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Layda Sansores no jugaba: se acabó la impunidad en Campeche
Raúl García Araujo
Desde su primer informe de gobierno, Layda Sansores San Román lanzó una advertencia que hoy retumba con fuerza en todo el país: “Se acabaron los saqueadores de Campeche”. No era una frase de ocasión ni un arrebato político. Era un compromiso. Y tres años después, esa promesa se ha traducido en hechos concretos: ponerle un alto a quienes usaron el poder público para enriquecerse, acaparar tierras y burlarse del pueblo campechano.
Esta semana, la mandataria estatal confirmó que no está jugando. La expropiación de terrenos en Lomas del Castillo, una zona de alto valor económico, marca un parteaguas en la historia política de Campeche. Es una decisión valiente, cargada de justicia social, que busca transformar espacios del privilegio en espacios para el futuro.
En lugar de mansiones y canchas de golf, ahí se construirá la Universidad de la Salud “Rosario Castellanos”, la primera en su tipo en el estado, donde cientos de jóvenes podrán formarse en carreras como Medicina, Enfermería o Nutrición.
Layda Sansores explicó con claridad los motivos: “En Campeche nuestros jóvenes están atrapados. En Medicina, por ejemplo, solo hay lugar para 40 estudiantes, y el resto se queda con los sueños truncos. No podemos seguir así”. Así habló, con esa voz firme y directa que la caracteriza, como quien sabe que gobierna con el mandato de transformar, no de simular.
Y es que, pese a los intentos de desinformar y victimizarse, la gobernadora ha sido transparente: el procedimiento de expropiación no tiene dedicatoria, cumple con los requisitos legales y contempla compensaciones justas a los propietarios. “No está con dedicatoria el terreno que se expropió, hay otros terrenos de particulares con quienes no tenemos problemas, y tampoco es gratuito, vamos a compensar a los propietarios”, aclaró en sus redes sociales.
Pero es evidente que el golpe político tiene nombre y apellido. Alejandro “Alito” Moreno Cárdenas, exgobernador de Campeche y actual dirigente nacional del PRI, está en el ojo del huracán. Los terrenos expropiados, según las investigaciones, fueron adquiridos de manera irregular, algunos incluso a nombre de personas cercanas al priista, entre ellas su madre, Yolanda Mercedes Cárdenas, y un presunto prestanombres.
Lejos de recular, la gobernadora Sansores ha actuado con congruencia y respaldo legal. Y lo más importante: no está sola. La presidenta Claudia Sheinbaum Pardo salió al paso para dejar en claro que el combate a la corrupción no se detendrá por intereses personales ni chantajes mediáticos.
“Lo que entiendo es que son propiedades adquiridas con lavado de dinero de la corrupción, y por eso viene este esquema”, afirmó la presidenta en su conferencia matutina, respaldando plenamente la acción de Layda Sansores.
Sheinbaum incluso adelantó que su gobierno prepara reformas a la ley de extinción de dominio, para que los bienes obtenidos mediante actos de corrupción —no solo los ligados al crimen organizado— puedan pasar a propiedad de la nación y destinarse a causas públicas, como escuelas o universidades.
“Si por corrupción, por mal uso del recurso, se compra un inmueble y se demuestra que es con recursos públicos o mal habidos, pues que se entregue a la Secretaría de Educación Pública para hacer escuelas o universidades”, explicó.
Con esas palabras, la presidenta dio un espaldarazo político y moral a la gobernadora de Campeche, quien ha enfrentado una embestida mediática orquestada por el priismo que hoy intenta presentarse como víctima.
Pero la realidad es otra: mientras Layda construye universidades, Alito construyó fortunas. Mientras una apuesta por abrir espacios de oportunidad para los jóvenes, el otro cerró las puertas del futuro con corrupción, favores y simulaciones.
Y como era de esperarse, Moreno reaccionó con estridencia. Anunció denuncias. Pero el intento se desinfló pronto. La presidenta Sheinbaum respondió con serenidad y precisión:
“Yo dije ‘parece que’, porque me preguntaron de las expropiaciones que está haciendo el gobierno de Campeche. Dije ‘parece que adquirió estas propiedades con recursos ilícitos’, entonces así es: parece que adquirió estas propiedades con recursos ilícitos”.
Esa precisión desmonta toda la narrativa de persecución que intenta tejer el dirigente del PRI.
En el fondo, “Alito” se quedó solo. Su partido ya no tiene autoridad moral para defenderlo, los gobernadores priistas prefieren guardar silencio, y hasta sus aliados en la oposición marcan distancia. No hay defensa posible cuando los hechos son tan claros.
Layda Sansores ha dado una muestra de lo que significa gobernar con valor. No con cálculo, sino con principios.
Y Claudia Sheinbaum ha dejado claro que la Cuarta Transformación no protege corruptos, vengan de donde vengan. Por el contrario, impulsa una nueva forma de justicia pública: la que convierte los privilegios en oportunidades, y los excesos en escuelas.
En Campeche se está librando una batalla que va mucho más allá de unos terrenos. Es la lucha entre el viejo régimen de corrupción y la nueva ética pública que promueve la 4T. Y si algo ha quedado claro esta semana, es que Layda Sansores no jugaba. Desde
Desde La Muralla: Salud en tu Barrio: la transformación que toca las puertas de los campechanos
En Campeche, la transformación no solo se predica: se vive.
Mientras otros gobiernos en el pasado presumían cifras sin rostro y programas sin alma, hoy las brigadas de salud tocan las puertas, recorren las calles y llegan directamente a los hogares de quienes más lo necesitan.
El programa “Salud en tu Barrio”, impulsado por la Secretaría de Salud estatal bajo la dirección de Josefa Castillo Avendaño, es uno de los ejemplos más claros de esa nueva forma de gobernar que distingue a la administración de la gobernadora Layda Sansores San Román: un gobierno que escucha, que actúa y que pone el bienestar de las personas por encima de la burocracia.
Esta semana, las brigadas llegaron a la colonia Esperanza, en el municipio de Campeche, donde se ofrecieron servicios gratuitos de salud a los vecinos del lugar y comunidades cercanas. Pero no fue una simple jornada médica. Fue un ejercicio de justicia social, de prevención y de cercanía. En un solo día, decenas de familias fueron atendidas con detecciones de VIH, pruebas de diabetes, presión arterial, y mediciones de peso y talla para la detección temprana de enfermedades cardiometabólicas.
La secretaria Josefa Castillo Avendaño encabezó personalmente esta cobertura, acompañada de encargados y promotores de los diversos programas de salud pública.
Durante la jornada, también se aplicaron vacunas del esquema básico —contra enfermedades como sarampión, rubéola y tosferina—, se brindó orientación en salud mental y prevención de adicciones, y se ofreció información para prevenir accidentes y contagios de dengue. Además, se contó con el servicio del consultorio dental, un área muchas veces olvidada en las comunidades pero fundamental para el bienestar integral.
Estas acciones forman parte de una estrategia más amplia de la Cuarta Transformación, donde la salud no se concibe como un servicio aislado, sino como un eje de bienestar social. La presidenta Claudia Sheinbaum Pardo lo ha dicho con claridad: el acceso a la salud es un derecho que debe llegar a todos los rincones del país. Y en Campeche, Layda Sansores y su equipo lo están haciendo realidad.
Desde El Fuerte: Campeche libra la batalla contra el dengue con prevención y trabajo comunitario
En Campeche, la salud pública no se improvisa: se construye día a día, con constancia, estrategia y compromiso.
Mientras otros gobiernos esperaban a que las enfermedades se convirtieran en crisis, el actual gobierno estatal ha demostrado que la mejor medicina es la prevención.
Así lo ha entendido la Secretaría de Salud, que bajo la guía de la gobernadora Layda Sansores San Román, ha reforzado las acciones permanentes de Control Larvario en todo el territorio campechano.
No se trata solo de una campaña temporal ni de una reacción ante la temporada de lluvias. Es una política pública sostenida, diseñada para proteger a las familias y evitar que el dengue vuelva a convertirse en una amenaza.
La estrategia consiste en visitas casa por casa, donde personal especializado revisa depósitos de agua, elimina criaderos del mosquito transmisor y aplica larvicida en los recipientes que almacenan agua para uso doméstico.
Detrás de cada cifra hay un esfuerzo coordinado, silencioso y heroico de servidores públicos que recorren colonias, comunidades y rancherías bajo el sol, llevando protección y salud a los hogares campechanos.
