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Baluarte Político

Layda, AMLO y Sheinbaum: El Tren Ligero que une tres voluntades y transforma Campeche
Raúl García Araujo
Campeche está escribiendo una página inolvidable en su historia con la conclusión del Tren Ligero, una obra monumental que marca un antes y un después en la movilidad urbana de la capital del estado.
Por primera vez, un proyecto de esta magnitud nace, se construye y se concluye bajo el respaldo de tres figuras clave de la Cuarta Transformación: el expresidente Andrés Manuel López Obrador, la gobernadora Layda Sansores San Román y la actual presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo.
Este proyecto no es un tren cualquiera. Es una visión de país que se aterriza en tierra campechana. Es la manifestación tangible de una lucha de décadas, de una política con rostro humano y de una continuidad institucional que pone al pueblo en el centro.
El Tren Ligero de Campeche es, sí, una gran obra de ingeniería, pero es también un símbolo: el último abrazo de AMLO a esta tierra que tanto quiso, y el primer abrazo de Sheinbaum, con una gobernadora que ha sido el puente vivo entre ambas etapas de la transformación.
Layda Sansores San Román, incansable, comprometida, firme, entendió desde el primer día que su papel era clave. No fue una espectadora: fue gestora, guardiana y constructora del cambio.
Supo utilizar su experiencia, su relación política y personal con López Obrador, y su cercanía con Claudia Sheinbaum, para asegurarse de que esta obra no se detuviera, ni por la transición presidencial, ni por las dificultades técnicas, ni por los cuestionamientos. Layda defendió el proyecto como se defienden los sueños colectivos: con pasión, con coraje y con resultados.
Hoy, el Tren Ligero es una realidad que transformará la movilidad, la economía y la vida urbana de Campeche. Con una inversión superior a los 4 mil 200 millones de pesos, es la obra de infraestructura más ambiciosa en la historia reciente de la capital campechana. Y no solo se terminó: se terminó a tiempo, en apenas 15 meses, venciendo obstáculos, fatiga, altas temperaturas y jornadas interminables.
Bajo el sol ardiente, obreros de Mota-Engil, ingenieros del Ejército Mexicano y cientos de trabajadores campechanos entregaron el alma. Forjaron cada tramo como si supieran que no solo estaban construyendo vías, sino el futuro. Sin discursos, sin reflectores, con manos firmes y silenciosas, hicieron patria.
Este será el primer sistema DRT (Digital Rail Transit) de toda Latinoamérica. Un tren sin conductor a bordo, con tecnología de vanguardia, impulsado por baterías eléctricas recargables por pantógrafos, guiado por sensores magnéticos y con un sistema de seguridad basado en inteligencia artificial. Pero más allá de lo tecnológico, el Tren Ligero será un medio de justicia urbana.
Su trazo de 15.2 kilómetros conecta colonias, barrios, centros de trabajo y destinos clave como el Tren Maya, el aeropuerto y el Centro Histórico. Con sus 14 estaciones accesibles, su diseño contemporáneo y su integración con los nuevos autobuses Ko’ox, el sistema ofrece un esquema de movilidad moderno, incluyente y sostenible.
Más de 6,600 empleos fueron generados. Se rehabilitaron parques, andadores, luminarias, murales y áreas verdes. Se integraron semáforos inteligentes, señalética táctil, fibra óptica, cámaras de vigilancia. Y todo será monitoreado desde un Centro de Control y Mantenimiento de última generación.
El servicio iniciará el 20 de julio en fase gratuita hasta el 1º de agosto. A partir del 2 de agosto, se comenzará a cobrar una tarifa social de 18 pesos por viaje, con descuentos del 50% para personas mayores, estudiantes y personas con movilidad reducida.
Además, como parte de la nueva cultura vial, se está desplegando una campaña de concientización liderada por el Ejército Mexicano, para garantizar que tanto peatones como automovilistas se adapten al nuevo sistema de transporte con seguridad y orden.
Se reconstruyen glorietas, se modernizan 506 paraderos con energía solar, se instalan señaléticas específicas para los Ko’ox, y se transforma el rostro urbano de Campeche.
Esta es una obra que no pertenece a un solo gobierno ni a un solo nombre. Es la muestra de que cuando hay visión, voluntad política y amor por el pueblo, los grandes cambios son posibles.
Layda Sansores honró su palabra. López Obrador dejó su legado. Y Claudia Sheinbaum lo hace crecer.
Este es el nuevo Campeche: uno que avanza sobre rieles de modernidad, sostenido por el trabajo del pueblo y el respaldo de una nación transformada.
Layda Sansores San Román llegó a la gubernatura en 2021 con una idea clara: hacer una revolución de ideas y una transformación real en favor del pueblo de Campeche. Hoy, el Tren Ligero no solo es una obra terminada; es la prueba de que esa visión no era discurso, sino compromiso.
Es también la confirmación de que cuando la política se pone al servicio de la gente, se avanza. Y se avanza en serio. Sobre rieles, sobre voluntad, sobre convicciones profundas. Así se construye el nuevo Campeche.
Desde La Muralla: Campeche cuida de la salud de su pueblo
En la Isla del Carmen, donde el mar se mezcla con el bullicio turístico, la Secretaría de Salud de Campeche ha entendido que no hay mejor escudo que la prevención.
Esta semana, mientras muchos se preparan para la oleada de turistas que inundará hoteles y restaurantes en verano, brigadas del Distrito de Salud para el Bienestar No. 3 salieron a las calles, no con discursos ni folletos, sino con vacunas.
El operativo fue claro: vacunar a quienes estarán cara a cara con miles de visitantes nacionales y extranjeros. Camareros, recepcionistas, cocineros, personal de limpieza, gerentes… todos ellos forman parte del frente invisible que sostiene la imagen turística del estado, pero también son los más expuestos a contagios. La Secretaría de Salud lo entendió así y actuó en consecuencia: antes que esperar un brote, decidió anticiparse a él.
Este esfuerzo, gratuito y también disponible en todas las unidades médicas, es más que una campaña de vacunación. Es una política pública con visión, con sentido social y con compromiso real. En un país donde a veces se llega tarde a los problemas, Campeche optó por adelantarse.
En Carmen, donde la movilidad poblacional es alta, especialmente durante las vacaciones, la prevención no puede ser una opción, tiene que ser una obligación institucional. Y ahí, la Secretaría de Salud está cumpliendo. Con trabajo de campo, con presencia real y con una estrategia que pone a la salud pública por encima de todo.
Desde El Fuerte: La transformación también es sanitaria
Mientras en gran parte del país el sarampión enciende alertas, en Campeche la Secretaría de Salud no se cruza de brazos. Ante un escenario que ya suma más de 3 mil casos a nivel nacional —principalmente en Chihuahua—, la respuesta estatal ha sido inmediata, organizada y contundente: salir a vacunar, antes de que el virus toque con fuerza nuestras puertas.
Bajo la instrucción de redoblar esfuerzos en la campaña de vacunación en la entidad.
Porque lo cierto es que las enfermedades prevenibles —como el sarampión, la difteria y la tos ferina— no distinguen entre fronteras ni ocupaciones. Y si algo dejó en claro la pandemia de COVID-19, es que subestimar una enfermedad puede significar poner en jaque a todo un sistema. Por eso, Campeche no espera.
Con apenas 6 casos confirmados y 36 probables hasta el corte del 1 de julio, Campeche ha optado por una estrategia firme de contención, impulsando una campaña gratuita y permanente en todas las unidades médicas, pero también sacando las brigadas a las calles, los centros de trabajo, las zonas de alta circulación.
Esta acción va más allá del protocolo médico. Es una decisión política clara y firme, que apuesta por la prevención como acto de justicia social. Y ahí es donde se ve reflejado el sello del gobierno que encabeza Layda Sansores San Román: una administración que no solo administra, sino que protege, cuida y anticipa.
