Baluarte Político

Layda Sansores y su legado en la historia de México

Raúl García Araujo

El 2 de junio de 2024 ya es parte de la historia y Campeche es parte de ella con la participación de casi medio millón de ciudadanos que salieron a las urnas para emitir su voto.
Los campechanos inundaron las calles para refrendar su deseo de que la Cuarta Transformación siga gobernando nuestro país y a su estado.
Su voto significa la ratificación hacia la gobernadora Layda Sansores San Román y a su gobierno al conquistar gran parte de la entidad al pintarla de guinda.
El Partido Morena avanzó significativamente en Campeche al conseguir el triunfo en Carmen, Champotón, Tenabo, Escárcega, Candelaria, Calakmul y Seybaplaya.
La capital del estado está en veremos, será impugnada por el gran número de irregularidades, que encabezó Movimiento Ciudadano, como fue la compra masiva de votos, lo cual habla de gente sin principios y sin tener la mínima esencia de un demócrata.
El partido guinda conserva la mayoría en el Congreso local, que le permitirá a la mandataria campechana sacar adelante las reformas legales que requiere el gobierno de todos.
La gobernadora Sansores ocupará un lugar importante en la historia de nuestro país, por formar parte de ese movimiento, que llevó y apoyó abiertamente a quien será la primera Presidenta de México, antes que Estados Unidos, su poderoso vecino.
El 2 de junio pasará a la historia porque la votación mayoritaria que obtuvo la presidenta electa, Claudia Sheinbaum Pardo, le permitirá una mayoría en la Cámara de Diputados (y muy probablemente en el Senado de la República), lo que le posibilitará concretar la tan anhelada reforma al Poder Judicial, que significará, entre otras cosas, elegir a jueces, magistrados y ministros de la Suprema Corte a través del voto popular.
De este hecho histórico, el estado de Campeche, es un actor importante que con la suma de sus votos, consumaron el triunfo del movimiento de la Cuarta Transformación.
Hay que decirlo, el resultado de la elección más grande en la historia de México tiene varias lecturas. La primera de ellas para la propia futura presidenta, quien no debe pecar de soberbia porque la mayoría de esa cascada de votos fue para Andrés Manuel López Obrador, un personaje político irrepetible para los próximos 100 años, como atinadamente lo predijo la gobernadora Sansores.
De ahí, mi segunda lectura, en el sentido de que los mexicanos están volcados a apoyar completamente a su presidente López Obrador, quien también pasará a la historia como uno de los mandatarios más queridos por el pueblo.
Y también porqué el presidente Andrés Manuel López Obrador desde que llegó en 2018 mostró todo su apoyo incondicional para la gente de Campeche que hoy se ve como uno de los estados con mayor desarrollo económico y con sus magnas obras como el Tren Maya.
Volviendo al terreno de las lecturas de la elección del pasado 2 de junio, hay una que no debe ser soslayada y ésta es la de la oposición, para quien la elección del 2 de junio debe ser muy aleccionadora. Y debiera ser porque la aplanadora que le pasó encima no es cosa menor.
Su estrategia de inundar de mentiras, ataques y salpicar estiércol a sus adversarios, al presidente López Obrador y a su familia, como sugirió el publicista Carlos Alazraki, no rindió los frutos deseados. Lo único que hizo fue sepultarlos en el basurero de la historia.
Lo debe ser también la pésima elección de su candidata presidencial: Xóchitl Gálvez nunca conectó con la población.
Para los pobres fue una figura sobre actuada, falsa, que no les inspiró confianza y ahí están los resultados, consiguió apenas 16 millones de votos.
Para los ricos, los fifís y los remedos de fifís, entre los que se encuentran los panistas, era un monigote que antes que proyectar una imagen atractiva, les producía risa.
Esa falta de conexión de Xóchitl Gálvez y la falta de resultados, hizo que los partidos y algunos mecenas ya no se emplearan a fondo en toda la campaña y dirigieran sus baterías hacia otros objetivos, ya muy desesperados.
La oposición moralmente derrotada hizo uso de todos los medios posibles para volcar el voto a su favor: medios de comunicación, redes sociales, los mensajes de voz en voz, y el último recurso que fue la de hacer toda clase de promociones posibles el día de la elección, si se presentaba el dedo entintado.
Lo cierto es que sí lograron movilizar a parte de esa masa amorfa y apática a las urnas, lo que se pudo evidenciar en las primeras horas de las votaciones.
La sorpresa fue que sí votó, y mucho, sólo que no fue por ellos, por los partidos de oposición, sino que lo hizo por Morena, y justo ahí debe estar la diferencia entre los 30 millones de votos obtenidos por el presidente Andrés Manuel López Obrador y los 36 millones que de la presidenta electa, Claudia Sheinbaum Pardo.
En suma en esta fiesta democrática el estado de Campeche y la gobernadora Sansores son elementos importantes en la construcción de un México mejor para su gente en manos de sus máximos líderes que uno despachará en Palacio Nacional hasta el primero de octubre y de ahí lo sustituirá una mujer con una inteligencia tal que le permitirá llevar al país a un futuro extraordinario.

Desde La Muralla: La gobernadora Sansores les hizo la advertencia en su momento y no la escucharon y se cumplió al pie de la letra, el dirigente nacional del PRI, Alejandro Moreno Cárdenas, alias Alito, logró lo que parecía casi imposible sepultar al todopoderoso tricolor.
Alito Moreno convirtió al PRI en un instituto político de vergüenza, ya que lo único que consiguió al llegar a dirigirlo es perder elección tras elección.

Desde El Fuerte: El presidente Andrés Manuel López Obrador no deja de visitar Campeche, estado al que ama tanto, como a la gobernadora Sansores y a su gente.
Ese cariño es recíproco, ya que el mayor número de campechanos que salieron a votar el 2 de junio, lo hicieron por Morena como una muestra de agradecimiento al mandatario Andrés Manuel López Obrador y a la gobernadora Layda Sansores que les ha dado tanto.