Conoce más de nosotros

Columnas Escritas

Baluarte Político

Published

on

Twitter
Visit Us
Follow Me
You Tube
Instagram

Golpear a AMLO y a su familia es la cobardía de la oposición

Raúl García Araujo

En política, como en la vida, hay gestos que definen la altura moral de las personas. Lo que hoy presenciamos contra Andrés Manuel López Obrador y su familia no es crítica legítima, no es periodismo de investigación, es simple y llana cobardía.

El expresidente dejó clara su decisión de retirarse de la vida pública en octubre de 2024, cuando entregó la banda presidencial a Claudia Sheinbaum Pardo. Cumplió su palabra, se retiró a la vida privada y no ha intervenido en las decisiones de gobierno.

Sin embargo, algunos periodistas, opinadores y adversarios políticos se empeñan en seguir golpeándolo a él y, peor aún, a sus hijos. Es el recurso más ruin de la política: atacar a la familia para tratar de debilitar lo que no pudieron vencer en las urnas.

La presidenta Sheinbaum lo dijo con claridad: lo ocurrido con los supuestos amparos en nombre de Andrés y Gonzalo López Beltrán es parte de una campaña política de calumnias.

Nadie sabe quién interpuso realmente esos recursos legales, se usurpó incluso el nombre de un abogado, y lo más sospechoso es que de inmediato la noticia se filtró a medios y redes, con el guión ya listo para repetirse palabra por palabra en las bocas de los comentócratas. Una estrategia burda, sí, pero con un objetivo perverso: desacreditar al movimiento y dañar la imagen de Andrés Manuel López Obrador.

No es la primera vez que ocurre. En mayo de 2023, la gobernadora de Campeche, Layda Sansores, fue contundente al denunciar la saña mediática contra los hijos del entonces presidente.

En plena conferencia mañanera, acusó a los medios de comunicación de “cobardes” y a sus operadores de ser “hombres de mierda” por ensañarse contra una familia que ha demostrado principios y valores.

La mandataria campechana nombró con todas sus letras a los Claudio X. y a los Loret de Mola, expertos en montajes y mentiras, que han hecho del odio un negocio y de la calumnia una profesión. “Contra los hijos nada”, dijo Sansores, recordando lo que debería ser una línea roja ética en cualquier sociedad decente.

Pero la historia de persecución contra López Obrador tiene un largo expediente. Basta recordar el desafuero de 2004, cuando desde el gobierno panista de Vicente Fox, con el respaldo del PRI, se intentó descarrilar su carrera política con un juicio fabricado.

En ese entonces, el propio López Obrador denunció el atropello como un “acto cobarde”. Y vaya ironía: fueron dos legisladores del PAN, Gabriela Cuevas y Jorge Lara, quienes promovieron un amparo para evitar que fuera encarcelado y convertido en mártir. El tabasqueño rechazó ese gesto, porque entendía que la defensa venía de las mismas manos que habían promovido la persecución.

Hoy, los métodos se repiten con otros nombres y otras máscaras. La guerra sucia no descansa, solo se recicla. Si en 2004 lo quisieron encarcelar para sacarlo de la contienda presidencial, hoy buscan fabricar historias y falsedades para ensuciar el nombre de sus hijos, con la esperanza de que así se desgaste el movimiento que sigue encabezando Claudia Sheinbaum.

Pero hay algo que sus adversarios no entienden: López Obrador se retiró de la política activa, pero no se retiró del corazón del pueblo. Atacarlo a él y a su familia, lejos de debilitar a la Cuarta Transformación, fortalece la convicción popular de que el movimiento sigue siendo víctima de las élites que se niegan a perder sus privilegios.

Golpear al que ya no está en la arena no es valentía, es cobardía. Y hacerlo contra sus hijos es la muestra más clara de que no tienen argumentos, ni razones, ni proyecto. La historia pondrá en su lugar a los carroñeros del periodismo y a los políticos del rencor.

Golpear a AMLO y a su familia no es sólo cobarde: es el reconocimiento tácito de que, aún fuera de la arena, sigue siendo más grande que todos sus adversarios juntos.

Desde La Muralla: Salud que llega al hogar: Sheinbaum y Sansores transforman Campeche

En Campeche, la salud dejó de ser una promesa y se convirtió en un derecho palpable gracias a la visión de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo y la gobernadora Layda Sansores San Román.

Con el programa “Salud Casa por Casa”, el Estado rompe con la vieja lógica burocrática: ya no es el pueblo el que debe trasladarse a clínicas saturadas, sino que brigadas médicas van directamente a los hogares, llevando atención preventiva, consultas y medicamentos a quienes más lo necesitan.

Este programa no solo representa un cambio de paradigma, sino un ejemplo vivo de cómo gobernar con sensibilidad y compromiso social puede transformar la vida de miles de familias.

Además, la iniciativa refuerza la idea de que la salud no es un privilegio, sino un derecho que debe garantizarse con hechos y resultados, sin importar la distancia ni la condición de las comunidades.

Pero la acción transformadora en Campeche no se queda en la salud. Los números hablan por sí solos: 301 mil 867 campechanos son beneficiarios de algún Programa para el Bienestar, con una inversión anual de 9 mil 200 millones de pesos.

Mientras los adversarios políticos buscan sembrar dudas con calumnias y campañas mediáticas, la realidad en Campeche demuestra lo contrario: la Cuarta Transformación se vive todos los días, con resultados concretos, en la salud, la educación y la atención a quienes más lo necesitan. Claudia Sheinbaum y Layda Sansores han dejado claro que gobernar no es solo prometer, sino transformar vidas desde la puerta de cada hogar.

Desde El Fuerte: Salud que llega a la escuela: Campeche protege a su juventud

En la escuela primaria “Dr. Jaime Torres Bodet” se llevo al cabo la vacunación contra el Virus del Papiloma Humano (VPH), una medida preventiva que demuestra el compromiso de la Secretaría de Salud del estado, encabezada por Josefa Avendaño, con la protección de la juventud campechana.

Durante la jornada, Avendaño recordó que se aplicaron 17 mil 78 dosis hasta el 19 de diciembre, beneficiando no solo a niñas y niños de quinto grado o de 11 años, sino también a personas con VIH de hasta 49 años.

Esta campaña evidencia que la Secretaría de Salud de Campeche no solo actúa, sino que coordina esfuerzos intersectoriales con la Secretaría de Educación, garantizando que la salud llegue a las aulas, donde los niños y jóvenes comienzan a formar hábitos de cuidado y prevención.

Campeche demuestra que la Cuarta Transformación también se mide en salud, y que cuando el gobierno prioriza a su gente, los resultados son visibles, tangibles y, sobre todo, salvaguardan la vida y el futuro de quienes más lo necesitan.

Twitter
Visit Us
Follow Me
You Tube
Instagram
Continue Reading
Publicidad
Presiona para comentar

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Publicidad

Lo más Visto

Copyright © 2021 Cauce Campeche. Diseñado por Sin Contexto.