Columnas Escritas
Lo que dicen los columnistas

De traición a traición
Elisur Arteaga Nava
Proceso
AMLO, durante los pocos o muchos años que le queden de vida, recordará el mes de abril de 2022. Sobre todo sus domingos. En todos le fue mal, salvo en el primero. El 10 la ciudadanía le desairó, y de fea manera, su llamada “consulta”; el 17, una minoría de diputados tuvo la osadía de rechazar su reforma eléctrica, a la que no había que quitarle ni una coma. Todo eso no es nada comparado con lo que salió a la luz pública y se supo el domingo 24. Su “amigo” Donald Trump lo echó de cabeza, lo ventaneó de feo modo; en pocas palabras: lo encueró en público. No me gustaría estar en su lugar.
Trump, en Ohio, durante un mitin, reveló que, por conducto del secretario de Relaciones Exteriores de México, ordenó a nuestro presidente de la República desplegar 28 mil soldados mexicanos para impermeabilizar la frontera común e impedir el paso de indocumentados centroamericanos a territorio norteamericano. Agregó que AMLO es “uno los políticos ‘socialistas’ con los que le gusta trabajar”. Nuestro AMLO, el nacionalista, el impoluto, el eterno rebelde, se sometió. “Nunca he visto a nadie doblarse así”, comentó Trump. (Reforma, lunes 25 de abril de 2022, primera plana) ¡Qué vergüenza!
Hasta el día de hoy (26 de abril), no ha habido un solo desmentido, pues no lo es la habitual verborrea que afecta la boca presidencial. No sé si lo habrá. A los mexicanos nos urge una explicación.
Me temo que AMLO, al acatar una orden del jefe de una potencia extranjera, violó la ley. No me atrevo a afirmarlo. Eso sólo lo puede determinar un juez o el Senado en funciones de jurado de sentencia. El artículo 123 del Código Penal Federal, dispone lo siguiente:
“Se impondrá la pena de prisión de cinco a cuarenta años y multa hasta de cincuenta mil pesos al mexicano que cometa traición a la Patria en alguna de las formas siguientes:
“1.- Realice actos contra la independencia, soberanía o integridad de la Nación Mexicana con la finalidad de someterla a persona, grupo o gobierno extranjero…”
Como soy abogado, sé que todo individuo tiene a su favor la presunción de inocencia. Este principio tiene validez universal y permanente, de él se beneficia, incluso, AMLO que, en forma reiterada, ha negado ese derecho a sus adversarios o a quienes se atreven a rechazar una reforma constitucional.
De conformidad con las leyes, puede ser considerado como presunto traidor a la Patria quien realice actos contra la independencia y soberanía de la Nación con la finalidad de someterla al gobierno de los Estados Unidos de América, como, al parecer, sucedió y que ahora lo sabemos por razón de una declaración pública que formuló Trump, quien fue presidente de esa nación. Pero para que alguien sea estimado culpable se requiere que haya una sentencia firme, emitida por una autoridad competente. Mientras eso no suceda, AMLO debe ser considerado inocente. Esto debería saberlo él.
Si bien una afirmación proveniente de Trump, por regla general, debiera ser tomada a la ligera, como muchas otras que hizo durante los cuatro años que duró su presencia en la Casa Blanca, la relacionada con México merece ser examinada con atención. Lo es por cuanto a que tuvo un reflejo en la política militar y migratoria de México.
Al parecer el gobierno de López Obrador, presidente de un país libre y soberano, recibió y acató órdenes de Trump; por virtud de ello, México movilizó elementos del Ejército, la Marina y la Guardia Nacional para sellar la frontera con los Estados Unidos e impedir el flujo de migrantes centroamericanos. Si ello es cierto, estamos ante un hecho muy grave. AMLO no puede seguir siendo presidente de la República. En casos similares, AMLO ya estaría acusando de traición a la patria a los responsables y, además, exigiendo su renuncia y enjuiciamiento.
En materias tan delicadas no conviene precipitarse ni actuar a la ligera. Me limito a insinuar que habrá que considerar cuál es el momento político oportuno para presentar y ratificar una denuncia de hechos ante la Oficialía Mayor de la Cámara de Diputados.
De conformidad con el artículo 108 constitucional, el presidente, durante el desempeño de su encargo, sólo puede ser acusado, entre otros delitos, por traición a la patria, que pudiera ser el caso. Es procedente la denuncia y el inicio del procedimiento acusatorio ante la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión. Los partidos de oposición tienen a AMLO en sus manos. Lo que deben decidir es en qué momento tronarle el cuello. Tendrán que ponderar fríamente cuándo presentar la denuncia, hacerla pública y darle curso con fines netamente políticos.
Habría que ofrecer declaración inicial de AMLO e insistir en que se presente personalmente a rendirla. Aunque se pudiera afirmar que, tratándose del presidente de la República, toda declaración debe ser desahogada en forma escrita, en el caso, por estar de por medio un juicio penal y una autoridad legislativa, en ejercicio de funciones prejurisdiccionales, debe insistirse en que se presente personalmente a declarar antes las subcomisiones, comisiones y el Pleno de la Cámara de Diputados. Así lo dispone la Ley.
De ventilarse el proceso en la Cámara de Diputados, AMLO, a pesar de haber elementos para proceder en su contra, pudiera ser absuelto por un Senado, constituido en Jurado de Sentencia, atendiendo, sobre todo a razones políticas.
Para algunos, la responsabilidad presidencial pudiera ser clara. Políticamente conviene dar curso a la acusación cuando Morena haya designado a su candidato a la Presidencia de la República y se inicie la campaña electoral. Cuando AMLO haya perdido fuerza y el candidato oficial comience a olvidar compromisos políticos. Ese sería el momento político oportuno. El proceso debe seguirse antes de que se realice la elección.
Ese AMLO que se autodesigna “nacionalista” y defensor de la soberanía nacional, va a tener que inventar algo muy grande para superar la encuerada que le dieron y hacer que los mexicanos quiten la vista del lío en que se metió. Por ejemplo: nacionalizar el aire, el sol o, cuando menos, intentar meter a la cárcel a un expresidente de la República. No quisiera estar en su lugar.
Juegos de poder
Educación: lloro de la emoción
Leo Zuckermann
Excelsior
Marx Arriaga me ha convencido. Qué mal estábamos los que pensábamos que había que educar a los niños y jóvenes de México para competir en el mundo. Cómo nos habíamos equivocado. El horror de presionarlos para que luego pudieran tener un buen empleo. Pobres chavos, los deshumanizamos. Los convertimos en máquinas para hacer dinero. Peones de los cochinos capitalistas. Individualistas sin solidaridad social. Por eso hay tantos traidores a la patria en el país.
Qué buena la propuesta del doctor Arriaga de enterrar el modelo “educar para competir”. Lloro de la emoción. Lo que viene está in-cre-í-ble. México será una potencia de gente justa y pía, recta y perfecta, solidaria y fraternal. Nada ni nadie nos detendrá. Seremos un ejemplo para el mundo. Ni Dinamarca tendrá un modelo educativo como el nuestro.
Encuentro en la cuenta de Twitter del encargado de rediseñar el modelo educativo un par de carteles que, según él, hubiera mostrado en la conferencia matutina del Presidente, pero no lo dejaron “por el tamaño de la letra y lo ambiguo de algunos conceptos”. Cómo se atreve Jesús Ramírez a calificarlo así. A mí me quedó clarísimo. Es una belleza lo que el gobierno quiere desterrar y poner en su lugar.
Vemos, primero, las características del sucio modelo de los neoliberales abyectos: “educar para competir”: “Formación orientada al desempeño idóneo mediante la integración del conocer, con el ser y el hacer”. Qué barbaridad, ¿a quién se le habrá ocurrido hacer algo idóneo? “Alumnos responsables de su aprendizaje”. Pobres chavos. “Docente facilitador de la reproducción del sistema neoliberal”. Pues claro, todos los maestros eran unos fanáticos de Von Hayek.
“Analfabetismo funcional”. Los mexicanos como asnos que sólo sabían servir a sus amos. “Aprendizaje para el éxito y meritocracia”. Malditos, pretendían premiar la ambición y los resultados positivos. “Desigualdad e injusticia”. Todos veíamos estos fenómenos con naturalidad; raro que López Obrador haya ganado las elecciones. “Privatización y calidad educativa”. ¿Calidad? ¡Por favor! ¡No puede ser! “Formación de mano de obra barata y calificada”. Mejor era la cara e incompetente. “Tecnocrático”. Uy, eso calienta: la maldición de los expertos; los del Poli deberían cambiar ya su lema. “Formación de pensamiento único”.
A los mexicanos nos enseñaban a ser unos robots sin capacidad, por ejemplo, de reconocer las diferencias entre candidatos y partidos. ¿Será que por eso hubo tantas alternancias políticas en tres décadas? “Individualismo”. La brutalidad que cada uno defienda sus ideas e intereses. “Pruebas estandarizadas”. No sirve de nada medir para saber el tamaño del problema y encontrar mejores soluciones. “Explotación humana y de recursos naturales”. Ya desde el siglo XIX el homónimo de Arriaga advertía de los peligros de dicha explotación y recomendaba la dictadura del proletariado, que tan buenos resultados dio en el siglo XX.
Ya no puedo más. Me duele la panza. ¡Qué basura era lo que teníamos! Pero no se preocupen porque ahora vamos a tener un nuevo modelo: “educar para compartir”. Póngase la canción Viva la gente, de Enrique y Ana, para acompañar las ideas de Arriaga: “Fomento a la lectura crítica”. Podrían comenzar analizando los libros del Presidente. “Conocimiento integrador e interdisciplinario”. Es que no convenía el conocimiento desintegrador y unidisciplinario. “Transitar de la tolerancia a la hospitalidad”. Se me hace un nudo en la garganta y sale mi primera lágrima.
“Sujetos solidarios”. Claro, es lo contrario a los individualistas. “Amor a la Patria”. ¿Cómo podría faltar? Luego por qué se van a vivir a Estados Unidos en búsqueda de mejores oportunidades. “Gobernanza”. Supongo que a diferencia de educar para la anarquía, pero la palabreja suena bien.
“Respeto a la diversidad”. Es que ya de plano había muchos traidores a la patria por pensar diferente, entonces hay que respetar la diversidad, queda claro, ¿verdad? “Alumnos corresponsables de su aprendizaje”. A diferencia de únicos responsables en el modelo anterior, lo cual implica que habrá otros encargados, pero, por favor, no se metan con los maestros ni midan su desempeño porque ellos son retebuenos.
“Escuela: Espacio de transformación social”. Aquí ya me salen ríos de llanto. “Comunidad: participa en proyectos que favorecen sus condiciones”. No puedo más, berreo.
Muchas gracias, camarada Arriaga, por esta nueva revolución educativa. Los niños y jóvenes del futuro se lo agradecerán. No irán al mercado a competir por un puesto porque eso no se los enseñarán en las escuelas. Pero, eso sí, serán a todo dar. ¡Viva la gente! Se me acabaron los Kleenex.
Alertas encendidas en Morena
Max Cortázar
Excelsior
En términos políticos, falta una eternidad para la celebración de las elecciones federales de 2024, pero algo preocupa de más al interior del Movimiento Regeneración Nacional (Morena) que decidieron echar toda la carne al asador en el placeo y promoción de sus aspirantes a contender en la sucesión presidencial.
Si la fortaleza de la maquinaria que hizo posible los treinta millones de votos en 2018 siguiera vigente, si las condiciones de la competencia en el relevo les fueran ventajosas —como aseguran tenerlas, un día sí y el otro también—, no habría necesidad de exponer desde ahora a los aspirantes a un desgaste político que se antoja insalvable. Mucho menos de llevar a las distintas corrientes de ese movimiento a un juego de suma cero entre ellas, donde los principales damnificados del conflicto no serán los precandidatos que resulten perdedores, sino el bienestar de la ciudadanía por la distracción de quienes gestionan asuntos de primer orden desde las distintas instancias de gobierno.
Las alertas se prendieron en Morena porque cada vez les queda más claro que dominar la agenda de medios, como de manera eficiente se ha hecho desde la conferencia de prensa de cada mañana, puede ser una variable relevante mas no suficiente para mantener cohesionados a amplios segmentos del electorado en torno a una agenda política y de partido. Conforme avanza el periodo del gobierno federal, queda patente que esta administración, como cualquier otra desde la pluralización institucional del sistema mexicano, muestra las mismas fronteras estructurales de aprobación popular, así se desee posicionar como una fuerza excepcionalmente implacable.
En este sentido, lo corrobora cuantitativamente el portal especializado Oraculus, cuyo análisis de resultados agregados de encuestas deja ver una aprobación presidencial que pasa de 72% a 58% en lo que va de su cuarto año de gobierno. Muy similar a la que —por ejemplo— tuvieran en el mismo momento de su administración los mandatarios Ernesto Zedillo Ponce de Léon y Felipe Calderón Hinojosa, al variar apenas por un punto porcentual (59% y 57%, respectivamente).
Y resulta entendible que las alertas se encendieran en Morena porque, a la par de este nivel nada excepcional de aprobación, la política pública federal se encuentra reprobada en todos los temas públicos que más preocupan a los mexicanos.
Las encuestas difundidas en medios de comunicación coinciden no sólo en la baja calificación que los electores otorgan a la política económica, a la de seguridad pública e incluso a la del combate a la corrupción; sino manifiestan un estado de ánimo por demás escéptico respecto de una posible mejora a la situación económica, así como de vivir un futuro laboral más alentador. Esto representa un verdadero caldo de cultivo para el voto de castigo si, como afirman lo politólogos, los electores determinan en gran medida su preferencia con base en evaluaciones presentes y prospectivas de su situación económica.
Es por los crecientes riesgos a la continuidad del proyecto político de Morena, más que por sus eventuales fortalezas, que ese movimiento resolvió adelantar la carrera presidencial. Sin embargo, sus aspirantes tienen alta probabilidad de terminar siendo víctimas de las formas de gobierno establecidas por el régimen. Primero, porque cada uno de ellos carece de una agenda propia y, por lo tanto, de logros personales y tangibles que se puedan adjudicar en su proselitismo prematuro. Muy por el contrario, cada vez surgen mayores escándalos y deficiencias de su gestión administrativa, a veces provocados por sus incipientes equipos de trabajo, a veces transparentados por terceras partes con las que interactúan.
Segundo, porque en un contexto social delicado —en el que prevalece malestar por la espiral inflacionaria, la débil recuperación económica y una mayor criminalidad en todo el territorio nacional—; el poco esmero con el que los aspirantes dan seguimiento a los asuntos públicos bajo su responsabilidad, con tal de ir a emitir la arenga a los mítines partidistas, seguramente terminará siendo mal evaluado por los segmentos de votantes que ven impactados los ingresos y la seguridad de sus hogares. Y…
Tercero, la incertidumbre en la fiabilidad del método de selección de candidatura propicia condiciones para una campaña mucho más agresiva ante la necesidad de imponerse en la contienda interna y, en consecuencia, a desarrollar un proceso tendiente a situaciones de conflicto, en el mejor de los casos, o de brazos caídos y ruptura, en el peor de ellos. Así lo ha dejado ver la parcialidad y falta de pericia con la que el dirigente nacional de Morena ha generado costosas rupturas en las elecciones estatales, varias de las cuales se han traducido en derrotas en las urnas. El Movimiento Regeneración Nacional está lejos de tener un día de campo en 2024 y por eso da muestras de tener las alertas encendidas.
Astillero
El mánager Andrés Manuel // Quinteto de tres pícheres // ¿Cambiar de equipo?// Va por México, SC y CX
Julio Hernández López
La Jornada
En la parte final de su discurso en Paraíso, Tabasco, ante trabajadores de las empresas que participan en la construcción de la refinería Dos Bocas, el presidente Andrés Manuel López Obrador convirtió el dominical Día del Trabajo en una alegoría beisbolera futurista.
Mánager indiscutido del equipo llamado Cuarta Transformación (4T), el primer tabasqueño del país presumió el roster disponible (la plantilla de jugadores): Tenemos como cinco pícheres abridores, mujeres y hombres, y como diez cerradores, mujeres y hombres, y todos tiran más de cien millas, pura recta.
No hay duda de la identidad de tres de los pícheres abridores: uno de ellos, Adán Augusto López Hernández, secretario de Gobernación, estaba en el mismo acto en Tabasco, como mandatario real que en los hechos sigue siendo (Carlos Manuel Merino siempre ha sido su suplente); Claudia Sheinbaum, un tanto desubicada ante la aparición vigorosa del citado AA, que pinchó el globo de la apariencia de ser la favorita de Palacio (lo cual no necesariamente es malo para la gobernadora; más le ayuda no estar siempre en la delantera) y Marcelo Ebrard, quien el mismo domingo confirmó su inclusión entre los destapados al ir a hacer campaña a Hidalgo, en el marco de la elección estatal, y a corear con entusiasmo el estribillo que rima honor con Obrador.
¿Quiénes serían, entonces, los otros dos abridores? No pareciera haber buen ánimo en Palacio Nacional para el senador Ricardo Monreal ni para el diputado federal Gerardo Fernández Noroña. Hay quienes extienden la mirada hacia las secretarias de Economía, Tatiana Clouthier, y de Energía, Rocío Nahle. En el rubro de los gobernadores, fuera de la Ciudad de México, no parece haber nadie susceptible de entrar a la plantilla de abridores que tal vez, lo cual en política no tiene por qué ser una aberración, podría terminar siendo un quinteto de tres.
Respecto a los diez cerradores habrá de decirse cuán difícil parece que a los abridores se les canse el brazo y dejen de lanzar rectas y moñas. El riesgo real sería que a alguno de los jugadores estelares (Marcelo, sobre todo, pero también Monreal, aunque éste parezca fuera desde ahora), no le gustara la decisión final del manejador tabasqueño y se pasara de inmediato a otro equipo. Entonces sí se pondría reñido el juego y no necesariamente terminaría en paliza, como el propio Andrés Manuel vaticinó.
En tanto, los partidos integrantes de Va por México (Acción Nacional, Revolucionario Institucional y lo que queda del de la Revolución Democrática) aseguraron ayer en conferencia de prensa que seguirán bajo impulso de la sociedad civil (SC). Hasta ahora, la representación de esa SC ha sido más bien empresarial y personal: Claudio X. González Guajardo ha fungido como ideólogo y cohesionador de los tres partidos cuyos líderes formales y planes rumbo a 2024 parecieran particularmente desorientados sin el apoyo del Señor X.
El tripartidismo empresarial expresó rotundo rechazo a la iniciativa de reforma electoral presentada por el presidente López Obrador y dio un completo apoyo al Instituto Nacional Electoral en su formulación actual. Se anunció que cada partido presentará su propia contrapropuesta de reforma electoral, pero con coincidencia en seis puntos básicos, entre ellos, que haya posibilidad de segunda vuelta en elección presidencial, eliminar la sobrerrepresentación en las cámaras y anular procesos en los que intervenga el crimen organizado.
Destaca la propuesta de realizar elecciones primarias en cada uno de los partidos para postular candidatos presidenciales. Es un resquicio que podría interesar a Ricardo Monreal en caso de que en Morena no avance su eventual postulación. El zacatecano ha propuesto desde tiempo atrás la realización de ese tipo de elecciones primarias, con la vista puesta en su actual partido. Pero, en dado caso…
Y, mientras por cuarta ocasión se ha diferido la audiencia judicial para establecer responsabilidades por la caída de un tramo de la Línea 12 del Metro capitalino, un año atrás.
AMLO, la 4T y la crisis global
Víctor M. Toledo
La Jornada
Como nunca, la sociedad humana es una gran pirámide y ningún país sin excepción logra salir de ella. Esta realidad se encuentra hoy certificada por los datos estadísticos duros que cada año produce el Laboratorio de la Desigualdad Mundial con sede en París, fundado y dirigido por Thomas Piketty, junto con un centenar de académicos de varios países del mundo. Las visiones y los discursos de quienes dirigen los destinos del mundo y de cada uno de sus países, deben confrontarse entonces con esta realidad piramidal. Debemos a David Márquez-Ayala una actualización de la pirámide mexicana ( La Jornada, 5/7/21) que utilizando una metodología del Inegi con cifras de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares, ofrece un panorama con datos de 2018.
Tomando el total de 34.7 millones de hogares existentes en México, ese autor encuentra que la clase alta está representada por 2.5 por ciento, la clase media por 42.4 por ciento y la clase baja por 55 por ciento. En términos de población de un total de 125.2 millones, la clase alta la representan 2.1 millones, la clase media 49 millones y la clase baja 74 millones. Estos tres estratos quedan definidos por el nivel de ingresos, y en la punta de la pirámide quedan ubicadas las ocho familias de magnates cuya riqueza conjunta alcanza ¡131 mil millones de dólares! Esto hace del país una de las sociedades más desiguales del mundo.
Lo primero que salta a la vista es que el imaginario de que el país es una nación polarizada de ricos y pobres queda cuestionado por una gigantesca clase media de 49 millones que es equivalente a la población de España. Son un contingente que gana entre 40 mil y 130 mil pesos mensuales, y cuya orientación política resulta decisiva. ¿Cuáles son las aspiraciones, deseos, percepciones y, en fin, la ideología de este enorme sector? ¿Qué proporción de la clase media votó por AMLO en 2018? ¿Cuántos lo hicieron por Morena en 2021, y cuántos lo harán de nuevo en 2024? ¿La aceptación de 71 por ciento que tiene AMLO según la Morning Consult Political Intelligence (MCPI) procede solamente de la clase baja?
Otra realidad tiene que ver con una parte del estrato bajo que hace que seamos un país especial. México es uno de los polos civilizatorios que aún mantienen culturas tradicionales, herencia de una larga historia y esto da otra dimensión a las cifras de la pirámide. Los datos de la Encuesta Nacional del Inegi de 2015 revelaron la presencia de al menos 26 millones de mexicanos que se reconocen indígenas porque hablan una lengua o porque se describen como tales. Estos son habitantes tanto rurales como urbanos.
Ellos representan casi la mitad del sector económicamente marginado pero, al mismo tiempo, el fragmento social que mantiene un repertorio de valores opuestos a la ideología neoliberal que, cada vez queda más claro, constituyen una reserva espiritual y civilizatoria ante la tremenda crisis de la civilización moderna. Se trata del México profundo como le llamó el antropólogo Guillermo Bonfil, y ahí prevalecen atributos como el bien común, la ayuda mutua, las decisiones colectivas, el mandar obedeciendo y el respeto por la Madre Naturaleza.
Hoy por hoy los cuatro sectores más aguerridos que en el mundo batallan por una civilización diferente son el ambientalista, el feminista, el científico y el indígena. Estos sectores operan como la vanguardia porque visualizan un nuevo mundo ecológico, antipatriarcal, anticapitalista, basado en el pensamiento crítico y en la complejidad, y culturalmente diverso, única manera de remontar la crisis civilizatoria global. Y estos cuatro sectores están presentes y activos en la sociedad mexicana. Concebida como una transformación de dimensión histórica, la 4T tiene sus propias lógicas, ritmos, limitaciones e impactos, pero también siendo de escala nacional forma parte de los procesos globales, y sus dinámicas se encuentran acotadas por los tiempos lentos de la metamorfosis civilizatoria.
Dicho de otra forma, si en la cabeza de su creador la 4T lleva como referentes las tres transformaciones anteriores de la corta historia de México (apenas unos 200 años), otra es la perspectiva de la crisis civilizatoria, de la cual hemos venido hablando desde hace tres décadas (véase Modernidad y ecología, 1992: https://bit.ly/3OQffJr) y que hoy ya se reconoce ampliamente. La crisis nacional es entonces parte de una crisis global y resulta muy conveniente explorar las relaciones y sinergias que se establecen entre ambas. Ello permitiría reconocer las visiones y aportes del ambientalismo, el feminismo, las resistencias indígenas y el papel de los científicos en la realidad de México. Urge que la 4T haga un ajuste a su ideología si es que realmente desea continuar en el poder. Me parece que ello será decisivo.
