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Elecciones internas en Morena

Javier Aparicio

Excelsior

Imagine por un momento que vivimos en un país ideal, con ciudadanos ideales que participan masivamente, de manera informada, libre y voluntaria en todos los procesos electorales propios de una democracia ideal. Imagine que en ese país ideal existe un partido político que decide convocar a una elección interna para elegir a consejeros/as. Sería una elección relativamente abierta: cualquier militante o simpatizante del partido puede registrarse como candidato/a.

Por otro lado, cualquier ciudadano(a) con credencial para votar podría participar en la elección interna del partido, siempre y cuando acepte libremente afiliarse a este partido. No haría falta tener costosas campañas, puesto que los ciudadanos ideales de este país ideal están lo suficiente informados.

Imagine ahora que los consejeros elegidos así tomarían las decisiones principales del partido, ya sea para elecciones locales o federales. ¿Qué tipo de partido político sería éste? ¿Qué tipo de candidaturas y plataforma electoral podría ofrecer al electorado? ¿Cuánto éxito tendría en elecciones generales un partido que actuara de manera tan democrática?

¿Se necesita tener partidos políticos ideales para tener una democracia? Dicho de otro modo, ¿es posible sostener o consolidar una democracia con partidos políticos que no cuentan con procedimientos internos democráticos? No son preguntas sencillas.

El pasado fin de semana se llevó a cabo una elección interna para elegir a tres mil congresistas nacionales de Morena, el partido político en el gobierno federal desde 2018, con mayoría en ambas cámaras y que desde este año controla ya una mayoría de las gubernaturas del país.

En cada uno de los 300 distritos federales del país se eligieron diez personas, cinco mujeres y cinco hombres, mismas que fungirán como coordinadores distritales, consejeros(as) distritales y congresistas nacionales. El próximo fin de semana se elegirán los Comités Ejecutivos Estatales y el 17 y 18 de septiembre se realizará el III Congreso Nacional Ordinario de Morena.

La lista de aspirantes o postulantes a congresistas nacionales que fueron votados este fin de semana se publicó apenas una semana antes, el 22 de julio pasado. El registro de aspirantes fue relativamente abierto. Tan sólo en la Ciudad de México, por ejemplo, se registraron más de tres mil aspirantes para 240 cargos —diez por cada uno de los 24 distritos de la ciudad—, mientras que en el Estado de México y en Veracruz se registraron más de cinco mil y dos mil aspirantes para ocupar 410 y 200 cargos, respectivamente.

Se instalaron entre uno y dos centros de votación en cada distrito, lo cual produjo largas filas y conglomeraciones en muchos casos. Aunque los resultados oficiales aún no se conocen, la dirigencia de Morena afirmó que hubo más de tres millones de votantes. ¿Fueron muchos o pocos?

Cada votante tuvo que identificarse con su credencial del INE y manifestar su decisión de afiliarse, o bien, ratificar su afiliación a Morena, y registrar sus datos personales. Una vez hecho esto, cada votante recibió dos boletas, una para votar por un hombre y otra para votar por una mujer. La boleta electoral no contenía nombres ni emblemas: cada elector debía asentar de su puño y letra el nombre de su candidato y candidata preferidos.

Conforme a la convocatoria, no hubo campañas formales. Cada elector tenía que saber el nombre y apellido completo de sus aspirantes preferidos. En muchos casos, los medios dieron cuenta de sendos ejercicios de movilización de votantes a los centros de votación y, en muchos otros, operadores políticos se encargaron de dar instrucciones a los votantes de los nombres por quien debían votar. ¿Qué tan democrática fue esta elección? ¿Qué tan legal y democráticamente actuará este partido en elecciones generales? La distancia entre la elección ideal delineada al inicio y la elección observada este fin de semana nos sugiere qué tan lejos estamos aún de consolidar nuestra democracia.

Juegos de poder

¿Apocalipsis climático?

Leo Zuckermann

Excelsior

Una noticia me impactó durante mis vacaciones. Por primera vez desde que se tienen registros, el termómetro marcó 40 grados centígrados en el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte. Nada menos que en el aeropuerto de Heathrow, en Londres. Tuve la oportunidad de vivir un año en ese país y no puedo imaginarme una temperatura de esa magnitud en ese territorio. ¿40 grados en Londres? ¡Qué locura!

Leí un impactante artículo en The New York Times sobre cómo está desapareciendo el Lago Seco que está junto a la ciudad de Salt Lake City, en Utah. El crecimiento urbano, aunado al cambio climático, está desertificando esta zona. Dos tercios del lago han desaparecido. Y, como el lecho lacustre contiene altos niveles de arsénico, las tormentas de viento están llevando cada vez más esta sustancia venenosa a los pobladores de la ciudad, poniendo en peligro su salud.

Entrevisté a Mario López sobre la crisis del agua que se vive en Monterrey y que está relacionada con la falta de lluvias por el “fenómeno de La Niña”. No es nada nuevo pero, según el experto hídrico, el cambio climático lo ha hecho más agudo y prolongado. De ahí que los regios estén sufriendo una escasez importante de agua, que ha llevado a los gobiernos federal, estatal y municipales a tomar decisiones drásticas para resolver este problema en el corto plazo, aunque, en la medida en que el planeta siga calentándose, continuará en el mediano y largo plazos.

En otra noticia impactante, CNN reportó que en tres días, entre el 15 y el 17 de julio, se derritieron más de 12 mil millones de toneladas de agua en Groenlandia, equivalentes a llenar 7.2 millones de albercas olímpicas. Una barbaridad que nunca se había visto. Y es que en esa región también ocurrió una ola de calor llegando a registrarse temperaturas de casi 16 grados centígrados, diez grados más de lo normal en estas fechas. El hecho es que Groenlandia se está derritiendo, cada vez a una mayor velocidad. De acuerdo a los científicos, si se deshiciera todo el hielo groenlandés, el mar se elevaría en 7.5 metros en todo el mundo, lo cual significaría un desastre natural para muchas ciudades que se encuentran en las costas.

Un reciente estudio académico publicado con el título Climate Endgame: Exploring catastrophic climate change scenarios (Final del juego del clima: Explorando escenarios catastróficos de cambio climático) advierte precisamente de la catástrofe que puede ser este fenómeno para la humanidad. Y es que, tanto los científicos como los políticos, se han concentrado en argumentar y tomar decisiones a partir de un escenario donde la temperatura del planeta se incrementa en dos grados centígrados. Ésa es la premisa de los acuerdos de París. Han tomado este número moderado para no crear “mucho drama” y no ser “tan alarmistas”.

Los autores del ensayo se preguntan, sin embargo, cuáles serían los impactos si el calentamiento fuera de tres grados centígrados o más, lo cual se está tornando en un escenario más probable en la medida en que el desarrollo económico de los humanos sigue calentando la Tierra.

El tema es comenzar a hablar de una posible catástrofe climática. La conclusión es pavorosa: “Hay muchos contribuyentes potenciales a la morbilidad y mortalidad inducidas por el clima, pero es probable que los ‘cuatro jinetes’ del juego final del cambio climático sean la hambruna y la desnutrición; los fenómenos meteorológicos extremos; los conflictos; y las enfermedades transmitidas por vectores. Éstos se verán agravados por riesgos e impactos adicionales, como la mortalidad por la contaminación del aire y el aumento del nivel del mar”.

A los humanos no nos gusta ser catastrofistas. Pero la realidad nos está rebasando. Cada vez son más comunes las sequías e incendios, por un lado, y las lluvias extremas e inundaciones, por el otro. No sólo se pierden miles de millones de dólares anuales, sino que la existencia misma de la humanidad está en peligro.

El problema involucra a todo el planeta, pero es muy difícil de resolverlo porque estamos organizados en Estados nacionales. Mientras cada país defienda sus intereses, será casi imposible ponerse de acuerdo para coordinarse. Nadie quiere pagar los costos de una transición hacia sistemas económicos que resuelvan el cambio climático. Se puede avanzar, sí, pero lentamente en un contexto que exige mayor rapidez. De no hacerlo, tan pronto como este siglo, la humanidad podría experimentar los “cuatro jinetes” de un Apocalipsis climático.

Astillero

Texcoco por Atlacomulco // Delfina, ¿la revancha? // El episodio de las cuotas // ¿Qué harán Peña y Del Mazo?

Julio Hernández López

La Jornada

De confirmarse hoy que Delfina Gómez Álvarez será la candidata a gobernar el estado de México, el Grupo Texcoco (Higinio Gómez, Horacio Duarte y la profesora como principales figuras), con el apoyo fundamental de Palacio Nacional, tendrá la más definida oportunidad de terminar en esa entidad con la larga predominancia del estilo político priísta llamado genéricamente Grupo Atlacomulco.

Mítico, sin constancia formal de su existencia, dicho Grupo Atlacomulco ha sido identificable no sólo por la negativa cultura política que produjo o la rapacidad congénita de sus integrantes, sino, también, por la capacidad de procesar sus conflictos internos sin rupturas que favorecieran a sus adversarios.

Basta recordar a algunos de sus gobernadores para mostrar el peso que tuvieron en la política nacional, en secretarías de Estado, direcciones de paraestatales, cargos diplomáticos, presidencias del Partido Revolucionario Institucional y, con Enrique Peña Nieto, la Presidencia de la República: Eruviel Ávila, Arturo Montiel, César Camacho, Emilio Chuayffet, Ignacio Pichardo, Mario Ramón Beteta, Jorge Jiménez Cantú, Carlos Hank González, Gustavo Baz, Isidro Fabela y los Alfredos del Mazo (Vélez, 1945-1951; González, 1981-1986, y Maza, 2017 a la fecha).

Dicha maquinaria tuvo durante muchos años una versión para exportación, con mapaches aplicadores de tecnología de defraudación en comicios, que eran enviados a otras entidades como apoyo a candidatos aliados. Todo tuvo/tiene tal consorcio mexiquense: poderío político y económico, control de los medios locales de comunicación, negociación y beneficio con grupos criminales explícitos y el sometimiento de la población por diversas vías.

De ser confirmada, Delfina Gómez no va en las mejores condiciones personales. Luego del fraude de 2017, cuando el entonces ocupante de Los Pinos, Enrique Peña Nieto, se obstinó en hacer ganar a cualquier costo a su primo, Del Mazo Maza, la profesora transitó hacia una senaduría morenista, luego fue coordinadora de los programas federales en el estado de México y en 2021 asumió la titularidad de la Secretaría de Educación Pública (SEP).

En el ejercicio de esa cartera educativa, la profesora Delfina no hizo nada más relevante que consumir el tiempo en espera de que llegara la candidatura mexiquense. Además, en este tramo estalló la resolución del Tribunal Electoral federal que, aun cuando no la sancionó formalmente, sí evidenció las maniobras desde la presidencia municipal de Texcoco, a cargo entonces de Gómez Álvarez, para descontar a trabajadores cuotas luego destinadas a Morena.

Tal episodio de las cuotas significó multa al partido, mas no a la presidenta municipal, por considerar el tribunal mencionado que este punto no correspondía a su jurisdicción, dejando en todo caso el expediente en condición de ser tomado por otra instancia judicial para definir inocencia o culpabilidad de la profesora (https://bit.ly/3vDVo8s).

Hoy, el presidente formal de Morena, Mario Delgado, dará a conocer los resultados de las presuntas encuestas realizadas, que según las versiones anoche filtradas favorecen a la actual titular de la SEP. Oficialmente, las encuestas servirán para designar la coordinación de la defensa de la Cuarta Transformación en el estado de México, artilugio usado de manera sistemática para evitar castigos por actos anticipados de campaña.

Un triunfo electoral de Morena el año próximo parece muy viable y podría decirse que incluso necesario. Falta ver el comportamiento del actual gobernador priísta, Del Mazo, sujeto a la tentación de la impunidad al dejar el cargo e incluso alguna recompensa diplomática si cede el paso al partido guinda. Falta ver el comportamiento del aparato tradicional priísta y su máxima ficha semivigente, Enrique Peña Nieto. En esta parte, Alejandro Gertz Manero tiene carpetas para recibir indicaciones e intentar el canje de una pieza electoral por una inacción penal.

México SA

Peña Nieto, al banquillo // ¿Y el resto de la banda? // No validar actos ilegales

Carlos Fernández-Vega

La Jornada

Como bomba mediática resulta sobresaliente la noticia de que la Fiscalía General de la República (FGR) abrió tres carpetas de investigación en contra de Enrique Peña Nieto, perteneciente a la pandilla neoliberal, por delitos federales de carácter electoral y patrimonial, así como por lavado de dinero y enriquecimiento ilícito que implicarían un sustancioso monto de recursos públicos desviados en su favor y el de sus compinches. Bien, pero…

La acción de la justicia por los innumerables actos de corrupción de los ex presidentes y sus respectivas pandillas durante el régimen neoliberal es una enorme deuda pendiente que la 4T está obligada a saldar, de tal suerte que para ello no alcanza la ya célebre frase de no es mi fuerte la venganza ni se requiere una consulta popular para proceder en consecuencia. No hacerlo sería convalidar actos ilegales, especialmente de la delincuencia organizada disfrazada de políticos y empresarios.

La Fiscalía informó del inicio de las indagaciones que, hasta ahora, se enfocan en Peña Nieto, aunque según progresen aparecerán otros implicados, familiares y ex esposas incluidos, porque para embolsarse cantidades multimillonarias, todas del erario, y defraudar a la nación hay que actuar en pandilla. Es de celebrar el anuncio, pero el problema central sobre el avance de todo esto tiene nombre y apellido: el siempre lento titular de esa institución, Alejandro Gertz Manero, quien parece nunca tener prisa (recuérdese el caso de Emilio Lozoya), salvo si se trata de asuntos personales. Y en este caso es crucial la celeridad y solidez del proceso para que no salgan con el clásico pretexto de que prescribieron los delitos y/o se armaron mal los expedientes. Todo ello, sin dejar de lado la podredumbre del aparato de supuesta procuración de justicia.

De acuerdo con la FGR, la primera carpeta incluye diversas denuncias en las que se encuentra involucrada la empresa española OHL (de su compadre español Juan Miguel Villar Mir, un franquista contumaz y contlapache de Juan Carlos I, que en México presidía el impresentable José Andrés de Oteyza, del grupo los churumbeles), tanto en delitos de carácter electoral, como patrimoniales; en esta investigación los avances permitirán judicializaciones en los meses próximos. Funcionarios ministeriales señalaron que existen denuncias ante la Fiscalía Especializada en materia de Delitos Electorales sobre el presunto financiamiento ilícito por parte de la empresa española OHL (ahora Aleatica) a la campaña presidencial de Peña Nieto en 2012. Esa querella estaba a punto de ser declarada con un no ejercicio de la acción penal en 2019, pero la Fisel consideró entonces que había diligencias aún por realizar y a la fecha no se ha dado a conocer la conclusión del caso (La Jornada, Gustavo Castillo).

Además, con base en denuncias presentadas por las autoridades hacendarias, se integra una carpeta de investigación por lavado de dinero y transferencias internacionales ilegales, todo lo cual requiere dictámenes periciales hacendarios y fiscales, que ya se han solicitado, mientras se obtienen pruebas indispensables para la judicialización del caso (ídem).

Entonces, si este asunto va en serio, trasciende lo mediático y el fiscal se pone las pilas, el resultado de las indagaciones bien podría terminar con Enrique Peña Nieto y su pandilla en algún reclusorio, pero en vía de mientras también deben ser investigados los funcionarios peñanietistas que siempre voltearon para otro lado y todo dejaron pasar, por no hablar de complicidad: cuando menos, de las secretarías de la Función Pública (Virgilio Andrade y Arely Gómez González) y de Hacienda (Luis Videgaray, José Antonio Meade y José Antonio González Anaya); la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (Guillermo Babatz, Jaime González Aguadé y Bernardo González); la Unidad de Inteligencia Financiera (José Alberto Balbuena, Alberto Bazbaz y Orlando Suárez) y la Procuraduría General de la República (Arely Gómez y Raúl Cervantes, más Alberto Elías Beltrán como encargado de la tienda); el Instituto Federal Electoral (Leonardo Valdés Zurita y –¡sorpresa!– Lorenzo Córdova, actual presidente del INE), y desde luego, a los hombres de negocios –nacionales y foráneos– que participaron en el saqueo.

Las rebanadas del pastel

De la Reina del Pacífico, con cariño, para Borolas: “¿Por qué García Luna es enjuiciado y Calderón no, si era el jefe de García Luna, eran socios? … Calderón ha sido el más cruel y fatal que ha tenido México; asesino y narcotraficante”

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