Conoce más de nosotros

Columnas Escritas

Lo que dicen los columnistas

Published

on

Twitter
Visit Us
Follow Me
You Tube
Instagram

Razones

AMLO en Cuba: ¿operación rescate?

Jorge Fernández Menéndez

Excelsior

La construcción de un poder regional en Centroamérica le ha costado mucho al gobierno de López Obrador. La gira efectuada esta semana pareció consolidar ese objetivo con la distribución de recursos importantes en esos países a través de Sembrando Vida y otros programas sociales, en regímenes con una similar postura ideológica en El Salvador y Honduras, y con los que se mantienen buenas relaciones como Guatemala y Belice. El país caribeño se podría beneficiar además de una extensión del Tren Maya que, en su caso, sería realmente importante para salir de su aislamiento.

Pero para el presidente López Obrador, la etapa clave era Cuba, un país y un gobierno con el que el mandatario tiene profunda afinidad ideológica. Ya el 16 de septiembre pasado en un hecho inédito, el orador del Día de la Independencia de México fue el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, que encabezó, como invitado, el desfile militar junto al presidente López Obrador y el secretario de la Defensa, Luis Cresencio Sandoval.

López Obrador ha mantenido una estrecha relación con Cuba desde casi siempre. Más allá de discursos oficiales, hay temas comunes a tratar: la deuda de Cuba con México no es uno de ellos porque cada tanto termina siendo cancelada como un gesto de solidaridad.

Pero la relación con Estados Unidos no se puede ignorar: por una parte, en el ámbito migratorio, la afluencia de cubanos a México para tratar de ingresar a Estados Unidos es cada vez mayor. En el contexto de la llamada que realizaron los presidentes Biden y López Obrador la semana pasada, se activó un procedimiento para enviar a México a los solicitantes de asilo político de Cuba y Nicaragua que no fueran aceptados en la Unión Americana. Disminuir el flujo migratorio en esta lógica debería ser una prioridad para México no sólo con Cuba, sino también con todas las naciones centroamericanas, particularmente Honduras y Guatemala.

Pero con Cuba también se debe haber hablado de la próxima Cumbre de las Américas a realizarse en Los Ángeles y a la que no están invitadas Cuba, Nicaragua ni Venezuela. México pidió que participen y fue ignorado. Como el gobierno federal no se asume como un socio integrado a América del Norte con Canadá y Estados Unidos, no es descabellado pensar que llevará a Los Ángeles la voz del régimen cubano.

Un tercer punto que no es menor, es la comitiva presidencial. Me ha tocado cubrir giras presidenciales desde Miguel de la Madrid hasta hoy, en buena parte del mundo. Nunca había visto que la comitiva estuviera formada, además del canciller y el vocero, por los secretarios de Defensa y Marina. Al contrario, siempre se decía que esos funcionarios debían permanecer en el país, lo mismo que el secretario de Gobernación para atender cualquier contingencia que se pudiera presentar.

No creo que con el general y el almirante se haya ido a analizar temas comerciales, de intercambio cultural o educativo, tampoco turístico. Fueron a tratar temas de seguridad regional.

Y también imagino que esa visita, que ya de por sí no generó entusiasmo alguno en Washington, debe haber ocasionado una preocupación más en la larga lista que atesora la administración Biden con México.

Recordemos que Cuba es punta de lanza en el respaldo a Vladimir Putin en América Latina y defiende su invasión en Ucrania. Incluso, ante la adhesión de varios países a la OTAN, como Suecia y Finlandia, Rusia está jugando con incrementar su presencia en la isla, regresando, si eso ocurre, a una situación similar a la de 1963, con la crisis de los misiles.

La administración López Obrador sigue viviendo como si estuviéramos en la Guerra Fría. En aquellos años, la relación de México con Cuba tenía sentido y servía para muchas cosas, además de mantener abiertos los lazos de comunicación con terceros países. Años después, cuando comenzaron tímidas aperturas, México fue dejado de lado: toda la operación que montó Barack Obama para intentar restablecer relaciones con la isla nunca pasó por México. Con Trump todo eso se canceló y simplemente las relaciones se fueron al mínimo. Con Biden no han mejorado y éste no se ve dispuesto a hacerlo.

La pregunta entonces es qué fue a hacer el presidente López Obrador a Cuba, acompañado por sus dos secretarios de origen militar. La respuesta la tendremos pronto, en gestos, políticas y quizás intercambios de colaboración en esos aspectos. Si fuera así, sería una pésima noticia.

Hoy Cuba no aporta nada a México. Díaz-Canel no llega ni siquiera a la épica de sus antecesores. La revolución cubana vive día con día el retroceso generado por una política anacrónica y que separa el discurso de la realidad, con un Estado burocratizado e incapaz de cubrir las exigencias mínimas de la gente. La gente vive cada vez más angustiada económicamente, con un régimen cada día más cerrado en términos políticos, sociales y económicos, con un gobierno formado por burócratas ajenos al contacto con la gente, y con una sociedad que, por el turismo, por el contacto con el exilio, por las redes sociales, aunque estén restringidas y censuradas, sabe que ése no es su destino manifiesto.

El régimen cubano lleva décadas viviendo de prestado, de Rusia, de Venezuela en su momento, quizás ahora le toque el turno a México de ser su salvavidas… a cambio de nada.

Juegos de poder

La popularidad de AMLO y la batalla por la narrativa

Leo Zuckermann

Excelsior

En México tenemos un problema: no se publican muchas encuestas que evalúen la popularidad del Presidente y su gestión del gobierno. En el sitio oraculus.mx hemos identificado tan sólo 10 publicadas en lo que va del año (seis telefónicas y cuatro de vivienda). Nada para un país del tamaño de México.

En Estados Unidos, tan sólo en lo que va del mes de mayo, se han publicado 14 encuestas sobre la popularidad de Biden.

México no es Estados Unidos, pero tampoco nos merecemos una escasez así de encuestas.

Pues con los pocos datos que disponemos tenemos que concluir que López Obrador sigue siendo un fenómeno en términos de popularidad. Ayer, el periódico Reforma presentó su encuesta nacional de vivienda. El 62% de los mexicanos aprueba la forma como AMLO está haciendo su trabajo como Presidente. El 32% lo desaprueba. Su popularidad se incrementó cuatro puntos porcentuales en los primeros cuatro meses del año.

En el Modelo de encuesta de encuestas (poll of polls) de oraculus.mx agregamos los resultados de Reforma y sale prácticamente lo mismo: 62% de aprobación versus 33% (es lógico: las pocas encuestas que hay, acaban pesando mucho en el resultado).

En términos comparativos, a 41 meses de estar en el cargo, AMLO es el Presidente más popular de los últimos cinco. Lo sigue Zedillo con 59% de aprobación, Calderón con 57%, Fox con 54% y Peña con un abismal 31 por ciento.

Mientras que AMLO sigue siendo popular, la población reprueba la gestión de su gobierno en los dos temas que le interesan más a la gente: inseguridad y economía. Los números de este primer rubro son muy malos. En la encuesta de Reforma, 81% de los mexicanos opina que los feminicidios se han incrementado en los últimos 12 meses, 67% la violencia en el país, 66% la inseguridad y 62% la presencia del crimen organizado.

En la economía, 41% de las personas expresa que la economía del país ha empeorado en los últimos 12 meses y 36% reporta que su situación económica personal ha empeorado en el mismo periodo. 71% de los mexicanos opina que la inflación le ha perjudicado a ellos y sus familias en el último año.

Al Presidente, en cambio, le va muy bien en la evaluación de cómo está tratando los programas sociales, la educación, y, por increíble que parezca, la salud. Agrego dos datos más.

El 55% de la población considera que el Presidente salió favorecido tras la consulta popular de revocación de mandato a pesar de la baja participación. Y el 51% dice que la decisión de los partidos de oposición de rechazar la reforma eléctrica perjudica al país.

Por donde se vea, son buenos números para el Presidente.

Hay que explicar por qué. Lanzo un par de hipótesis.

Primero, abril fue un mes de mucha promoción para el Presidente a propósito de la revocación de mandato. Las ciudades se llenaron de anuncios espectaculares a favor de AMLO.

Mítines, volantes y cuadrillas de Morena hicieron mucha propaganda. Al parecer, funcionó: la popularidad del Presidente subió.

Segundo, el Presidente sigue teniendo una capacidad inigualable de controlar la narrativa de lo que está sucediendo en el país y, hasta ahora, nadie lo ha podido desafiar eficazmente.

Las conferencias matutinas son su principal arma. De ahí sale la narrativa de lo que, según él, está sucediendo en el país.

Tómese el caso de la salud. Los datos del manejo de la pandemia de covid-19, del desabasto de medicinas y del estado que viven los centros públicos de salud son pésimos. Y, sin embargo, el 51% de los mexicanos cree que AMLO está tratando bien el tema de la salud.

¿Cómo explicarlo?

Pues precisamente porque en la narrativa de AMLO lo que hizo su gobierno con la pandemia fue un éxito, el desabasto es un invento o está a punto de resolverse y los servicios están mejorándose de tal suerte que tendremos uno de los mejores sistemas de salud de todo el mundo. El Presidente vende una realidad alternativa y siempre ofrece esperanza. Hay mucha gente que le cree.

Del otro lado es muy poco lo que desafía a la visión presidencial. Algunos periódicos, noticieros radiofónicos y programas de televisión sí reportan lo que está ocurriendo con los datos reales. Encima López Obrador se encarga de descalificarlos desde el púlpito presidencial. Agréguese que la oposición apenas está despertando y carece de una estrategia para contrarrestar la narrativa del mandatario. El resultado es una situación muy asimétrica en la batalla de las narrativas a favor de AMLO.

Astillero

CA: liderazgo; Cuba, (auto) defensa // AMLO: interlocución // Insiste: Unión Americana // EU baja, China sube

Julio Hernández López

La Jornada

Podría decirse que Andrés Manuel López Obrador extendió su proyecto político hacia naciones centroamericanas y recuperó/consolidó un liderazgo regional que le es muy necesario para enfrentar/operar los nuevos términos de política migratoria y comercial que impone Estados Unidos.

La gira por Guatemala, El Salvador, Honduras (como principal apoyo a México en esa zona) y Belice, colocó a nuestro país como exportador de programas sociales y clientelares, repartidor de ayuda (que los adversarios de la llamada 4T impugnan) y, sobre todo, interlocutor e influenciador en cuanto a propósitos acordados o impuestos en Washington.

El viaje a Cuba requiere mención aparte. López Obrador expresó un amplio apoyo a la isla que hoy parece estar en condición más difícil que la usual. No regateó palabras ni definiciones: condenó la perversa estrategia de bloqueo económico a esta nación y esbozó una especie de alternativa renovadora: tengo convicción, la fe de que en Cuba están haciendo las cosas con ese propósito, de que se haga la nueva Revolución en la Revolución. Es la segunda gran enseñanza, la segunda gran lección de Cuba para el mundo, este pueblo volverá a demostrar que la razón es más poderosa que la fuerza (nota de Alonso Urrutia: https://bit.ly/387msVe).

Por encima de la crítica e incluso la histeria que el tema de Cuba genera en ciertos sectores mexicanos, ha de mencionarse que históricamente México ha defendido la Revolución Cubana y con ello también se ha defendido respecto a las pretensiones de aplastamiento gringo de nuestra nación. No es sólo una cuestión de ideología, sino de resistencia, de preservación de espacios mínimos de acción política independiente.

Habrán de verse también las consecuencias de la reiteración presidencial, en Belice y en La Habana, de la convicción de que es necesario avanzar en una integración continental de toda América, en nuestra construcción en el continente de un modelo semejante al de la Comunidad Económica Europea, la instancia que precedió a la Unión Europea, algo parecido para América (https://bit.ly/37pXwYs).

En julio del año pasado, al hablar en el Castillo de Chapultepec ante integrantes de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), el presidente López Obrador había criticado a la Organización de Estados Americanos (OEA) y propuso sustituirla por un organismo verdaderamente autónomo, no lacayo de nadie. En su exposición general, planteó: La propuesta es ni más ni menos que construir algo semejante a la Unión Europea, pero apegado a nuestra historia, a nuestra realidad y a nuestras identidades (https://bit.ly/3Fu5dcA).

Este sábado, en Belice, López Obrador entró más a detalle: Sólo de esa manera, en una América unida, integrada, hermanada, podremos hacer frente a las turbulencias de la economía mundial y, lo más importante, al peligro geopolítico que representa para todo el mundo el declive económico de Estados Unidos frente a otras regiones, en especial de Asia y en particular me refiero al avance económico comercial que puede ser hasta hegemónico de China.

En el contexto del reordenamiento mundial, acelerado por la pandemia causada por variantes del covid, son explicables las preocupaciones y propuestas del presidente mexicano. Sin embargo, vale preguntarse si habría las circunstancias reales, no discursivas o idealizadas que permitieran una integración continental sin que la asimetría respecto a Estados Unidos colocara a este país como cabeza decisoria y beneficiario principal.

México, crucificado por la geopolítica, está obligado a ceder a exigencias del vecino norteño, pero también juega piezas de elusión en un sí, pero no y no, pero sí que vuelve menos avasallantes las negociaciones y acuerdos diseñados en la Casa Blanca.

Y, mientras es de preguntarse si Claudia Sheinbaum solicita tantos permisos laborales para apoyar candidaturas morenistas en ciertas entidades federativas o, en realidad, para apoyar su propia precampaña presidencial,

México SA

América unida, el camino// Perverso bloqueo a Cuba // Condena masiva: tres décadas

Carlos Fernández-Vega

La Jornada

En la mayor de las Antillas el presidente López Obrador concluyó su periplo centroamericano y caribeño, a lo largo del cual subrayó la urgente integración latinoamericana y la acción conjunta por el bien regional. Cuba fue el último punto de su gira, y ahí subrayó: es momento de una nueva convivencia entre todos los países de América, porque el modelo impuesto hace más de dos siglos está agotado, no tiene futuro ni salida, y no beneficia a nadie; hay que hacer a un lado la disyuntiva de integrarnos a Estados Unidos o de oponernos en forma defensiva.

En esa frase el mandatario mexicano resu-mió casi dos siglos y medio de política estaduni-dense expansionista, colonialista, golpista, in-tervencionista, injerencista, dominante e impune que mantiene arrinconados, por medio de la fuerza y del poder económico, a los países latinoamericanos, con sus gobiernos a modo, y a no pocos del resto del mundo. Cerca de 250 años de criminal política exterior siempre cínica y perversamente en nombre de la democracia.

En este contexto López Obrador recalcó: es tiempo de expresar y explorar otra opción, la del diálogo con los gobernantes de Estados Unidos, y convencerlos y persuadirlos de que una nueva relación entre los países de América, de toda, es posible. Nuestra propuesta puede parecer utópica y hasta ingenua, pero debemos abrirnos al diálogo comprometido, franco y buscar la unidad en todo el continente. No veo otra alternativa ante el crecimiento exponencial de la economía de otras regiones del mundo y la decadencia productiva de toda América.

Abordó otro punto nodal en la interrelación de América: “en ese espíritu, no debe descartarse la sustitución de la OEA por un organismo verdaderamente autónomo, no lacayo de nadie, sino mediador a petición y aceptación de las partes en conflicto. Puede parecer un sueño, pero debe considerarse que, sin horizonte de los ideales, no se llega a ningún lado, y en consecuencia, vale la pena intentarlo. Es una gran tarea para buenos diplomáticos y políticos como los que afortunadamente existen en todos los países de nuestro continente. De ahí pasó a recordar una de las acciones más oprobiosas del gobierno estadunidense: el unilateral cuan ilegal bloqueo a Cuba, que ha mantenido a lo largo de seis décadas, aderezado con acciones terroristas, atentados contra los líderes de la Revolución, financiamiento a grupos opositores e intentos de invasión, por decir lo menos. Luce mal el gobierno de Estados Unidos utilizando el bloqueo para impedir el bienestar del pueblo cubano con el propósito de que éste, obligado por la necesidad, tenga que enfrentar a su propio gobierno.

Y de cereza: si esta perversa estrategia lograra el éxito, algo que no parece probable por la dignidad del pueblo cubano, de todas formas convertiría a ese gran agravio en un triunfo pírrico, vil y canallesco, en una mancha de esas que no se borran ni con toda el agua de los océanos. Con todo respeto a la soberanía y la independencia de Cuba, les expongo que seguiré insistiendo para buscar, como primer paso, que Estados Unidos levante el bloqueo a esta nación hermana para iniciar el restablecimiento de las relaciones de cooperación y amistad entre los pueblos de las dos naciones.

López Obrador remató: nunca he apostado, no apuesto ni apostaré al fracaso de la revolución cubana, a su legado de justicia y a sus lecciones de independencia y dignidad. Nunca voy a participar con golpistas que conspiran contra los ideales de igualdad y fraternidad universal. El retroceso es decadencia y desolación, es asunto de poder y no de humanidad. Prefiero seguir manteniendo la esperanza de que la re-volución renazca en la revolución. Que ésta seacapaz de renovarse para seguir el ejemplo de los mártires que lucharon por la libertad, la igualdad, la justicia, la soberanía. En Cuba se están haciendo las cosas con ese fin; es la segunda gran enseñanza, la segunda gran lección de Cu-ba para el mundo. Este pueblo volverá a demostrar que la razón es más poderosa que la fuerza.

Las rebanadas del pastel

Desde 1992, de forma continua, la Organización de Naciones Unidas ha condenado, por arrasadora votación (la más reciente, en junio de 2021, 184 a favor, dos en contra y tres abstenciones), el genocida bloqueo a Cuba, pero más allá del salón de sesiones ningún país ha movido un dedo para actuar en consecuencia; por el contrario, de forma por demás oprobiosa siguen plegados al criminal y pronazi gobierno estadunidense.

Twitter
Visit Us
Follow Me
You Tube
Instagram
Continue Reading
Publicidad
Presiona para comentar

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Publicidad

Lo más Visto

Copyright © 2021 Cauce Campeche. Diseñado por Sin Contexto.