Columnas Escritas
Lo que dicen los columnistas

De naturaleza política
Levanta la voz la Iglesia, ¡otra vez!
Enrique Aranda | Excelsior
Obvio: la impuesta desecha ahora enfrentar al narco…
En ningún otro proceso electoral como en el recién iniciado de manera formal, si la memoria no nos traiciona, la jerarquía católica había mostrado un interés y una preocupación tan grande como el que viene evidenciando respecto de los comicios del próximo junio en que, bajo amenaza por la inseguridad y la inexistencia de condiciones idóneas estarán en juego algo más de 20 mil cargos públicos, la Presidencia, nueve gubernaturas, el pleno del Congreso de la Unión, legislaturas locales y alcaldías, entre otros…
Nunca como en las últimas semanas en efecto, la Conferencia del Episcopado Mexicano, que preside el arzobispo Rogelio Cabrera López, de Monterrey, alzó la voz de manera más recurrente y enérgica para destacar la responsabilidad del laicado y de toda la sociedad de involucrarse en el proceso en marcha y, en paralelo, a las autoridades de los tres niveles de gobierno a mantenerse al margen y sí, en cambio, a dar pasos para crear las mejores condiciones posibles a fin de garantizar la concurrencia masiva de los mexicanos a las urnas.
De llamar la atención, vale decir, que el más reciente mensaje de la CEM denominado “Por el bien de México, primero la democracia y el Estado de derecho” destaque la necesidad de “que las autoridades responsables de la seguridad y las fuerzas del orden –Sedena, Guardia Nacional y Semar–, a nivel estatal y nacional, garanticen la protección y el ambiente de paz, de tal manera que eviten las agresiones, los atentados y los lamentables asesinatos de candidatos, políticos, familiares, periodistas y demás ciudadanos”.
Va más lejos aun cuando establece que “creemos que el peor de los escenarios, el que mayormente debemos evitar, es aquel en que el crimen organizado y otros grupos delincuenciales intervengan en el proceso electoral, en cualquier lugar y momento. La democracia electoral mezclada con la delincuencia es un binomio totalmente inaceptable, es un signo de la más deplorable corrupción que se debe evitar a toda costa. Por ningún motivo se puede justificar y muchos menos entrar en complicidad” con ella…
…“las condiciones por las que atraviesa el país desafortunadamente no son las mejores pues es evidente que, desde hace tiempo, nuestros problemas son muchos en materia de seguridad, desigualdad social, crecimiento económico, insuficiente empleo formal y digno, cobertura y calidad educativa y de salud, migración polarización social y otras problemáticas. Coincidimos en que el reto mayor está en hacer valer y vivir en un verdadero Estado de derecho como primer paso para superar la corrupción y nuestras carencias”.
Duro y frontal mensaje éste. Insistamos que, incluso los cardenales, arzobispos y obispos de México hacen un formal llamado, directo y concreto a los aspirantes a alguno de los puestos de elección en disputa a realizar campañas donde la propuesta y la oferta de alternativas de solución a la compleja realidad nacional sustituyan a la denostación del contrario y apunten a convencer a la sociedad en general a optar por las alternativas que ellos representan. No saldría sobrando dedicar unos minutos a estudiar el contenido del llamado episcopal…
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Razones
Xóchitl y Claudia, inseguridad y titubeos
Jorge Fernández Menéndez | Excelsior
Hace muy bien Xóchitl Gálvez en colocar en el eje de su campaña a la inseguridad. Es el capítulo peor evaluado del gobierno federal y es un reclamo que está sustentado en datos duros, en hechos incontrovertibles.
Pero sigo observando tanto en Xóchitl como en Claudia Sheinbaum, una visión maniquea de la seguridad y ninguna de las dos parecen tener claridad sobre qué hacer si llegan a la Presidencia o, siendo generosos, lo están ocultando conscientemente. Xóchitl tuvo un acierto en iniciar su campaña en Fresnillo y terminar ese primer día de proselitismo en Irapuato. Y en poner el acento en la inseguridad. Lo que me resultó incomprensible es que la propuesta que enarbole Xóchitl sea emular a Nayib Bukele, el presidente de El Salvador, para construir una megacárcel que albergue a los principales delincuentes.
La verdad es que tenemos un sistema de cárceles que se ha devaluado durante este sexenio, pero no necesitamos de la construcción de un megareclusorio. Alcanzaría con administrar correctamente las cárceles de máxima seguridad que tenemos en el país, muchas de las cuales están con carencias notables. La estrategia del gobierno de comprar las cárceles que estaban administradas por la iniciativa privada no tuvo, en términos de seguridad carcelaria, ningún acierto.
Pero lo más importante no es eso: el sistema de la megacárcel de Bukele, que otros países están copiando, implica también cambios muy importantes mucho más difíciles de hacer en México que en un país tan pequeño como El Salvador. Implica acabar con derechos, con garantías judiciales, con amparos. Implica imponer, profundamente autoritario. Vamos, en el esquema salvadoreño ni siquiera se garantiza un juicio justo.
Estoy convencido de que necesitamos mucha más rudeza legal, mano dura dirían algunos, sobre todo en el ámbito del crimen organizado, pero no nos engañemos, hay unos 15 reclusorios federales en el país como parámetros que se han deteriorado seriamente. No sólo ha caído radicalmente el número de detenidos y condenados por delitos federales, sino que el control de los reclusorios de máxima seguridad sigue siendo, por lo menos, controvertido. Pero el modelo salvadoreño como tal es inaplicable para un país tan diverso, plural, heterogéneo como México. En lugar de construir una gran megacárcel (me recuerda como solución la tontería de construir una megafarmacia para atender el desabastecimiento de medicinas) lo que necesitamos es hacer eficiente el sistema de justicia y que las condiciones de máxima seguridad en nuestras cárceles lo sean realmente. ¿Necesitamos más cárceles? Sí, pero necesitamos todo un sistema nuevo, que cambie por completo lo que ahora tenemos. No necesitamos una megacárcel.
Claudia, por el contrario, ha tratado de enfatizar que ella tiene buenos números en el ámbito de la seguridad en la Ciudad de México. Y es verdad. Pero el esquema que se siguió con Omar García Harfuch, y que hoy sigue en líneas generales con Pablo Vázquez, no es el de abrazos y no balazos. Al contrario, Claudia podría obtener mayores réditos explicando por qué su estrategia capitalina no es la misma que la que siguió el gobierno federal y en qué consistió la misma. No lo va a hacer, pero tendría que hacerlo. Se equivoca también cuando declara que el discurso de Xóchitl es una reedición en seguridad del calderonismo o en la insistencia de mantener los principios básicos de los abrazos y no balazos.
Se equivoca porque la única reducción real del embate criminal se dio hacia el final de la administración de Calderón. Son más de uno los especialistas del área que están cercanos a Claudia que admiten que si se hubiera seguido en 2012 con la estrategia que llevaba Calderón hoy estaríamos en otra situación, completamente diferente en el ámbito de la seguridad.
Segundo, porque nadie duda de que es necesaria una labor social para combatir la delincuencia, pero en la situación en la que estamos es imposible avanzar sin una estrategia dura pero efectiva, intensa y dirigida desde ámbitos federales y locales, construyendo un sistema policial que trascienda, y mucho, el simplificado (y en parte sin sentido) debate sobre la adscripción militar de la Guardia Nacional.
En el inicio de su campaña, Xóchitl dijo que acabará con la militarización del país y Claudia que mantendrá a los militares en las calles. Las dos son definiciones sin un sentido profundo real. ¿Qué quiere decir Xóchitl con acabar con la militarización?, ¿sacar a los militares de algunas de las tareas que es innecesario que ellos realicen? Me parece bien pero, ¿cuáles?, ¿piensa Xóchitl que los militares no tienen que cubrir tareas de seguridad o, como le dicen algunos de sus asesores, apostar a que esas tareas regresen al ámbito civil?, ¿cómo?, ¿con quiénes?
A Claudia habría que preguntarle cómo hará para mantener el esquema actual de seguridad y al mismo tiempo cambiarlo. Cómo mantendrá al Ejército en labores de seguridad, lo que es imprescindible, pero en qué responsabilidades los concentrará y qué hará con todo lo demás que incluye un sistema ideal de seguridad, si no como el de Dinamarca, de perdida como el de Chile. Si mantiene una línea de continuidad con la actual administración ¿será con la línea del gobierno federal o con la que se siguió en la ciudad?
Si no partimos de que la actual estrategia federal es un fracaso, que se necesita una estrategia de seguridad alejada por igual de ocurrencias y de lecturas políticamente correctas, seguirá el país hundiéndose en el pantano de inseguridad. Para adoptar políticas, posiciones y estrategias nuevas y de fondo se necesita una visión integral y valentía para asumirlas sin complejos.
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México ante una globalización en crisis
Mario Luis Fuentes | Excelsior
Este año habrá elecciones en una gran cantidad de países que tendrán lo que genéricamente puede denominarse como “elecciones generales”. De acuerdo con varias estimaciones, 50% de la población mundial acudirá a las urnas en contextos de los más variados sistemas democráticos; algunos mucho más abiertos y competitivos, mientras que otros tienden más a los regímenes autoritarios que utilizan a la democracia como fachada de prácticas violentas y represoras de la población.
Para quien sea la próxima presidenta de México habrá un escenario internacional en el que, por un lado, se afianzarán tiranos en el poder y, por el otro, en el mundo auténticamente democrático habrá nuevas administraciones de las cuales es fundamental tener un diagnóstico preciso a fin de que nuestra nación no pierda relevancia política y que ésta corresponda a la magnitud demográfica que tenemos a nivel internacional.
Varios de los países en los que habrá elecciones son clave para las relaciones binacionales y multilaterales de nuestro país. La primera y tan obvia como importante es la elección que habrá de llevarse a cabo en los Estados Unidos de América, la que conducirá a que los nuevos gobiernos de ambos países inicien de manera prácticamente simultánea.
Hasta ahora no tenemos claridad de cuál es la visión y propuesta de las candidatas en materia migratoria; tanto en lo que respecta a la migración internacional de nuestras y nuestros connacionales, como la migración internacional en tránsito por nuestro territorio nacional, así como de quienes tiene la intención de quedarse aquí. Habrá además elecciones presidenciales en Venezuela, El Salvador, Panamá, República Dominicana y Uruguay; mientras que en Brasil habrá elecciones municipales.
Otros países que tendrán elecciones y cuya relevancia global es de la mayor magnitud son nada menos que Rusia e India; dos de los países gobernados por mandatarios respecto de los que el presidente López Obrador ha mostrado abierta simpatía, pero respecto de quienes no hay mucha claridad de cuál es la percepción y estrategia geopolítica de las principales candidatas a sucederlo.
En África habrá 10 elecciones presidenciales en 10 países, en ocho de los cuales ha habido golpes de Estado o deposiciones de los anteriores mandatarios, o como en el caso de Senegal, la exigencia de elecciones anticipadas que incluso debieron haberse realizado el 25 de febrero de este 2024.
Tradicionalmente, México ha tenido una muy importante política exterior que le ha ganado un prestigio internacional relevante y ha logrado impulsar medidas de alcance planetario de gran relevancia. Sin embargo, a partir del año 2000 hemos tenido una importante serie de inconsistencias y eventos que han resultado francamente bochornosos, como ocurrió con la grosera expresión del “comes y te vas” de Vicente Fox a Fidel Castro.
En un mundo globalizado, donde además hay posturas muy poderosas que están en contra del multilateralismo, que fue pensado luego de la finalización de la Segunda Guerra Mundial, pero también de algunas de las tendencias de la globalización económica y del funcionamiento de algunos sectores de los mercados internacionales, es imprescindible que, quien haya de gobernar a México de 2024 a 2030, pueda hacer valer estrictamente los principios constitucionales en la materia, y pueda construir y conducir nuevas estrategias que permitan posicionar a México en la vanguardia de agendas de interés planetario como el cambio climático, la gestión del agua, la reducción de las desigualdades, la erradicación del hambre y la pobreza, la justicia fiscal, entre otros temas cruciales.
Estamos, además, en un contexto internacional en que hay severos cuestionamientos a la ONU, que provienen tanto de centros de poder privado, como de varios representantes de Estados nacionales; pero también enfrentamos un escenario internacional amenazante donde proliferan con cada vez más fuerza partidos políticos xenófobos, ultranacionalistas y otros más de tintes abiertamente fascistas.
México debe seguir apostando por la solidaridad internacional, por la paz, por la solución dialogada y diplomática de las diferencias, por la defensa irrestricta de los derechos humanos, y por la condena a la violencia, los regímenes autoritarios y autocráticos, así como por alianzas globales que permitan enfrentar nuevas amenazas como el crimen organizado trasnacional.
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Astillero
Claudia: lapsus y abrazo // Cien compromisos // Xóchitl: pacto de sangre // Evoca a Calderón y Bukele
Julio Hernández López | La Jornada
Tres momentos: el lapsus de Sheinbaum a la hora de plantear continuidad de la corrupción o la transformación (lo que dio pie a que sus opositores se regocijaran acomodándole la frase Que siga la corrupción), la firma de Gálvez con sangre para homenajear involuntariamente a López Obrador y la 4T al comprometerse a mantener e incrementar las ayudas sociales (lo que llevó a sus adversarios a lanzar la etiqueta de #XóchitlNarcoSatánica, en igualmente desproporcionado e injustificado contrataque a la de #NarcoPresidenteAMLO, que ya va en su duodécima versión, y #NarcoCandidataClaudia, que va en la décima) y el breve pero multívoco encuentro físico de Claudia Sheinbaum y Clara Brugada en el templete de la Plaza de la Constitución (lo que generó urgidas ediciones sugerentes de desencuentros políticos, luego revisadas al contar con el video completo, que terminó con las candidatas en alzamiento de manos).
Dos proyectos: Sin desmesura, Claudia Sheinbaum desgranó en el desbordado Zócalo capitalino 100 compromisos de gobierno que confirman la continuidad y, en algunos casos, la profundización de las políticas obradoristas (habrá de verse si esas propuestas progresivas contarán con presupuesto adecuado), todo en un marco político de respeto y elogio al Presidente en vías de salir; Xóchitl Gálvez recurrió al efectismo propio de un segundo lugar distante, al teñirse de una combinación bélica evocante de Felipe Calderón y del salvadoreño Nayib Bukele, con cárceles atemorizantes y advertencias desgañitadas de mano dura; teñido rojizo que completó a la hora de prometer que no desaparecerá las ayudas sociales obradoristas: penumbras y veladoras en Fresnillo y pactos de sangre en Irapuato.
Cabe precisar que, al estilo de López Obrador, Sheinbaum hizo preguntas a los asis-tentes para confirmar el apoyo o rechazo a determinadas posturas o propuestas. Fue la primera ocasión en que la ex jefa de gobierno concurrió como figura central a ese sitio emblemático y, en general, la plaza respondió bien en cuanto a ánimo y numerosidad.
Gálvez, por su parte, cometió cuando menos dos errores notables: el más trascendente al reconocer positivamente una de las políticas centrales del obradorismo, sostenida por el tabasqueño cuando fue jefe de Gobierno de la Ciudad de México y ahora desde Palacio Nacional. Más que hipocresía, es una incongruencia rotunda que la candidata de la derecha encomie ahora, y se compro-meta a respetar y acrecentar las ayudas sociales que el panismo y el conservadurismo en general han rechazado por considerar que implican clientelismo electoral y que contravienen las tesis de que la persona debe valerse por sí misma, o hundirse, sin que el Estado deba distraer recursos para ayudarla. El otro error, además de lo grotesco del recurso, consistió en apelar a un “
Un competidor tan rezagado, Movimiento Ciudadano, está en el desahucio demoscópico, pues las principales encuestadoras reportan muy baja intención de voto para su candidato presidencial, cuyo mayor colorido son los tenis naranja. Nada relevante a reportar en sus primeros actos de campaña.
En la Ciudad de México, por cierto, también parte en desventaja el aspirante del partido naranja, Salomón Chertorivski, pues la batalla real está centrada en Clara Brugada y Santiago Taboada, postulados por Morena, la primera, y por Acción Nacional, el segundo; en ambos casos con sus aliados electorales.
Astillas
En Guerrero continúa la violencia política: ayer fue asesinado Alfredo González Díaz, militante del Partido del Trabajo que aspiraba a ser candidato a la presidencia de Atoyac de Álvarez. En Televisa se difundió un video que muestra a Consuelo Sáizar, quien fue directora de Conaculta durante la administración de Felipe Calderón y ahora integrante del equipo de campaña de Xóchitl Gálvez, siendo golpeada al caer una bandera nacional sobre ella ( nmas.me/n6WE50QKeyn)…
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México SA
Campaña Biden-Trump // Salvajes antinmigrantes // Mexicanos y PIB gringo
Carlos Fernández-Vega | La Jornada
Práctica común en tiempos de campaña electoral –cualquiera que sea el cargo público al que se aspira– es que los candidatos todo prometen y ya en el ejercicio del hueso suelen incumplir todo, o cuando menos la parte medular del interminable paquete de compromisos y ofertas –notariadas y, ya en el ridículo, con sangre de por medio– adquiridos durante el proselitismo. Y ello sucede aquí, allá y acullá.
El siguiente ejemplo no aborda el actual proceso electoral –que oficialmente arrancó el viernes pasado y no estará libre de incumplimientos–, sino que se trata de lo mismo, pero en Estados Unidos, en el que el tema migratorio es recurrente y se utiliza con perversidad por los candidatos para ganar votos de la mayoría blanca a costillas de agredir y vilipendiar a quienes cometieron el sacrilegio de buscar la vida en aquellas tierras, especialmente tratándose de mexicanos.
Como sucede en estos casos, las recientes semanas han sido utilizadas por Joe Biden y Donald Trump (formalmente aún no son candidatos, pero ya se dan vuelo con el tema referido) para golpear a los migrantes y de forma por demás ruin utilizarlos en sus aspiraciones electorales. Duro que dale en contra de las minoría étnicas –con los mexicanos a la cabeza–, con todo y que en los últimos días se han conocido informes muy reveladores (el de la canciller Alicia Bárcena es uno de ellos) sobre el sólido aporte de esos migrantes a la economía estadunidense.
Por ello, resulta de primer nivel la información de los corresponsales de La Jornada en Estados Unidos (David Brooks y Jim Cason), la cual dice así: “mientras el presidente Joe Biden y Donald Trump compiten sobre propuestas para frenar el flujo de inmigrantes que cruzan la frontera con México, el jefe de la Reserva Federal y la Oficina del Congreso sobre el Presupuesto –centro de análisis oficial no partidista– reportan que los inmigrantes han sido clave en la recuperación económica pospandemia y proyectan que aportarán 7 billones de dólares al crecimiento económico en los próximos 10 años en ese país del norte”.
Algo más: “la economía estadunidense se ha beneficiado de la inmigración, pues en el último año una gran parte de la historia del mercado laboral recuperando el equilibro se explica por la inmigración retornando a niveles prepandemia, explicó el presidente de la Fed, Jerome Powell; los inmigrantes tienden a ser más jóvenes y su participación en la fuerza laboral es más alta que la de trabajadores locales … Como resultado de los cambios en la fuerza laboral, se estima que de 2023 a 2034 el PIB será más grande por 7 billones de dólares y los ingresos (fiscales del gobierno) serán mayores por aproximadamente un billón de dólares de lo que serían sin estas aportaciones … Según la Oficina de Estadísticas Laborales del gobierno federal, 18.1 por ciento de la fuerza laboral estadunidense nació en el extranjero, el porcentaje más alto en por lo menos los pasados 28 años”.
La información es contundente, pero Biden y Trump compiten para ver quién dice más barbaridades y no dejan de golpear y ofender a los inmigrantes, con especial enfoque en los mexicanos, resulta indiscutible que éstos constituyen la primera minoría étnica en Estados Unidos, la cual contribuye de forma creciente al producto interno bruto estadunidense (los mexicanos en ese país, incluidos los de segunda y tercera generación, contribuyen con 8 por ciento del PIB de Estados Unidos; si bien esta información es de una década atrás, da cuenta del peso específico y creciente de los paisanos).
De lo anterior dan cuenta los informes del Centro Selig de la Universidad de Georgia, que subrayan que “el poder adquisitivo de los hispanos (65 por ciento de los cuales son de origen mexicano) determinará cada vez más el ritmo del crecimiento del PIB de Estados Unidos… Para 2020 el poder de compra de ese grupo –que excluye a los indocumentados– se aproximó a un billón 700 mil millones de dólares; de ellos, alrededor de 60 por ciento corresponde a los mexicanos”.
Entonces, Biden y Trump deben ser menos energúmenos, negociar un amplio acuerdo migratorio incluyente y respetuoso de los derechos humanos, tirar a la basura sus enseñanzas en el Ku Klux Klan y encontrar formas más civilizadas de captar votos, porque de otra forma quedarán embarrados, como tantos otros políticos estadunidenses a lo largo de su historia.
Las rebanadas del pastel
Aquí, arrancan las campañas electorales con 100 compromisos, una aspirante a vampira, Lady Drácula, que ofrece una cárcel grandota y un millennial que no ata ni desata.
