo Monreal, futuro coordinador parlamentario de la bancada del Morena en la Cámara de Diputados, señaló que la reforma podría aprobarse por el pleno el 1 de septiembre, en sesión distinta a la de la instalación de la nueva legislatura.

El oficialismo también ha hecho caso omiso de las advertencias –internas y externas–, sobre los riesgos que implica la destrucción del actual sistema de justicia.

Lo quiere reemplazar por el “plan C” (plan Capricho) de AMLO, bajo el engañoso pretexto de “democratizar” al Poder Judicial, y combatir la corrupción de jueces, magistrados y ministros. Una editorial del influyente Washington Post, publicado ayer, advierte que, si la independencia judicial se acaba con la reforma judicial, las consecuencias políticas las pagaría la presidenta electa Claudia Sheinbaum.

“En juego está la independencia y la aplicación de la ley en un país que conoce poco de ambos a lo largo de su historia. El plan de López Obrador puede también ser un obstáculo para la integración económica de América del Norte”, asevera.

*Ya que estamos, les cuento una inadmisible paradoja de la que nos enteramos ayer. En tiempos de campaña, Claudia Sheinbaum fue denunciada en numerosas ocasiones por actos anticipados de campaña, pero también por no tener un “modo honesto de vivir”, requisito indispensable para cualquier candidatura. El TEPJF les dio luz verde a las denuncias. Claudia se preocupó y se ocupó. Pidió a la Corte que retomara el caso.

El tema fue a dar a la ponencia de la ministra Margarita Ríos Farjat. Fue ella quien hizo el proyecto que permitió a la hoy Presidenta electa seguir en la contienda. Argumentó ante sus colegas que el señalamiento de que no tenía un “modo honesto de vivir” era vago y abstracto. Los ministros lo desecharon.

¿Cuál es la paradoja? Que a los ministros de la SCJN que evitaron que le quitaran la candidatura a la primera mujer que será Presidenta los van a correr, y a los magistrados del TEPJF, no.

Astillero

Poder de las urnas y poderes fácticos // Frenar proyectos progresistas // La oposición, desdibujada // Entra EU a salvar democracia

Julio Hernández López | La Jornada

El curso que ha tomado el proceso de la reforma judicial pone de manifiesto el histórico conflicto del poder de las urnas, en cuanto soporte de intentos de modificaciones populares de sistemas injustos, frente a los poderes fácticos que se resisten a esos mandatos electorales que les son adversos.

En términos jurídicos, políticos y sociales, no debería haber obstrucción al cumplimiento de lo anunciado como propuesta de campaña por Morena y sus aliados, luego votado en abundancia histórica por ciudadanos deseosos de que esas propuestas se materializaran (entre ellas, de manera sumamente explícita y destacada, la de una reforma judicial que incluyera sin duda alguna la elección directa de personas juzgadoras).

Lo sucedido ahora es diferente, por ejemplo, de lo relativo al Pacto por México, del cual Enrique Peña Nieto nunca habló en campaña y que por tanto constituyó una sorpresa alevosa, que implicó reformas constitucionales, obviamente a partir de una mayoría legislativa calificada constituida no de origen, sino a través de marrullerías y corruptelas varias, que gustosamente alcanzaron incluso al chuchista Partido de la Revolución Democrática.

Sin embargo, a pesar de la terrible derrota electoral sufrida por la nada natural coalición que postuló a Xóchitl Gálvez como candidata presidencial, la oposición a la continuidad de la llamada Cuarta Transformación se ha empecinado en tratar de deslegitimar el triunfo de Claudia Sheinbaum y de las planillas legislativas federales presentadas por Morena, el Verde y el PT.

Por sí mismo, ese revoltijo de partidos y sociedad civil no logra levantar cabeza y sigue de tumbo en tumbo. Es ahí donde intervienen los poderes llamados fácticos: la industria periodística que presiona en busca de restaurar arreglos, los membretes empresariales y sus jefes reales, muy entrenados en acomodarse y reacomodarse ante los gobiernos en turno, y el factor externo, específicamente el estadunidense, que ha trabajado con aplicación para acotar, o de ser posible descarrilar, el proyecto triunfador en las urnas el pasado 2 de junio.

El asomo descontonero del embajador Ken Salazar se inscribe en ese contexto, pero no es el único factor promotor de turbulencias en un proceso político de centroizquierda, progresismo o humanismo, como se desee clasificar. Hasta ahora, ese proceso mexicano ha transitado con dificultades y altibajos, pero sin provocar ruptura social (aunque haya discordias). Tarea de los mexicanos opositores sería la de construir alternativas exitosas para frenar y revertir lo que la llamada 4T hubiese instalado (a fin de cuentas, para eso es el juego y el rejuego democráticos), pero no debería tal oposición prestarse a las maniobras (y celebrarlas) echadas a andar desde el extranjero.

Lo cierto es que no hay estructura operativa ni recomposición programática de los partidos opositores: el PRI está embebido en sus pleitos internos, con Alito haciendo cálculos mercantiles para el alquiler de votos en las cámaras y Manlio Fabio Beltrones calibrando cómo y dónde puede armar su propio tenderete; la élite de Acción Nacional está tratando de imponer a Jorge Romero (cártel inmobiliario) como sustituto del muy desgastado Marko Cortés, sin que haya un costo excesivo (a Damián Zepeda hay quienes en el PAN lo ven fuera, acaso rumbo a Movimiento Ciudadano); del PRD, ya sólo queda el recuerdo (y la ambición de los Chuchos que pretenden crear nuevo negocio partidista) y Xóchitl Gálvez navega entre decepciones e intrascendencia, con cierta esperanza de construir un partido rosa y presidirlo. A causa de esa aridez opositora nacional es que ha sido necesario que Estados Unidos entrara al salvamento, a través de un sombrero embajador.

México SA

AL, círculo perpetuo // Avance-retroceso económico // Llega la reina Claudia Carlota

Carlos Fernández-Vega | La Jornada

En la interminable historia de avance-retroceso de las economías regionales, el más reciente análisis de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) advierte que en el transcurso de la última década exhibieron un bajo nivel de crecimiento económico, con una tasa promedio de 0.9 por ciento en el período 2015-2024, inferior al 2 por ciento registrado en la llamada década perdida de 1980, de tal suerte que dinamizar el crecimiento constituye una tarea primordial para que la región pueda responder a los desafíos ambientales, sociales y laborales a los que se enfrenta en la actualidad.

A lo largo de su existencia, con énfasis precisamente a raíz de la década perdida, la Cepal ha sido insistente: para superar la trampa del bajo crecimiento y crear empleos de calidad, es preciso articular políticas macroeconómicas y de desarrollo productivo que estimulen la inversión y la productividad, y permitan alcanzar un crecimiento inclusivo y sostenible. Bien, pero el problema, todo indica, es que por mucho que subraye esos aspectos, difícilmente la realidad será distinta si los gobiernos regionales insisten en aplicar a capa y espada el mismo modelo fallido de los últimos 40 años.

En vía de mientras, el organismo especializado de la ONU alerta sobre el escenario macroeconómico que enfrentan los países de la región, tanto en el plano externo como en el interno, pues se caracteriza por el bajo crecimiento de la actividad económica, la incertidumbre y un espacio limitado en el ámbito de las políticas fiscales y monetarias; se espera que la economía mundial crezca 3.2 por ciento en 2024, proporción menor en una décima respecto de la registrada en 2023 y todavía inferior al promedio histórico de 3.8 por ciento del crecimiento anual observado entre 2000 y 2019.

Desde la perspectiva de América Latina y el Caribe, anota, destacan Estados Unidos, primer socio comercial de la región, cuyo crecimiento esperado es de 2.6 por ciento para 2024, y en el de China, segundo socio comercial, se espera una leve baja en el crecimiento, de 5.2 en 2023 a 5 por ciento en 2024. La zona del euro crecería 0.9 por ciento en 2024, poco más que en 2023. Se espera que en 2024 se dinamice el consumo privado, en la medida en que los menores niveles de inflación favorezcan los ingresos reales de los hogares.

Los indicadores de la actividad económica mensual, puntualiza la Cepal, muestran que la desaceleración registrada en el primer trimestre de 2024 ha sido generalizada en todas las economías de la región. Así, mientras la tasa de crecimiento de América Latina se redujo en promedio 1.7 puntos porcentuales entre el primer trimestre de 2023 y el mismo periodo de 2024, en las economías de América del Sur y de Centroamérica y México la desaceleración supuso reducciones de 1.8 y 1.5 puntos porcentuales, respectivamente.

Por lo que toca concretamente a México, la Cepal estima que en 2024 la actividad económica aumentará 1.9 por ciento en términos reales, debido principalmente a la desaceleración económica en Estados Unidos, especialmente en su sector manufacturero, y a la desaceleración del consumo y de la inversión en ese país. Existen factores que pueden modificar la estimación a la baja o al alza, asociados al ritmo de la actividad económica mundial.

La inflación interanual en nuestro país se situaría alrededor de 4.5 por ciento al cierre de 2024, debido a la persistencia del aumento de los precios de algunos bienes de consumo y tarifas públicas. Además, el alto déficit presupuestario de 2024, que presionará al alza la inflación, podría obligar a mantener altas tasas de interés por más tiempo, al pausar la flexibilización de la política monetaria. El promedio de la tasa de desempleo sería de alrededor de 3.5 por ciento, en concordancia con la desaceleración económica. Para 2025, el producto interno bruto de México aumentará 1.4 por ciento, en términos reales, debido, principalmente, a la desaceleración económica en Estados Unidos y a la incertidumbre del entorno internacional.

Por cierto, cercana está la presentación del paquete económico 2025, cuyo ejercicio corresponderá a la presidenta Claudia Sheinbaum, que debe presentarse ante el Congreso a más tardar el próximo 8 de septiembre.

Las rebanadas del pastel

Preparaos, mexicanos monárquicos, que según las mentes brillantes de la derecha, como la de Enrique Krauze, en breve se coronará a la reina Claudia Carlota de México, lo que resulta verdaderamente ridículo; es de burla y muestran el cobre (López Obrador dixit).

¿Qué es la cromatopolítica?

Víctor M. Toledo | La Jornada

Cada día el mundo se vuelve más un escenario bipolar, un universo bicromático. O todos rojos o todos azules. Partidos, gobiernos, políticos, ciudadanos, televisoras, periódicos, líderes, radiodifusoras, intelectuales, iglesias, voceros, o son rojos o son azules. Ni más ni menos. Testigos de dos extremos opuestos que nunca alcanzan a dirimir sus diferencias radicalmente opuestas, negando de paso las leyes de la dialéctica, poseen, sin embargo, un rasgo común. Ambos no admiten más que su color y no toleran nada ni nadie que se salga de eso. Hoy somos testigos de muchos efectos de la cromatopolítica. Un ejemplo reciente: en Alemania, donde el gobierno considera razón de Estado la defensa del Estado judío, un tribunal de Berlín condenó el martes 6 de agosto a una manifestante de una protesta propalestina a pagar 600 euros de multa por gritar From the river to the sea, Palestina will be free (Desde el río y hasta el mar, Palestina será libre).

El color es la impresión producida por un tono de luz en los órganos visuales, una percepción que se genera en el cerebro, que a su vez interpretan y distinguen las distintas longitudes de onda que captan de la parte perceptible del espectro electromagnético. El ojo humano sólo percibe las longitudes de onda cuando la iluminación es abundante. Con poca luz se ve en blanco y negro. El blanco resulta de la suma de todos los colores luz, mientras que el negro es la ausencia de luz. La luz blanca puede ser descompuesta en todos los colores del espectro visible y esta descomposición da lugar al arcoíris. En el mundo de la naturaleza los colores aparecen ligados a las flores y frutos que destacan en el inmenso mar del verde para que los animales atraídos completen las acciones de fertilización y de dispersion de las semillas de las especies vegetales. Según la ciencia, las combinaciones posibles de los 12 colores básicos y los 28 auxiliares dan un total de 16.8 millones de colores distinguibles por el ojo humano. ¡La cromatopolítica los reduce a dos! Blanco y negro o rojo y azul.

En los dos extremos prevalece el dogma de que ceder un poco es cambiar de color. Los rojos enrojecen y los azules se tornan más azules. Y entonces la propaganda comienza a desplazar los pensamientos racionales. Y como la propaganda requiere de todo un aparato, los medios de comunicación se van haciendo más parciales. Las televisoras se tornan la voz unificada de los mismos sermones. Las estaciones de radio dedican más y más programas tendenciosos. Los periódicos comienzan a depurar a sus articulistas, orientan sus titulares y uniformizan a los caricaturistas. La cromatopolítica hace que los funcionarios públicos de los gobiernos, jóvenes, maduros y de la tercera edad, se vuelvan ostentosos, soberbios y déspotas, convirtiendo por igual a los procesos de izquierda y derecha en sus polos ­extremos.

Muchos intelectuales antes lúcidos se pliegan a la cromatopolítica y terminan por uniformar su pensamiento. En el caso de los gobiernos progresistas o emancipadores, estos también envejecen, se deterioran, se osifican y terminan colapsando. Dos ejemplos concretos son Nicaragua y Venezuela.

La cromatopolítica es propia de las dictaduras y de los gobiernos autoritarios y niega lo más elemental de la democracia electoral o representativa. La cromatopolítica es resultado directo de la ideología y las ideologías, cualesquiera que sean, sólo han conducido a las mayores tragedias humanas, como las dos guerras mundiales, los exterminios culturales, las masacres, las purgas, las santas inquisiciones, la quema de brujas, etcétera. Las ideologías anulan el pensamiento crítico y obnubilan y anestesian las mentes de los seres humanos, suprimiendo de paso todo el potencial del cerebro, considerado por la ciencia el diseño más complejo del universo.

¿Puede el ser humano vivir fuera de las ideologías? Puede. Y por ello han apostado pensadores de las últimas décadas tan respetados y virtuosos como Erich Fromm, Arthur Koestler, Frijot Capra, Karel Kosik, Edgar Morin, Enrique Dussel y Morris Berman. ­Debemos a este último autor, historiador estadunidense, una explicación sobre el tema. Una idea es algo que posees, la ideología es algo que te posee a ti. Los seres humanos adoptan una ideología por su ausencia de anclaje somático, por su falta de raíces con la vida misma, por su incapacidad de enfrentar el silencio y el vacío.

Twitter
Visit Us
Follow Me
You Tube
Instagram
Continue Reading
Publicidad
Presiona para comentar

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Publicidad

Lo más Visto

Copyright © 2021 Cauce Campeche. Diseñado por Sin Contexto.