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Discurso por Palizada en su 250 aniversario

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Rafael Vega Alí

Pueblo de Palizada, respetables autoridades, distinguidos invitados; agradezco a la presidenta municipal, Maestra Angelita Cámara Damas, su amable invitación para participar en esta Sesión Solemne de Cabildo; espero estar a la altura de la ceremonia que hoy nos congrega para celebrar los 250 años de la fundación de la memoria de
este Pueblo Mágico.
Gracias a la memoria histórica sabemos que cuando los españoles llegaron hace 500 años a la región de la Laguna de Términos, ésta les pareció inhabitable y sin recursos para explotar, entonces, piratas y corsarios la convirtieron en refugio y punto estratégico de hostigamiento a embarcaciones y poblaciones del Golfo. Se internaron
en los alrededores y descubrieron que abundaba el palo de tinte, estableciendo sitios de corte dedicados a su extracción para comercializarlo en Europa.
Enterados los españoles de la riqueza explotada por sus adversarios, los desalojaron después de varios intentos y fundaron en 1717 el Presidio de la Isla del Carmen para custodiar la zona, con un gobernador como autoridad que reconocía al virrey de la Nueva España.

Su jurisdicción abarcaba hasta el río San Pedro y San Pablo que servía de límite con la provincia de Tabasco. Familias leales a la corona española se
asentaron en las riberas del río de la palotada, llamado después Río de la Palizada y sus haciendas fueron conocidas como “Ranchos de la Palizada”. La explotación del palo de tinte fue el motor de la economía de la región durante los siglos XVIII y XIX.

El Archivo General de la Nación resguarda un expediente titulado “Diligencias practicadas por don Pedro Dufau Maldonado, gobernador del presidio del Carmen, de haber formado en su jurisdicción un pueblo nombrado San Joaquín de la Palizada. Año de 1772”. Está clasificado como expediente número 5 del tomo 204 de la Colección Historia. (Pedro Dufau fue Alcalde Mayor de la provincia de Tabasco y en 1771 pasó a ser gobernador del presidio del Carmen) De ese documento extrajimos fragmentos escritos por este personaje para recordar lo que pasó aquí hace 250 años.

Presidio del Carmen. Jueves 12 de marzo de 1772.- Al paso para venir de Tabasco
a posesionarme de este gobierno, pasé por la ribera que llaman de la Palizada y en distancia de doce leguas, vi una porción de vecinos establecidos con sus haciendas, preguntado por mí si tenían fundado pueblo y padre espiritual que les administrarse los santos sacramentos y cabo de justicia que los gobierne, dijeron que sólo lo último
tenían. Pasé al presidio con este sentimiento en el corazón, pues necesitando acudir primero a mi destino principal y evacuar en él mis primeras atenciones, sin perder aquellas de vista, desocupado algo he determinado pasar a dicha Palizada y con arreglo a las reales disposiciones que mandan que no se permita gente dispersa, sino
bajo campanas y domicilio de pueblo, particularmente los indios, y siendo esta
población compuesta de ellos, mulatos y españoles, paso en el día de mañana con un cabo y cuatro hombres de esta guarnición en la canoa de Su Majestad a arreglar dicho pueblo, y con todas las diligencias dar cuenta al Excelentísimo Señor Virrey.

Sábado 14 de marzo de 1772.- (Arribo a la ribera). Ahora que serán como las siete de la mañana del día catorce del corriente, llegué al centro de esta ribera y mandé río abajo y río arriba cayucos citando para el día de mañana a todos los vecinos de esta ribera se hallen en este paraje a la misma hora o pena de un mes de cárcel.
Domingo 15 de marzo de 1772.- (Censo de pobladores). Presentes todos los
vecinos por mí citados los fui empadronando llegando entre amos, criados, mujeres de estos e hijos entre grandes y pequeños hasta 428 almas, a quienes en voz alta les hice saber que no podían subsistir dispersos sin tener pueblo, justicia y padre de almas que los gobierne, y que así eligiesen terreno para formar el pueblo. Que debían
nombrar entre ellos a dos de su mayor satisfacción para que como procuradores del común contestasen conmigo todo cuanto ocurra. Respondieron que ellos querían vivir
con arreglo y gobierno como católicos y buenos vasallos del Rey, que para la
formación del pueblo, daban su poder amplio para que sirvan de sus procuradores, a Cristóbal Ramírez y Tomás de la Cruz, a quienes en presencia de todos se les hizo
saber el cargo de tales procuradores, el que aceptaron, ofreciendo hacer cuanto esté de su parte en beneficio de todos. Les notifiqué que para empezar a delinear el pueblo, habían de concurrir conmigo y se habían de obligar a hacer Iglesia, Casa Real y la del Teniente de Cura, manteniéndolas siempre en pie y servibles. Respondieron que por lo que hace a delinear el pueblo tenían ya destinado un sitio limpio en un
paraje que llaman Tres Bocas de dos ríos y que por lo que hace a las tres casas de oficio, se obligaban a fabricarlas y mantenerlas siempre en pie.”
Lunes 16 de marzo de 1772.- (Delineado de Casas). Acompañado de los dos
procuradores, testigos de mi asistencia y los más de los vecinos, pasé al paraje
propuesto llamado Tres bocas, encontré un plan de tierra propicio para formar el
pueblo por ser loma, libre todo él en las crecientes de los ríos, en el cual tendí la
cuerda y delinie cien casas a cordel, de mecate y medio de ancho y dos de fondo, formando con ellas dos calles; una con el nombre de Real y la otra del Presidio del Carmen, dándoles en dibujo a los procuradores el método de construir por el frente cada casa, para que todas por igual sean hechas para hermosear el pueblo; siendo ya tarde para seguir otras diligencias, se remató con esto el día.
Martes 17 de marzo de 1772.- (Deslinde de ejidos). Debiendo darle al pueblo
delineado quinientas varas por cada viento que sirva a todo el vecindario para pasturar sus animales y atendiendo, que la superficie elegida, por la parte del Este y Sur, la dividen dos ríos; se le debe aumentar en más de mil varas a la parte Norte y Oeste, por ser tierra firme, aunque popal la mayor parte; por lo que para atender esto
debía de mandar pasen dos sujetos de toda inteligencia a medir por estos dos vientos las dos mil varas en cuadro que le pertenecen a cada pueblo. Me instruí que los dos sujetos propuestos para medidores son: Carlos de Orlaineta y Marcelo de la Victoria, de esta vecindad, a quienes nombro para que sirvan de tales medidores. Los hice comparecer ante mí y les tomé juramento por Dios y la Santa Cruz, notificándole que los nombro por medidores de la tierra que debe de servir de ejido para este
pueblo; dijeron que se conformaban y admitían el encargo de tales Medidores y que bajo la gravedad del juramento, ejercerán su oficio bien y legalmente, según y cómo su capacidad y experiencia les ilumine.

Miércoles 18 de marzo de 1772.- (Deslinde de ejidos). Acompañado de los procuradores, medidores y testigos de mi asistencia, empecé a tirar la cuerda desde una planta de cacao de Pablo de Ocaña, por la parte Norte, y se midieron seiscientas varas cuadradas que remataron del Arroyo de la Lagartera, y tirando luego al Oeste
se midieron trescientas setenta y siete varas, restando para las dos mil varas
cuadradas mil veintitrés; me explicaron los procuradores que de la parte de allá del Río Viejo, por el rumbo al Este, había una loma con bastante popal cercada por ese río y el de la Palizada; propia para poner el ganado a pasturar sin que perjudique a las labranzas; pasé a la mencionada loma, la que por su mucho lodo se hizo imposible medir; y a buen ojo dijeron los medidores que de tierra útil podría tener aquel terreno, poco más de las mil veintitrés varas que restaban para completar las dos mil que les había mandado medir, con lo que se concluyó esta diligencia de medidas.
Jueves 19 de marzo de 1772.- (Acuerdos finales). Yo, dicho gobernador, con los
testigos de mi asistencia, vistas las medidas del pueblo delineado y las de tierra que le corresponden para cultivar, no teniendo yo comisión del Señor Juez Privativo de Tierras para su aprobación, ni menos para el establecimiento del pueblo del Señor Virrey, sólo puedo aprobarlo por ahora, recurriendo a la superioridad a solicitarla con estos autos, restando ahora notificar a los procuradores esto mismo y que se
presenten. Qué santo es el que juran por patrono, si pagan el Santo Diezmo, la
primicia al Señor vicario de La Laguna y si pagan los derechos parroquiales a aquel eclesiástico. Si tienen ornamentos, campanas y lo necesario para celebrar el Santo Sacrificio de la Misa. Hice comparecer ante mí a los procuradores y en su presencia les hice saber el auto que antecede, enterados dijeron representarían sobre todos los
puntos que se les manda y los demás que a ellos y su común se les ofrezca.
(Petición de los pobladores). Cristóbal Ramírez y Tomás de la Cruz, procuradores apoderados de los vecinos de la Palizada: Ante su ilustrísima comparecemos y
decimos que por cuanto Vuestra Merced se sirvió notificarnos, pidamos lo que a nuestro Común convenga, elegimos por nuestro Patrono el que siempre ha sido, Señor San Joaquín, y decimos que anualmente pagamos y pagaremos los Santos Diezmos al Colector que los recauda y las primicias al Señor Vicario de la Laguna, a quien siempre hemos pagado los derechos parroquiales, los que tenemos
reconocidos pasan de doscientos pesos, de entierros, casamientos y bautismos, los que consideramos que cada día irán en aumento por ser muchos los que se van avecindando en esta ribera, pidiendo al Excelentísimo Señor Virrey nos dé campañas, ornamentos y vasos sagrados de la Real Capilla del Presidio, de aquellas de desecho para nuestra ermita sostener y que podamos hacerlo con respeto ya que al presente nos hallamos con bastante miserias a causa de haber experimentado cinco años de langosta, y un capellán, que de nuestra parte prometemos con la mayor eficacia pagar todos los dichos emolumentos, diezmos y primicias eclesiásticas.
Viernes 20 de marzo de 1772.- (Consideraciones finales). Yo, dicho gobernador, acompañado de los testigos de mi asistencia, enterado del pedimento de los dos procuradores de este Pueblo de la Palizada, digo, se acumule a los Autos cosiendo el estado citado en fojas primera vuelta, para dar cuenta a la Superioridad del Excelentísimo Señor Virrey; sacándose dos testimonios, uno para quedar en el
Archivo del Gobierno a mi cargo y dar cuenta con el otro al Señor Juez Privativo de

Tierras, para que se sirva aprobar el terreno dado de su Majestad para formar este pueblo y el destinado para las siembras y pasto de su comunidad, y debiéndose restituir a mi destino del Presidio de la Laguna en el día de mañana hágasele saber a los mencionados procuradores de este común para su observancia a lo mandado y que estén atenidos a lo que resuelva la Superioridad.
Esta misma fecha, 20 de marzo, fue la que Dufau asentó en el padrón levantado el domingo 15 y en su encabezado dice: “Nuevo Pueblo Fundado de San Joaquín de la
Palizada Jurisdicción del Carmen. Estado que manifiesta los vecinos que están dispersos con sus casas y haciendas avecindados en la ribera de la Palizada en distancia de doce leguas, quienes se hallan establecidos por más de treinta años sin haber formado pueblo, ni tener sacerdote que los administre e imponga en los
preceptos divinos como buenos católicos; he determinado, Yo, Don Pedro Dufau Maldonado, Capitán de Infantería de los Reales Ejércitos, Gobernador Político y Militar de esta Isla y Presidio del Carmen e Inspector de la tropa de su guarnición, se junte y forme el pueblo para el mejor servicio de Dios y administración de Justicia.”
Al pie del padrón una nota dice: “Yo, dicho gobernador, pasé a la fundación de este pueblo en el nombre del Rey Nuestro Señor que Dios Guarde, y de su virrey el Excelentísimo Señor Fray Don Antonio María Bucareli y Urzúa, lo dispuse en el sitio que llaman tres bocas, que son tres ríos que se forman para desaguar a la mar por un paraje que llaman Boca Chica frente al Presidio del Carmen, entre las barras de Puerto Real y Xicalango, único pueblo que surte al presidio de bastimentos para su
manutención, utilísimo para este fin y para los que transitan por aquellos ríos a la Provincia de Tabasco. San Joaquín de la Palizada, 20 de marzo de 1772.- Pedro Dufau Maldonado.”
Presidio del Carmen. Martes 24 de marzo de 1772.- (Auto del gobernador).
“Excelentísimo Señor: El gobernador de la Laguna, llevado del celo del servicio de Dios y de su Majestad, ha formado las adjuntas diligencias que acreditan haber unido 76 familias, que dispersas vivían en su jurisdicción, en un río que llaman la Palizada
con un Cabo de Justicia que a todos gobernaba; este método ha producido muchos desórdenes y pasé a reducirlos viviesen unidos, formándoles pueblo, con el nombre y vocación de San Joaquín de la Palizada, acreditando a lo último de dichas diligencias en un Estado haber sujetado a Campana 428 almas. Deseo Señor, haber acertado en todo lo producido y espero de Vuestra Excelencia se sirva aprobarlo y
perdonarme las faltas en que haya incurrido por ignorancia.

Ciudad de México lunes 11 de mayo de 1772.- (Recepción del expediente).

El Gobernador de la Laguna del Carmen, da cuenta a Su Excelencia por las adjuntas diligencias, del nuevo pueblo que ha formado en su jurisdicción, de toda clase de vecinos dispersos. (Se turna al Señor Fiscal).
Ciudad de México miércoles 13 de mayo de 1772.- (Dictamen del Señor Fiscal
José Antonio de Areche). Excelentísimo Señor. La fundación del nuevo pueblo, que con el nombre de San Joaquín de la Palizada se ha hecho por don Pedro Dufau Maldonado, gobernador del Presidio del Carmen, está arreglada a lo que previenen las Leyes. Y supuesto que en el último Auto se asienta haberse sacado testimonio, para dar cuenta al Señor Juez Privativo de Tierras, a fin de que se sirva aprobar las que se han adjudicado a esta nueva población, puede su Excelencia hacerlo de su
establecimiento, mandando se libre el correspondiente despacho.
Ciudad de México lunes 18 de mayo de 1772.- (Aprobación del Virrey Bucareli).
Como dice en todo el Señor Fiscal óbrese por el oficio de mi Superior Gobierno a que toca el Despacho que expresa y pásele la orden correspondiente a Don Pedro Dufau,
Gobernador de la Isla del Carmen, para los demás incidentes que cita. Bucareli.
Rúbrica. Firmado en 18 de dicho mes.
Presidio del Carmen 21 de junio de 1772.- (Auto del gobernador Dufau)
Excelentísimo Señor: La aprobación y confirmación de Vuestra Excelencia en el establecimiento del Nuevo Pueblo de San Joaquín de la Palizada, he recibido el Superior Despacho de Vuestra Excelencia con su favorecida de veinte del inmediato mayo, el que he hecho saber a sus Diputados y vecindario, queda archivado en este gobierno, lo que participo a Vuestra Excelencia como me manda. ¿Para qué sirve toda esta historia? Nos informa qué pasó en este lugar hace 250 años, cómo paso y quiénes participaron en ese hecho documentado con el que inició la historia del pueblo de San Joaquín de la Palizada. Los hechos históricos forman la
memoria, de ahí la importancia de los testimonios escritos sobre esos
acontecimientos para no distorsionarlos. Quizá la mayoría de los pueblos, villas y ciudades que se fundaron durante el virreinato tuvieron un expediente con las diligencias practicadas, como este de nuestro pueblo, pero muchos archivos no
sobrevivieron al paso del tiempo. Por eso es satisfactorio que el documento
fundacional de Palizada aún se conserve en el Archivo de la Nación y ahora también en soportes digitales.
Palizada tuvo casi dos siglos de crecimiento y progreso, pero lleva más de medio siglo con carencias. Las historias de las personas y los pueblos tienen vivencias buenas y malas que no hay que olvidar porque ambas son parte de la memoria. El que tiene
memoria sabe quién es, a dónde va, no se pierde en el camino y llega en paz a la cita con su destino. En los habitantes de este pueblo hay memoria histórica y conciencia, pues sus habitantes, con actividades disímbolas como ganaderos, agricultores, campesinos, pescadores, empresarios, comerciantes, carpinteros, profesionistas, maestros, sacerdotes, pastores, amas de casa o locatarios, como mi abuelo chocolatero, han sido siempre una gran familia.
Este día la gente de Palizada plantó un árbol para celebrar sus primeros 250 años de historia, será el “Árbol de la Memoria”. Debemos tomar plena conciencia del mensaje
de esta celebración para tenerlo presente en nuestra memoria histórica, esa que convertida en conciencia nos facilita transitar por la vida, amar nuestro origen y regresar siempre felices al reencuentro con nosotros mismos.
La “Canción de las Simples Cosas” dice que “uno vuelve siempre a los viejos sitios donde amó la vida”, eso nos pasa a las personas que nacimos aquí, pero no vivimos en este hermoso pueblo, siempre volvemos porque aquí abrimos los ojos y amamos por primera vez la vida, volvemos porque aquí están enterradas nuestras raíces, volvemos porque aquí están enterrados nuestros muertos, volvemos porque nuestro
corazón nunca se irá de esta tierra. ¡QUE VIVA PALIZADA!

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